Con la muerte de 7 turistas españoles en Yemen los agoreros sienten el placer del que vaticina lo predicho: No si ya te lo decia yo.
Donde se pongan Benidorm y Gandía que se quiten todos esos turismos exóticos de países bárbaros. Como en España en ningún sitio.
Me ha gustado la respuesta de una de las heridas al macabro periodista de “El Mundo”:
No he vuelto a nacer. Soy una persona con mucha suerte, he estado en más de una situación límite y no he muerto.
No todos eran guirazos en bermudas y con la litrona bien cerquita. Algunos eran viajeros experimentados que sabían a lo que iban. Me ha sorprendido los comentarios de algunos de esos defensores del turismo patrio: “¿Habéis visto al sitio al que iban? ¡Es precioso!”.
Pues claro, en el planeta Tierra no quedan sitios especiales accesibles, plenamente seguros y que no estén masificados. Y poca gente va a destinos peligrosos por el propio peligro en sí, ese peligro tiene que estar compensado con algún atractivo.
En mi perpetuo papel de abogado del diablo, recordar a los españoles que nuestro país no es ni mucho menos uno de los más seguros del mundo. Los que vivimos en Madrid nos enfrentamos a una de las ciudades con mayor riesgo de atentado de todo el mundo, muy por detrás de Bagdad y Mosul pero a buen seguro en el top ten mundial de peligrosidad.
El periódico publicaba un siniestro mapa del mundo indicando los destinos a los que no hay que ir. Por peligro de terrorismo, de guerras, de enfermedades.
Lo que no dice ese mapa es que España también estaría señalado (si no fuera porque el título dice “países extranjeros con peligro”). Veamos que nos cuentan en el Foreign Office Británico: