Preámbulo
Ante todo quería felicitar a los que me desearon de pensamiento o de palabra que me tocara de presidente de mesa en las próximas elecciones, tras aleccionar sobre formas imaginativas de ejercer el voto nulo. Vuestra petición fue oída por el Altísimo. Ahora sólo os sugiero que os pongáis metas más altas y provechosas, que vuestras plegarias vayan orientadas a tareas más necesarias para el bien común. Tenéis un don que merece ser usado para el bien.
El caso es que en estas elecciones Europeas del 2009 me tocó ser Presidente de Mesa, ni suplente ni vocal venido a más. Presidente de primeras. La notificación es un excelente ejercicio de persuasión. Apenas si te dan más datos que los siguientes:
a) Tienes que estar allí a las ocho de la mañana.
b) Si no vas, penas de prisión de 14 a 30 días.
c) Si quieres poner una excusa, esta tiene que ser muy sólida e ir acompañada de documentación muy concluyente.
Antes de empezar
Es la típica situación en que una persona de extracción social baja recibe la notificación, la tira o la rompe en el acto y luego no le pasa nada. Pero el ciudadano de poca monta entiende que no tiene otra que ir. Asín que me tocó contar con que el domingo siete de junio era un día que tendría que destinar a otros.
El primer debate de interés es qué sentido tiene que un país, que puede estar orgulloso de tener un potente ejército de desempleados, emplee para uno de estos trabajos a los pocos que aún conservan su empleo. Y por si la productividad española estaba en tela de juicio, al día siguiente las empresas que los contratan tienen que regalar cinco horas libres porque sí. Eso si los miembros de la mesa electoral no trabajan en domingo porque en tal caso también tienen que regalar el día completo.
La causa de que en España no se pueda hacer algo así es que las listas del censo no tienen relación ni se cruzan con las del Ministerio de Trabajo o el de la Seguridad Social. Nuestra obsesión por la seguridad de la información sólo sirve para que cada cual tenga su archivo propio de datos. En cierto modo hay que entenderlo, si para realizar la selección de la mesa se dispusiera del dato de que un elector está parado o no, se podría realizar un cálculo del número de desempleados en el que el Gobierno no podría influir. Porque ese dato, al formar parte del censo, estaría accesible para cualquier partido político que lo solicitara. La oposición podría ajustar las cifras hasta el céntimo de parado. Y eso no es bueno.
Además, se podrían hacer envíos de publicidad electoral personalizados, al parado prometiéndole que recuperaría el trabajo y al trabajador prometiéndole que no perdería el suyo.
La información censal es mínima. Nombre, apellidos, edad, dirección y nivel de estudios. Cuando te preguntan el nivel de estudios lo hacen única y exclusivamente para saber tus opciones de cara a ser elegido en las mesas electorales. Porque para ser Presidente de Mesa tienes que tener algo más que la enseñanza escolar mínima. No mucho más.
En otros países la opción empleada para seleccionar a los miembros de la mesa es permitir que puedan asistir voluntarios. Aunque el sueldo es propio de un McDonald’s de países en vía de desarrollo, siempre habrá alguna persona que esté interesada en hacer el trabajo voluntariamente. Y luego, si quedan vacantes, se puede recurrir al censo.
Pero si cruzar los datos del censo con los del Ministerio de Trabajo puede ser útil, hacerlo con los de la Seguridad Social es ya casi imprescindible. No se puede hacer, lo entiendo. Pero se debería.
Las primeras horas del día
Porque llega el día de las elecciones y el Presidente de Mesa, los Vocales y los numerosos suplentes se presentan en el colegio electoral. Los primeros resignados; Los segundos rezando por no tener que cubrir la vacante.
La situación es extraña. En cuanto te presentas en la mesa junto a la caterva de suplentes deja de haber orden alguno. Tú pasas a estar al cargo de toda esa gente y de organizar las cosas. Y es un problema porque en menos de una hora estarán votando los primeros jubilados.
No quiero hacer una crítica destructiva, todo lo contrario. Quizás el punto más débil de todo el proceso de las elecciones sea este punto. Un hombre un voto. Vale. Pero el sistema asume que cualquiera puede formar parte de una mesa electoral.
Aquí entramos en disquisiciones sobre los propios ideales de la democracia y aquello de los derechos y deberes. Te toca estar en una mesa y lo asumes: deberes. Pero al mismo tiempo tienes el derecho a formar parte de este circo. Y claro, eso no admite ningún tipo de exclusión.
Volvemos a lo de antes. El censo electoral es una lista de nombres, niveles de estudios, edades y direcciones. Sólo las personas mayores de 65 años se libran de formar parte de una mesa electoral.
Pues bien, esa exclusión es una auténtica aberración. Es decir, que basándote en la poca información que aporta el censo sólo puedes determinar que ciertas personas no están en condiciones de realizar ese trabajo por la edad (los mayores no forman parte de las mesas) o por el nivel de estudios (los iletrados no pueden ser Presidentes de Mesa). Ahora bien, en cualquier actividad del planeta tierra se sabe que existen muchos otros condicionantes que excluyen a una persona de realizar estos trabajos.
Una mujer embarazada de 8’9999 meses tiene el derecho y el deber de estar en la mesa, si tiene la suerte de que le toque. Pero si tiene un bebe de días también podría tener que realizar estos trabajos.
Un tetrapléjico tiene la posibilidad de no participar en las elecciones, pero no es una exclusión inmediata. Es decir, él tiene que solicitar antes de las elecciones el ser excluido de la mesa. Si no lo hace, tiene la opción de presentarse en la mesa.
Cualquier persona con algún tipo de minusvalía considerable: un ciego, un sordomudo, un deficiente intelectual, un loco, todos tienen la opción de excusar su participación pero es simplemente una opción.
Porque ellos pueden decidir que es más engorro solicitar varios certificados y asistir a la Junta Electoral para demostrar su incapacitación que la propia asistencia a las elecciones en un domingo.
Y aquí llega el punto más importante. El Presidente de Mesa no puede decidir que una persona no está en condiciones para realizar ese trabajo. Es decir, te toca capitanear un barco y la tripulación la eligen al azar.
Desde luego el trabajo no es complejo, pero está claro que hay personas que no pueden hacerlo. Tener en la mesa a alguien que se pase las horas sentado sin hacer nada, porque mejor que no lo haga, es absurdo y contradice todo el sentido de las elecciones. Hacen falta tres personas en una mesa. Si no vas, prisión al canto, pero luego si no haces nada, no importa. Se supone que tu no asistencia es un grave perjuicio para la democracia y bla,bla,bla, pero luego si tu única misión es cumplir el onceno mandamiento: no estorbar, no hay de qué preocuparse.
Pues bien, esto es sólo una opinión personal, no hay que entenderla de otra forma, ni en modo alguno como una sugerencia. El único riesgo de ser imputado por esos 14 a 30 días es que no se pueda constituir la mesa. Hay un montón de suplentes y suplentes de suplentes. Nueve personas para tres puestos. Allí nadie pasa lista con lo que si falta uno, se corren los puestos de acuerdo al orden que cada uno tenga. Si el segundo suplente de segundo vocal no se presenta y no es requerido nadie se va a dar cuenta ni siquiera de que existía.
No se rellena una lista de presentados, simplemente se eligen a los tres miembros o miembras y el resto que se marche para casa. Ahora bien, si por un enorme cúmulo de desaciertos no se llega a las tres personas, tierra trágame.
Lo más normal es que esa mesa no se pueda formar, salvo que el Estado tire de funcionarios contratados de emergencia. Según la Ley, esa mesa tendría que votar el día siguiente al de las elecciones y claro, en un colegio. Sería como meter una gran piedra en un engranaje. Si todo va bien, va como la seda. Pero si se bloquea el mecanismo, todo se va al garete. Tienes a toda España votando menos a unos pocos de un barrio, al colegio que no sabe que hacer, los niños quizás tengan que faltar a clase. Costaría mucho dinero y entonces alguien tendría que dormir a la sombra unos días por culpa de ello. Pero esto ocurrirá en un caso entre un millón.
Como Presidente de Mesa mi primera labor fue reconocer a mis vocales. El primer vocal era el toxicómano del barrio. Vamos, el yonqui que todo el mundo ha visto una y otra vez por el barrio. Me estuvo contando que si no estaba en condiciones de hacer su trabajo, que estaba en tratamiento psiquiátrico, que si no sabía leer ni escribir. Todo el mundo sabe que eso es mentira, pero también que es un hombre de 45 que aparenta 75.
Mi primer error en el cargo de Presidente fue decidir que esa persona no estaba en condiciones de ejercer ese trabajo. Lo mandé para casa y me quedé con la primera suplente. Con la Ley en la mano, no estaba facultado para hacer eso. Porque se supone que es un trabajo que cualquiera puede hacer.
En realidad todo el mérito fue de las suplentes que eran dos mujeres muy comprensivas y entendieron que ese hombre no contaba para el puesto. La segunda suplente de vocal aceptó y luego cuando vimos que la primera suplente también estaba le consulté y ella aceptó quedarse.
Es una situación interesante que merece ser pensada para futuras elecciones. Hice lo correcto pero tal vez legalmente obré incorrectamente. Aquí usé el sentido común pero eso a veces te lleva a la cárcel. Pues un problema de las elecciones es el que estás metido en las entrañas de la democracia. Puedes descargarte la discografía completa de Telemann de internet y es más grave que si te la robas del Corte Inglés, pero es que si cometes un “delito electoral” pasas a la misma categoría delictiva que personas que han dado un golpe de Estado, políticos con niveles de corrupción extraplanetarios y falsificadores de moneda y timbre.
Cuando estás en una mesa tienes que cumplir aquello de “El desconocimiento de las leyes no exime de su cumplimiento” pero sabiendo que los desconocimientos pueden tener consecuencias muy graves. No es lo mismo cometer un error que se cita en un anexo a una Ley que es una enmienda de otra Ley que cometer un error que afecta a un artículo de la Constitución Española.
El caso es que acepté las excusas del vocal y me quedé con la primera suplente. En otra de las mesas no sucedió esto. A la Presidenta le tocó lidiar con dos personas que aparentemente eran normales pero que luego se vio que una no oía ni veía casi nada y la otra no sabía apenas leer o escribir. Para ella las elecciones fueron una pesadilla pues tuvo que hacer casi todo el trabajo. Estuvo al borde del síncope y el ataque epiléptico durante doce horas de trabajo. Eso no está pagado.
La jornada electoral
Mi mesa electoral fue un lujo. Mis dos vocales eran personas encantadoras, entretenidas, trabajadoras y eficientes. Sólo el recuerdo de lo que podía haber sido hacía la jornada mucho más llevadera. Pero es que eran como dos compañeros de trabajo estupendos, como cuando llegas a una oficina y al cabo de unas semanas te das cuenta de que sólo hay dos que trabajan de verdad. Pues a mi me tocó con esas dos personas.
El trabajo en unas elecciones consiste en lo siguiente. Llega un individuo, normalmente un ser humano. Te entrega la documentación y compruebas su identidad. Buscas su nombre en una lista del censo y si lo encuentras haces una señal de que ya ha votado y escribes en otra hoja el orden de ese votante. Esa lista es muy curiosa, pues te permite saber no sólo quienes votan sino en qué hora (aproximadamente) lo hacen.
Este dato es tan significativo que incluso los partidos políticos tienen a interventores que se pasan la jornada copiando la lista de votantes, como los números de la lotería de Navidad. Copian por orden los números de votante, sin llegar al detalle de la hora. Imaginaros 4.847 mesas electorales en que un interventor del Partido Popular y otro del PSOE tienen que localizar el número correspondiente al votante y apuntarlo en una casilla, así durante once horas. Volveremos a esto un poco más abajo.
A mi me gustó formar parte de la mesa electoral. Era entretenido, muy pesado por el total de horas pero es como trabajar en una tienda. Hay ratos en que no hay clientes y otros en que llegan todos de golpe.
Los votantes
Y es que no deja de ser un baño de realidad. Es uno de esos sitios de los que escribí una vez, llamándolos lugares democráticos. Un lugar que te devuelve al mundo real, dejas de ver a personas iguales que tú, de tu misma clase social, ves la media desde dentro.
Me sorprendió la cantidad de personas que están hechas polvo. Mayores que son vegetales con ruedas, que están vivos porque votan. Muchas personas con retraso mental (o el eufemismo que prefieras usar) que normalmente no ves por la calle. Gente que está muy mal y no sabes exactamente por qué.
Pero ya digo que me gustó la experiencia, porque a veces se pierde un poco el contacto con la realidad y qué mejor manera de hacerlo que esta. Cada persona llegaba de una forma distinta, pero todos a hacer lo mismo. Siempre trato de aprovechar lo bueno y lo malo y pensé que si pasaba un montón de horas ahí sentado podía hacer unas pocas de encuestas a pequeña escala.
Las personas con problemas graves suelen no votar. Vienen con alguien y ese alguien hace todo: enseña su documentación y entrega su voto. El votante virtual queda como un monigote sin voluntad. Teóricamente el voto lo tiene que entregar cada persona de su mano, pero no hay que ser más papistas que el papa.
Luego me sorprendió que había hombres de mediana edad que no llevaban su propia documentación. Que la mujer con el superbolso llevaba todos sus papeles. En general los hombres son unos parias en todo lo que tiene que ver con el trato administrativo. Lo veo a menudo en los hoteles del extranjero, cuando una pareja viaja a un país en el que usan otro idioma, es casi siempre la mujer la que saca las castañas del fuego, aunque sea en un castellano gesticulante. Otra de las secuelas de un país volcado en la construcción.
Las mujeres, siempre con esas carteras gruesas como el tomo de Guerra y Paz. Llevan toda su vida en ella, sin darse cuenta de lo inútil que es pasear las tarjetas del Ikea, Carrefour, Fnac, tres tarjetas de crédito, fotos de la familia, billetes de metro de cuando lo inauguraron, recuerdos de la Alhambra, amuletos, cartas del Tarot, teléfonos útiles y otros no tanto, recibos de haber sacado dinero y facturas. Vas paseando toda tu vida en un bolso y luego si te lo roban, te lamentas de haberlo perdido casi todo.
En la cartera hay que llevar lo justo. El DNI (documento de identidad) apurando, una tarjeta de crédito como mucho y el efectivo que necesites. Porque luego te pasa lo siguiente que noté en las elecciones:
Mucha gente va con documentación falsa. Tuve que mandar para casa a una señora que sólo tenía una fotocopia en color de su DNI. Pero también tuve que lidiar con un señor que tenía un DNI que a todas luces parecía falso. Y no digo que fuera otro elector, pues la foto era la suya sin dudarlo, sino que hay gente que hace fotocopias en color de su DNI y lo plastifica a conciencia de forma que aquello parece un DNI pero le faltan los rasgos de relieve y marcas especiales. Y si haces un documento que parece verdadero pero no lo es, entonces es un documento falsificado. No importa que tú seas el dueño del documento original, la falsificación es independiente del poseedor de la misma.
La señora que no votó decía que había perdido el DNI hacía años y ya no se planteaba el sacárselo de nuevo. Es decir, asumía que a partir de ahora tendría una falsificación de su documentación, para siempre.
Los que asistían con carnés de identidad caducados eran los menos, pero alguno apareció con uno que llevaba veinte años caducado. Eso es legal, la fotocopia en color no. Me llamó la atención que las personas mayores tienen ya carnés de vigencia perpetua, para ahorrar esas molestias. En los carnés más modernos el sistema asocia una fecha de vigencia hasta el año 9999 (cómo se nota la mano informática) mientras que en el formato anterior figuraba la palabra “perpetua”. Y es en el penúltimo de los formatos en el que no se recogía esta posibilidad y donde se encuentra uno las caducidades de récord.
Me estuve fijando en los nombres y apellidos de la gente, algunos muy curiosos e interesantes. Un señor mayor llegó contándonos un ingenioso monólogo sobre su genealogía, pues su madre tenía el inusual nombre de Leona. Estas personas resultan entrañables, sabes que han contado eso mismo un montón de veces, sin cambiar una coma, y la ilusión con que lo cuentan te contagia y te hace sentir feliz.
La estadística no falla. Por la mañana sólo votan las personas mayores. Al medio día los matrimonios, por la tarde los jóvenes. En general, en mi barrio, la población joven es muy escasa. O bien porque son la mitad que no vota, o bien porque la pirámide de población ya no tiene forma de pirámide.
Mejorando el sistema
Me he quejado de algunos aspectos que creo que deberían cambiarse, pero tengo que reconocer que el sistema electoral me pareció un diseño muy eficiente. Tenía claro que en lugar de quejarme iba a tratar de pensar en cada momento qué cosas podrían mejorarse y cómo. Cuando llegas a las 8:00 ya está todo montado, hay gente que ha estado trabajando desde mucho antes de que tú llegaras y mientras se realiza el recuento hay otros que van recogiendo. No son los clásicos diez operarios en que trabaja uno y el resto mira. Eran dos personas que trabajaban con conocimiento y eficacia, desmontando las cabinas de votación y recogiendo urnas y papeles.
Los policías estaban siempre presentes y hacían su trabajo como mejor sabían. Había una funcionaria del gobierno que estaba para atender cualquier consulta (no tenía ni idea pero por lo menos podía llamar a alguien que supiera y te alegraba la vista de vez en cuando). Un cartero pasó a recoger la información necesaria, dos veces en la jornada electoral. Otra persona llegó a medio día para pagar la compensación a los miembros de la mesa. Otra funcionaria apuntó el recuento parcial y final para enviarlo de inmediato al centro de estadísticas central y que los telediarios tuvieran cosas que contar.
Me pareció que estaba todo bien pensando, no había desperdicio de funcionarios o de gorrones. Felicito a los que hayan dedicado su tiempo a perfeccionar el proceso porque es casi impecable.
La única opción de mejora es la informatización y siendo racionales encarecería el sistema, lo haría más complicado de usar y menos confiable. No es lo mismo manejar una caja llena de papelotes que tener que preparar terminales, terminales suplentes, buscar enchufes en colegios que no los tienen, personas que sepan usar el ordenador, etcétera.
La misma esencia de las elecciones es el localizar a una persona en la lista, indicar su número de orden de votación y que ya ha votado. Esto se hace con Excel casi por defecto. Para un programador informático sería trivial hacer una aplicación que hiciera lo siguiente:
Escribes las primeras letras del apellido y te va mostrando coincidencias en ese censo o en otros de ese mismo colegio. Si la persona está en otra mesa el sistema indicaría el número de dicha mesa y si está en la correcta, con un click se acepta el nombre y se tiene apuntado el orden de votación, la hora de votación y que esa persona ya ha votado.
Como esta información es pública y no tiene misterio alguno, podría actualizarse en tiempo real y se podría hacer una gráfica continua de participación, sin los arcaicos saltos de “recuento a las 12:00”, “recuento a las 16:00”, “recuento a las 18:00”. El problema estaría en que serían necesarios terminales portátiles para los miembros de las mesas y eso sería muy caro.
La modernización podría llegar por parte de los interventores. Ellos copian esa misma información para los partidos políticos. Es un trabajo engorroso, molesto y muy sujeto a errores. Si lo hicieran con un programa informático para móvil les resultaría sencillísimo y podrían enviar los datos con cualquier periodicidad en tiempo real. Los partidos políticos podrían implementarlo en algunos teléfonos, como sistema de prueba, para los interventores que fueran personas jóvenes. Cuando los teléfonos se conecten a Internet con normalidad y sin mecanismos ortopédicos sería posible realizar algo así de forma muy sencilla.
Y sería entonces cuestión de meses que la Junta Electoral, al encontrar un sistema que reduce el tiempo de recuento de votantes a menos de la cuarta parte, lo emplease de forma masiva. Pero insisto que el sistema actual es muy eficiente, dentro de las posibilidades que permiten el papel y el lápiz.
Otra posible forma de mejora es el uso de las personas en la Mesa Electoral. En realidad toda la carga de trabajo está al principio y al final. La figura de miembros de la mesa a tiempo parcial sería interesante. Si no fuera por el final, que tiene que agilizarse al máximo para tener el recuento lo antes posible, se podría hacer el mismo trabajo con la mitad de gente, aunque puntualmente se formarían colas.
Gentes de la política
Los interventores son personas de los partidos que se incrustan en la mesa para comprobar que todo va bien y se realiza con legalidad. Es una figura interesante y respetable. Pensaba que eran veteranos con gran conocimiento del proceso electoral. La verdad es que saben más bien poco y a veces dan datos equivocados. Llevan mucho tiempo sentándose y apuntando pero no están seguros del funcionamiento de las elecciones y te sacan de pocas dudas. Dentro de sus limitaciones, el manual que te dan junto a la funesta carta de nombramiento como miembro de la mesa está muy bien redactado y es de gran ayuda. Es un ejercicio de concisión y dice lo importante en pocas páginas. Buen trabajo.
Los interventores son la esencia de la política. Los que yo vi eran la base verdadera de toda esa maquinaria que a veces nos repugna. Vemos al bronceado político de bolsillos llenos y sentimos asco. Pero en la base de la escalera se encuentran mucha personas que con cierta candidez defienden unos ideales que a veces saben que tienen mucho de ideales y poco de posibilidad de llegar a la práctica. Gente que se alegra de recibir una carta genérica firmada por el Presidente del Partido en el que les agradecen su trabajo. Que con chocar la mano de un político de regionales se dan por satisfechos. Los que envuelven los bocadillos que se reparten en los mítines. Puedes no estar de acuerdo con lo que hacen, como con los editores de la Wikipedia en castellano, pero siendo personas animadas por valores te despiertan simpatía y admiración.
Entre partidos rivales se llevaban como lo que eran, compañeros de trabajo en distintos departamentos. Me gustó lo que oí por parte de uno de los del Partido Popular, hablando con los del Socialista. Decía que las campañas habían sido nefastas y un cúmulo de insultos. Que le sorprendía cómo el Partido Socialista no había aprovechado o por lo menos intentado aprovechar que su candidato era una eminencia (varias carreras universitarias, doctorados por todo lo alto, premios extraordinarios). Y es verdad, uno ve a un político canario o andaluz y siempre se queda con la idea de persona dicharachera y se olvida que en muchos casos es alguien con una formación impresionante.
Que yo me enterara por boca de alguien del PP, el mismo día de las elecciones, de todo esto, es señal de que algo se ha hecho malamente.
El recuento
Contar los votos es la parte más importante. Las cuentas tienen que cuadrar: número de sobres, número de papeletas y número de votantes de la lista que se va rellenando durante todo el día. Con un equipo ejemplar hicimos el recuento de una forma metódica, alemana y casi suiza. Cuando sacamos el último sobre estaban todos en sus montoncitos bien ordenados, cuadrados como las papeletas que se presentan para elegir el voto. La mesa daba gusto verla. Todas las cuentas cuadraron al detalle. Es cierto que los votos nulos causan molestias a la mesa. El resultado parcial fue una victoria del Partido Socialista, por pocos votos.
La parte del recuento se hace con presión para dar los datos lo antes posible. Y todo el mundo quiere copia de todo, por lo que hay que rellenar un montón de hojas. En mi mesa todo fue sencillo. En la mesa en que una compañera se encontró con dos pesos muertos como vocales, hubo un descuadre de votos gigantesco (de más del 20%). Es lo malo de que cualquiera pueda estar en una mesa electoral. Al final la pobre presidenta tuvo que hacer todo el trabajo para conseguir tener las cifras bien.
En una hora ya tenía el recuento realizado y la documentación preparada. Faltaba la parte final, en que el Presidente de la Mesa tiene que entregar un par de sobres en el Juzgado. Este es el segundo pie de que cojea el sistema electoral. Puedes convencer a un funcionario de que pase un domingo en un colegio a cambio de una gratificación. Y a un cartero. Y a los policías. Pero a los jueces no. Porque no hay tantos y porque su trabajo no es ese. Ellos trabajan en el juzgado, un domingo por la noche. Y te toca ir allí a darles la documentación.
El punto es que la documentación que entregas no sirve para nada. Son originales de documentos que nadie va a exigir porque lo que cuenta, que es el recuento, se lo ha llevado un cartero a las nueve de la noche y la copia la ha presentado la funcionaria para que se pueda hacer el recuento de la televisión. Lo otro es “la parte oficial” de este circo. Para que en caso de una reclamación se pueda localizar el documento original.
Pero es que se hace el recuento en una hora y sin embargo tienes que esperar durante más de una hora (hora y media en mi caso) a que vengan a recogerte para ir al juzgado con la documentación. Teóricamente no puedes ir por tu cuenta, te tiene que llevar la policía. Y no lo hace en un coche patrulla, lo hace en un autobús escolar que va realizando una ruta por un montón de colegios. Esto en Madrid significa que tienes que perder un montón de horas, tras un día de mucho trabajo, para entregar un par de sobres que no sirven para nada.
Y esto desquicia a muchas personas que están deseando cerrar ese día. Tras haber pasado por tanto, toca esperar durante horas muertas sin la certeza de cuándo llegará ese autobús. Pero bueno, que al final llega. Y en el juzgado está todo muy automatizado y hay que esperar poco para entregar los sobres, que nadie abre.
Esta es la otra parte que habría que mejorar, pero no sé muy bien cómo. Supongo que el cartero es confiable sólo hasta cierto punto y por eso uno debe realizar el envío de la documentación por sí mismo. Los jueces no pueden desplazarse, eso es lógico. La policía no puede poner un coche patrulla por cada Presidente de Mesa, porque la mitad de la policía está ejerciendo labores de escolta para los políticos y sus familiares. No hay medios para la fiesta de la democracia, sólo para los feriantes de la misma.
Resumen
No es una experiencia que se desee repetir, pero es como la mili, con el tiempo se recuerda todo mejor y te hace un hombre. Tiene aspectos positivos, te reconcilia con tu barrio. Me gustó ver la mesa de al lado, que tenía a un toxicómano rehabilitado y que terminó con todo antes que mi propia mesa, que trabajaba como un consulado suizo. Ahí se ve lo idílico del reformar a una persona, ver que alguien así trabaja codo con codo con personas “normales” y puede sentirse bien haciendo correctamente un trabajo valioso.
Tiene alguna ventajas estar en la mesa, al día siguiente te dan cinco horas libres en el trabajo. Yo he gastado la mitad en contar mi experiencia. También te dan un bolígrafo, un fluorescente y una regla numerada. Menos da una piedra.
Maravilloso resumen.
Una duda que me planteo: ¿si ya te ha tocado una vez, te puede volver a tocar de nuevo, verdad? ¿Es básicamente cuestión de azar?
Que bien contado, ayer me tocó ser vocal en Zaragoza y todo lo que has contado podría haber pasado en mi mesa. La única diferencia es que para ir al juzgado, los presidentes tenían que ir por sus propios medios, aunque entregaron una hoja para rellenar con la que te pagaban la gasolina si ibas con tu coche, o el taxi si te decidias por él. Al final fueron andando.
Excepcional relato, enhorabuena.
Me alegro que al final eligieras el sentido común por encima de la “dura lex”.
Yo una vez fui suplente y soy de los que marchó aliviado.
Te has dejado una “gente de la política”: apoderado. Los interventores se sientan en las mesas, y los apoderados pasean por el colegio para ver que todo está en orden. Ayer fue mi bautismo, lo pasé muy bien, pero como tú, tampoco deseo repetir la experiencia.
En teoría, toda la labor del apoderado, es vigilar que hay suficientes papeletas de tu partido. Pero si eres de un partido pequeño, tu tarea se convierte en fundamental: demuestras que tu partido realmente existe, y que tiene posibilidades electorales. Por un lado, tienes que conseguir que tus papeletas estén más cerca de las del PP y el PSOE que de las del PACMA y el PUM+J. Por otro, llevas colgada cartelito (acreditación) con el nombre de tu partido, en un mar de gente con cartelitos rojos y azules.
Me entretuve todo el día charlando con los apoderados del PP y del PSOE y de IU. También con los de Izquierda Anticapitalista, que iban de colegio en colegio. Me dieron pena en el recuento: vinieron cuatro apoderados a mi colegio, y creo que sacaron 3 votos.
En mi colegio ganó el PP con unos 2000 votos, el PSOE sacó unos 1300, mi partido (contados) 380 e IU unos 250.
Por cierto, muy entretenido el post.
[Comentario zrubavel: Perdona que no haya mencionado a los apoderados, de hecho la anécdota del interventor que hablaba bien del candidato del PSOE fue con un apoderado que no interventor. Pero era como un suplente de todos los interventores y tenía un cargo importante.
Voté a tu partido asín que espero que os vaya muy bien.]
He llegado por casualidad a este escrito (que aún no he terminado de leer, pero lo haré porque me parece interesante y entretenido).
No sé de dónde eres, pero no en toda España el proceso es el mismo. Por ejemplo, yo fui representante de la Administración en un colegio ayer, igual que lo he sido otras veces. Esto es, a primera hora de la mañana disponía de una lista con las mesas de ese colegio y los nombres de sus presidentes, vocales y suplentes. Fui la que “pasé lista” y comprové que todos se presentaran y fueran personas capaces de realizar la tarea que se les había designado. Nunca me he encontrado con drogadictos, discapacitados o analfabetos, pero supongo que si sucediera debería recurrir al teléfono de incidencias.
Eso sí, una vez constituida la mesa, todo queda en manos del Presidente, y nunca puedo ayudarle ni responder a sus preguntas pues ni siquiera me han entregado el librito que se les da a ellos. Yo sólo tengo la “lista” para constituir la mesa.
Esto sucede en una gran ciudad, no sé si en todas partes funciona igual, con lo que ni mucho menos pongo en duda tus palabras, sólo comento que no en todas partes va igual.
[Comentario zrubavel: no puedo hablar más que por mi caso, cuando llegué a la mesa estaba ya todo el mundo y fue decir que era el presidente y que se fuera todo el mundo, por lo que no sé si pasan lista. Hay gente que se percibe que es inútil cuando se pone a trabajar y ya es demasiado tarde para cambiarlos.
Tras decidir cesar a esa persona miré el libro para ver si había hecho bien y fue entonces cuando vi que la opción de descartar a personas ni siquiera es mencionada, así que creo que no hay escapatoria posible.
Pero gracias por tu comentario porque aporta más información sobre uno de los puntos más escabrosos.]
A mi madre ya es la cuarta vez que le toca ir de presidenta.
A mi sí se me ocurren algunas mejoras.
1) Si te ha tocado una vez, no se te toca otra hasta que le toque a todo el mundo.
2) Si eres mayor de 65 años te libras, ¿no?. Pues, vale, que miren la edad antes de hacer el sorteo. A mi madre le ha tocado pero tienen mal el software (cumplia 65 despues del sorteo pero antes de las elecciones). Si no es porque me leí la normativa y le hice la reclamacion, hubiese tenido que ir otra vez.
Andrés, puedes ser elegido para una mesa electoral tantas veces como mala suerte tengas. Mi padre, por gracia del azar lleva ni más ni menos que 3 veces consecutivas, unidas a 1 de mi madre… y si esto es genético… a mi también me acabará tocando…
Pues yo he escuchado hoy en la radio (fíate también, de los periodistas) que a un tipo de Zaragoza que fue a votar le obligaron a quedarse de vocal. Para todo el día, ya.
Argumentaban los de la radio que si llegada la hora de constituir la mesa falta el vocal, es suplente del vocal, el suplente del suplente del vocal, y el GPS que sirve para localizarlos a todos ellos, le toca al primero (lo de primero deriva etimológicamente en este caso de primo) que pase por allí a votar. Ponía algo de eso el librillo o es una vulgar falacia?
Por cierto, acabo de descubrir tu blog y me gusta. Volveré!
Saludos.
[Comentario zrubavel: En el libro no se indica esa situación, de hecho es un caso bien explicado pues es problemático. Si no hay gente para formar la mesa (hacen falta tres) toca llamar a la Junta Electoral Central que tiene que improvisar una solución para evitar la situación de mesa que no se llegue a abrir.
Y eso de elegir al primero que entre, pues suena a eso mismo. Es un criterio de poquísimo rigor jurídico, si lo pensamos un poco. De hecho no se puede votar hasta que se forme la mesa, y no se puede formar la mesa sin primo, luego si no votas, no eres más que un desgraciado que está ahí con el sobre en la mano.
Lo fuerte es que se cuenta la anécdota en todos los medios y cuela como si fuera jurisprudencia clásica romana. A mi me parece sospechosa al máximo, pero es que soy de ciencias.]
A mi también me tocó ser vocal!
Un par de cositas:
Si no aparece un titular y tiene que sustituirle un suplente si que se hace constar en el acta de constitución de mesa. Nuestra presidenta no apareció y me ocupé de que constase, además me quedé con su nombre, apareció luego toda feliz a votar y le comenté que lo había hecho constar y que le caerían 30 días de arresto (sólo por acojonar). La pobre se asustó bastante, me juró que no le había llegado la convocatoria.
Además, si no se presenta nadie para constituir la mesa o falta gente no se posterga la votación al día siguiente, la mesa se conforma con los primeros votantes que aparezcan! que suelen ser jubilados, una risa.
En la mesa de al lado nuestro, no llegaba el presidente y apareció un sujeto por allí, ebrio, que dijo que era él el presidente. Constituyeron la mesa y luego resultó que efectivamente estaba elegido presidente, pero en otra mesa distinta! Ni siquiera estaba censado en la mesa en la que él mismo se había constituido presidente. Así que se montó una tangana enorme entre los interventores del PP y el PSOE, unos quería aceptar la mesa y otros quería impugnar el acta de constitución de mesa y poner de presidente al primer elector que apareciese. Al final el tio se quedó y encima se trajo una tele para ver la Formula1 y el tenis.
[Comentario zrubavel: Cuál es tu distrito electoral, ¿Las 3.000 viviendas? Menudo circo de colegio electoral.]
Qué relato más divertido. La verdad es que me ha sorprendido que te pillarán para una historia de estas, no te hacía tan pringao.
Felicitaciones, has hecho una narración de lo mas fluida y entretenida. Me causó gracia la referencia a los editores de la Wikipedia en español, je je es tal cuál.
Interesante relato. Un pequeño apunte: el mayor problema de informatizar este proceso es evitar los pucherazos.
Con el sistema actual tenemos una urna de cristal, transparente, en la que todos los que están mirando pueden ver si alguien mete una papeleta o no. Igualmente, es fácil ver cómo el vocal tacha un nombre de una lista.
Pero imaginate un cacharrito informático. ¿Cómo podría cualquiera de los que estan mirando saber que no hay por ahí escondido un virus o un programa oculto que va cambiando los datos según se van metiendo y antes de enviarlo por internet?
No es un problema fácil de resolver. Dirás que hay seguridad informática, pero aún así hasta los bancos tienen que responder a menudo de bichos que se les cuelan. Imaginate algo tan importante como unas elecciones.
Muy ameno de leer, me ha gustado mucho.
;)
http://www.adn.es/local/madrid/20090608/NWS-1616-CERMI-JEC-presidente-sordo-dejar.html
[Comentario zrubavel: Gracias por el link!]
¡Qué interesante! Reconozco además que me has hecho sonrojar. Yo siempre he pensado que si me tocara hacer algo así movería Roma con Santiago para escaquearme y posiblemente de un modo u otro lo acabaría consiguiendo, pero tú lo has ido y te has enriquecido personalmente.
Lo de entoligar al primer panoli que va a votar para que se quede todo el día como vocal ya lo había oído en alguna ocasión y me parece una situación hilarante. Me imagino al hombre que baja a comprar pan y pollo asado, entra a votar y después no puede salir. Buñuel haría arte con una historia así.
En las últimas elecciones locales me tocó ser vocal en mi mesa, pero se daba la circunstancia que los candidatos a alcalde del PP y de IU debían depositar el voto en nuestra mesa. Televisiones Locales y regionales a tutiplen. y nosotros sin cobrar derechos de imagen.jeje. Además en el mismo colegio había otras dos mesas, y como resulta que el reparto se hace por el espacio físico (calles) nosotros teníamos más de 900 electores y las otras escasamente pasaban de trescientos. ¿no se puede repartir de forma equitativa?
[Comentario zrubavel: Es cierto que las mesas están muy mal repartidas, en unos casos hay el doble (o el triple) de electores que en otros. Pero siempre tres personas por mesa. Ese tipo de detalles están anticuados. Con un sistema de censo informatizado es más coherente partir el abecedario y dividir a las personas por apellidos, haciendo grupos de tamaño similar.]
Muy interesante y entretenido el artículo. Te felicito por la manera en que está redactado. Yo fui encuestador en las elecciones autonómicas y viví muchas de las cosas que cuentas. Parece una tonteria pero es un trabajo bastante curioso porque te encuentras con todo tipo de gente: desde los que se mosquean porque les preguntas por su voto (y eso que siempre dejaba claro que responder era voluntario, lógicamente) hasta los que se sienten tan orgullosos de lo que votan que te piden que apuntes que lleva votando lo mismo 20 años. Los interventores de los partidos siempre me rondaban para preguntarme cómo iba la encuesta pero la empresa que me contrató me obligaba a no decírles nada. Viví el estrés del recuento de primera mano porque yo debía enviar los datos lo antes posible para los primeros resultados. En la mesa de la que me tocó enviar datos la gente era muy amable y eficiente y no hubo ningún problema, a excepción de algún voto nulo o dudoso. En general me gustó el ambiente, cada uno haciendo el trabajo que le toca lo mejor que puede o sabe. Me parece una experiencia que hay que vivir. Una vez más felicidades por el artículo. Saludos.
No recuerdo donde leí que puedes evitar ser nombrado miembro de una mesa electoral solicitando el voto por correo. Aunque después de leer tu relato entran ganas de ir.
Con respecto al voto electrónico, puede ser interesante el sistema mixto que se ha probado en algunas provincias. Se trata del mismo sistema de papeleta y urna, pero las papeletas llevan un código de barras y hay un lector. De esa manera, en caso de reclamación hay una prueba física (se pueden recontar a mano), pero si no, es mucho más ágil.
Excelente relato, ya que has sido Presidente de Mesa, te hago una pregunta, ¿quien debe introducir el sufragio, El votante o el Presidente de Mesa?. Porque yo tuve un altercado en mi mesa por ese motivo.
[Comentario zrubavel: El voto lo tiene que introducir el presidente de la mesa. El mayor problema puede estar en que un listillo introduzca subrepticiamente dos sobres a la vez. No porque ese voto de más sirva para nada, sino porque descuadraría toda la contabilidad.
Es por eso que la urna está tapada hasta que se comprueba la identidad del votante. En mi mesa un abuelo consiguió meter el voto mientras estábamos comprobando su nombre, sin que nos diéramos cuenta. Luego se marchaba y le decíamos “oiga, que no ha votado” y nos explicó que ya lo había hecho. Eso no estuvo bien.
Pero cuando una persona insistía en meter el voto, o llegaba un padre con los niños, no me importaba que lo hicieran ellos mismos. ¿Acaso no lo hacen los políticos que salen votando en la tele? Seguro que a estos les hace más ilusión.]
Me ha gustado mucho como has explicado tu día de Presidente de Mesa Electoral, bastante largo pero se ha hecho ameno. Tanto que casi entran ganas de tener un día así, por eso que dices de que a la larga te llena y se lo puedes contar a tus nietos.
Mi pregunta, hay un comentario que dice que en una mesa electoral llegó un presidente, ebrio aparte, que se trajo un televisor de su casa para ver deportes, ¿eso es posible? ¿te puedes llevar algo como un portátil o un iPod?
[Comentario zrubavel: Hay muchos ratos muertos, por poder te puedes llevar lo que quieras, pero son típicos tiempos breves que no dan para nada.]
Una lectura muy amena. Gracias.
Respecto a López Aguilar, no sé yo cuántos votos da en España el tener dos carreras y un doctorado. En este país miramos con peor cara a los cultos que a los corruptos. :-(
¿Es posible que a la hora de apuntar los votos se equivoquen de casillero y los apunten en otro partido?
Lo pregunto porque en el pueblo de la vicepresidenta el POSI consiguió miles de votos y el PSOE cero y en mi pueblo (en Castilla y León) el 5º partido más votado fué Extremadura Unida…
[Comentario zrubavel: Es muy posible porque es un papel muy pequeñito en que los partidos están todos anotados de forma similar, sin ningún orden. Por ejemplo había dos partidos de “Los Verdes” que se llamaban de forma parecida.]
Enhorabuena por el artículo, soy una de las afortunadas a quienes tocó la presidencia de una mesa y lo cuentas muy bien. Para mí fue una buena experiencia , aunque agotadora. Eso sí, los interventores de mi mesa sabían bastante y nos ayudaron a agilizar las cosas. Para mí providenciales. Lo pero: la espera del autobus tras el escrutinio, en mi caso casi dos horas, me pareció indignante. Directamente una falta de respeto. Basta con poner más autobuses, ¿No? Acabamos a la una y pico de la mañana cuatro presidentes de mesa de mi colegio. A eso no hay derecho después de 14 horas de trabajo. Me pregunto cuánto se gastan los europarlamentarios en transporte.
Por lo demás, también creo que todo está muy estudiadito, no había caído en la cuenta de lo del principio, de los posibles problemas en la constitución de la mesa si hay que mandar a alguien a casa.
Creo que al manual le falta decir que en el censo hay que señalar a los que han votado ya. A nosotros nos lo dijo el interventor.
Las instrucciones de escrutinio tampoco ayudan mucho. Siempre viene bien que alguien te diga lo de hacer montoncitos por cada partido y a su vez hacer montoncitos de diez en diez. Al principio haciamos el recuento en alto e ibamos apuntando cada voto, luego cogimos el punto de lo de los montoncitos y mucho mejor.Yo aconsejaría llevar pinzas de la ropa o del pelo para sujetar los montones de diez (entiendo que el manual no lo diga).
Pero, insisto. Lo del bus fatal.
Interesante relato. Sobre todo porque me recuerda una jornada que, en mis cortos 28 años de vida, he vivido…3 veces. Como lo leéis: 3 veces me ha tocado ser miembro titular de mesa electoral, más una suplente. No hay elecciones en las que no tenga el miedo metido en el cuerpo hasta que queda sólo una semana para la celebración de las mismas. Me tocó la primera vez que pude votar y lo acepté con cierta ilusión por poder participar en “la fiesta de la democracia”. Pero, como dice zrubavel, ese mismo día comprendí que no todo el mundo puede ser miebro de mesa electoral.
Mis experiencias van desde el infierno de las elecciones generales, donde contar los votos del senado se convierte en todo un ejercicio de “dónde está Wally” (hay gente que parece que marca los senadores buscando espaciar al máximo las curcecitas), hasta la placidez de aquella repetición de las elecciones de la Comunidad de Madrid por lo de Tamayo y Sáez: sólo había que contar un tipo de papeleta y además, no se presentan tantos partidos como en las europeas. Lo “gracioso” es que también me había tocado en las “originales” que incluían las elecciones minucipales. Esta experiencia me enseñó otra cosa: debería haber alguna manera de, como hiciste tú enviando al yonki a casa, evaluar la idoneidad de un miembro en el instante de componer la mesa. Yo fui con gripe y fiebre y los hijos de puta de los suplentes se negaron a quedarse, por lo que no tuve más narices que estar allí todo el día, aportando más bien poco. La suerte es que las interventoras (todas eran mujeres de mediana edad) estuvieron pendientes de mí, evitándome el trabajo en la medida de lo posible.
Sobre el tema del recuento, he visto de todo. Vivo en una zona con mucha población, donde hay algunas mesas electorales con un censo de votantes casi obsceno, con colas desde que se abre el colegio hasta que se cierra. Por suerte nunca me ha tocado una de esas mesas masivas, pero en sus recuentos he llegado a ver peleas e incluso a los policías contando los votos para poder salir de allí antes de las 2 de la mañana. Otra curiosidad que he visto es que, por haber, hay incluso “frikis” democráticos: ciudadanos que no tienen nada mejor que hacer cuando cierran los colegios que meterse allí para presenciar el recuento y denunciar posibles irregularidades, llegando a la impugnación de una mesa completa.
Sobre los interventores coincido contigo: a diferencia de sus líderes, las muestras de cordialidad y cooperación son constantes.
Yo creo que es una experiencia que hay que vivir, pero por favor, que no vuelva a tocarme.
Gran post. Mis felicitaciones.
A mí me ha tocado ir de vocal, con la única peculiaridad de que era en un colegio administrado electrónicamente. Y bueno, creo que de extenderse el sistema te gustará:
Pues con el programilla que se usa (muy 2.0, por cierto, con sus degradados y sus esquinas redondeadas) puedes hacer todo eso a la par que enviar los adelantos de participación, rellenar toda la documentación, etc.
De hecho, en el colegio, lo único que hicimos manualmente los miembros de la mesa fue firmar la documentación.
Sinceramente es un gran avance. Creo que te gustaría de haberlo probado.
[Comentario zrubavel: Pues sí que me hubiera gustado saber más sobre esta historia. ¿No tendrás un nombre de programa o así para ampliar información?]
Pues el programa en sí no tengo ni idea de como se llama. Aunque supongo que buscando en la web del ministerio de interior por programa CAE (Colegio Administrado Electronicamente) debería haber algo, aunque ya se sabe que las webs de las instituciones publicas son mas raras que un perro verde.
sólo me queda decir… Bravo. Me han entrado ganas de estar en una mesa. Gracias también por los muy interesantes comentarios. Por cierto, sales linkeado en Microsiervos-Internet :)
creo q para ser presidente d una mesa tenes q ser muy responsable,y x supusto ser fiel al trabajo.
seré presidente de mesa el próximo domingo y estoy bastante asustada porque la información no es tán clara y el curso de una hora es superfluo en cuanto al recuento de votos.
espero que dios me ayude, por otro lado me siento orgullosa de serlo y me pregunto si irá mi suplnete , cómo será, si sabrá algo si me ayudará, en fin, ya llegará.
elproblema fundamental en este pais es lo inutil de las computadoras,yo voy a ser mañana presidenta de mesa y con la pagina de informacion dada por el govierno,es imposible llegar a los datos de informacion.vivo en alta gracia y a fin de mes se me hace imposible ir a cordoba capital a hacer el curso.
quisiera anotarme otra ves para ser presidenta de mesa el domingo 5 de julio,ya que fui el domingo pasado y me gusto mucho,espero respuesta positiva esta semana
bua si que digamos me gustaria volver a anotarme a volver ya q estoy esperando una respuesta
¡Que suerte tienen en Madrid los presidentes a los que pronto o tarde los pasa a buscar un bus! En Barcelona, por elgo somos catalanes, tienes que ir por tu cuenta a la Ciudad de la Justicia (?) donde no existen medios de comunicación públicos apartir de las diez de la noche y los taxis brillan por su ausencia. Es vergonzoso que no se arbitre otro sistema que alivie la pesada carga de los presidentes de mesa.
Hola me gusto mucho, la proxima eleciones del dia 22 de mayo me toca de presidenta y esto acojonada, porque no tengo ni idea, soy Brasileña y entiendo poco del tema, mejor digo no entiendo nada, aparte de escribir mal, no se hacer…
Un detalle importante, el sorteo de las mesas es publico y nadie se toma la molestia de comprobar si es verdad que le ha tocado. Soy 1er vocal de una mesa y he ido a mirar la lista del sorteo, sorpresa, NO ESTOY.
He presentado alegaciones, pero me temo que tendré que ir igualmente. No me importa he hecho de todo apoderado, interventor, 1er vocal, pero esta vez me ha extrañado la forma en que me lo han comunicado y lo he querido comprobar. Menuda sorpresa.
Estupendo el relato.
Esta es la cuarta vez que me nombran miembro de mesa. La tercera en 6 años. De titular estas tres últimas veces, y no es que viva en un pueblo pequeño de población envejecida, es una circunscripción media de un barrio medio de una ciudad media. Conclusión tengo un gafe que no veas. Y luego por supuesto, estudios. Los estudios para esto son un verdadero problema. Aunque dicen que en el sorteo entran todos los que no tengan cumplidos los 70 (este año se ha ampliado el límite de edad, aunque si quieren pueden renunciar) y que sepan leer y escribir, lo cierto es que, en mi ciudad al menos, si no tienes como mínimo la ESO o el Graduado Escolar, no entras en el sorteo, y si tienes el Bachillerato o más entonces además puedes ser presidente.
Estoy de acuerdo con el autor de la página en que está bien que te toque una vez, y es muy cierto que la diferencia entre una jornada agotadora pero satisfactoria y un infierno está en los compañeros de mesa que te toquen, pero además hago una propuesta, por favor, a partir de la cuarta vez que te toca, por favor, no nos vuelvan a incluir en el sorteo, por favor, nunca más. Yo a este paso y si no me muero antes (lo cual empieza a ser una opción a plantearse) me pueden tocar unas…… 12 veces más, sólo entre municipales/autonómicas/generales/europeas, sin que haya ningún referendum de por medio, y sin que lo hagan obligatorio de los 65 a los 70 años, que no tardarán.
Me toca de segunda vocal y con el relato que has escrito me parece entretenido.
Gracias
una odisea que no se deberia repetir 2 veces en una vida.
me toco este año ser 1º vocalista de una mesa electoral.16 horas de angustia e incomprension.la 2º vocalista y la presidenta gente maravillosa.nos tubieron las 16 horas(acabamos a las 1 menos cuarto de la mañana)sin ofrecernos ni agua,mientras nos restregaron los bocadillos,cafes y bebidas de el partido de turno.llego un punto del dia que me escape y compre cerveza(no aguantaba mas!!!!)a la 5 birra empezamos a montar cachondeo y empezamos a pasarlo bien,cumplimos con ese indeseable trabajo muy bien,me pregunto si alguna vez le tocara esto a gente famosa(nunca e visto a la pantoja ni a cachuli en una mesa electoral,paso de la politica lo mismo y de la t.v lo mismo me equiboco)creo que deberia haber gente preparada para esto,pretenden que en un dia estudies una carrera indeseable.todo por el modico precio de 62´60 e(no se quien se los deberia meter por el culo,con la coma incluida)y estoy en paro.una experiencia-pesadilla.viva la abstinencia de votar y el derecho como español que tenemos para quejarnos.si te toca reza!!!!!te toco el gordo!!!!
fui selecionada como suplente en las casillas electorales pero al estar alli la mesa estaba completapor presidente.secretario y ls dos escrutadores igual mi presencia alli no era indispensable pero pregunte ala asesora y digo si queria podia quedarme lo cual me dijo que si era mi voluntad lo hicera salia por ratitos de alli hasta y nadie decia nada con toda la mesa electoral no hubo problema soo cuando se ivan a contar los votos una persona que iva del partido del pan dijo que s yo era suplente no deveria estar alli le dije que la capacitadora me dijo que si me senti tan mal porque yo estaba de voluntad propia y sin ningun pago me hizo sentirme humillada y mejor me retire es valida su actitud soy yo quien estubo mal