Chemtrails

De todas las teorías de la conspiración, la de los chemtrails siempre me han parecido la más fascinante de todas, por lo surrealista de la misma. Según ella, los gobiernos tienen aviones que sueltan productos químicos sobre la población con objetivos tan diversos como buscar la esterilización masiva o simplemente un envenenamiento generalizado.

Las motivaciones, dificultades técnicas, complicaciones por mantener al tanto a los nuevos gobernantes, según se van incorporando, y callados a los antiguos, son del todo oscuras. El único sustento de esa teoría es, aparentemente, la presencia de estelas en el cielo, las cuales tienen una explicación científica perfectamente definida y sencilla.

Detrás de una de las más absurdas teorías del presente ─dejando aparte las que tienen un aspecto lúdico de base, como sustentar que la tierra es plana─ está, sin embargo, la asunción de que se nos miente de forma sistemática y que los gobiernos no velan por el interés general, sino más bien por el suyo particular. Desafortunadamente, esta conjetura precisa de poca explicación y puede ser admitida por un conjunto más amplio de la población.

El mismo tipo de alma cándida que se siente gaseada se ha subido al complejo carro de la teoría del 5G, estrechamente relacionada con Bill Gates, vacunas, microchips y una serie de tecnologías que aún no han sido desarrolladas ni en las novelas de ciencia ficción.

En un punto más próximo a la racionalidad, surge la teoría que relaciona las vacunas con el autismo. Aquí la explicación empieza a ser más complicada y supongo que pasa por la vía negativa: no hay ningún estudio científico que relacione las vacunas con el autismo. Ni uno solo.

La prensa, sin embargo, empaqueta en el mismo saco a las personas que creen en el microchip de control y el riesgo de autismo: los antivacunas. Se trata de una serie de personas que se creen muchos bulos, votan al partido político contrario al que tú y evitan pasar debajo de una escalera.

La misma prensa que nos ha hecho simpatizar con las pírricas motivaciones de los chemtrails─ los medios nos mienten sistemáticamente─ se encarga de ridiculizar, sermonear y dicotomizar a la población. Sólo hay dos tipos de personas: las que creen en las vacunas, y las que no.

Preocupantemente sin embargo, una enorme proporción de la población (de España, pero también del resto de Europa) muestra sus reticencias respecto a la idea de vacunarse contra el coronavirus. En torno a un 45% de la población se define como escéptica a la hora de inmunizarse con alguna vacuna para este virus. Y son precisamente los más jóvenes los que se muestran más sospechosos, en contra de lo que cabría esperar.

Con su ausencia de frescura mental, los medios de comunicación insisten en un discurso simplista: las vacunas son muy seguras y los que no lo creen así están en el mismo grupo que los de los chemtrails. Su rotundidad y polarización les viene bien para su objetivo: vender clicks. Una noticia ridiculizando a los antivacunas es reenviada frenéticamente tanto por los que se sienten ofendidos como por los que se las toman a broma.

Y es precisamente el consenso, la repetición machacona y la existencia de una postura oficial lo que causa más sospechas en la población general. Mucha gente no tiene dudas de las vacunas, sino de un mensaje uniforme por parte de los medios de comunicación. Mientras ellos nos tratan de avisar de las fake news la población general ha desarrollado un instinto ingenioso y que acierta más que periodistas con sueldo de becario: cuando todos los políticos, o todos los medios, envían un mismo anuncio, es que de alguna forma, están mintiendo.

¿Son seguras las vacunas? Creo que es un grave error hablar de vacunas en general. De un lado están vacunas con riesgos mínimos, décadas de experiencia a sus espaldas y que enfrentan a enfermedades terribles y muy contagiosas, como el tétanos o la poliomielitis. Sobre estas no hay discusión posible: el riesgo a contraer la enfermedad debe ser enfrentado al precio que sea. Además estamos ante productos de sobrada eficacia. En esta categoría se encuentra la inmensa mayoría de las vacunas.

Pero a poco que uno empieza a leer sobre las más modernas, empieza a encontrar mensajes alarmantes. De la Wikipedia en español, sobre la vacuna de la varicela:

La vacuna frente al varicela-zóster consiste en virus vivos atenuados, lo que se desarrolló en Japón hacia los años 1970, aunque no fue autorizada hasta la siguiente década.

Entre los años 2014 y 2016, fue bloqueada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, sólo permitiéndose vacunar a los niños de más de 12 años[…]

[…]sólo se permitieron dos vacunas: Varilrix, que no es de venta legal fuera del circuito hospitalario, y Varivax, que sufrió el bloqueo por parte de la AEMPS para su venta en farmacias

Aquí vemos, de golpe y porrazo, tres de los principales motivos de sospecha ante las vacunas: que tardan décadas en estar suficientemente probadas, que a veces hay escándalos y bloqueos de vacunas y que no todas funcionan adecuadamente.

Otro aspecto interesante es que algunas vacunas no están especialmente amparadas por los sistemas de salud. La vacuna contra el virus del papiloma humano, una de las más recientemente desarrolladas, no forma parte del calendario de vacunación español y puede comprarse de forma privada. En la página informativa se indica:

Están contraindicadas en caso de:

Haber sufrido una reacción alérgica grave tras la toma de una dosis de la vacuna.

Al tratarse de una vacuna especial, requiere de varias tomas por parte del paciente, dos o tres dependiendo de la edad. El mensaje de contraindicación es bastante grotesco pero nos da una pista sobre algo que, aunque sea inusual, puede ocurrir: sufrir una reacción alérgica grave a la vacuna.

La vacuna contra el Covid-19 tendría mucha relación con la de la gripe. Este año se ha estado insistiendo en que es importante que tanta gente como sea posible se vacune contra la gripe, para evitar falsos positivos de coronavirus y los posibles colapsos de urgencias. Se recomienda que se vacunen los mayores de 60 años, el personal sanitario y ya en menor medida colectivos que prestan servicios comunitarios como policías o profesores.

Algo que nunca oirás en los monótonos medios de comunicación es que la mayoría del personal sanitario nunca se vacuna contra la gripe, a pesar de estar recomendado por ellos mismos. O de lo contrario no serían necesarias páginas como ésta del Ministerio de Sanidad, tratando de aumentar el número de sanitarios que se vacunen.

Las cifras son desmoralizantes: sólo un 35% del total de sanitarios se vacuna ─posiblemente una cifra inferior a la de sanitarios que tienen cuenta en TikTok─ o lo que es lo mismo, un 65% no se vacuna. Para más inri, las personas mayores de 65 años y mujeres (y hombres) embarazadas tienen porcentajes de vacunación superiores.

Consejos vendo que para mí no tengo. La citada página del Ministerio de Sanidad está llena de peligrosas verdades, sin la simplificación de que las vacunas son lo opuesto a los chemtrails.

¿NO ESTÁS CONVENCIDO AÚN? AL MENOS 3 MOTIVOS:

PRIMUM NON NOCERE: como profesionales sanitarios tenemos el DEBER ÉTICO de vacunarnos si con ello protegemos a nuestros pacientes.

LA VACUNA ES SEGURA Y EFECTIVA para reducir complicaciones, ingresos y mortalidad.

TAMBIÉN ES EFECTIVA PARA TI, si tienes menos síntomas y transmites menos.

La vacuna no vacuna siempre:

La efectividad de las vacunas frente a enfermedad confirmada por laboratorio varía, según diferentes estudios, entre el 69% en población infantil de 6 meses a 8 años, entre 52-70% en personas adultas de 50 a 64 años y 38-46% en las personas mayores de 65 años, siempre y cuando los antígenos contenidos en la vacuna se corresponden con los presentes en la cepa o cepas circulantes.

Y la vacuna es segura, pero tampoco inocua:

Las reacciones como fiebre, malestar o mialgias pueden aparecer tras la vacunación. Estas reacciones se inician en las primeras 6-12 horas y suelen persistir 1-2 días.

Pero el dato más claro es el indicado más arriba: sólo un 35% del total de sanitarios se vacuna.

En un conocido foro que no es de coches, un polarizado defensor de las vacunas ha intentando empatizar con el bando contrario, preguntando a los que no están convencidos de vacunarse contra el coronavirus por qué no lo harían. Una persona que intenta entender al enemigo demuestra más inteligencia de lo habitual.

Como suele ocurrir en los foros, se producen decenas de respuestas de toda índole. Y para sorpresa de muchos, hay respuestas fundamentadas e interesantes. Os recalco algunas de las que me han parecido más ilustrativas. Y con eso no me refiero a más parecidas a mi opinión:

Porque no soy conejillo de indias y lo que tarda 10 años en desarrollarse con más o menos seguridad no se puede hacer en 1 año.

Lo mismo te la pones y a los meses desarrollas un cáncer o cualquier otra enfermedad.

Porque no me fío una mierda de nada oficial, tanto es así, que si dicen que es bueno para mí parto de la base de que probablemente sea malo para mi

Muy sencillo. No soy persona de riesgo y, con la estadística en la mano, lo más probable es que fuese asintomático si me infectase. La vacuna puede ser genial pero se desconocen los efectos secundarios que pueda tener. Necesita rodaje.

– Vacuna hecha con prisas y mirando más a la Bolsa que a los pacientes
– No estoy ni de lejos en el grupo de riesgo
– No se ha probado casi, si buscas información los estudios son muy limitados y opacos.
– El tiempo de prueba ha sido tan corto, que se desconocen totalmente los efectos a medio y largo plazo

– Es una vacuna que toca el ADN … si a eso le agregas lo anterior, canta bingo.
Afirman que: “se basa en una técnica nunca antes probada”
https://www.france24.com/es/minuto-a…-antes-probada
– Los CEO aprovechan los anuncios para subir en bolsa y luego vender las acciones:
https://www.eleconomista.es/sanidad/…l-Covid19.html
¿Por qué venderlas? .. ¿creen que bajarán? .. ¿por qué iban a bajar si es la “salvación” y el gran éxito que nos venden?
– Piden inmunidad legal contra los efectos
– No se da ninguna garantía de que funcione .. se afirma que la supuesta inmunidad podría durar poco.

Pues hombre … hay que entender que uniendo los puntos, muchas ganas no dan, y que el riesgo supera ampliamente a los posibles (y no seguros) beneficios.

Porque lo dicen Símón e Illa, ¿ te parece poco para sospechar ?? Llámame loco si quieres

¿Cuántas vacunas conoces que entre el desarrollo y la distribución para su uso no haya pasado ni un año?

Yo me vacunare, x temas societarios. No infectar a otros, y olvidar esta mierda lo antes posible. No soy una persona de riesgo. No tengo antecedentes…. No obstante, no me gusta, ni a nadie debería hacerlo, tomar una vacuna que no ha pasado unos ensayos clínicos convencionales.

No tengo la mas mínima fe en nada de lo que nos cuentan.
Que se vacunen con las 2 dosis todo el congreso y luego voy yo, por si se ha olvidado nos dijeron que las mascarillas eren contraproducentes entre cientos de mentiras mas

Los puntos están claros. La gente tiene dudas razonables sobre la eficacia de las vacunas desarrolladas de prisa y corriendo. Aparentemente las vacunas de Pfizer, Johnson and Johnson y otras farmacéuticas occidentales son todas seguras, pero la rusa, ni tocarla con un palo.

El mensaje pro vacunas hasta en la sopa tiene muchos riesgos: la gente no es tonta y no comulga con ruedas de molino. Metiendo en el saco a todas las vacunas estamos arriesgando que la gente empiece a dudar hasta de las seguras, eficaces y totalmente necesarias en las que siempre había creído.

La población va a necesitar de un buen Palomares para acudir a las vacunaciones. Nos apetece ver a Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Pablo Casado recibiendo un pinchanzo en prime time.

Otro aspecto importante a tener en cuenta: la eficacia de los servicios de salud. Ahora mismo todo el mundo sabe que si te partes un brazo o tienes apendicitis lo mejor que puedes hacer quedarte en casa haciendo el menor ruido posible. Si la gente no tiene la certidumbre de que unos posibles efectos adversos van a ser tratados por una sanidad de al menos 2ª división, la gente va a seguir actuando como hasta ahora: minimizando riesgos que impliquen interacciones con médicos.

Después de varios cientos de palabras, voy por fin a dar mi opinión al respecto. Creo que la vacunación de la población es a nivel sanitario una discutible decisión personal, pero incuestionable a escala social. Como pagar impuestos por tener un sistema nacional de salud u obligar a tener un seguro por el coche. Es como cuando hay una propuesta de construir un ascensor en tu comunidad de vecinos y tú vives en el primero: económicamente es bueno para el conjunto y malo para ti. Pero si sólo primaran los intereses particulares, no existiría ni un solo edificio con ascensor.

Pienso que el mensaje de los medios es totalmente equivocado. El único motivo para convencer a la gente es decirles claro: no es vuestra elección. Como con las subidas de impuestos, no hace falta dorar la píldora con excusas sostenibles. Necesito tu dinero igual que necesito tu inmunización. Vives en una sociedad y tienes que tragarte sapos cada cierto tiempo. Ese es el precio a pagar por tener calles pavimentadas, colegios y servicio de basuras. En este caso, sin embargo, los beneficios serán claros y aprovechables para todos.

Y si eso no funciona, como decía otro en el foro, simplemente promete a la gente que no tendrá que ponerse mascarillas si se vacuna. Eso garantizará niveles de vacunación superiores al 95%.

Actualización:

The Economist ha publicado un interesante vídeo en respuesta a mi artículo (o no).

El vídeo dura 20 minutos, pero la parte más interesante es en la que habla Heidi Larson (enlace aquí, minuto 5:40). Esta experta en la materia habla claro: la gente tiene dudas y preguntas al respecto, esas preguntas son legítimas y no se están respondiendo con empatía. Esas personas están totalmente dispuestas a vacunarse pero hay que informarlas de una forma adecuada.

El problema es parecido al de aquellas personas con problemas psicológicos o psiquiátricos. Tienen dudas de ir al médico o no, y cuando lo hacen, a veces se encuentran con una persona que no trata con suficientemente respeto su desconocimiento de términos técnicos expresando su enfermedad o la explicación de cómo se sienten. Esas mismas personas acaban a veces, desencantadas del frío trato científico, en manos de magufos, estafadores y todo tipo de vendedores de humo que, durante todo el tiempo que se ahorraron siguiendo unos estudios serios, al menos han desarrollado una cualidad muy útil en la vida: la empatía. Porque todo buen embaucador sabe que hacerse cercano a la víctima es fundamental.

Así, alguien que tenga dudas ─razonables o no─ ante todo debe ser tratada con respeto. Una persona con dudas puede ser convencida. Pero esa falta de conexión inicial es la que no se está trabajando de forma correcta.

Desafortunadamente el vídeo entra en la clásica deriva de las fake news, del algoritmo de Facebook, algo que tiene mucho que ver en cómo se propagan las noticias hoy en día, pero que, en mi opinión, escapa al punto principal del verdadero debate.

Coronavirus en China

Un artículo muy interesante de Peter Hessler nos cuenta cómo ha vivido el confinamiento en Chengdu, una región de China y cómo está siendo la vuelta a la normalidad. Una lectura interesante como ventana al futuro que nos vamos a encontrar cuando esto termine. Algunas secciones que he resaltado de su artículo:

Sobre las limitaciones del confinamiento:

La mayoría de mis amigos en otras partes de China estaban restringidos a una persona por hogar saliendo cada dos días, y a menudo esa persona tenía que informar a las autoridades previamente de a dónde iba.

Sobre las máscaras, que en España se ha dicho que no sirven para nada, o sólo sirven para los profesionales de la salud. Tras el final del confinamiento:

Llevar mascarilla se ha convertido en algo totalmente obligatorio, cuando se está en público.

La actitud de los gobiernos será juzgada con el paso del tiempo, al menos en los países donde haya alguna independencia judicial. Se insiste mucho en decir que las medidas de China no pueden ser aplicadas en Europa, porque tenemos otra cultura. Ahora bien:

Las acciones del gobierno chino previnieron cientos de miles de casos y miles de muertes.

Sobre el confinamiento y las fechas que se implantaron en China:

No se hizo ningún anuncio sobre por cuánto tiempo estarían las escuelas cerradas, o cuándo se levantaría el confinamiento. Muchas medidas tenían pinta de quedarse por un tiempo indefinido.

Sobre la aceptación del encierro.

Todo el mundo se queja un montón, pero todo el mundo cumple las reglas estrictamente. Es muy contradictorio, pero así es China.

Hay mucho miedo en la prensa de nuestro país sobre la posible transmisión por parte de las personas sin síntomas. Aparentemente hay dos situaciones. Si estás asintomático (y así te quedarás con la enfermedad) no eres un gran riesgo de trasmisión. Es posible, pero no probable que contagies:

Aunque hay evidencia de trasmisiones asintomáticas, éstas son infrecuentes y, según los análisis de la OMS, no han jugado un papel importante en la transmisión de la enfermedad.

Otra cosa es cuando ya estás infectado pero aún no has empezado a desarrollar los síntomas:

Parece que a un pequeño lapso de tiempo – quizás dos o tres días – en los que la gente puede estar contagiada, pero sin todavía mostrar síntomas. Según me contó Gabriel Leung, decano de medicina de la Universidad de Hong Kong.

Sobre el papel de los niños en la transmisión de enfermedades, todos tenemos claro que éstos apenas si sufren los efectos de la enfermedad. Pero además:

El rol que juegan los niños en este proceso todavía está poco claro. Fisher señala que no hay pruebas de que hayan ayudado a extender la enfermedad, ni en China ni en ninguna otra parte. LA OMS indica que, en los 90 días de misión a lo largo de su viaje [ a través de China], ninguna persona del personal médico entrevistado pudo citar un solo caso de transmisión de un niño a un adulto.

Sobre el cierre de las escuelas.

Leung me indicó que, en ausencia de datos científicos claros, las presiones políticas han tenido mucha influencia en cerrar las escuelas.

La vuelta a la normalidad, después del encierro, no suena tan divertida como imaginamos, nada de inundar las playas o celebrar la Semana Santa y las Fallas simultáneamente, con partidos de fútbol de fondo.

Tras 45 días de encierro, nuestra familia salió por primera vez a cenar fuera. Poco a poco, los negocios habían vuelto a abrir , según la lógica del Partido Comunista. Las peluquerías fueron de los primeros en hacerlo, probablemente porque no tienen una alternativa online. Luego vinieron los bancos, y finalmente los restaurantes.

Pero la experiencia del restaurante no es como la recordamos de hace apenas dos semanas:

En el restaurante, la camarera disparó a las niñas con la pistola de infrarrojos, luego a mi mujer y a mi. En un cuaderno apuntó nuestros nombres y las temperaturas: Ariel, 36.5; Natasha, 36.2; Leslie, 36.2; yo, 36.0. Nos sentamos, y nos quitamos las máscaras.

Coronavirus

No soy muy fan de escribir sobre temas de actualidad, porque son comentarios que suelen envejecer muy mal. Pero como ya no soy tampoco muy fan de escribir en general, supongo que la regla dejó de tener sentido.

Cuando pensaba en cómo podría ser el mundo en el futuro —asumiendo un escenario pesimista— nunca imaginaba el colapso del peak-oil, o la gente muriendo envenenada por plásticos. Tampoco una Guerra Mundial o que fuéramos sojuzgados por las máquinas inteligentes. Siempre veía un escenario similar al que ahora se está viviendo con el coronavirus, sólo que con una enfermedad más seria y resistente. No una plaga apocalíptica, sino algo mucho más moderado, digamos que con un índice de mortalidad del 5 al 10 por ciento.

El proceso sería bastante parecido al que ahora se nos presenta, sólo que exacerbado y persistente en el tiempo es muy posible que nunca más volvamos a saber de este virus después del verano.

Los países cerrarían fronteras, y ciertos países, como ahora lo son Corea del Sur o Italia, se convertirían en apestados: nadie querría saber nada de sus nacionales. Este desprecio, más o menos motivado, generaría diferencias que serían irreconciliables en el corto y medio plazo.

La economía mundial se iría al garete lentamente. Desaparecería la globalización por medios naturales: si dependes de un proveedor en Corea del Sur, mejor que te busques otro. Y no es muy realista elegir Tailandia cuando sabes que la situación con ese otro país puede acabar siendo similar. Mejor cerrarse en uno mismo. Habrían un colapso de las monedas nacionales y la deuda de los países: casi todos los países tendrían deudas impagables con el resto y sería complicado volver a un patrón común.

Sería un apagón lento y en parte inexplicable en la perspectiva de los libros de historia. Vivimos en un mundo tan perfecto, que cualquier riesgo nos vuelve inmensamente vulnerables.

Pero esa era mi visión imaginaria de un futuro peor al actual, que nada tiene que ver con la situación que ahora estamos viviendo. El coronavirus es como una gripe común, o no, mejor aún que ella.

Sobre la gestión de la crisis sanitaria por parte de España se insiste en el adagio de que tenemos la mejor sanidad del mundo. O al menos la mejor europea. O una de las mejores. No es algo que cuestiono, pero lo que sí me resulta sorprendente es que se intente convencer que en caso de que lo fuera, esto significa que la gestión de la crisis sanitaria iba también a ser la mejor del mundo.

Esta crisis es, ante todo, un insulto a la estadística (como ciencia). Se puede tener la mejor sanidad del mundo (en promedio) y no ser el mejor país para el tratamiento del cáncer, ni tener las listas de espera más cortas del mundo, ni los mejores médicos, ni los mejores hospitales. Es como en la competición del decatlón: uno puede ser el mejor del mundo en ese deporte y seguramente no sea el mejor del mundo en ninguno de los diez deportes que lo componen.

Probablemente un país con una sanidad deficiente, pero acostumbrado a problemas, pueda gestionar mucho mejor una crisis así. Mención aparte a los países más totalitarios, como Rusia o China, que están dando un tratamiento a veces brutal, pero indudablemente mucho más efectivo.

Con la mascarilla de la autocomplacencia y seguros de nuestra capacidad de respuesta, no queda otra que cometer muchos errores.

La situación actual de España (276 afectados) es similar a la que tenía Italia el día 24 de febrero. Es razonable esperar que la situación española dentro de 11 días sea exactamente la misma que tiene ahora Italia: 3.800 casos y tomando medidas de emergencia, como el cierre de colegios.

Si la medida es adecuada una vez se llegue a ese volumen de casos, será mucho más adecuada (y producirá menos pérdidas) si se produce 11 días antes.

Sólo se me ocurren dos motivos por los que esto no debiera hacerse: que sean medidas antes las que no se ve final (colegios cerrados hasta el verano) y ante las que uno sólo puede enfrentarse cuando sea la opinión pública la que las solicite. O que se piense que Spain is different, y no hay ningún motivo para esperar que nos va a ocurrir lo mismo que Italia. Esa segunda explicación es, lamentablemente, bastante probable. Y muestra hasta qué punto nos hemos desconectado de la realidad algo por cierto presente en nuestras noticias desde mucho antes de que el virus existiera.

Las opiniones de personas relacionadas con pacientes en España muestran un escenario patético: no se realizan pruebas, salvo que la situación sea más que obvia. Incluso entre familiares muy próximos a enfermos, ni insistiendo se les hace una analítica. Hay gente a la que no se le ha detectado el virus hasta después de muerta. Los pasajeros provenientes de los países con más afectados se pasean por los aeropuertos con total libertad. Está bastante claro que los casos reales en España están muy alejados de las estadísticas oficiales. No creo que haya ni el doble ni el triple, será otro orden de magnitud mucho mayor.

El recuento de enfermos recuerda al cálculo del IPC en los tiempos en que había mucha inflación, en que se trataba de maquillar el número, a veces retirando productos muy consumidos de la cesta de la compra. También recuerda al dato de desempleados que se recorta de forma desesperada con todo tipo de artimañas. O el cálculo del déficit que tenemos que rendir ante la Unión Europa. En España siempre hemos sido muy buenos maquillando cifras.

El mapa de contagios a lo largo del mundo muestra una sorprendente imagen: a diferencia del ébola, el zika o incluso el sida, estamos ante una enfermedad que está golpeando más fuerte en los países más desarrollados. Los países pobres no se salvan porque tengan la mejor de las sanidades posibles, ni porque sean más resistentes. Simplemente están obteniendo un inesperado beneficio de su propia miseria: muchos menos viajes comerciales. Y aún en el caso de tener infectados, la tranquilidad que brinda el desconocimiento. Como hemos visto en España, test que no sea hace, enfermo que no existe.

La gran ventaja que está salvando a los países pobres es la extraña regla de que cuanto peor sea el clima de un país, mayor nivel de vida suele tener. Noruega, Canadá o Nueva Zelanda tienen inviernos severos, pero economías sólidas. Docenas de países africanos estarán relativamente inmunes al coronavirus por el simple hecho de que están ya viviendo en el verano que acabará con el virus de España o Italia.

Decenas de miles de cancelaciones de viajes, destinos habituales dejan de ser seguros. Los pesos pesados del turismo europeo: Francia, Italia y España, están entre los países con más afectados. Una segunda oportunidad para destinos que habían sufrido mucho en el pasado: la gente vuelve a pensar en Túnez, Egipto o Turquía. Estos destinos no tienen nada que envidiar a los europeosen tanto en cuanto sigan siendo seguros y en el momento en que los turistas empiecen a probarlos, les costará volver a la rutina de nuestras playas, más que vistas.

Se suele manipular mucho con la mezcla de argumentos cuando se habla del coronavirus. Para intentar justificar la inacción, se habla de que la enfermedad es muy leve, apenas como una gripe. Hay dos aspectos muy diferentes. La enfermedad en sí misma no tiene nada que temer. Pero la crisis sanitaria sí es muy grave. Si el gobierno de turno dijera: señoras y señores, no vamos a hacer nada, no habría muertes masivas ni repetiríamos escenas de The Walking Dead sobre las playas de Benidorm. Moriría mucha gente, si se la compara con los feminicidios o los accidentes de tráfico. Pero un número razonable si se hace el paralelismo con las muertes por enfermedades comunes.

El verdadero problema serían las consecuencias indirectas. Italia ya está considerado un país insalubre. No creo que sea buena idea hablar en italiano en el metro de Moscú. Nadie se plantea visitar ese país en el medio plazo. Seguramente hasta la gente estará dejando de comer pizza. La imagen del Eat, Pray, Love, del país donde se puede ser feliz, se desvanece. Conseguir una buena reputación cuesta años de esfuerzo, perderla, apenas unas cuantas malas decisiones.

En Irán, la situación alcanza niveles dramáticos. Se trata de un país con lo peor de varios mundos. Sometido a creencias casi infantiles por la enorme influencia de la religión, con un gobierno tiránico pero incapaz. Se oculta información de forma sistemática y tienen un sistema sanitario bastante deficiente. Un país pobre donde nieva mucho. ¿Qué puede salir mal?

La gestión en Irán ha sido tan nefasta que puede equipararse con el ejemplo de no hacer absolutamente nada. Los hospitales están sólo para los pacientes VIP. Las cárceles están llenas de enfermos, que nadie quiere cuidar. Prácticamente todo el mundo está infectado, una gran parte de los miembros del Parlamento lo está ya de forma oficial. Pero como es una enfermedad leve, muchos no tienen síntomas y pasarán el trance sin enterarse.

En general no se tolera hablar negativamente de la situación. No se critica a los sanitarios, porque al fin y al cabo, son los que están en la primera línea de fuego. Pero eso como decir que no se debe criticar a los políticos porque son ellos los que nos gobiernan. La crisis sanitaria muestra muchas de nuestras vergüenzas: diagnósticos superficiales y paracetamol. Falta de medios, docenas de organismos y administraciones peleando entre sí. Enfermeros sin medios y Wallapop lleno de mascarillas robadas por médicos y de gente que regatea y marea con mensajes sin intenciones reales de comprar: eso somos.

Relacionado: Las mentiras del gobierno y las autoridades sanitarias españolas respecto al coronavirus

Aquí mando yo

Aquí mando yo: Historia íntima de Podemos, es un libro del periodista Luca Constantini publicado a finales del 2019. En él se narra la historia del partido político español Podemos.

No se trata de un libro al uso. Asume que el lector dispone de un conocimiento avanzado sobre los protagonistas de la historia y evita por tanto entrar en presentaciones a los personajes o introducciones a algunos de los elementos principales de la trama. Me imagino que el autor, al escribirlo, estaba pensando dos cosas: quiero escribir un libro que me hubiera gustado leer a mí, y quiero escribir un libro que pudiera interesar leer a Pedro Sánchez.

Para más inri, el libro trata sobre Podemos y no trata de ensalzarlo (libro patrocinado por Podemos) ni de destruirlo (libro patrocinado por la derecha o izquierda antagónica). Pero además el autor no tiene ningún escrúpulo en mostrar su opinión honestamente: se trata de un periodista especializado en Podemos y que al mismo tiempo no comulga con las ideas del partido.

Con todas estas características tan infrecuentes (libro avanzado, libro bastante imparcial, sin segundas intenciones ni patrocinadores, libro honesto y nada tibio) ni que decir tiene, estamos ante una gran lectura que recomiendo plenamente.

En lo estilístico, se nota que el autor no es español y puntualmente aparece alguna construcción extraña o el doloroso el racimo de uva como nombre de uno de los capítulos. Aún así, mucho mejor que otros libros escritos con más presupuesto.

El libro narra el nacimiento de Podemos, a través de las experiencias políticas de algunos de sus más destacados personajes. Un hecho que desconocía ─ y que posiblemente le ocurra a otros─ es cómo comenzó la carrera en política de Podemos. Pablo Iglesias era un tertuliano brillante que con sus intervenciones a otro nivel irrumpió en la televisión con un rotundo éxito, hasta tal punto que en pocos meses se convertiría en una de las imágenes mejor valoradas de la izquierda.

Por aquel entonces militaba en Izquierda Unida y simplemente aspiraba a ser el cabeza de lista del partido para las Elecciones Europeas. Izquierda Unida, un partido de pobres donde los puestos son tremendamente luchados y competidos, no le permitió saltarse la fila. Ya había muchos otros políticos que llevaban tiempo esperando para esa oportunidad.

En un movimiento tan valiente como eficaz, aupado por algunos sectores de Izquierda Unida y utilizando todos sus contactos, monta el proyecto de Podemos en tiempo récord. Consigue presentarse a las Elecciones Europeas, y para sorpresa de todos, consigue un excelente resultado. El resto, es historia.

A lo largo del libro aparecen muchas figuras importantes: Tania Sánchez, Juan Carlos Monedero, Iñigo Errejón, Manuela Carmena, Ada Colau, Irene Montero. Las endogamias recuerdan a los tiempos en que se casaban entre familias para estrechar relaciones profesionales. Los novios y las novias cambian de mano entre unos y otros, parece que un político de Podemos sólo puede salir con otro (o con un asistente).

El autor da mamporros a diestro y siniestro y no deja títere con cabeza. Lo que comenzó como un grupo de jóvenes lleno de buenas intenciones, a poco que sus dirigentes comenzaban a tocar poder ─y las gloriosas nóminas que le suelen acompañar─ su máxima preocupación pasaba a ser sobrevivir en los puestos a cualquier precio.

Pablo Iglesias sabía que superar a Izquierda Unida, para luego fagocitarla, era algo totalmente dentro de sus posibilidades. Pero con una ambición desmesurada para alguien proveniente de Izquierda Unida ─que siempre ha tenido mentalidad de pobre─ veía posible dar el famoso sorpasso al Partido Socialista, algo que el tiempo demostró que era perfectamente posible. De no ser por un Pedro Sánchez que se creció en la adversidad y consiguió ganar la dirección del partido cuando parecía que estaba ya dado por muerto políticamente, seguramente lo habría conseguido. Es posible que ese adelantamiento a los socialistas habría causado dimisiones, cambios de chaqueta y mucho dolor al tradicional partido líder de la izquierda. Pero en vista de los acontecimientos que hemos visto con el tiempo, hubiera sido cuestión de tiempo que todo hubiera vuelto a su cauce.

Ahora el autor habla de un Pablo Iglesias cansado y que está pensando en una retirada digna que le permita vivir cómodamente el resto de su vida ─como tertuliano o incluso presentando un programa de televisión─ antes que con la tediosa vida de los políticos, que no trabajan mucho pero tienen que vigilar cada palabra que dicen y cada foto que se dejan hacer.

El partido, como su líder, está prácticamente agotado. El barco no admite muchos más parches sin que se hunda. Está lleno de enemigos internos, externos, facciones y divisiones. Sus propuestas políticas se mueven entre la fantasía, la improvisación y el absurdo. Sólo el disponer de un líder extraordinario ─brillante en las segundas elecciones de 2019─ les ha permitido llegar tan lejos con tan poco.

A lo largo del libro Costantini desgrana las contradicciones y mentiras de muchos de los dirigentes. Por supuesto deja en muy baja consideración a Errejón, pero por contra de lo que la mayoría pudiera pensar, uno de los personajes más siniestros es, en su opinión, Manuela Carmena, la ex-alcaldesa de Madrid.

Con la imagen de bonachona y amable, es cierto que el periodismo ha evitado los ataques más directos a su gestión o sus desaciertos, prefiriendo centrarse en un blanco más fuerte que pudiera responder mejor a los golpes.

Ante los problemas, su estrategia consistía en ponerse de perfil, hasta que el asunto dejara de ser de actualidad. «Ella es como Messi en el Barça, que si pierde es culpa del equipo y si gana es mérito suyo»

Hoy en día parece que las campañas políticas se ganan en Facebook con dinero de Rusia, pero también los políticos guays pagan por los anuncios de las redes sociales. Refiriéndose al Ayuntamiento de Madrid:

Disparó el gasto en Facebook y otras redes sociales un mil por ciento, hasta un desembolso anual que superó los cinco millones de euros.

Por contra, el libro acaba dibujando, casi sin querer, a una protagonista inesperada. Rodeada de oportunistas, chaqueteros, tránsfugas y políticos malintencionados, aparece la figura de Irene Montero, como una de las pocas personas que es 100% Podemos. Aunque posiblemente su imagen pública esté muy deteriorada, y se presente como una aprovechada que ha explotado la posición personal dentro del partido, en el fondo es una de las pocas personas que se mueven por las mismas ideas con las que entraron en el partido.

Así, estamos ante una rareza: periodismo de calidad en España (tiene que venir un italiano a hacerlo) una historia interesante, llena de contradicciones, siendo sus protagonistas políticos que provienen de la izquierda. Y hay villanos y héroes donde no lo esperas. Tienes que leer ese libro.

Manual de resistencia

Ante el incontestable éxito electoral de Pedro Sánchez Pérez-Castejón en las elecciones generales de 2019, no me quedó más remedio que leer su libro para intentar entender las bases en que se sustenta dicho triunfo.

El libro, criticado en prensa por cuestiones superficiales ─me imagino que por periodistas que se lo leyeron en diagonal─ es una descripción personal de los últimos acontecimientos en España, partiendo de su nombramiento como Diputado del Congreso en 2013 hasta sus primeros días en la Presidencia del Gobierno tras la exitosa moción de censura a Mariano Rajoy en 2018. Es tal el volumen de noticias falsas (o manipuladas, o interesadas, o contadas antes de saber la verdad, en un entorno en que los desmentidos no existen) que una parte importante de esa narración llega hasta a sorprender: Ya sea por su personal punto de vista ─que aporta información de primera mano y desconocida─ o simplemente por rememorar aspectos que la prensa había contado de otra forma.

Aunque el autor del libro es Pedro Sánchez, está escrito íntegramente por Irene Lozano. Jamás he leído un libro así. Es lo suficientemente interesante como para que me lo haya leído entero, lo que lo pone en el top 20% de los libros que llegan a mis manos. Pero al mismo tiempo, tratándose de un libro profesional y llamado a ser un super ventas, es de una escritura chapucera y un trabajo de adaptación tan pobre, que causa verdadero bochorno.

En el libro casi se puede oír la voz de Pedro Sánchez. Tal y como él mismo ha contado, está basado en largas conversaciones con Irene Lozano, que ésta ha trascrito desde las grabaciones de voz, en demasiadas ocasiones con una total literalidad. Se siente casi como un audiolibro. No hay síntesis, no hay traducción del lenguaje oral al escrito. Supongo que se habrá limitado a corregir repeticiones, ampliar mínimamente el vocabulario y ordenar las conversaciones. Tengo un profundo sentimiento enfrentado, porque por un lado se percibe la poca profesionalidad de la adaptación y al mismo tiempo es un libro que se lee con interés.

Siempre me había parecido que Pedro Sánchez era el político con más inteligencia política del panorama español. Quizás Mariano Rajoy fuera el político más astuto, por su capacidad para hacer no haciendo. Pablo Iglesias tiene algo de líder mesiánico, capaz de empatizar con las masas que le siguen hasta la muerte. Albert Rivera me parece el político más profesional de todos: todo terreno y uno de los más hábiles en casi cualquier cuestión. Santiago Abascal es un personaje que simplemente cae bien, al margen de sus ideas, defiende una de las posturas más complicadas con una sonrisa en la cara y dando un enfoque positivo. Pero Pedro Sánchez tiene algo más. ¿Qué tiene Pedro Sánchez?

Siempre había pensado que era pura estrategia. Se mueve por el tablero político como una rubia polioperada que parece que no sabe lo que hace y a la que nadie tiene en cuenta. Hasta que ocurre algo inesperado…que le favorece. Una y otra vez, la suerte parece perseguirle. Que sus ideas y su equipo a veces me causen rechazo ─o directamente repulsión─ no resta ni un ápice mi admiración hacia él y su capacidad política. Al igual que los otros líderes de la política española, se trata de una persona que ha llegado a un puesto muy complejo que no está al alcance de cualquiera. En España es muy común menospreciar a los políticos del bando que no te gusta. Eso le ha sucedido mucho a Mariano Rajoy, del que casi todo el mundo se cree más inteligente. No deja de ser fascinante cómo personas que no han llegado a nada en la vida se ven muy por encima de alguien que ha dirigido un país. A veces basándose en un simple aspecto, como su inexistente nivel de inglés o sus habilidades para el baile. La ignorancia es muy atrevida.

Una y otra vez a lo largo del libro, Pedro Sánchez consigue quitar mérito a cada una de sus más acertadas decisiones. La ascensión a Secretario General partiendo de ser un total desconocido, su valiente dimisión cuando el PSOE aceptó investir a Mariano Rajoy a través de un voto de abstención. Su vuelta a la dirección de su partido, cuando todo el mundo lo daba por desahuciado políticamente. Y finalmente la exitosa moción de censura, la primera que funciona, conseguida en apenas un par de días. El factor que se repite siempre es que la gente a su alrededor le empujaba a tomar las decisiones que el tiempo ha mostrado como estratégicamente brillantes. En algunos casos, casi contra su propia intención inicial.

Así, después de leer el libro he reemplazado una virtud con otra. De considerarlo un excelente estratega, su verdadera virtud en realidad es otra: una gran capacidad para tomar el pulso de la calle. Aunque casi con toda seguridad tiene un Master que no debería tener, eso no quiere decir que no tenga capacidad más que de sobra para obtenerlo. Precisamente su magistral inteligencia social, para percibir qué está demandando la sociedad española, sus militantes, o sus compañeros de partido, entre cientos de mensajes contradictorios, aduladores, manipuladores o intrascendentes. Una habilidad extraordinaria que combina con un perfil suave ─que no blando. Es un político con una dilatada trayectoria del que, sin embargo, apenas si hay dónde criticar. Su “polémico” Master, que aún es menos cuestionable que los títulos conseguidos por el líder de la oposición, Pablo Casado. Los vuelos privados en el avión que tiene por ser Presidente del Gobierno. Hasta Pablo Iglesias, que probablemente nunca llegue a nada importante políticamente, está muchísimo más erosionado, sin haber tocado poder jamás en su vida.

Unido a su atractivo físico y su perfil de político preparado, con idiomas y conocimientos de economía, con una familia de libro, es el candidato que todo partido querría tener. Si no fuera porque le toca defender las ideas del Partido Socialista.

Cuando durante el libro se enfrasca en explicaciones de la problemática española, recalca con firmeza problemas que realmente son de los más importantes:

Un país que pierde a su juventud es un país sin futuro. Una de las grandes quiebras de nuestro tiempo es que se está incumpliendo la promesa según la cual cada generación viviría mejor que la anterior.
Si no restablecemos ese contrato, si convivir no significa ningún compromiso intergeneracional, corremos el riesgo de que la sociedad se fragmente hasta tal punto que no sea sostenible.
Hoy día ser joven en España implica tener un salario bajo, un trabajo precario y una extrema incertidumbre respecto al futuro. Por eso una de las primeras medidas en las que nos pusimos a trabajar como Gobierno fue un plan contra la explotación laboral.

En el plano económico estamos inmersos en un mundo de bajo crecimiento, precarización de los salarios y una deuda que no cesa de crecer.

En la ruptura del discurso lógico, esencia fundamental de la izquierda, enuncia un punto de partida irrefutable y llega a un destino razonable, sin creer que sea necesario que ese camino tenga que sustentarse en la lógica.

Si esa revolución tecnológica se desarrolla políticamente como lo ha hecho la globalización, habrá grandes avances, pero no se beneficiará de ellos toda la sociedad, sino solo unos pocos. Que esto se haga de otra forma y que la revolución robótica beneficie a toda la sociedad no es un problema que vaya a resolver la tecnología: ha de hacerlo la política. Lo mismo sucede con los problemas medioambientales o la discriminación de las mujeres: hace falta poner el feminismo y el ecologismo en el centro de las políticas, pues solo de ellas vendrán las soluciones.

Comienza expresando los grandes retos del futuro de forma sucinta y muy lograda, para luego dar un triple salto mortal y ofrecer su desquiciada solución: si no hay trabajo (ni futuro) para los jóvenes, tenerlos entretenidos con las luchas feministas y medioambientales. Creo que en todo el libro no menciona las pensiones ni una sola vez ─y si lo hace es de pasada.

En España las pensiones tienen dos caras terribles: son un problema actual en sí mismas, pero al mismo tiempo destruyen cualquier posibilidad racional de solucionar las demás dificultades: la más preocupante es la menguante perspectiva personal y laboral para los jóvenes del país.

Tras leer su libro, me ha sorprendido descubrir que se cree (casi) todas sus ideas. El discurso de la izquierda es tan ilógico, que es complicado de asimilar para personas con cierta inteligencia. Hay que tener una especial habilidad en mirar para otro lado en determinados momentos de la exposición. Pedro Sánchez tiene tal facilidad para conseguir esa suspensión de la lógica, que no me extraña ahora que haya llegado tan lejos. A diferencia del discurso de Podemos: con enemigos, revanchista, de quitárselo a los culpables (ellos) para dárselo a los inocentes (nosotros), el socialista es casi impecable, si aceptas que el razonamiento sólo tendrá un pequeño paso por la ficción.

Otra habilidad extraordinaria de Pedro Sánchez es su adaptación a los nuevos tiempos políticos. A pesar de venir de la vieja política y haberse encontrado con los terremotos de Ciudadanos y Podemos, ahora no cabe duda de que es el político que mejor entiende el nuevo escenario alejado de los gobiernos monocolor. Dispuesto a pactar con quien haga falta, a pactar abiertamente o de forma subrepticia, a proponer acuerdos sin ofrecer casi nada a cambio y a hacerlo a veces sin reconocer concesiones. Se mueve como pez en el agua en el mercadeo de votos y favores, una virtud que Ciudadanos supo iniciar pero que con el tiempo ha renunciado a ella, obteniendo una imagen más coherente pero mucho menos práctica. Pedro Sánchez además es muy hábil tratando de vender méritos ajenos como propios y de gestionar los medios del Estado a su mayor conveniencia ─como decidiendo la fecha de las elecciones en el momento más propicio a su partido.

Una de las frases más interesantes del libro es cuando se cuestiona por qué la derecha no tiene esa misma facilidad que ellos para atraer al votante. Y es que el socialismo que ellos defienden tiene algo de lo que carecen el resto de partidos, en especial Ciudadanos: tienen una ideología detrás. Para colmo de males, la frase no es ni siquiera suya:

En realidad, como ha dejado escrito Jordi Sevilla, se trata de la única ideología existente hoy en día. El neoliberalismo no existe como ideología, ha resultado ser un sumatorio de retales que carece de estructura y de una visión de la sociedad.

Ser progresista, es tener una ideología, mientras que escoger a cualquier partido de la derecha, aunque probablemente sea una mejor elección, carece de la fuerza que da tener un conjunto de ideas coherente (principios que suenan bien, ideas que suenan bien y una suspensión en la lógica para que todo cuadre). El paquete “vegano/feminista/bienvenido sean los inmigrantes/ayudar a los necesitados/que pague más quien más tiene/derechos para las minorias” es impecable, mientras que en el extremo de la derecha hay un batiburrillo confuso que no hay forma de pegar: “religión/derecho a la vida/penas más fuertes para criminales/toros/menos impuestos a empresas/la familia”. En unos tiempos en que la gente navega perdida por la vida, disponer del cemento de la ideología no tiene precio.

En resumen se trata de un libro mucho más interesante de lo que esperaba. Los últimos capítulos se hacen insoportables (muy largos e interminables) pero tiene cierta frescura para ser un libro que cuenta una historia que ya conoces. Pedro Sánchez es un brillante encantador de serpientes, va mordiendo aquí y allí y sólo con un poco de cuidado eres capaz de leer entre líneas. Sin una sola mala frase es capaz de contar como el Partido Socialista estaba (y probablemente aún esté) totalmente prisionero de las opiniones y el poder de los barones (líderes territoriales) y expresidentes nacionales (Felipe González y Zapatero) con los que nunca se acabó de llevar bien. Se atreve a mencionar la corrupción del PP y sin temblarle el pulso te dice que el PSOE no tiene nada parecido a eso en ninguna parte.

Finalmente, Pedro Sánchez se ve a sí mismo casi como un miembro de la clase media, una absoluta desconexión con la realidad exactamente donde hace falta. De alguien que se despidió a su mismo, no que recibió un despido improcedente, dice:

Tenía algo de dinero ahorrado, más lo que me correspondía como indemnización del Congreso. Alguna gente cree que los diputados salimos de allí con pensión vitalicia y la realidad es que ni siquiera tenemos una prestación por desempleo. Nos corresponde un mes de sueldo por cada año que hemos estado en el Congreso y eso cobré.

Anuncios de caballos

Tampoco tengo del todo claro por qué, pero me ha dado por buscar caballos en Mil Anuncios. Y he encontrando un filón notable para el bizarrismo, que paso a exponer. Los resaltados son míos.

Los anuncios tienen que estar llenos de faltas de ortografía. Pero como usan un montón de jerga específica, te dejan una sensación de que el paleto eres tú.

Se vende caballo anglo-árabe hijo de jicarón de la yeguada militar, alazano, careto y calzado de una mano. 1, 60 a la cruz, 9 años perfectamente domado y saliendo al campo, a romerías y a todos sitios, haciendo toda la reprise de doma. no cambio , solo vendo . NO ES UN CABALLO BARATO. por favor abstenerse gente aburrrida. lo vendo por estar trbajando fuera de la peninsula. gracias

Arreglando algunas faltas, las descripciones de los caballos son a veces super empalagosas, aunque llenas de adjetivos y cualidades a menudo contradictorias.

Se vende caballo noble donde los haya y tranquilo. Metido en ferias y encierros sin ningún tipo de problema. Se deja tocar por todos los lados, caballo con corazón y ganas de trabajar. Caballo andalón y con mucha nobleza. Más información por privado.

Los anuncios son muy similares a los de coches. Sólo falta mencionar que tienen la ITV pasada. A estado pasa a engrosar mi vocabulario de Whatsapp.

Caballo muy iniciado en vaquera noble para cualquiera hispano árabe puede probar sin compromiso se acepta pruebas veterinarias 5 año 1, 63 a la cruz a bastón A estado en todo tipo de evento rocio feria ect 2 Riendas Marchando por todos lados Sin problema de nada andao Válido para cualquiera feria roció algo negociable

Hay muchas alertas diciendo que solo llame gente seria, parece ser que hay mucho aburrido que llama preguntando por los caballos para tocar las narices.

Se vende pony de 8 años de edad entero de 1, 25 ala cruz muy bien enganchado y montado sano como una pera, esta herrado, desparacitado y con la boca recien hecha, no da bocados ni patadas aparte tengo un charret y 2 juegos de arreos el precio es solo por el pony no cambio por bestia un saludo

Queda claro que la bestia era el anunciante.

Comprar un caballo por capricho. ¿Qué puede salir mal?

Se vende pre de 9 años todavia entero no esta mui montado io lo compre por el caprichio de tener un caballo pero no tengo nunca tiempo para dedicarle por eso la venta algo negociable

Por lo visto hay caballos que se venden por partes, supongo que como los coches, para piezas de recambio.

La complejidad de los árboles genealógicos, que supongo la gente del mundillo conoce, muestra nombres nobles mezclados con otros bastante talegueros.

Disponible para cubriciones semental PRE, castaño, 1, 65 de alzada, de nombre Malegro. Compitiendo a nivel San Jorge en Doma clásica. Muy buenos movimientos y excelentes orígenes. Hijo de Karateka ( por Gaucho III y Baviera IV) origen miura por Panadero VIII.

Grotesco de arriba abajo (sentado y de piel) lo más extraño de este anuncio es que tiene un punto al comienzo del texto. Supongo que en algún momento, la tecla dejó de funcionar.

Muy noble doma alta escuela vaquera y doma libre. colo blanco con pinta marrón cola manos patas y crine negra talla buena si quiere compra una yegua cómprala cono esta muy noble haciendo de todo esta interesado ponte en contacto conmigo y te informo de todo contesto whatsapp un saludo y llamara doma de la yegua paso moviendo el moquero de oreja a oreja se tumba en el suelo echo el muerto se levanta contigo se arrodilla y se sienta de culo trabajo en circulo paso a la derecha y a izquierda paso de costado a una mano y a la otra para dentro y para fuera y de frente para un lado y para el otro paso atrás paso adelante haciendo el paso español para alante y después para atrás passat levantando muy bien las manos y las patas saludo en tre remo levantando una mano en redondo y después la otra trote a una mano y a la otra galope a una mano y a la otra galope media pirueta a la izquierda y a derecha galope de costado para dentro y para fuera y de frente para un lado y para el otro galope arreón pirueta entera a la derecha y a izquierda arreón parada en seco saludo con la mano levantada y de piel

Rollito vegano-pacifista.

Vendo Potro Palomino de 28 meses apto para consumo con sus papeles en regla y su microchip. Es hijo de spartaco un gran caballo Pre con una Percherona va a ser un gran caballo. Acepto yegua como parte del pago. Un Saludo

Vendo burro zamorano leones de tres años cubriendo perfectamente respetando a las hembras suelto en libertad esta en el pasto con un hilo de pastor se entrega desparasitado con la documentación en regla apto para el consumo humano atiendo wasap se vende por esceso de sementales

Burra de raza enana mide sobre un metro en la cruz no ha parido de cinco años muy guapa, con papeles precio negociable Cambio tmb por algo que me interese articulos de caza remolque tienda. abtenerse no interesados y graciosos

Machete al machote.

Vendo pony perla de 4 años muy bonito apto para el consumo humano También cambio por pony hembra o algo que me interese Solo llamadas

Caballo no apto para mujeres.

Vendo yegua súper mansa, se pone a prueba se pueden montar niños y hombres mejor verla hablar sin compromiso. (SOLO ATIENDO WHASTAPP)

Más críptico que el Manuscrito Voynich.

No queda claro si el niño está incluido en el precio o no.

Está claro que los caballos no son muy prácticos para conducir por ciudad.

Edad 5 años alzada 1. 57 doma de cuadra está entero no está capado cambio por moto que me interese gilera runner 180 cr kx rm yz kawasaki yamaha suzuki Solo WhatsApp SOLO ESTá SEMANA ESE PRECIO

Semen fresco, congelado, hasta el ADN secuenciado te lo ponen en el anuncio. Sólo de leer el anuncio ya te sientes como si hubieras participado en un bukkake.

Los caballos no se escapan de la tiranía de la altura, éste parece un marginado del Tinder.

Se vende potro PRE 1, 60 a la cruz, es noble. Tiene todos sus papeles, madre yeguada del sol y padre Paco Lazo, tiene 5 años esta sin domar. Cambio por caballo cruzado menos de 10 años y mida mas de 1, 65. Precio negociable.

Este anuncio da pinceladas de un drama épico de fondo.

Se vende castano morcillo precioso es pura raza español pero sin papeles esta entero y tiene 12 años es un gran caballo paso español, costados, cesiones, espalda dentro, cara al muro muy domado el caballo ha toreado con álvaro montes en la suerte de matar mide 1. 59 apto para aficionados con nivel medio se puede ver sin compromiso. Vendo por problemas médicos actualmente lo montaba un chico de 12 años. Seriedad.

No tengo tiempo para el caballo, pero lo cambiaría por otro.

Se vende por falta de tiempo lleva sin montarse desde septiembre no tengo tiempo para dedicarle echado pa lante paso trote y galope talla 1, 52 edad 5 años precio negociable Esta capado. Capa bayo. acepto cambio por caballo domado de 8 años en adelante gracias

Yegua dominante.

Vendo yegua muy guapa y noble, va muy bien, este año esta preñada para abril de un caballo normal porque paso el verano en el puerto, la vendo porque no le mando nada, cualquier cosa wasapp (precio algo negociable)

Kinder sorpresa no negociable.

Vendo burra de unos 9 años de edad muy grande montada y trabajos con arado. . . Posiblemente preñada de un caballo no negociable

Se traspasa caballo fresquito.

La crisis, en retrospectiva

Afortunadamente en 2016 se acabó la crisis económica española. Bueno, quizás se acabó antes, pero no fue hasta 2016 en que se dejó de hablar de que la crisis seguía estando ahí.

A pesar de haber sido una experiencia devastadora para muchas personas, y haber comprometido las opciones de futuro de casi toda una generación, resulta sobrecogedor ver como la mayoría de la gente no ha aprendido nada de ella.

Con el tiempo se ha ido simplificando la explicación de la crisis y por qué sucedió hasta niveles de Pocoyó. ‘La crisis fue culpa de los bancos y la corrupción de los políticos’ es la opinión de una inmensa mayoría de la población española.

Es cierto que gran parte de la responsabilidad de la crisis la tienen bancos y políticos. Pero reducir los culpables a estos dos simples grupos, o apurando aún más, al Partido Popular como representante de los políticos y a Bankia – o hasta tan solo Rodrigo Rato – es un ejercicio de infantilismo.

Allá en la época dorada de los blogs, había unos cuantos contando los riesgos a los que se enfrentaba España, inmensa en una enorme burbuja inmobiliaria. Mientras sonaba la orquesta, nadie hacía nada al respecto. Todo el mundo era próspero y se decía aquello de “la cosa va p’arriba”, que era una forma de entender que se soñaba con un mundo de perpetua prosperidad.

Muchos acabarían viendo como el sueño se convirtió en pesadilla. Familias enteras arruinadas, que pasaban de la bonanza y la vida acomodada a un mundo de precariedad y vergüenza. Ahora bien, todas esas personas ya han olvidado a todos los culpables de su situación. No es de extrañar que dentro de unos años, cuando la situación se repita, vuelvan a tropezar con las mismas piedras. Ellos o sus hijos, asesorados por sus consejos.

No voy a decir aquí “quienes son los verdaderos culpables”. Hay muchos. Los políticos y su intervención en los bancos, tienen el puesto de honor. Pero me parece muy injusto cómo tantos otros actores se han marchado de la fiesta sin pagar las consumiciones.

Quizás el mayor responsable de la crisis que ha salido de rositas ha sido el mundo de los medios de comunicación. Eran ellos los que jamás publicaban una noticia negativa de un banco o de un directivo importante. Dependientes de la publicidad que estos pagaban, durante los años previos a la crisis siempre hubo una total falta de periodismo crítico.

Era responsabilidad de los medios de comunicación el alertar sobre los riesgos de lo que estaba a punto de suceder. Si lo hubieran hecho adecuadamente, muchas personas no habrían pedido ese crédito justo en la cima de la burbuja, o no se hubiera inflado un 10% más el precio de la vivienda o no se hubiera comprado ese tentador Porsche Cayenne. Del mismo modo, los políticos y los banqueros se hubieran cortado un poco en su forma de actuar, tan a cara descubierta. El Cuarto Poder también miró para otro lado durante la crisis.

Resultaba patético ver cómo había que informarse en medios alternativos, como preparacionistas o conspiracionistas. Nunca una noticia alertando de riesgos, peligros. Para colmo de males, luego los medios de comunicación han hecho caja con programas y personajes que explicaban la crisis de forma sencilla, a toro pasado. Al Rojo Vivo, de la Sexta, ha sido un referente, trayendo la economía al Prime Time de las televisiones. Aunque este programa ha hecho cosas muy buenas, ¿Por qué no surgió cuando se le necesitaba de verdad, cuando todo iba bien? Luego también es penoso ver cómo han ganado mucho dinero durante la crisis economistas y personajes que no tenían ni idea de lo que estaba a punto de ocurrir, pero se mostraron muy expertos en contar la realidad y sus causas con meses de retraso. Los periodistas económicos, de notables culpables, a figuras ensalzadas y libres de toda culpa.

Los políticos son muy responsables de lo que ocurrió. Y resulta triste ver como ninguno ha sufrido consecuencias por ello, salvo aquellos que han robado descaradamente y se les ha descubierto con multitud de pruebas. Cuando se empezaba a hablar de nueva política, con los partidos de Podemos y Ciudadanos, se mostró una gran verdad: todos los políticos que estaban antes de la crisis, siguieron en sus cargos durante y después de la crisis. Un puesto de gran responsabilidad que, sin embargo, no tiene ninguna. Pase lo que pase, ellos seguirán como el dinosaurio de Monterroso.

Ahora bien, ¿Por qué seguían esos políticos ahí? Porque la gente los votaba. Recuerdo como si fuera ayer la campaña electoral de las Elecciones Generales del 2008, ganadas por el Partido Socialista. Tras haber gobernado los cuatro años anteriores – de bonanza económica – se centraron en negar la existencia de síntomas de declive económico. En medio de una situación insostenible, en que cada indicador era peor que el anterior, se atrevieron a negarlos y lo mejor de todo fue…que la gente les votó.

Mentir salía gratis y dar malas noticias, como hizo el Partido Popular en la campaña del 2008, restaba votos. Del mismo modo, en regiones con futuros escándalos de corrupción, como Andalucía o Valencia, todo iba bien. Se renovaban mayorías una tras otra. A la gente le gustaba la campechanía de los dirigentes públicos, que vivían en una perpetua euforia del 3%. Nadie votaba a los políticos de la oposición, con aspecto de aguafiestas y amargados.

Puede decirse que la gente les votaba porque aún no sabían que eran corruptos. Lo cual es cierto solo en parte. Cierto es que los periodistas no se atrevían a decir nada sobre ellos hasta que estuviera reconfirmado cien veces. Todo el mundo sospechaba la existencia de tejemanejes. Pero como hemos podido ver en las Elecciones de 2016, la corrupción es uno de los mayores problemas para los españoles pero no es uno de los factores más decisivos a la hora de elegir el voto.

Así, nos guste o no, hemos votado de forma irresponsable una y otra vez. Y lo seguiremos haciendo.

Luego basta con mirar a cualquier colectivo damnificado por la crisis para encontrar su parte de culpabilidad. Los afectados por el escándalo de las preferentes de Bankia por ejemplo. Se ha incidido en el caso de personas mayores que no sabían escribir, gente que no podía ni tan siquiera ver, que habían perdido ‘los ahorros de toda una vida’.

Sin embargo, en España nadie ahorraba. Una gran parte de esas personas mayores tenían ese dinero como parte de una venta de vivienda. Muchas de estas inocentes personas, estafadas por los bancos, habían sido los que se habían lucrado enormemente durante la bonanza de la burbuja inmobiliaria. El paradigma de compraventa era una pareja joven, sin hijos pero con planes de tenerlos, que compraba sobre plano. Y luego, ya a un nivel más modesto, que compraba un piso o local comercial a reformar a una persona mayor.

Uno de los aspectos más dramáticos previos a la crisis era ver cómo se producía una transferencia de riqueza de la gente joven – en muchos casos riqueza futura o riqueza que jamás alcanzarían – hacia las personas mayores. Durante los años posteriores hemos podido ver cómo se revertía este proceso. El abuelo con una modesta pensión acogiendo a sus hijos desahuciados o ayudándoles a llegar a fin de mes.

Con una población cada vez más envejecida, los mayores y sus pensiones son intocables, mientras los jóvenes tienen que elegir la forma en que se evaden de la realidad donde no tienen cabida: pagar con impuestos las pensiones de varios jubilados, o ser tratados como escoria una y otra vez (puteros, ni-nis, obsesionados con los videojuegos). Antes de la crisis había un problema generacional muy grande. Sigue habiéndolo y se sigue mirando para otro lado. Esta es una especie de burbuja que nos arrasará lentamente. Habrá una generación que prácticamente sólo pague impuestos para pagar las pensiones de sus mayores, mientras que cuando les llegue su jubilación, no percibirán casi nada.

Pero no fue la crisis una cuestión de jóvenes o mayores. Todos estábamos inmersos en una locura colectiva, la sociedad entera estaba enferma y no se empezaron a ver valores humanos hasta que estalló la crisis. La solidaridad entre familias, ayudando al que se quedó sin techo era antes un continuo duelo de cuñados a ver quién se había comprado el piso más adosado, a ver quién había metido más extras en la hipoteca, quién tenía la deuda más grande.

Unas forma de ocio más grotescas que ponerse a cazar Pokemons. Más viajes a Punta Cana que a Torremolinos. Turismo burdo de capitales europeas sin dejar jamás una propina. Todos los fines de semana de turismo rural a alguna parte, para no morirse de vergüenza en el trabajo por no tener nada que contar. Ocio tan a crédito como la vivienda. Restaurantes fuera de las estrellas Michelin con listas de espera de años. Comprar marcas blancas era de pobre. Toda la ropa, de marca. Menos mal que los smartphones no empezaron a aparecer hasta después de la crisis o no sé qué cosas habríamos visto. Todo el mundo tenía Audis porque los Seats eran para los muertos de hambre. Un mercado de segunda mano prácticamente inexistente.

Con la crisis llegarían medidas razonables: veranear en el piso de la playa de tu cuñado. Comer fuera pero en sitios baratos, convirtiendo a Ikea en uno de los principales proveedores de comida rápida del país. Pasar tiempo en casa, pasear. Visitar a los familiares, alargar la vida útil de coches que siguen funcionando perfectamente.

Uno de los mayores responsables de la crisis era una sociedad enferma, egoísta, sólo preocupada de aparentar. La riqueza – ficticia – y el dinero en el centro de todo lo que se hacía. Operaciones de estética sin parangón en toda Europa. Era normal incluir una operación de aumento de pecho a los gastos de la hipoteca. Las parejas se divorciaban no por falta de amor – que nunca hubo mucho – sino por falta de ambición de sus cónyuges. Antes de la crisis se vivía un egoísmo generalizado y era casi imposible escapar a él.

Blogs como Sanchiguarro, los colonos del Páramo, en tono humorístico, mostraban la irracionalidad de la sociedad en medio de la verdadera crisis : la de valores. Una cita que lo resume todo:

El problema no es que los pisos sean caros: es que nos hemos convertido en unos animales de bellota.

Inmersos como estábamos en una sociedad enferma, la crisis era en cierto modo una consecuencia inevitable.

Finalmente, antes de la crisis había un mercado de trabajo totalmente disfuncional. Todo el mundo vivía, directa o indirectamente, de negocios bancarios, inmobiliarios o una mezcla de ambos. Mucha gente cobraba una parte de su sueldo en negro, o vivía directamente de comisiones de venta que parecía nunca acabarían. La gente sin estudios ganaba mucho más dinero y tenía mejores condiciones laborales. Pero claro está, con decenas de miles de personas que estudiaban carreras profesionalmente inútiles por aquello de que uno tiene que estudiar aquello que realmente le gusta. Luego basta con desearlo mucho para que surja una trabajo soñado de Filosofía y Letras, o de Historia del Arte. Estudiar Empresariales sin vocación nunca será la solución.

El mercado laboral era una auténtica locura: empleados con intocable antigüedad que no sabían – ni querían – tocar un ordenador, mientras los jóvenes llegaban con contratos precarios debajo del brazo y palmaditas en el hombro. El aluvión de la crisis no ha arreglado nada de esto pero al menos ha servido para mostrar el inquietante aspecto de la realidad que nos podemos permitir, mientras no tengamos ningún tipo de industria.

En resumen, la crisis tuvo muchos culpables. Unos más que otros, pero me parece muy triste, e infantil, que muchas personas duerman con una total sensación de inocencia. Sobre todo porque la vida es una rueda que da continuos giros. Y si dentro de 15 años se repite algo parecido a todo esto, por lo menos que sepamos darnos cuenta y tomar las medidas que estén en nuestra mano.

El mitin

Todo el mundo ha visto cientos de mítines por televisión. Por las imágenes siempre se percibe un ambiente ficticio: jóvenes y milfs que aparecen detrás del candidato para dar una aire de prosperidad y triunfo. Euforia y aplausos ante cualquier frase, por predecible que sea. Banderitas y un público inquietantemente uniforme.

Así, por las pasadas elecciones, decidí que asistiría a algún mitin. Mi preferencia natural era el Partido Popular. Siempre me parecieron sus campañas políticas las más impostadas, con un aire de figurantes entre las personas que asisten de público. Izquierda Unida era el partido que menos interesante me resultaba, no tanto por afinidad política, sino porque siempre ha sido un partido pobre, que no llena estadios, con gente muy heterogénea. Me interesaba vivir la experiencia, y en este caso el Partido Popular era garantía de carnaza de primera calidad.

Mi primera sorpresa fue ver la inexistente publicidad que existe de los actos. No hay apenas carteles anunciando que el Presidente del Gobierno o alguno de los candidatos van a ir a tu ciudad. Y sin embargo, luego los ves en las noticias, en Prime Time. Tras haber decidido que iría a algún mitin, el que fuera, pude ver cómo se desvanecían mis opciones con el Partido Socialista o el Partido Popular simplemente porque no lo anunciaron en ninguna parte.

Tuve suerte de oír un anuncio en la radio – ¿Quién oye la radio si no está conduciendo? – mencionando que ese mismo día Ciudadanos daría un mitin en mi ciudad. Me cuadraba con el horario de trabajo así que me apunté a dicho plan sin darle muchas vueltas. Era el partido al que pensaba votar, lo cual en cierto modo justificaba la asistencia.

El mitin se celebraría en el Salón de Actos del Palacio de Congresos. Una sala enorme. Mi primera impresión era que no llenarían. Aún así, llegué 15 minutos antes del comienzo. Para mi sorpresa había una larga fila de personas esperando.

Las personas que tenía tanto delante como detrás venían en grupos relativamente numerosos. Por lo que hablaban los de delante, supe que eran miembros del partido, de la delegación de algún pueblo. Pronto me daría cuenta de que la inmensa mayoría de los asistentes al evento eran políticos de segunda o tercera fila. Se rumoreaba que en el mitin que se había celebrado el mismo día, en otra ciudad, no se había llegado ni a media entrada. La gente se movilizaba para evitar que el líder se sintiera casi solo en la provincia.

Cuando entraba en el Salón de Actos pude ver que se iba a llenar con total seguridad. Los asientos de las primeras filas, los que salen en las fotos, estaban todos reservados, con papeles pegados al respaldo de las sillas. Según había oído en la espera, se trataba de los gerifaltes de la política provincial. Luego la gente se sentaba tan cerca como podía. Al haber muchos grupos enormes, veías filas enteras reservadas. Tuve relativa suerte de encontrar un asiento por el centro, algo detrás de la fila que ocupaba la prensa. En apenas diez minutos la sala se llenó y hubo gente que tuvo que quedarse fuera.

El público me dio la impresión de ser de mi misma clase social. El vagón de cola de la clase alta, que se cree clase media porque es muy mala en matemáticas. Pocos Iphones y muchos Samsung. Pero nada de tatuajes, chanclas, gente comiendo pipas, gritones, vestidos con chándal o repartidoras de romero. Estudiantes universitarios, gente con trabajos no manuales, de todas las edades pero más bien treintañeros. No muy bien vestidos, pero no descuidados. Una audiencia que me hacía pasar desapercibido.

Luego comenzó el mitin en sí mismo. Empezaban hablando los políticos locales, los que se presentaban a las elecciones. Luego el cabeza de lista regional, para terminar con el famoso candidato nacional.

La parte en que hablan los locales no sale nunca en los telediarios y es, quizás, la más interesante. Se trata de gente a la que el evento le viene grande. El único acto al que tendrán que asistir, mientras que el líder nacional puede repetir el discurso, que se sabe de memoria, en cada provincia. En este caso la candidata estaba muy nerviosa y tenía poca capacidad oratoria. Hablaba de sus propuestas para mejorar la ciudad, pero a grandes rasgos y sin apenas entrar en datos sólidos. La anécdota y el chascarrillo por delante de la propuesta concreta.

Esperaba una puesta en escena convincente, que rematara las dudas de los asistentes. Pero estaba equivocado. A un mitin solo va la gente que está absolutamente convencida. El 100% de la gente que asistía al mitin acabaría votando al partido, aunque se prometieran barbaridades. En realidad el mitin se convertía en una especie de complejo meta ejercicio de propaganda política: no se hablaba apenas de programa, de propuestas. No es algo para convencer, sino para obtener un buen resumen en televisión. Proyectando al mismo tiempo la imagen de éxito y verosimilitud propia del que habla y es aclamado y recibe fervorosos aplausos.

La euforia del público me resultaba incomodísima. Emocionarse con un equipo de fútbol o con un personaje famoso es algo que, hasta cierto punto, se entiende. Por muy irracional que sea la pasión por un cantante famoso, por un deportista, es alguien a quien se admira. Pero un político, por muy bueno que sea, jamás se merece eso. Se trata de una persona experta en lenguaje tendencioso, dobles sentidos premeditados, respuestas evasivas. Propuestas que ni por un momento piensa cumplir. Todos hemos sentido decepción por los políticos una y otra vez. Incluso aunque sea el partido al que pensaba votar, jamás aplaudiría a su candidato.

Con el trascurso del mitin, mi desapasionamiento comenzaba a resultar llamativo. La única persona en la sala que no aplaudía nunca, que no se levantaba como un hooligan político. La progresión en el discurso político, creando tensión hasta que por fin aparecía el gran líder, sirvió para despertar un estado de pseudo euforia entre la audiencia, una vez este pisó el escenario. Era una pasión imposible de creer, aunque temporalmente real, de gente que aplaudía mucho pero que, al terminar el mitin, se marchaba a casa con pulsaciones en números negativos.

Al final del acto todo fueron aplausos, ovaciones y buen rollismo. La gente se mataba por el selfie junto al candidato. Salí como pude, contento por la experiencia, tan interesante como innecesaria. Supongo que si hubiera sido el Partido Popular, habría sido una experiencia mítica. Pero creo que mi carrera política termina aquí.

Inmigrantes

Durante las últimas semanas se ha incrementado masivamente el número de inmigrantes ilegales que entran en Europa. Gran parte de ellos provienen de Siria, un país destrozado por complicados conflictos internos y externos que van más allá de una guerra civil.

En muchos países europeos se ha planteado el debate de si debe acogerse a toda esa población y, en caso de que sí, cómo debe hacerse. Se han discutido cuotas y se ha hablado de países solidarios e insolidarios.

El debate que se ha puesto sobre la mesa me parece absolutamente fuera de toda sentido común. Se ha producido una crisis humanitaria sin precedentes y los periodistas se han encontrado con mucho interés por parte de la opinión pública. El mismo interés que pueden ocasionar asesinatos de niños, casos de maltrato o escándalos financieros. Los periodistas detectan que a la gente le interesa y hablan más sobre el tema, la gente, bombardeada por la información, adopta una postura más firme en torno a este problema y se produce un círculo virtuoso o vicioso, según se mire.

La postura inicial de España en este problema ha sido la de siempre: no queremos inmigrantes ni en pintura. Poner todo tipo de trabas para que puedan quedarse legalmente, facilitar todo tipo de mapas donde se indique claramente dónde está Francia y en qué dirección se va hacia Alemania.

El gobierno no adopta esta estrategia porque sí. Ni exclusivamente porque sea un gobierno de derechas. Simplemente hace lo que cree que la gente, o al menos sus potenciales votantes, quiere. Es por ello que se han encontrado con una necesidad de cambiar de rumbo bastante paradójica. Ahora la gente quiere otra cosa.

¿De verdad quiere la mayoría que se acojan a todos los sirios que sea posible? En mi opinión es un caso más de borreguismo provocado por los medios de comunicación. Este tipo de espejismos se provocan por la continua polarización de todos los temas que se tratan en la televisión. O blanco o negro. O Cataluña o España. O derechas o izquierdas. A favor de los toros o en contra. Solidario o insolidario.

La mayoría de la población española es solidaria – ojo, sólo en este mediático asunto – por ceguera económica. A diferencia de otros países, en España los gastos indirectos nunca nos han preocupado demasiado, porque la gente está acostumbrada a ignorar que todo gasto del país está siendo sufragado por sus bolsillos. Si sube el IVA del pan un céntimo, se puede desatar una nueva Guerra Civil, pero si se grava con un impuesto ecológico de 5 céntimos por kilo de trigo a los productores, a la gente le dará absolutamente igual.

Así, la solidaridad que se espera con los refugiados sirios es – salvo los casos de personas que realmente se han implicado a nivel personal, a veces hasta ofreciendo espacio en sus propias casas – una solidaridad que se espera que ejerza el gobierno sin preocuparse de los gastos o problemas que pueda acarrear.

Recuerda la postura de un niño pequeño que ve un perro en la calle y quiere adoptarlo. Son los padres los que ven los problemas, los gastos y sobre todo la certidumbre de que ese niño, cuando pase un tiempo, se olvidará del perro.

La superficialidad del debate sobre los refugiados sirios lleva al punto de que todo lo que escriba aquí será reducido a ‘un artículo donde se compara a los sirios con perros’.

Uno de los aspectos más miserables de la crisis humanitaria Siria es la omisión del resto de crisis simplemente ‘porque los niños sirios se parecen a nuestros niños’. Del África subsahariana han estado llegando miles de personas todos los años y la opinión pública mayoritaria siempre ha sido el rechazo. Vidas miserables de venta infructuosa en el top-manta, alejados de la realidad social. Siempre solos o con otros compañeros de sus países de origen, las opciones de integración para los subsaharianos han sido, en gran parte, inexistentes. No hay mayor miseria que el aislamiento social al que se les somete y las vidas perpendiculares al mundo de riqueza donde se encuentran. Muchos pasan de un mundo sin oportunidades para nadie a un mundo sin oportunidades…para ellos.

También se habla de que los emigrantes sirios son clases medias, muchos con estudios universitarios, muchos saben idiomas. Se supone que por ello será fácil integrarlos. La realidad es que España es un país que estaba lleno de jóvenes de clases medias con estudios universitarios e idiomas que se tuvieron que marchar del país. Se va a producir la delirante situación de acoger a algunas decenas de miles de sirios tras haber tenido que dejar marchar a cientos de miles de españoles.

¿Cuántas profesiones de refugiados sirios son compatibles? Desde luego que los médicos y enfermeros pueden trabajar inmediatamente en nuestro país. Pero, ¿De qué nos sirven policías, funcionarios, traductores, comerciales, profesores o fruteros? El verdadero drama de España es que no hay trabajo para casi nadie, si entra más gente, que además tiene el hándicap del idioma, la cultura y la falta de contactos, ¿Cómo se van a poder integrar?

A mi no me preocupa tanto si España debe o no acoger refugiados sirios como el hecho de pensar que no estamos en condiciones de acoger a nadie. Y la misma gente que se queja de la falta de perspectivas profesionales para sus hijos, pide que se acojan a más personas sin siquiera considerar que son más bocas que alimentar, que tendrán que buscar trabajo, alquilar pisos y, si se hace como parece que la gente pide, eso se tendrá que pagar de nuestros impuestos, al menos al principio.

Un problema real que han vivido muchos países de Europa – y no España – es el haber acogido muchos inmigrantes de países musulmanes sin control. Luego se han encontrado con guetos que han crecido hasta dimensiones preocupantes. Hay barrios enteros de Berlín donde sólo viven turcos. 1.500 franceses se han ido a combatir apoyando al Estado Islámico. Un cuarto de la población de Bruselas es musulmana. Normalmente se habla en términos multiculturales de forma positiva. Pero aquí estamos hablando de casos de no integración, de mundos aislados dentro de un país. Que una mujer no pueda caminar tranquila por ciertas calles de Bruselas si no lleva pañuelo no es preocupante, sino lo siguiente.

¿Es la población Siria fácil de integrar? Según con quiénes se los compare. De nuevo se ha entrado en la descalificación a cualquier argumento negativo, diciendo que hablar de que entre los refugiados tiene que haber posibles integristas es de una total xenofobia. Pero sí, claro que los habrá y por supuesto que no hay que pasarse de guays, dando palmaditas en el hombro.

Lo que no se puede hacer es denegar sistemáticamente el acceso a argentinos, peruanos, ecuatorianos, colombianos, que se integrarían en España en un abrir y cerrar de ojos y luego aceptar sin pestañear a todos los sirios simplemente porque salgan en televisión.

No tengo una postura definida en este conflicto, a pesar de las críticas. Me parece demasiado complicado. Lo que me indigna verdaderamente es la superficialidad rozando la infantilidad con que se juzgan todos los problemas. Porque este es el país donde se supone que, tras tantos años viviendo en él, debería estar integrado.

Podemos

Borgen es una serie de televisión danesa que comenzó a emitirse en 2010. Trata sobre la política en Dinamarca y fue un éxito extraordinario de crítica y audiencia. Para sorpresa de todos tuvo también muchísimo éxito en Reino Unido.

En el primer episodio se plantea un país que está a punto de realizar elecciones generales. Están los dos partidos principales peleándose por el poder, mientras que los partidos secundarios prometen lo que pueden esperando entrar como bisagra. En un momento dado el presidente del gobierno tiene que pagar un bolso a su mujer en una situación comprometida y, no disponiendo de alternativa de pago, lo hace con una tarjeta del gobierno.

El pago acaba convirtiéndose en un escándalo que, unido a un desafortunado debate en televisión entre los candidatos, lleva a que, de la noche a la mañana, gane las elecciones uno de los partidos secundarios. Sobre esa base se plantea toda la serie.

No voy a contar más sobre ella por el simple hecho de que, como en tantas otras ocasiones, me quedé en ese primer episodio. Una clave del éxito de la serie es que para los daneses tiene mucho parecido con la realidad. Desde mi perspectiva española la descarté, aparte de por el insufrible idioma, porque me resultaba una ficción más insostenible que Gym Tony.

La trama política no se parece en nada a la política que un español conoce. Incluso resulta ofensiva en algunos momentos porque el mundo, desafortunadamente, no es tan edulcorado.

Podemos, el partido político sorpresa, permite soñar con la trama que plantea Borgen. Acabar con los partidos de siempre. En la versión española, es un proceso de meses, tal vez años. En lugar de un bolso, un encadenamiento de escándalos. En lugar de un desafortunado debate, una perpetua sucesión de errores, patinazos y decir una cosa y hacer la contraria por sistema.

Una de las bases del planteamiento de Podemos es decir que los partidos que han estado gobernando los últimos años han estado robando por sistema. Es decir, han creado estructuras organizativas cuyo único objetivo era el auto enriquecimiento. Algo parecido a lo que en Italia se considera la Mafia. No es lo mismo tener que hacer una autovía y ya que puedo, llevarme un 4% de comisión, en que la comisión es un efecto y la autovía la causa, que hacer un aeropuerto para poder llevarme una suculenta comisión del 4%. En este caso, el aeropuerto es el efecto, mientras que el robo es la causa.

Lo que dicen en Podemos, y parece que no se alejan mucho de la realidad, es que se han tomado muchas medidas simplemente porque permitían robar más. Que eso es lo que tenemos por gobierno y que ellos están dispuesto a cambiarlo.

Sin embargo, a poco que Podemos (o Ciudadanos) aparecieron como posibles amenazas electorales, comenzó a aflorar que algunos de sus miembros no estaban totalmente exentos de irregularidades. El mensaje aterrador no es el de ‘Podemos está lleno de ladrones’ sino uno mucho más descorazonador: ‘Nadie que entre en política lo hace por motivos honestos, no hay nueva política: los nuevos serán como los viejos’.

A mi no me gusta un partido que tome ejemplo de Venezuela – aunque la exageración con Venezuela es delirante. No veo sentido en alejarse del Euro o los Mercados. No hay que regalar dinero a los pobres, ni parar los desahucios. Pensándolo fríamente creo que no hay ni una sola cosa de las que ha dicho Podemos con la que esté de acuerdo. Pero el ‘fracaso’ de SYRIZA negociando la deuda griega demuestra que a pesar de las grandes intenciones, un partido nuevo no nos llevaría a la Edad Media económica.

Una gente que diga que se acabó el estar en política para robar. Aunque luego algo roben. Que hacerse ricos no sea su principal objetivo. Me basta con eso. Votaré a Podemos.