Deporte para leer

Algunos artículos que me han gustado y que he leído en los últimos meses:

Michael Jordan has not left the building. Sobre el 50 cumpleaños de la mayor figura de la historia del baloncesto.
El artículo no tiene gran valor, salvo para los aficionados al baloncesto – o lo que como yo, alguna vez lo fueron.

Resulta curioso aprender que Jordan todavía mantiene un enorme fantasma mental: pensar si podría seguir jugando al baloncesto con su actual edad. Físicamente no está capacitado, pero puntualmente es capaz de desbordar a un jugador profesional. Comenta el hermano de Jordan que está enchufado en los Charlotte Bobcats, equipo de la NBA que gobierna Michael Jordan.

Escucho jaleo en la pista. Miro por la ventana de la oficina y veo a mi hermano Michael ganando a uno de los mejores jugadores de los Bobcats en un mano a mano. Al día siguiente, Michael no pudo ir a la oficina. Se quedó en los vestuarios, recibiendo tratamiento de rehabilitación.

A Michael Jordan le molesta que se pueda llegar a pensar que jugadores actuales son casi tan buenos como él lo fuera en su tiempo. Es la misma comparativa que sufre Pelé respecto de Messi, pero aún más exagerada.

Para Jordan, sólo hay cuatro jugadores que serían casi tan buenos como él:
LeBron James, Kobe Bryant, Tim Duncan y Dirk Nowitzki.

My Life With Lance Armstrong. Cómo era vivir con Lance, por uno de sus más estrechos colaboradores durante muchos años.

Aparte de echar más leña a la hoguera, este relato narra alguna perla de la que casi nadie se preocupa ya. Por lo visto para Armstrong era bastante habitual – y se presume que para el resto de ciclistas – el cobrar dinero negro por participar en vueltas de un día, a lo largo y ancho de todo Europa, sobre todo en España. Eran tantos billetes, que esconderlos para llevarlos de vuelta a Estados Unidos suponía todo un problema logístico.

Marathon Man. Sobre la caída en desgracia de un deportista semi aficionado, ganador de la categoría de maratones para mayores de cuarenta años. El típico héroe de segunda fila, también descubierto en una espiral de trampas y engaños que tiene muchos paralelismos con la de Lance Armstrong. Por lo visto encontró un agujero tecnológico en el sistema empleado para detectar la evolución de los corredores de maraton – y evitar trampas. Gracias a él consiguió muchos premios menores antes los que nadie se preocupa tanto. Hasta que empiezan a sospechar.

Paddled. Curiosa historia de un buen jugador de ping-pong que, al irse a vivir a China, pasa a convertirse en un jugador mediocre dada la diferencia de nivel en el país chino. Su interés por mejorar en una de las mejores escuelas de ping-pong del mundo, rodeado de niños pequeños.

Clear Eyes, Full Plates, Can’t Puke. Sobre las bizarras competiciones de comer lo máximo posible en un tiempo limitado.

Desenfadado artículo que detalla el gran secreto de estas locuras competitivas. El peor momento es cuando toca ir al baño después de uno de esos atracones. Cuando llega la llamada de la naturaleza uno tiene que correr, y el destrozo está garantizado. Es por eso que para estos competidores el vuelo de vuelta a casa es un momento muy delicado. Los que se lo pueden permitir, gestionan bien los tiempos de vuelta para evitar situaciones dramáticas en un avión.

Entrevista a Tim Cook

El nuevo presidente de Apple, Tim Cook, es un excelente profesional nada mediático. Hace bien su trabajo, y por lo tanto tiene una vida bastante aburrida. No es tan excéntrico como su predecesor, motivo por el cual algunos lo tachan de falto de talento.

Una larga entrevista bastante interesante, estos son los párrafos que he resaltado:

Podrías poner todos los productos que fabricamos sobre esta mesa. Si lo piensas, es que hay cuatro tipos de iPods, dos iPhones diferentes. Tenemos luego dos iPads y unos pocos Macs. Eso es todo.

El ochenta por ciento de nuestros ingresos proviene de productos que no existían hace dos meses. ¿Hay alguna otra compañía que pueda hacer eso?

Queremos escuchar las ideas que vengan de nuestros 80.000 empleados, no de cuatro o cinco. Un grupo mucho más pequeño tiene que decidir, puntualizar y llevar a cabo los progresos, pero las ideas las tomas de cualquiera. Quieres que la gente explore.

¿Has usado el Surface o el Galaxy? [Las tabletas de Microsoft y Samsumg respectivamente] Sí, claro. Con ambas, y alguna que otra más. Lo que veo, desde mi punto de vista, es que algunas de estas son confusas, tienes diferentes sistemas operativos con interfaces también diferentes. Ellos se alejan de la simplicidad. Pero nosotros pensamos que todo ese desorden tiene que ser eliminado.

Si entras en nuestra página, estamos publicando las horas que trabaja casi un millón de empleados a lo largo de nuestra cadena de suministros. Nadie hace nada parecido.

Puede que el aspecto más infravalorado de Steve Jobs era que tenía el coraje de cambiar de ideas. Y eso, es un talento.

Apología de la telebasura

Vaya si existe la depresión post-boda!!!!!!!!!!
Me casé hace 3 meses y pico y todo salió muy bien.

Sin embargo, ahora siento como si llevara casada mil años, añorando el ajetreo de los preparativos del que antes me quejaba!!

Dediqué tanto esfuerzo trabajo a la boda que me siento vacía e inútil.

Ya no soy esa persona radiante que sale en las preciosas fotos del álbum … porque la verdad, no me reconozco. No tengo ese brillo en los ojos. Mi marido tampoco lo tiene.

Creo que en la boda, estás en el piso mil y de repente, te pegas una leche bestial. Ya no eres la princesa por un día de la que todo el mundo está pendiente. Ya no tienes nada que organizar. No tienes metas!!

Un tema recurrente sobre el que escribir es el futuro de la televisión, y su competición con Internet. Gente que vive de Internet, que no de la televisión, suele argumentar que es un medio poco menos que acabado y que necesita reinventarse. Como suele ocurrir en estos casos, igual que con la música, nadie da recetas de éxito, en todo caso se apuntan algunos ejemplos de excepciones que se sugieren como posibles guías, ni tan siquiera como abiertas sugerencias.

Se suele decir que la gente está dejando de ver televisión, usando el ejemplo propio de las costumbres de ver series subtituladas descargadas de Internet. Al mismo tiempo se intenta sugerir que la solución está en que ofrezcan más de estos contenidos que vemos por Internet. Y de paso que dejen de ofrecer telebasura, que pongan más documentales, más Punset, más cultura, más cine coreano.

A mi la verdad es que siempre me ha interesado saber cuál es la realidad, no convencer de que es la mía. Pero reflexionando sobre mis costumbres con la televisión, la verdad es que ni me planteo esperar a que sean las 23:00 horas de un martes para empezar a ver el programa de Punset. Tenga o no publicidad. Pero es más, si veo un documental no lo sigo ni un segundo, hago zapping de inmediato. Y si veo una serie americana, con o sin subtítulos, normalmente no le presto atención (salvo a las comedias) porque sé que forma parte de una trama de la que no vas a entender nada si no has visto los episodios anteriores. Imaginad empezar a ver Lost a mitad de la tercera temporada. Puedes tener un ataque epiléptico esa misma tarde.

Creo que lo que ocurre es que hay una serie de contenidos que ya son carne de Internet, y otros, carne de televisión. Antes no había esa primera mitad del pastel, pero eso no quiere decir que ya todo sean contenidos interneteros. En España al menos, no hay nada que hacer para atrapar ese trozo de mercado de vuelta a la televisión. Si una serie norteamericana adictiva está traducida en 72 horas por un equipo de esmerados dobladores, o en 48 horas subtitulada profesionalmente, mucha gente va a preferir siempre el contenido que está en apenas 4 horas desde la emisión americana. Y además lo van a preferir porque lo pueden ver cuando quieran, y siempre gratis.

Las audiencias, que se antojan millonarias, para series descargadas de Internet, luego no tienen el mismo éxito si se emiten por televisión.

Con los documentales a mi lo que me sucede es que me parece ridículo ponerse a ver las costumbres sexuales de la marsopa, o una teoría que reconstruye la vida en Atapuerca, justo después de apretarme un platazo de cocido. Pero no es sólo por el cocido, o por la hora. Es que gracias a Internet me he convertido en un consumidor exigente que selecciona lo que ve. No me interesa Atapuerca, aunque sea más interesante – a priori – que lo que diga Belén Esteban. Si tengo ganas de ver un documental, veré uno de un tema que me interese en este momento, como por ejemplo la historia de Rusia. O sobre permacultura. O sobre deportistas que hicieron trampas para ganar la Maratón olímpica. Porque sé que existen, es sólo cuestión de buscar un poco en Internet. O me dejaré seducir por los brutales y costosísimos documentales premiados de la BBC. Pero la verdad, ponerme a ver a Félix Rodríguez de la Fuente o Jacques Cousteau no me apetece nada de nada.

Hay un público que se escapa, que normalmente veía poca televisión y que ahora ve cosas que antes no veía. Pero que nunca usará la televisión. Como todos esos muertos de hambre que nunca irán a un concierto pero que tienen los 40 principales siempre puestos en el coche. No hay que pelear por ese público, no interesa.

Pero entonces, ¿Qué debería hacer la televisión? ¿Emitir las 24 horas del día los documentales premiados de la BBC? Pues no, seguramente debería hacer lo que está haciendo, lo que les atrae anunciantes, lo que les hace pagar nóminas, a veces muy abultadas. Emitir lo que la gente real, la mayoría de los que ven la televisión, ve.

Pero si en televisión sólo echan basura…Bueno, la televisión entretiene, da compañía. Un aspecto llamativo de la llamada telebasura es esa sensación de proximidad, que no la dan contenidos más elevados. Opinar de la vida, bastante mejorable, de otras personas, te hace sentir bien. Estás de acuerdo con hacer leña de ese árbol caído. Hay una sintonía que sin embargo no consigue Punset cuando lo oyes hablar simultáneamente en español e inglés. Que tu opinión sobre lo que estás viendo tenga algún valor, te hace sentir bien. Oír la reseña del nuevo libro de un escritor premiado significa oír y callar. Opinar sobre el posado veraniego de Ana Obregón tiene mucho sentido. Es más, a veces lo que tú piensas es más interesante, no importa si eres ama de casa, parado o pensionista, que lo que piense la misma protagonista de la noticia.

La telebasura tiene una conexión y alguna forma de interacción superior a poder comentar en Twitter lo que estás viendo. Así, telebasura son los programas de cotilleo, las crónicas exageradas de sucesos, España directo y similares, la telerealidad y hasta los vacíos de contenido programas de cocina. La gente los ve, la gente los vive. Son perfectos para un público más instantáneo, conformista, menos preparado. Pero también exigente con lo suyo.

Pero si no eres una de esas personas necesitadas de comprensión, que con lo que echan se conforma, también la televisión tiene una función muy saludable. Uno tiene tendencia natural a alejarse de la realidad, es decir, de lo que le pasa al común de los mortales: un Presidente de Gobierno que nos sabe lo que cuesta un café.

La televisión en general, y la telebasura en particular, nos muestran la realidad descarnada. La que muchos prefieren obviar encerrándose en series americanas subtituladas. Belén Esteban, lejos de ser un monstruo televisivo, es famosa por ser muy cotidiana, muy similar a otras muchas mujeres que existen en nuestro país. Algunas las imitan, muchas la sobrepasan.

Si tu objetivo es vender productos, fabricar cosas para que las use la gente, tienes que saber qué gente hay en el mundo. Quiénes son ellos. La mayoría de la población no tiene smartphone – aunque lo quiera. Muchísimos iphones que ves por la calle son robados. Nadie tiene Twitter aunque casi todo el mundo sabe lo que es. Esa es la realidad, no la que ves en tu micromundo.

De entre toda esa maraña emerge una juventud, la generación más preparada de la historia, que sin embargo se ve reflejada – no todos, pero sí la media – en el mítico programa Hombres, mujeres y viceversa. Ahí puedes ver cómo son los jóvenes españoles promedio. Sí, la mayoría no son tan guapas ni están tan fuertes. Pero esas son las preocupaciones de los que no llegan a ese nivel: parecerse a eso.

Relacionadas:

Hombres, Mujeres y Viceversa.
La evolución del concursante.
Operación vacaciones (Hay gente que llegó a conocer este blog por esta entrada).