(Artículo largo) Estuve en Estados Unidos casi un mes, me encantó el país y me quedé con ganas de más. Pero en todo ese tiempo no conocí más que a otros turistas que viajaban conmigo. No hice nada que se pareciera a un amigo (ni amigo bajo la definición de Facebook) que fuera estadounidense.
La constante se repite en muchos de mis viajes. Salvo esporádicas conversaciones con gente del país, principalmente guías de viajes, no se llega a conocer a nadie de allí.
Si me pides que elija entre ver el Golden Gate o conocer a un pardillo que vive en San Francisco y trabaja para Google, me quedo con el Golden Gate. Siempre preferiría ver el país a la gente del país, porque al final, las personas son todas diferentes pero bastante iguales. Pero tomar un café con ese empleado de Google, hubiera resultado interesante.
España, potencia mundial del turismo, se convierte en un destino muy visitado por extranjeros con intenciones más allá del turismo. Su buena fama, experiencias positivas de vacaciones, lleva a que la gente decida jubilarse y quedarse a vivir, o que sea uno de los destinos más deseados por los estudiantes de Erasmus.
La mayoría de esas personas volverán a sus países con una gran alegría y un montón de experiencias que recordar. Algunos sin embargo se quedarán con la sensación de que algo se les ha escapado entre los dedos, y ha sido la dificultad para conseguir conectar con la gente del país. Una belga que estudie Erasmus en España posiblemente se vuelva con una nueva mejor amiga austríaca, o un par de amigos especiales, también belgas. Las circunstancias personales alejan a esos extranjeros de conocer a personas del país, en la mayoría de los casos porque los locales pasan de ellos.
Con esta aburrida pero necesaria presentación, se puede ahora mencionar qué es el Couchsurfing sin que quede tan de manifiesto que es algo para imbéciles. Se trata de una red de personas que ofrecen un lugar en su casa a otras, a priori totalmente desconocidas, de forma desinteresada. La idea es un intercambio: un ruso se aloja en casa de una española que se alojará en casa de un griego que se alojará en casa de un chino que se alojará en casa de un ruso.
En lugar de cerrar inverosímiles intercambios (cambio apartamento en primera linea de playa en Barcelona en pleno agosto por antro en un pueblo de interior de Rumanía, donde no hay ni autobuses) se deja abierta la reciprocidad. En la mayoría de los casos se establecerá una relación desigual: muchos viajarán gratis siempre, otros tantos alojarán gratis y no viajarán casi nunca.
En España nos gusta ganar con todo tipo de tratos, así que la idea de alojar a alguien y luego no viajar, por lo menos en la misma medida, nos parece una locura. Hay que entender que España tiene una industria que da la risa, pero nuestro turismo es de primer nivel y reconocido por todo el mundo. Siempre habrá más gente que quiera visitar España que casi cualquier otro país. Irás a Turquía o Polonia una vez en tu vida. Un polaco puede acabar visitando España tres o cuatro veces. Así que si vives en alguna zona turística española, siempre “saldrás perdiendo” en los intercambios.
¿Y si voy a salir perdiendo, para qué hacer Couchsurfing? Una vez aceptas la idea de que más gente puede pasar por tu casa que tú por la de ellos tienes que plantearte qué puede tener de bueno alojar a dos afganos en tu casa. En la mayoría de los casos, nada. La idea romántica de la hospitalidad aleatoria se suele mencionar mucho entre la gente que hace Couchsurfing, pero en mi página me gusta ser lo más pragmático y realista posible. El mundo no funciona así y todos lo sabemos.
Cuando te apuntas a Couchsurfing tienes que dar un montón de información personal, que incluso debes rellenar con datos reales, como tu nombre y dirección física auténtica. La idea es que si alguien que se alojó en tu casa aparece muerto a los pocos días, puedas figurar entre los principales sospechosos. Eso da alguna seguridad a los usuarios del sistema, viajeros inocentes a los que acechan todo tipo de emboscadas.
El sistema de Couchsurfing, compartición de alojamiento de forma gratuita, está basado en un sistema de valoraciones como Ebay, Tripadvisor o Amazon. Alojas o te alojan y luego debes rellenar una opinión sobre esa otra persona. He de reconocer que la idea de dar valoraciones de seres humanos me cautivó desde el principio, pues no existe en ninguna otra parte. Todo hijo de vecino ha escrito su opinión sobre el iphone 5, pero a mi lo que me apetece es dar una valoración de un egipcio de 26 años que estuvo en mi casa hace dos semanas.
Teóricamente el sistema se refiere a valorar la experiencia dentro de la casa de la otra persona, pero está claro que no vas a dar una buena opinión de alguien que vive en uno de los edificios de la Plaza Mayor de Madrid, con bañera de hidromasaje y jacuzzi si luego encontraste que tenía una caja llena de muestras de sangre oculta en el aire acondicionado. Juzgarás siempre a la persona que te alojó, la forma en que te trató y lo que pillaste de su personalidad.
Como todo sistema basado en opiniones, la posibilidad de tener una mala experiencia cuando alojas o te aloja una persona con muchas y buenas opiniones, es insignificante. Los que vivimos de Internet sabemos que los sistemas de votos son manipulables, pero al mismo tiempo muy fiables. No se da una valoración a nivel de estrellas, sino que se rellena un texto explicando todo lo que sucedió, con enlaces al perfil de la persona que lo escribió. Muchas valoraciones recibidas de usuarios que han escrito otras valoraciones son casi imposibles que sean falsas.
Los usuarios del sistema muy antiguos y activos pueden llegar a tener más de 100 valoraciones, todas positivas. No deberías fiarte de ellos más que de tu hermano, pero probablemente sí más que de tu mujer. La mayoría de la gente tiene serias dudas a la hora de realizar algo así, no seré yo el que trate de convenceros de que hagáis Couchsurfing, me limitaré a contaros cómo funciona sin palabrería New Age.
Al ser un sistema basado en opiniones, necesitas algunas para tener opciones de que la gente confíe en ti. Para tus amigos será chocante explicarles que estás dispuesto a alojar a personas desconocidas en tu casa, sin cobrarles nada, pero que esas personas desconfían de ti y acaban eligiendo un hostal. Tus amigos te conocen y saben que tienes un pisazo y que eres “buena gente”. Pero esa turista canadiense entra en pánico al pensar que hay un 1% de probabilidad de que seas un pervertido sexual.
Si lo que quieres es viajar gratis, sin tener ninguna valoración, tus opciones son nulas. Sólo podrán salvarte dos cosas: un buen par de tetas, o una descripción de tu perfil que sea prácticamente idéntica al tipo de persona que podría alojarte. Es decir, si eres un tatuador profesional que vive en Plasencia y pretendes viajar a México DF y justo hay un anfitrión que es un fanático de los tatuajes, tus opciones son buenas con él.
¿Cómo funciona?
Una vez has rellenado tu perfil contando todo sobre ti y has subido tus mejores fotografías, puedes empezar a usar el sistema. Si quieres viajar a México DF hay un buscador de ciudades donde podrás indicar tus preferencias y el sistema te mostrará un listado de posibles anfitriones, ordenados por criterios de popularidad y disponibilidad. Puedes ver sus perfiles, valorar la probabilidad de que hayan estado en prisión y enviarles un mensaje personal, lo más personalizado posible, explicándoles por qué quieres visitar su ciudad y por qué precisamente los has elegido a ellos.
Hola: Mi nombre es Santiago del Valle y tengo 45 años. Me considero una persona muy sana a la que le gusta hacer deportes de aventura, tatuarse todo el cuerpo y hablar de filosofía sin haber leído jamás un libro. Mi intención es ir a México DF del 4 del julio al 7 de julio. ¿Podría quedarme en tu casa? He visto en tu perfil que te gusta la taxidermia, lo que me ha parecido un punto diferenciador importante. Veo que eres buena gente, aparte de tener dos hijas pequeñas muy simpáticas.
La realidad es que, como en los sistemas de relaciones en Internet, uno escribe mensajes genéricos para hacerlos llegar a la máxima gente posible.
Hola: Mi nombre es Santiago del Valle y tengo 45 años. Me considero una persona muy sana a la que le gusta hacer deportes de aventura, tatuarse todo el cuerpo y hablar de filosofía sin haber leído jamás un libro. Mi intención es ir a México DF del 4 del julio al 7 de julio. ¿Podría quedarme en tu casa? He visto que eres buena gente y pareces saber mucho de México DF, tenemos muchas cosas en común.
No basta con enviar una solicitud y esperar a que te respondan. En la mayoría de los casos, nadie te dirá nada. Otros responderán pasados muchos días. Y la mayoría te dirá que no. La principal razón para que te digan que no es que tienes pinta de no ser trigo limpio. Otras muchas razones importantes para que te rechacen:
- Has escrito a un perfil muy popular que tiene otras diez personas entre las que elegir.
- Ese perfil ya eligió a otros que estarán en las fechas en que tú solicitaste.
- Esa persona no aloja a nadie los sábados, porque es el día en que monta un circo sexual en casa con su pareja.
- Tuvo malas experiencias con gente de Plasencia y ha decidido no alojar a nadie de allí.
- Tuvo a alguien de Plasencia en su casa hace dos semanas, le apetece conocer a alguien diferente.
- Nunca ha alojado a nadie de Plasencia. Y tampoco tiene intención de hacerlo.
- Sois un grupo enorme de personas. Hay mucha gente que viaja sola, pero también parejas y grupos grandes. He llegado a ver peticiones de grupos de seis personas. ¿Quién alojaría a seis desconocidos a la vez? Aún en el hipotético caso de que quisieras, ¿Quién tiene espacio para seis personas en su casa?
No obstante si envías tu petición a un montón de personas, acabarás recibiendo alguna respuesta positiva. También hay un sistema de propuestas abiertas, que es menos efectivo pero puede llegar a más personas. Escribes tus planes de viaje, las fechas y cuánta gente viaja y esperas recibir propuestas por parte de anfitriones. Esto, sin embargo, tiene el defecto de que no sabes si alguien estará leyendo tu propuesta. Igual todo el mundo la ha leído y a todos les pareciste escoria humana. O casi nadie la ha leído. No es como el sistema directo, en que escribiste a obama_blanco de México DF y él recibió un email con tu propuesta de visita.
Digamos que de una forma o de otra, recibiste una aceptación por parte del otro usuario. ¡Enhorabuena! Ya estás participando en el sistema. Ahora tendrás que ponerte de acuerdo con tu anfitrión para ver cómo llegas a su casa. A muchos les molesta que no puedas llegar a un hotel antes de las 12:00, pero si usas Couchsurfing, la situación es mucho más dura. A lo mejor tu anfitrión trabaja de camarero en una discoteca y sale de casa a las 20:00. Si tu vuelo llega a las 20:00 te encuentras con que tienes que desplazarte a la discoteca y esperar a que termine su turno para ir con él. O dejar en consigna tu equipaje y dar tumbos por la desconocida ciudad hasta que la otra persona esté disponible. Obviamente ese caso es extremo, y siempre se llega a algún tipo de acuerdo con molestias mínimas para ambas partes. Pero no hay que obviar los problemas de horarios entre personas que trabajan y vuelos poco flexibles, muy raramente te recogerán en el aeropuerto o la estación.
Otra casuística problemática es el medio de contacto. Los viajeros que llegan a la ciudad de destino tienen un teléfono extranjero y ningún acceso a internet. Si hay algún tipo de problema, puede ser complicado comunicarlo. Tenías pensado recogerle en el aeropuerto pero resulta que tienes el coche en el taller. Le mandas un whatsup que el otro no lee porque está ya en el aeropuerto de salida. Y tú asumes que ha leído tu mensaje y por eso lo esperas en casa mientras tanto.
Un riesgo que no hay que dejar de mencionar son las cancelaciones de última hora. Puedes decidir alojar a esa simpática pareja de Ecuador, pero si dos días antes de que lleguen decides que en vez de tener a dos desconocidos en tu casa durante el fin de semana, prefieres irte a una matanza en el pueblo de tus padres, puedes dejar colgados a los ecuatorianos. Y este es uno de los aspectos más brutales de un sistema basado en el altruismo: no tienes ningún tipo de garantías. Según la Constitución Española, tienes derecho a ir a una matanza siempre que quieras, pero ahora ellos tienen que encontrar alojamiento en tu ciudad, dos días antes de llegar. En el mejor de los casos, encontrarán algo caro en un hotel. En muchos otros, se quedarán colgados y pendientes de un milagro que no ocurrirá. Las cancelaciones son frecuentes. Ten siempre un plan B a mano.
Ahora llegas a casa de ese desconocido, que normalmente te ofrece su sofá (de ahí el nombre de Couch-Surfing). Es un sofá donde hace pocos días ha dormido un sueco. Puede que incluso hace pocas horas. No esperes sábanas de algodón egipcio. Tal vez, ni almohada. Las condiciones higiénicas dependerán principalmente de ti.
Hasta ahora todo han sido penurias, sufrimiento y la sensación de estar a merced de desconocidos. Pero es entonces cuando llega la parte fascinante del Couchsurfing. Podrías estar en un céntrico hotel en vez de este deprimente apartamento del extrarradio. Pero estás hablando con una persona que vive en la ciudad y que te explica que el Museo de Robots, a pesar de su fama, es caro y no gusta tanto, que es mejor ir al Museo de Música. Que hay un sitio nada turístico debajo de casa donde puedes desayunar muy barato y muy bien. Que te llevará a tomar cervezas con sus amigos en la despedida de uno de sus colegas que se va a Soto del Real. Que te organizará los horarios para que puedas ver más en menos tiempo. Que te mencionará un sitio que hay en la ciudad de al lado que no conocías y es imprescindible.
Por encima de todo eso, a la gente que viaja, la idea de conocer a alguien de la ciudad, le suele gustar mucho, pues se hacen la idea de que son viajeros y no turistas. Está científicamente demostrado que por encima de todo lo que las personas más gratamente recuerdan son las experiencias. Con el paso del tiempo, los museos que he visitado en mi vida se han ido difuminando en mi memoria. Mucho de lo que permanece son algunas experiencias negativas o que no salieron como esperaba, y sitios inesperados: el tren que perdí en Berlín, el hotel que encontré a última hora de la noche en Oslo, mi visita a una librería en Nueva York. Para muchos de los viajeros que hagan Couchsurfing la experiencia más interesante de su viaje puede ser una cena que hicisteis en común, una visita improvisada a un lugar que no estaba en los planes. Lo más inesperado es lo más recordado.
Al terminar la experiencia con uno de los visitantes, se establece una especie de relación fuerte que dura horas. Tienes un nuevo buen amigo que, pasado pocos días, se desvanecerá de tu vida. Olvidarás su nombre y se quedará en “el ruso que era mecánico”. Nunca lo visitarás en Rusia ni le llamarás por su cumpleaños.
Entre la gente que realiza este tipo de prácticas de viaje, se suele mencionar mucho “El espíritu de Couchsurfing”. Parece que hay una idea de fondo ante la que todos se deben adaptar. El espíritu, según tengo entendido, es que tu alojas a otros desinteresadamente para hacer un mundo mejor y compartir culturas y experiencias. Afortunadamente, el mundo está lleno de muchos más matices.
Por encima de todo, Couchsurfing es una forma de viajar de bajo coste extremo. Gran parte de la gente que usa este sistema considera como plan B, si se quedan sin alojamiento o nadie les acepta, el dormir en la playa. Muchos se desplazan mediante autostop o blablacar (que es otro servicio muy interesante). Es fascinante que alguien pueda recorrer un país completo sin gastar apenas 100 euros.
Personalmente no me gustan este tipo de personas, simplemente por mi forma de vida aburguesada. Recibir a alguien que puede estar desaseado, por haber dormido en la playa de otra ciudad, con más hambre que Carpanta y menos dinero que el que se está bañando, apunta a experiencias que he querido dejar atrás. Si les enseñas la ciudad, no te puedes tomar una cerveza en el bar de moda porque no puede pagársela. No hablo ya de comer en un sitio aceptable. Comerá bocadillos de pan con mantequilla que hayan preparado en tu casa. Le llevarás a un museo estupendo al que no entrará porque no es gratis.
Hay gente que viene de países más pobres y para los que ese sistema es la única forma que tienen de conocer tu país. Hay que entender que su presupuesto sea modesto, a veces sonrojante. Lo que no me gustan son aquellos que ahorran por ahorrar, pues viven una experiencia que roza lo patético.
Otro tipo de usuario habitual de este sistema es el viajero en serie. Hay gente que viaja durante varios meses por todo el mundo. Se recorren decenas de países, a lo mejor en un viaje especial para el que acaban de dejar su trabajo. Son personas con una historia detrás interesante, pero para las que tu ciudad será la nº3 en el país nº7. Tendrás una sensación de que no puedes aportar nada a ese viajero, que llega agotado mentalmente.
Un volumen considerable de personas tiene un perfil muy hippie. Ves historias personales que suenan muy bien cuando eres muy joven, pero para los que no lo somos tanto, suenan a huida hacia delante. Estudiantes que terminan en la Universidad, empiezan un trabajo y se dan cuenta de que trabajar no es agradable. A los pocos años deciden volver a la vida estudiantil, llena de ventajas. Viajar, conocer el mundo, tal vez encontrar un trabajo sirviendo copas en un chiringuito junto a la playa, aprender surf, componer canciones por la noche, escribir una novela. La mayoría se quedarán en la parte donde se fuman porros y uno se levanta tan tarde como quiere. Soy alumno de Séneca, la vida es dura y no me gusta nada la gente que evita enfrentarse a los problemas cotidianos.
¿Qué sentido tiene alojar a alguien en tu casa? Hay tantos motivos posibles como personas. El principal que os daré, es que no te ocurrirá nada malo. No te robarán, no usarán el roll-on de tu desodorante, no abrirán la botella de Oporto que guardas para dentro de 20 años. Lo peor que puede pasar es que te dejen pelos en la ducha, mal olor en el baño por la mañana, algo más de desorden. El sistema de valoraciones es una cobertura muy buena, simplemente evita perfiles recién creados, sin foto, sin valoraciones. En un sistema con varios millones de usuarios, hay casos claros de personas con perfil criminal, tanto visitantes como anfitriones. Es de sentido común evitarlos.
Algunos motivos para aceptar alojar a desconocidos en tu casa:
Posibilidad de conocer a una persona de un país muy extraño. Todos conocemos a argentinos, ingleses e italianos. Pero ¿Con cuántos uzbekos o butaneses has coincidido en tu vida? La posibilidad de conocer a alguien de un país realmente exótico, sin pagar un céntimo y sin tener que desplazarte a su desolada ciudad es muy atractiva.
Posibilidad de conocer a una persona interesante. Puedes alojar a estudiantes de todo tipo de carreras, en algunos casos personas que están a un nivel cultural muy superior al tuyo. A mi me gustan las personas que suponen un desafío y que sacan lo mejor de mi mismo para intentar estar a su altura.
Hay gente que está en un momento mágico de sus vidas. Cuando has pasado cierta barrera de edad las únicas sorpresas posibles son fallecimientos, embarazos indeseados, despidos y la lejana jubilación. Conocer a alguien que está a punto de empezar a trabajar, que tiene una ilusión que has perdido, o al que hace su primer viaje al extranjero, que acaba de conocer a su novia, viven momentos que trasmiten una energía contagiosa. Para mi una responsabilidad que me encanta es que la primera impresión que tenga una persona de España sea la que se haga de mi. Me fascinan las manipulaciones de la realidad. Imagina lo que pensaría de las mexicanas alguien que tuviera la inmensa fortuna de ser alojado por Salma Hayek.
Ayudar a otros. A mi nunca me ha gustado la idea de dar dinero para pobres de África, apadrinar niños en otro continente. He salido del pozo gracias a subsidios y ayudas del gobierno y me considero en deuda perpetua con el mundo. Eso sí, me gusta ayudar a gente que creo que se lo merece y a mi manera. Mucha gente que viaja con poco dinero merece disfrutar su estancia muy por encima de sus expectativas.
Aprender idiomas. Es ridículo pagar clases de idiomas con un profesor de alemán cuando puedes secuestrar a una pareja que hablarán contigo totalmente gratis. Puedes practicar con autríacos, suizos, alemanes del norte y del sur, del este y el oeste. No es sólo una forma de ahorro, sino de perfeccionamiento. Si practicas algún idioma marginal, como el chino o el danés, puede ser la única forma que tengas de progresar.
Y si todo es tan perfecto, ¿A que estoy esperando para viajar con Couchsurfing?
El sistema tiene un espíritu, pero la realidad tiene personas particulares con intereses y expectativas. Por cada loco que está dispuesto a alojar desconocidos, hay diez desconocidos en busca de su loco. Si pretendes viajar con este método lo vas a tener muy complicado, sobre todo si no dispones de referencias. El espíritu habla de igualdad de oportunidades, democracia y ayuda desinteresada. La realidad es que toda persona que acoge a otra, dispone de, aparte de la opción universal de rechazar al visitante, una elección de posibles huéspedes. Y aunque todo el mundo sea políticamente muy correcto, la realidad es que todos tenemos preferencias a la hora de elegir, y eso mediatiza las opciones de muchas personas.
A mi me inspiran mucha confianza personas de determinados países: Dinamarca, Japón, Noruega, Corea del Sur, Canadá. Hay países que me desagradan a priori: Israel, Pakistán, Francia, Nigeria. No tengo que pedir disculpas a nadie por tener preferencias sesgadas. Me inspira más confianza la gente entre 23 y 30 años que en otros rangos de edad. Mucha más las mujeres que los hombres. Las parejas de novios que los “solo” amigos de distinto sexo. Creo que nunca alojaré a una pareja de lesbianas y no tengo nada contra ellas. Omnívoros sobre vegetarianos. A la hora de aceptar a una persona en tu casa tienes que ser exigente al máximo y si eres honesto contigo mismo reconocerás los filtros más elementales.
Así, hay grupos sociales que lo tienen realmente complicado a la hora de encontrar un alojamiento gratuito. Quizás los peores, en España, sean los hombres asiáticos. A las mujeres no les atraen ni su físico ni su cultura (que nadie conoce). Los árabes pueden tener cierta aceptación superior a la que encontrarían en otros países, pero siempre lo van a tener difícil. Muchas personas que se han dedicado a alojar a decenas de desconocidos se enfrenta a la dura realidad de que, a pesar de sus extraordinarias valoraciones, nadie les acepta cuando deciden “aprovechar” el sistema y ser ellos los viajeros. Este jarro de agua fría les hace replantearse su participación en el futuro, y la vigencia del “espíritu de Couchsurfing”.
Personalmente creo que uno debe alojar sólo si lo ve como algo positivo en sí mismo. Hacerlo en espera del quid pro quo es un error, pues lo normal es que no funcione tan bien como esperabas. Couchsurfing is for women. (es para mujeres).
Algo tan obvio como que todo el mundo, hombres y mujeres, prefiere alojar a mujeres, es un tema casi tabú pues rompe la idea hippie de alojar a un desconocido sin ningún tipo de interés. Además conecta con el otro gran tabú: Couchsurfing is for sex (es para sexo).
Piensa por un instante el siguiente escenario: recibes casi simultáneamente dos propuestas. De un lado una pareja de chicos de 25 años, provenientes de Detroit y con el aspecto típico de una persona media de Detroit. Por otro recibes a dos chicas de 25 años, de Ucrania, con el aspecto típico de una ucraniana de 25 años que aún no se ha casado (y dejado de ir). De acuerdo al espíritu de Couchsurfing deberías acoger a la primera de esas dos peticiones que has recibido, o lanzar una moneda y elegir al azar. De acuerdo al mundo real, eliges Ucrania. Y si luego alguna de las dos chicas es parecida a las fotografías que has visto, puedes tratarla como a una invitada más, pero una parte de tu cerebro, que no es ni mucho menos la menos importante, está ya trabajando para intentar que tengas sexo internacional.
Así, se establece un círculo nada vicioso, pero natural: hay más viajeros que gente dispuesta a acogerlos: se eligen a los mejores potenciales viajeros: se elige a mujeres sobre hombres: rubias sobre morenas: modelos sobre estudiantes de informática: te gustaría acostarte con ellas.
Obviamente al decir todo esto demuestro ser un pervertido y no compartir el espíritu de Couchsurfing. La realidad es que todavía me siento mal porque una vez rechacé acoger a una modelo polaca, que venía con una amiga, y que incluía entre sus aficiones “Pin-up“.
El sexo es un “problema” que siempre estará en el aire cuando decidas acoger o viajar a casa de una persona totalmente desconocida, salvo que tengas problemas con ello y decidas alojar o visitar sólo a personas de tu mismo sexo. Muchos de los que bombardean con la nefasta idea del espíritu son mujeres que sólo quieren viajar gratis por todo el mundo sin ningún tipo de problemas. El gran problema de Couchsurfing no es el sexo, sino que los hombres pueden viajar en condiciones muy inferiores a las mujeres. Partiendo de esta inevitable desigualdad, se llega a otra menos importante: mucha gente busca encuentros sexuales en Couchsurfing.
Creo que este problema no es tan grave. El sentido común dice que una mujer atractiva (y algunas que no lo son) va a gustar a muchos hombres, y que si se queda en casa con un hombre desconocido, una propuesta sexual no es nada rara. Puede parecer que este es el argumento de “la culpa es de ellas que visten como putas”, pero no es más que lo obvio: si eres atractiva, viajas sola y no quieres recibir propuestas sexuales más o menos explícitas, evita alojarte en casa de hombres. Esos hombres pueden ser unos cerdos, pero no juegues con tu vida, evita los riesgos.
Así, el argumento de que una chica guapa debería poder viajar sin ningún tipo de preocupación, es absurdo. En Couchsurfing hay más de tres millones de usuarios, luego hay varias docenas de asesinos y violadores registrados. El problema ante la idea de “el espíritu” es que hay un sesgo natural y muchas personas no pueden usarlo por ser hombres (lo peor), muy mayores (la media de edad de los usuarios rondará los 22 años) o de países con una mala imagen internacional. Muchos recibirán menos ofertas de las esperadas, y muchas recibirán más de las que les conviene. El mundo siempre será así, adáptate a él.
Lo que me enganchó a Couchsurfing fue la idea antes citada de poder valorar a personas, del mismo modo que a un libro u electrodoméstico. Las valoraciones, sin embargo, parecen escritas con un fondo de música de Enya. Todos han sido excelentes anfitriones que han mostrado la vida local de primera mano, personas muy generosas y extrovertidas, que se han convertido en grandes amigos para siempre. La mayoría de la gente las completa con frases tomadas de anuncios de compresas, sin personalizar o facilitar la vida a futuros viajeros. Muchas de esas edulcoradas valoraciones ocultan una violenta situación de rechazo de propuestas abiertas de prácticas sexuales. Y en otros casos, de relaciones aceptadas con gusto por ambas partes. Es delirante definir a alguien por que te enseñó a cocinar paella, cuando la cosa que siempre recordarás no es lo que comiste, sino lo que te comieron.
El sistema de votaciones es tan importante, que todo el mundo mata por evitar una mala opinión. Casi nadie tiene opiniones negativas, ni una sola, y aquellos que las tienen causan mucho recelo. Esto no es Ebay, mejor tener 10 valoraciones positivas, que 99 positivas y una negativa. Como ya indicaba, no basta con valorar a la persona, sino que hay que escribir un texto. En las escasas valoraciones negativas que podrás leer, se dejan entrever situaciones muy violentas. El suavizante disimula la realidad, pero no la oculta del todo.
Un problema enorme de Couchsurfing es que las valoraciones son poco honestas. Hay tanto miedo a un voto negativo, que mucha gente prefiere no votar, o incluso hacerlo en positivo, por miedo a que el causante de una situación incómoda se vengue con otro voto negativo. Esto se podrá mejorar en el futuro con valoraciones a aspectos diferenciados de un visitante o anfitrión. Cinco estrellas a todo menos en seguridad, que sólo tiene cuatro, puede ser una historia no escrita de sutil acoso sexual. Aparte de este problema, hay gente que vive donde Cristo perdió el mechero. Ir a casa de un anfitrión en Madrid y descubrir que Arganda del Rey tiene metro, pero no está cerca del Palacio Real, es una sorpresa desagradable que también ocurre con frecuencia. O que esa persona es muy buena gente pero tiene la casa infectada de hormigas.
Así, siendo tan importante las valoraciones, es triste ver cómo mucha gente que se ha alojado gratis ni tan siquiera se preocupa de dar una valoración positiva después de haber estado muchos días en casa de otro. Normalmente es dejadez y la dificultad de expresar una opinión en un lenguaje políticamente correcto al que no estamos acostumbrados. Los ves sentarse ante el teclado y pensar “y ahora que digo de este”. Otro motivo para no tener valoraciones es que la persona que viajó por tu casa esté en ruta de un largo viaje. Pasados varios días, ya de vuelta en casa, ni se acuerda de ti y por supuesto no va a perder ni un minuto de su tiempo en comentar la experiencia que ya no podrá repetir hasta el año que viene. Sorprende la poca visión de mucha gente, que no se preocupa de valorar hasta que plantea su siguiente viaje y se da cuenta de que votar a otros bien es incluso bueno para su perfil. Y ahí se ponen a comentar, pasados varios meses de la experiencia.
Y si las valoraciones son todas parecidas, las descripciones de los perfiles no suelen serlo menos. Algunas expresiones imprescindibles para definirte son:
Easy going.
Uncompromised.
Open minded.
Outgoing.
Like meeting new people.
Like traveling.
Outdoors.
Love party.
Entre los viajeros de Couchsurfing hay mucha desorganización y una peligrosa inocencia. Muchos se equivocan en las fechas de viaje y acaban llegando antes o después de lo previsto. Viajan con autostop y aparecen en horarios totalmente impredecibles. Los que llegan a tu ciudad tras visitar otras lo hacen a veces desorientados, con planes cambiantes a los que te cuesta adaptarte si tienes un horario y una vida normales.
Al estar esa persona en tu casa, se rige bajo tus normas, ya sean estas que no se puede fumar o que tienen que estar en casa sólo cuando tú lo estés. Recibirás a personas que te trasmitirán confianza desde el primer momento y a otras que se la tendrán que ganar. En función de ello puedes decidir dejarles una llave de tu casa o no hacerlo. Tú eliges. Si no se comportan como esperas, puedes llegar a echarlos de la casa. Los estudiantes que viajan suelen ser buenos amigos del alcohol barato y las noches de fiesta. Si acogiste a dos polacos de 20 años no te extrañe que lleguen a las 2 de la mañana bastante perjudicados. Controla esas situaciones antes de que ocurran.
Mis mejores experiencias, hasta la fecha, han sido con asiáticos. Tienen unos valores que en occidente hemos olvidado. Eso sí, algunos viven en países comunistas, luego están equivocados en todo lo que opinen y son peores personas. No diría que he tenido suerte con la gente que he alojado, sino que he seguido un buen criterio a la hora de elegir a quien aceptar y a quién no. He ido exageradamente sobre seguro hasta el punto de rechazar a la pin-up girl.
Cuando todas las propuestas de alojamiento han sido rechazadas, un remedio desesperado es escribir un artículo en el foro de la ciudad solicitando un alojamiento de última hora. Muchas propuestas son de personas que acaban de llegar, no tienen nada reservado ni mucho dinero para dormir. Es entonces cuando aparecen los peligrosos depredadores, ocultos entre contados buenos samaritanos. Aceptar la propuesta de ese marroquí que vive en Granada, sin foto, con el perfil recién creado, es mejor que nada. Hay chicas de menos de 20 años que viajan a otro país, sin conocer el idioma, solas y se van a la casa de cualquiera que decida aceptarlas. Lamentablemente eso no puede acabar bien siempre.
Así, si ofreces alojamiento a alguien y se lleva una excelente experiencia, en parte alimentas que se confíe y crea que todo el mundo es así de bueno, que nada malo puede ocurrir. Normalmente será así, pero si viajas, ten siempre cuidado.
Uno de los riesgos menos mencionados por parte del viajero es que la persona que te acoja sea aburrida. Algunos de los que alojan lo hacen para practicar idiomas. Tienen un inglés macarrónico que necesitan mantener vivo y qué mejor forma que esta. Pero cuando la comunicación es mala, las situaciones son siempre algo incómodas. Otras personas son fanáticas de algo (zumbadas del reiki, frikis que sólo hablan de Juego de Tronos) y que no saben mantener una conversación fuera de su mini mundo. He oído muchas más historias de huéspedes aburridos que de depredadores sexuales.
Como anfitrión puedes encontrarte a gente que no encaje para nada con tu forma de vida. También ha personas maleducadas, paradójicamente, cuánto más “avanzado” sea el país de origen, peores formas puedes encontrarte. La gente del primer mundo espera ser tratada bien por la del segundo. En la cabeza de cada uno está el ubicar ese primer y segundo mundos.
Cuando se aloja a más de una persona, y esto es lo ideal pues viajar solo es de perdedores, se suele saber mucho sobre aquella que está registrada en la página, pues es la que tiene fotos e indica sus intereses y objetivos. Pero la mitad de los pelos que encuentres en la ducha pueden ser de su acompañante, así que es importante que te informes también sobre él. Normalmente “el otro” es el eslabón más débil de la cadena. En los matrimonios, se registra la chica y se menciona que viene con su marido. Si vienen dos amigas, la que está registrada siempre es la más guapa de las dos. Puede ocurrir que uno de los dos sea un seguidor de la idea y el otro sea un seguidor de la idea de gastar poco. Pregunta mucho por esa otra persona, porque será la que pueda definir si la experiencia es positiva o no.
Finalmente, un riesgo que se suele pasar por alto es que cuando acoges a alguien así, no dejas de estar aceptando a quien juega con fuego. La ucraniana de 20 años que mide 1.75 y viaja sola pasa por tu casa, pero luego va haciendo autostop a Toledo, y desde ahí a Plasencia (también por autostop) alojándose en casas de desconocidos. Si algo le sucede en su viaje, la investigación policial empezará en tu casa.
Otro punto a resaltar es el aspecto descarnado derivado de la gente que simplemente busca un sitio barato donde dormir. En algunos casos puedes llegar a tener la sensación de que la otra persona ve tu casa como un hostal. Un fugaz buenos días por la mañana y adiós al marcharse pueden ser todas las conversaciones que tengas con tu huésped. Te han usado, como cuando una ucraniana de 20 años decide tener sexo contigo. Si no quieres hacer el pardillo viendo como otros se aprovechan de tu candidez y espíritu Couchsurfing, es momento de que empieces a verlo como una versión offline del Mechanical Turk de Amazon.
Una pareja de China de visita por Zaragoza. ¡Bienvenidos! Ahora bien, ya que os quedáis en mi casa, os pido un favor a cambio:
Que me cocinéis el pato pequinés (el pato lo traéis en el equipaje de mano).
Me cambiéis todas las siliconas del cuarto de baño.
Me planchéis todas las camisas.
Me traduzcáis el blog al chino.
Normalmente los buenos invitados dan algún tipo de souvenir, o hacen una comida típica. Si percibes a quien quiere viajar gratis, tienes todo el derecho del mundo a pedir algo razonable a cambio (o a rechazar a ese viajero sin más).
Incluso, dado el elevado porcentaje de gente que viaja sin un duro, puedes usar el foro de la ciudad para conseguir mano de obra barata. Es decir, que te cambien las siliconas del baño por poco dinero, en lugar de tener que alojar a esa persona. Para alguien que quiere realizar un viaje por España por 100 euros, es una situación win-win.
Porque aunque haya millones de registrados en la página, la inmensa mayoría ni aloja ni se aloja en casa de desconocidos. Muchos viajan siguiendo medios tradicionales pero usan el foro de la ciudad como una excelente forma de enterarse de lo que está pasando en la ciudad. Planes de salida, quedadas, compartir coche con otros. También hay gente que no tiene la opción de alojar, porque vive en casa de sus padres o entiende los riesgos pero no tiene problemas en hacer de guía turístico y enseñar la ciudad a una pareja de eslovacos. O tomarse una copa con un grupo de ingleses que acaba de llegar a la ciudad y está tan perdido como tú. Para el viajero solitario, surgen opciones de conectar con otros en la misma situación.
Un último consejo: cómo elegir al viajero perfecto. Obviamente si sois nuevos en la página, casi nadie querrá alojarse con vosotros, pero el viajero que disfrutaréis más alojando tiene muchas de las siguientes características: Es una mujer. Nunca antes ha estado en tu país. Es de un país más pobre que el tuyo. No ha estado en decenas de países. No va a quedarse ni una noche ni más de tres.
¿Y el peor viajero? Suele ser una persona que conoce la ciudad casi mejor que tú pero se ha quedado colgada. Por ejemplo, alguien que fue au-pair hace un año en tu ciudad y ahora no tiene donde alojarse porque sus amigos son estudiantes. Se queda en tu casa, pero no ves a esa persona ni en pintura. Se lo está intentando montar con un medio rollo que conoció cuando vino hace meses. En el mejor de los casos, no se plantea llevarlo a tu casa para culminar la faena, pero igual pasa que no aparece en toda la noche y vuelve por la mañana. No eres su padre, pero algo sí que puede llegar a preocuparte la situación. Nunca alojes a nadie que ya haya estado en tu ciudad.
En resumen, espero haber dado una visión realista de lo que es Couchsurfing, lo que puedes esperar y lo que no. Si tienes algo que aportar, no dejes de comentar.