Extranjeros

iglesias-votando

Cuando ayer veía la imagen de Pablo Iglesias en las Elecciones Regionales y Municipales de Madrid lo primero que se me vino a la cabeza no fue aquello que recomendé de que había que votar a Podemos – ya Ciudadanos es una alternativa perfectamente válida – o que se iba a producir un cambio histórico en la política en España.

Porque para mi es pensar en Elecciones Municipales y lo primero que se me viene a la cabeza es que son las elecciones en que los extranjeros residentes pueden votar. Y casi siempre pienso en Pablo Iglesias como un político en el destierro: mientras se pelea por el bacalao en Madrid, Iglesias tiene que hacer su trabajo…en Bruselas. Muchas veces pierde oportunidades importantes ¡Por estar trabajando! Algo infrecuente en los políticos nacionales, que no importa lo que estén haciendo, casi siempre pueden dejarlo si hay una noticia más importante.

Así, se me ocurría que si Iglesias aparece, como en la foto puede verse, con dos sobres, es porque va a votar en las Elecciones Municipales. Y si va a hacerlo, es porque no es un extranjero residente en Bélgica, donde tiene un cargo en el Parlamento Europeo.

En España estamos habituados al clásico caso del deportista español con residencia en Andorra para pagar menos impuestos. Este tipo de irregularidades son muy comunes y la gente se escandaliza durante el día que sale la noticia hablando de ellos. No eligen Andorra por su calidad de vida, sino por su sistema tributario. En este caso se aprovechan de alguna argucia legal – al fin y al cabo los deportistas se pasan casi todo el año viajando por todo el mundo. Pero estamos ante una clara irregularidad.

Que un político trabaje en un país europeo a tiempo completo y no tenga por obligación que tener la residencia en dicho país es, en mi opinión, otra irregularidad. Y digo opinión porque no trato de crear ninguna polémica – especialmente con el político español que mejor valoro – y tampoco voy a preocuparme en investigar la legislación sobre residencia a efectos fiscales y de derecho al voto.

Lo que si le pediría a la gente de Podemos es que controle muy bien los matices legales de cara a que Pablo Iglesias pueda presentarse a las Elecciones Generales, no sea que por algún oscuro aspecto legal relativo a la residencia pueda ser apartado de la cabeza de lista – Podemos sin Pablo Iglesias es como el Barcelona sin Messi.

Los ricos son más ricos, los pobres son más pobres

La del título es una frase que se repite en los medios de comunicación hasta la saciedad. Como es lógico y uno se siente más empobrecido, al tiempo que critica a los ricos, todo el mundo se queda contento.

Sin embargo el dato es prácticamente una falacia en el momento en que se entiende cómo ha sido calculado. Lo que suele hacerse es comparar un porcentaje o cantidad absoluta de personas de los grupos más pobres y más ricos respectivamente.

En un periodo de crisis, ambos grupos van a estar perdiendo riqueza: esto es de sentido común. Pensar que los ricos no pueden perder dinero es tener una mentalidad infantil, la misma que hace caer en la idea de que existen inversiones seguras – como las preferentes de Bankia – o que si alguien con mucho dinero nos sugiere cualquier inversión, esta nunca puede salir mal.

La estadística que justifica que los ricos sean más ricos y los pobres sean más pobres es un enorme fiasco pues falla en la esencia de cómo se realiza el cálculo.

La falacia del cálculo de los ricos son más ricos es no pensar que si un rico deja de serlo, o incluso un pobre, desaparece de la lista sobre la que se realiza el cálculo. En el caso extremo de ese penoso cuento, puede darse el caso de que un pobre que aparecía en la lista inicial de pobres ahora se haya movido a la lista de ricos. ‘Los ricos son más ricos’ ignora el hecho de que hay muchos ricos que han dejado de serlo con la crisis y por lo tanto, desaparecen del cálculo.

Sí que es cierto que aumenta la desigualdad, pero eso es otra cosa distinta.

Para colmo de males, en España tenemos a uno de los hombres más ricos del mundo – Amancio Ortega. Pero su fortuna es tan grande que mediatiza cualquier estadística (gana tanto como los 13 siguientes más ricos juntos). Si se eligen a los 100 más ricos de hoy y se los compara con los 100 más ricos de hace un año, el dato decisivo para saber si tienen más dinero ahora que hace un año es ver si Amancio Ortega ha ganado más dinero o no. Y ese dato, depende casi exclusivamente de la cotización en bolsa de Inditex, que ha sido siempre creciente.

Así, la frase “los pobres son más pobres y los ricos son más ricos” en realidad sólo significa “la cotización de Inditex sigue subiendo”.

Ahora imaginemos que por la crisis la gente hubiera dejado de comprar en Mercadona – cuyo mayor propietario es Juan Roig, tercera mayor fortuna de España. Hasta el punto de que no entra a comprar en dichos supermercados nadie. La cadena desaparecería y su dueño acabaría en la total ruina. Todos los clientes de Mercadona pasan a comprar en Supermercados Dia%. Y el mayor accionista de esta cadena, asciende, desde el anonimato, hasta ocupar el tercer puesto abandonado por Juan Roig. Si ahora se vuelve a mirar la lista, los ricos siguen siendo igual de ricos, o más. Pero estamos ignorando que ha entrado un no rico y en la lista y ha salido otro.

Thomas Piketty, autor del best seller económico Capital in the Twenty-First Century argumenta en su libro que los ricos consiguen enriquecerse más rápidamente que las clases más populares porque se consigue mayor retorno a la inversión a través del capital que mediante el trabajo.

Sin embargo, The Economist publica un interesante artículo en que contrarresta su teoría con las propias armas que suelen esgrimirse cuando se defiende que los ricos lo son más: la lista Forbes.

En el pasado, las mayores fortunas empresariales mundiales se agrupaban en familias emblemáticas como los Rothschild, los Rockefellers o los DuPont.

En la primera lista Forbes de las mayores fortunas, había 13 Rockefellers y 25 DuPonts. En 2014 ya sólo quedaba 1 Rockefeller. A través de herencias la riqueza se había distribuido entre más personas.

Otro caso significativo es el de la familia Vanderbilt, herederos del mítico empresario americano del siglo XIX que hizo su fortuna con los ferrocarriles y barcos Cornelius Vanderbilt. Apenas 100 años después de su muerte, en una reunión familiar a la que asistieron 120 descendientes ni uno sólo de ellos era siquiera millonario (!).