Apología de Halloween

9177477999_e69aac32a0

Halloween es una de las fiestas que más gustan. Y no porque sea un fanático del cine de terror o los disfraces.

Por un lado es una fiesta muy breve: apenas si dura una noche, aunque en LIDL estén vendiendo disfraces, caramelos y decoración varias semanas antes. No llega a ser algo tan agotador como la Navidad española. La Navidad es tan brutal que se empiezan a vender los dulces en octubre y es casi imposible encontrar existencias a finales de diciembre. Llegado reyes, no hay quien tenga estómago de tomarse otro mantecado y aunque nadie quiere volver al trabajo o a la escuela, la sensación es de asco y saturación.

Halloween es una fiesta muy libre. Realmente no está claro lo que uno debe hacer. ¿Disfrazarse? ¿Dar caramelos a los niños? Lo mejor de todo es que puedes ignorarla con toda tranquilidad. Intenta comportarte como si no pasara nada el día de Fin de Año.

No gira en torno a nada. Al contrario que la cansina Semana Santa. Halloween es una idea abstracta y sobre todo lo que cuenta es pasárselo bien. No es necesario quedar con la familia por obligación, o una cena opípara. Ni siquiera arreglarse para salir.

Es una tradición que los hijos inculcan en los padres. Al revés que todas las demás. Los niños se disfrazan en el colegio, hacen cosas y obligan a los padres a participar en el circo, por presión del grupo. Los padres odian Halloween porque implica gastarse dinero en un horrendo disfraz de único uso, pero pasan por el aro viendo que los niños se sienten a gusto con la idea.

La base de Halloween es el miedo. Reírse del miedo. Reírse de la muerte. La mayoría de las tradiciones son super aburridas en su esencia. Lo único que las salva es el comer y beber mucho, pero Halloween no pone trabas ante esto.

La mayoría de los que critican Halloween lo hacen argumentando que es una tradición importada que no tiene arraigo en España. ¿Acaso eso importa? La bizarra costumbre de las uvas en Fin de Año tiene mucho menos años de los que imaginas, ¡Posiblemente menos que tú! Las más asentadas tradiciones han ido evolucionando y cambiando. La Semana Santa es una evolución de una festividad romana. Y la Semana Santa del siglo XXI es totalmente diferente a la del siglo XIX.

Un dato curioso de Halloween es que es una fiesta anglosajona, pero el día 1 de noviembre no es festivo en ninguno de estos países, mientras que en España sí que lo es. ¡Hasta nos viene bien por fechas!

Vida Eterna

Las pirámides de Egipto o el Ejército de Terracota de Xian son dos muestras de construcciones funerarias en las que un Emperador trata de fortalecer su presencia en la vida después de la muerte. Sus desmesurados esfuerzos pueden parecer vanos, pero qué duda cabe que en al menos estos dos ejemplos lograron con creces su objetivo.

La única forma de persistencia en el tiempo que de momento conocemos: la fama. Para que Qin Shi Huang pasase a la historia, aún siendo el primer Emperador de la China unificada, tenía que construir algo que perdurara más que sus imperios. Arte de primerísima categoría, con una dimensión colosal para que ni el deterioro del tiempo o las ambiciones de otros pudieran destruir su legado.

Aunque la hipótesis de una construcción deliberada, en la busca del recuerdo de las generaciones venideras, es completamente absurda, tiene sus puntos de justificación. Tendemos a pensar en las generaciones históricas como seres cándidos y crédulos. Pero su visión del tiempo, mucho más allá del espacio definido por la longitud de sus vidas, era mucho más avanzada que la que solemos tener hoy en día.

La destrucción del templo de Artemisa en Éfeso fue deliberada, por un simple pastor que pretendía, de ese modo, pasar a la Historia. Esto ocurrió antes de que naciera el padre de Qin Shi Huang. Si un pastor fue capaz de reconocer una forma tan brusca de aparecer en los libros de Historia, un emperador bien podría tratar de perdurar en el imaginario de la Humanidad, con la construcción de un ejército de terracota, réplica del que el emperador tuvo bajo su reinado. Aunque sea una insensatez pensar que el trabajo de Qin Shi Huang trataba de construir una ruina tan grande y elaborada que ninguna civilización fuera capaz de destruir parte de su memoria, no lo es menos pensar que este monarca estaba totalmente convencido de que en el más allá dispondría de este ejército con solo incluir una réplica en piedra junto a su tumba.

Igualmente las tumbas egipcias pueden entenderse como acumulaciones de riquezas, tantas como fuera posible, y tan ocultas a los ladrones como el ingenio permitiera, con el simple objetivo de que aparecieran muchos siglos más tarde, permitiendo la Vida Eterna de verdad, la de los libros y enciclopedias colaborativas.

Tal vez fueran inocentes, pero muchos consiguieron su objetivo.

Extravaganza

Hablaba el otro día sobre las extravagancias de algunos famosos cuando viajan de gira, ya sea dando conciertos o presentando películas. Nos parecen personas desquiciadas con mil manías y con exigencias a los organizadores que suelen ser costosas, sofisticadas y a menudo inútiles.

Los famosos, qué raros son ellos. Luego se van a un hotel de 10.000 euros la noche, se compran un coche que nunca llegan a conducir, papel higiénico que cuesta miles de euros, escobillas del váter que se mueven en las tres cifras.

Parece como si no supieran gastar el dinero que tan bien nos vendría a nosotros. Pero pensando un poco, ¿Son ellos tan raros?

Britney Spears se gastó 1.700 euros en papel higiénico de Louis Vuitton. Pero es quizás su gasto más desorbitado y extravagante, por eso llegó a las noticias. ¿Pero cuánto dinero gana Britney? Supongamos que ganara 20 millones de euros al año. En tal caso está gastando en papel higiénico una parte entre doce mil de su sueldo. Para un sueldo de 20.000 euros al año, el equivalente sería gastar mil veces menos en papel higiénico. Es decir, gastar 1,7 euros en papel al año.

Obviamente es imposible comparar la capacidad de gasto de una persona media con alguien que es multimillonaria en ingresos. Pero sí se puede razonar que si alguien decide comprar rollos de 1,7 euros (marca blanca de la peor ralea) y otro prefiere unos más suaves y elegantes que cuestan 2,2 euros, esta segunda persona está malgastando su dinero en una forma mucho más desproporcionada que Britney Spears.

Quizás el ejemplo del papel no sea el mejor de todos. Pensemos en coches. Un jugador de fútbol de primer nivel confesó tener un problema con los coches. Se había comprado uno que costaba en torno al medio millón de euros, casi una sexta parte de su sueldo como futbolista y uno de los coches más caros del país, al menos entre los deportistas. Pero, ¿A cuantas personas conoces que se gastan más de la mitad de su sueldo anual en un coche? Son o somos los mismos que luego decimos que cierta marca un poco más barata es una castaña. Gastar medio millón de euros en un coche cuando no se es el dueño de la Tierra es una locura. Pero lo que la mayoría de las personas hacemos continuamente, con coches por encima de nuestras posibilidades, lo es mucho más.

Creo que no se deben censurar las conductas de los millonarios de forma absoluta. Tienen que sopesarse de acuerdo a lo que ellos ganan. Si medimos las extravagancias de forma proporcional, valorando ingresos y gastos, nos daremos cuenta de que no hay nada más irracional y censurable que la conducta habitual de una persona media.

Los requisitos extraños de los famosos en los hoteles no lo son tanto si se comparan con las hilarantes quejas de usuarios medios de hoteles. En las tan comunes páginas de opiniones se perciben todo tipo de manías e ideas preconcebidas en torno a lo que uno espera de un hotel. Personas que ganan 15 euros a la hora y que van a hoteles de 150 euros la noche, donde esperan piscinas de determinados metros cuadrados, toallas de un esponjor concreto. Los que se quejan de restaurantes donde los camareros no saben servir y los postres son algo escasos y luego en casa cenan croquetas congeladas día sí día también.

Todos tenemos nuestras rarezas pero en comportamientos extravagantes la gente normal es la más anormal de todas.

Añadido:
Al respecto de los comentarios, creo que el problema que tenemos a menudo es confundir necesidades básicas con decisiones de ocio que asociamos con la idea de que son imprescindibles. Justificamos que nuestro presupuesto es mínimo para acabar transigiendo con todo. Nosotros tenemos una barrera donde marcamos el lujo, normalmente en lo que nos está vedado. Pero tener un coche con un mal sueldo, ir de vacaciones a alguna parte, comer en restaurante fuera de casa son lujos para personas en situación mucho más precaria. ¿Por qué no puede Britney tener un papel higiénico que no vendan en supermercados? Y todo el dinero que ella tiene, ¿En qué me perjudica a mi y a mi forma de vivir? En nada.

Trabajos de espabilado

Mi primer contacto con un trabajo de espabilado vino de la mano de un amigo de la familia. Según contaban, se conocía los derechos del trabajador al dedillo y cada año conseguía darse de baja exactamente el máximo número de días posible. Había un número, una especie de constante áurea del escaqueo, a partir de la cual tantas bajas ya implicarían que tuvieran que declararlo inválido o que fuese examinado por un tribunal médico.

Este ocioso trabajador, celador y carente de todo celo, era un funcionario de la vieja escuela, de los que cobraban poco y no trabajaban. Pero con sus bajas fingidas conseguía sacar lo máximo del sistema y, contrariamente a toda lógica basada en principios éticos, era admirado por su habilidad.

Aunque no siempre traspasando lo legal y lo ético, las personas tenemos tendencia a admirar todos esos trabajos que tienen resquicios dentro de sus condiciones que los hacen aparentemente superiores. El de aquel amigo de la familia era un gran trabajo porque era sencillo conseguir las bajas. En otros nos aferramos a la triquiñuela del puesto para considerarlo superior a otros, sin tener una visión de conjunto. Nos aferramos al detalle singular que se pagan en sí mismo.

Los empleados del Corte Inglés, con su capacidad de comprar a crédito sin intereses todo tipo de productos de la propia cadena, son unos enormes privilegiados. Las chicas del Zara, con su tarjeta de descuento. Muchas sólo quieren trabajar en la compañía por conseguir dicho descuento, en una actitud que cuestiona seriamente las ventajas de dicho trabajo.

Y es que cuando alguien cambia de empleo no cuenta a los demás las posibilidades de promoción, las responsabilidades del puesto, las perspectivas de realización personal. Siempre se acaba resaltando el matiz que lo convierte en un trabajo de espabilado, buscando el detalle trapero que lo hace destacar.

Los que trabajan por turnos hablan de que trabajan dos días y libran tres. Eso suena a vivir en un estado perpetuo de vacaciones. Los controladores aéreos con sus sueldos de 200.000 euros, sin que nadie sepa ni quiera saber nada sobre sus trabajos. Algunos funcionarios que se llevan tacos de folios y material de oficina a casa. El informático que se puede pasar el día entero jugando o actualizando el Facebook. El militar que paga menos cuando viaja en tren. El de Iberia que tiene vuelos gratis para él y su familia. El guarda de seguridad que se prepara una oposición mientras se supone que está vigilando. El repartidor que si termina su turno antes trabaja menos horas, el albañil que no trabaja los días de lluvia. El que cobra un sueldo extra sólo por estar de guardia 24 horas. El que termina su trabajo a las 12:00 aunque haya empezado a las 4:00.

No sé si es algo del país o más genérico y de la naturaleza humana. Pero fijaros cuando habléis con los demás y os expongan su trabajo, veréis como de inmediato sale a colación el matiz que lo convierte en un trabajo de espabilado.
¿Y tú, tienes un trabajo de espabilado?

Ve al medico no a Internet

Uno de los tópicos, quizás el principal, de la desinformación en internet, es el del paciente que se informa en la red sobre su hipotética enfermedad.

La medicina es la ciencia que conocen los médicos. Uno que consulte en la red, sin saber lo que hace, corre enormes riesgos.

Si esto mismo lo dijéramos de cualquier otra disciplina científica que no fuera la medicina, muchos responderían violentamente. No es así. Todo el conocimiento está en la red. Puedes aprender más sobre cualquier tema usando exclusivamente Internet, y eligiendo bien, que asistiendo al mejor master del mundo (y sin poder usar Internet). Y la medicina no es, ni mucho menos, una excepción.

Claro está que si tengo un tumor, no voy a aprender a extirparlo consultando páginas web. O aunque lo hiciera, lo suyo sería que un médico se dedicara a tan peliaguda tarea. Tampoco voy a elegir la medicación contra el SIDA basándome en lo que lea de la Wikipedia. Mejor consultar a un médico.

Pero hay muchos casos en los que el conocimiento real está en Internet, no en el médico. Y no estoy hablando de excepciones raras, sino en la medicina de andar por casa, la que nos afecta a diario.

Pensemos en el siguiente caso. Todos sabemos de los peligros del sol. Sus rayos pueden castigar nuestra piel y causarnos daños graves, no sólo estéticos, sino de salud a corto, medio y largo plazo. Todos sabemos que hay que usar crema protectora contra el sol.

Así que vamos a la farmacia o al supermercado. Compramos la crema y nos la aplicamos, y sobre todo a nuestros hijos que son siempre los más vulnerables. Hemos actuado responsablemente y sin embargo surge un imprevisto: nuestro hijo tiene una alergia, presumiblemente a la crema solar.

El padre modélico, de libro, acudiría a su médico de cabecera, que tal vez le daría cita para el dermatólogo. Y lo que el dermatólogo le sugeriría es que probara con otra crema.

– ¿Qué crema?
– Otra, hasta que encuentres una que no de alergia.

El sistema es rudimentario, caro, pero funciona. Uno va probando con distintas cremas solares, hasta encontrar la adecuada, la que no da alergia y permite a nuestro hijo jugar con tranquilidad en la playa.

Ahora bien. El padre moderno e irresponsable que hubiera consultado en Internet, se habría encontrado con muchos otros casos como el suyo. La crema X causa alergia a mi hijo. Foros enteros dedicados a la alergia a la crema solar.

La solución final habría resultado la misma. Comprar otra crema, ver el resultado y si no es satisfactorio, ir por la siguiente.

Hay una enorme diferencia entre el tratamiento del médico y el de Internet. En el primer caso, uno actuaría a ciegas. Con Internet, uno podría saber fácilmente qué cremas resultan más alérgicas y cuáles han funcionado en otros casos.

La solución de Internet es la más barata, y por lo tanto la menos traumática. Siempre que se hubiera usado con un poco de cabeza, se habría encontrado una crema adecuada en menos tiempo.

¿El problema verdadero sabéis donde está? Pues en que ese médico probablemente tenga otro caso de alergia a la crema solar en todo el año. Y le dará la misma solución. Al ser una enfermedad rara y tener las mismas preocupaciones que una persona cualquiera, el médico daría la solución, que es correcta, y pasaría al siguiente paciente.

Cuando vas al médico a contarle que le diste la crema X a tu hijo y le dio alergia, y luego la crema Y y también, el médico no apunta X e Y en ninguna parte, ni siquiera en su memoria. Así, si dentro de un año le llega un paciente que ha sufrido alergia con la crema X, el médico sería capaz de sugerirle la crema Y.

Pero peor aún. Imagina que llevas a tu hijo al dermatólogo dentro de un año. Por un problema totalmente diferente. En este caso, si falla la memoria, no falla el historial. No es sólo cuestión de que los médicos tengan a muchos pacientes o que dispongan de pocos recursos. En una consulta privada ocurriría lo mismo. El médico nunca te preguntará que crema solar fue la que acabó funcionando con tu hijo.

Es decir, que después de la mala experiencia con el sol, tú sabes más sobre cremas solares y alergias que el médico. Y lo que es lo mismo, si alguien en un foro pregunta por una alergia a la crema, tu respuesta será más válida y más interesante que la de tu médico.

Por todo ello, es una temeridad y una exageración decir que Internet no es un sitio donde acudir a por información médica. El que tenga pocas luces será engañado, estafado y maltratado. Pero quien sepa distinguir el polvo de la paja, puede y debe acudir a este medio a informarse.

Otra limitación de la medicina está en los tratamientos. Contra la gastroenteritis, en España, hay un tratamiento sota-caballo-rey. 24 horas sin comer, beber mucha agua, dieta blanda y vuelta a la normalidad. Cualquier médico de España te dirá siempre lo mismo.

En este caso, es un problema sencillo. Pero en otros, la receta mágica puede no funcionar. O que no nos venga bien porque nos da asco el arroz y la patata cocida. Una consulta en Internet y uno se topa con la receta que emplea otro país europeo: hartarse de coca-cola. De nuevo Internet nos está resolviendo una papeleta.

Notas:

La idea del médico que no aprende de sus pacientes, es de Seth Roberts, el creador de la dieta Shangri-La. En su caso, perdió una enorme cantidad de kilos y el médico, al que se supone que debes acudir cuando tengas sobrepeso, cuando se lo encontró tan mejorado, ni siquiera le preguntó, por curiosidad, cómo había perdido todo ese peso.

Los médicos, en general, sólo aceptan la ciencia que llega de la publicación científica. Han olvidado que el método científico nace de la observación. Como ese dermatólogo del ejemplo no pensaba escribir ningún artículo sobre la alergia a la crema solar, descartó cualquier posibilidad de aprendizaje del mundo real. Algo que no está bien, por cuanto la ciencia está dándonos respuestas parciales e inexactas. Constantemente se retiran del mercado medicamentos que estaban más que probados y con una eficacia científicamente demostrada.

En este foro hablan sobre la alergia a la crema solar. Es la antítesis a lo que te diría un médico o farmacéutico (estos sí que están más acostumbrados a aprender de los pacientes). Por un lado, recomiendan las cremas más “ratoneras”. Nivea, que es una de las más baratas, entre las que mejores resultados da a aquellos que sufrían alergia con marcas más estilosas.

Por otro lado, hablan de un producto ¡Que venden en Ebay! que es la panacea contra los casos más recalcitrantes. Lo último que esperarías oír de tu doctor.

Relacionada:
Viagra falsa.

Reciclaje de cerebros

Una forma original de entretenimiento consiste en prenderle fuego a un contenedor de reciclaje de papel. Todo lleno de combustible, arde completo en pocos minutos, y suele bastar con una cerilla para iniciar la combustión.

Desde luego que estas personas justifican la existencia de cárceles como la de Guantánamo. Pero, ¿Qué decir de los voluntariosos ecologistas de salón que se encuentran el contenedor reducido al tamaño de una papelera, hecho cenizas? Llegan con su bolsita llena de botellas que tirar (normalmente el contenedor de vidrio está al lado del de papel y corre la misma suerte) o con el penúltimo tomo de una enciclopedia para tirar.

Para ellos es una enorme molestia encontrarse con la destrucción del contenedor. Lo que resulta realmente lamentable, y me incita a sugerir la existencia de contenedores para el reciclaje de cerebros, es que no les importa que el contenedor no exista. Van y dejan sus botellitas o sus papelotes entre las cenizas de lo que en un momento fue un contenedor.

Estas personas han desarrollado automatismos propios de protozoos, vidrio->contenedor de vidrio. Si el contenedor de vidrio no existe, lo tiro en el sitio donde estaba anteriormente.

Peor aún son algunos especímenes que, tras la retirada del contenedor quemado por parte del ayuntamiento, dejan la bolsa de reciclaje en el lugar donde antes había un contenedor de reciclaje. Esto ya recuerda a los perros que siguen visitando la tumba de sus antiguos amos.

Señoras y señores. El vidrio se tira en el contenedor de vidrio si hay contenedor de vidrio. Si no, se busca otro y se tira en ese. Y si no, pues en la basura de toda la vida.

Censo público

Me preguntaban al hilo del anterior artículo sobre las mesas electorales si hay alguna forma de conocer los nombres de las personas que formaron parte de las mesas en las votaciones.

He estado buscando por Internet y aunque se supone que es un proceso de enorme apertura y publicidad, la realidad es que en Internet no hay nada de nada.

Se publica el censo en papel y puedes ir al lugar correspondiente en las fechas señaladas y leer los murales empapelados con nombres. Cualquiera puede hacerlo. Pero no se pueden leer en Internet.

Tiene su parte de lógica, los murales se pueden leer, lo de Internet se copia, pega y procesa en pocos minutos y tienes publicidad no deseada en el correo a la voz de ya. Pero hay un punto importante y es que ya no sirve decir que la información está disponible para quien la quiera.

Tienes la información, pero en formatos no digitales. Puedes ver en el tablón del colegio electoral la fecha de nacimiento de tu vecina o la dirección exacta del otro Ramírez de tu mesa de votación, pero no esperes que eso esté disponible en formato digital.

Y no es porque no haya medios para hacerlo, es probablemente para nuestro bien. El censo electrónico lo tienen todos aquellos que se hayan inscrito como partidos políticos. Pero los ciudadanos dudo mucho que puedan conseguirlo.

En cualquier caso quería escribir para celebrar otro avance en la informatización de la Administración Pública. La página del Insituto de Estadística donde puedes comprobar tus datos censales (si tienes certificado electrónico) se puede consultar en catalán, gallego y vasco, pero por fin ¡Existe también la opción de valenciano! Ni qué decir tiene que los mallorquines estarán pronto en la cola de las discriminaciones.

¿Administración en inglés? ¡Pero si los guiris no tienen que hacer trámites administrativos!

Educación bilingüe

La mente de los niños pequeños es muy flexible y son capaces de aprender cualquier cosa casi sin querer. Cuando los padres de un niño hablan diferentes idiomas, el niño suele, de forma mágica, captar la esencia de ambos lenguajes y aprenderlos de forma simultánea.

Sin embargo el aprendizaje que se realiza de forma improvisada suele derivar en que el niño no termina siendo realmente bilingüe. Para conseguirlo la educación debe realizarse de una manera planificada, no todo puede estar basado en la frescura intelectual de un niño pequeño.

Un caso muy común es el de padres extranjeros que viven en otro país por motivos laborales. Supongamos padres españoles que viven en Francia. Si los padres abandonan la educación al puro azar, lo que ocurrirá es que su hijo aprenderá el idioma que oye en casa, el castellano. Llegará al colegio y se encontrará con un mundo: tiene que aprender a leer y de paso un nuevo idioma.

Pero es un niño y lo aprenderá. Entonces tendremos a un niño de siete años que habla un francés correcto y un español correcto. Y que sabe leer y escribir en francés.

Con el paso de los años, si todo el contacto de este niño con el castellano se limita a sus padres, su conocimiento del idioma se irá mermando. Podrá leerlo casi sin esfuerzo, aunque notará enormes carencias de vocabulario. Su confianza a la hora de escribirlo será mínima. Quizás ni siquiera pueda hacerlo de forma razonable.

Evidentemente este niño no puede ser considerado un bilingüe ejemplar. Sabe hablar dos idiomas pero sólo escribir uno de ellos.

Se puede vivir sin ser bilingüe y de hecho muchos de nosotros hacemos vida normal sin serlo. Pero es una pena perder la grandísima oportunidad de que tu hijo conozca dos idiomas perfectamente. Laboralmente es una ventaja incomparable. Para cualquier trabajo que tenga verdadera relación entre los dos idiomas, como introducción de empresas del país X en el país Y, o traductor, o para trabajar en la sucursal de una empresa extranjera, tu hijo sería un firme candidato.

Hay quienes creen que la educación demasiado formalizada crea monstruos. Es algo propio de nuestra generación, que trata de inculcar en los hijos la normalidad por encima de todo. Ser uno más. Para criar a un hijo bilingüe en realidad no es necesario ningún método complicado. Pero debe haber algún método.

Como ocurre con tantas otras cosas, creemos que un experto en la materia puede ayudarnos. Creemos que un economista no comete decisiones económicas equivocadas, que un abogado nunca se metería en un juicio sin creer que puede ganarlo, que un psicólogo o pedagogo lo saben todo sobre la educación de los niños. Lo cierto es que estos expertos tienen conocimientos genéricos y para asuntos muy concretos, su opinión puede ser incluso perjudicial.

Pero bueno, a mi tampoco me tenéis que creer, pues soy experto en nada. Sí que hay expertos en educación multilingüe. Lo raro es que tu vecino sea uno de ellos. Para ellos lo recomendable es un plan sencillo. En primer lugar, hablar al niño en los dos idiomas a aprender. Si los padres son de países diferentes, cada uno de ellos debe enseñarle su idioma y dirigirse y esperar respuesta de él sólo en ese idioma.

Esto se llama el método “un padre, un idioma”. Sólo con eso ya se puede conseguir que aprenda a hablar dos idiomas. El siguiente paso es la lectura. Lo habitual es que haya un idioma “oficial” del país donde el niño viva. En el ejemplo anterior, era el francés. Si un padre es español y una madre rumana, y viven en España, el idioma oficial es el español.

Pues ahora habría que enseñarle en casa a leer el idioma “no oficial”, antes de que le enseñen a leer en la escuela. Y luego aprenderá el segundo idioma de forma sencilla de los profesores. Ya hemos conseguido que aprenda a leer en los dos idiomas.

Luego queda una parte no menos importante y es la de mantener ese segundo idioma, el esquivo. Para ello hay que implicar al niño en esa segunda cultura. Potenciar que hable en ese idioma con otras personas. Por ejemplo en una Escuela de Idiomas, donde lo perfeccione, o apuntándolo a alguna actividad donde tenga que emplearlo. Para el ejemplo hispano-rumano, el hijo podría apuntarse en una asociación de la cultura rumana que haya en España.

Todo esto parecerá obvio pero no hay más que ver programas como “Madrileños en el Mundo” para ver a decenas de hijos de españoles expatriados que tienen la capacidad bilingüe mermada. Algunos entienden el castellano pero no lo hablan, otros no saben escribirlo, algunos incluso lo desconocen por completo. Luego ese niño querrá o intentará mejorar su capacidad con un esfuerzo más costoso.

Simplemente si los padres hubieran facilitado el aprendizaje, lo habrían conseguido como un juego más. En toda mi vida sólo he conocido a un bilingüe perfecto, era un norteamericano hijo de españoles y trabajó para mi empresa realizando traducciones. Hacía un trabajo de excelente calidad y para él era algo trivial.

Todo esto no tiene nada que ver con los planes de bilingüismo de los colegios en España. Eso es una perversión de la palabra bilingüe. Si alguien quiere dar una verdadera educación bilingüe en España tiene que rascarse el bolsillo y llevar a su hijo a un costoso colegio privado, como el Colegio Alemán o el carísimo King’s College.

Buena educación

Hoy salían los resultados del test que se realiza en los centros educativos españoles para poder comparar el nivel formativo de los alumnos de los distintos centros. La prueba de sexto de primaria.
Este test es muy importante porque permite también comparar la educación entre distintos países. A pesar de que no es posible realizar una prueba global, sí al menos da unas indicaciones de modelos educativos que funcionan mejor que otros.
Como toda medida basada en un muestreo, admite numerosas dudas. Básicamente es como si la Selectividad la hicieran los alumnos pero pusieran las notas a los profesores. Estos estarían menos dispuestos a detectar copiones, aclararían mucho mejor las dudas a las preguntas, aunque sólo fuera subconscientemente las notas de los alumnos serían mejores. Sobre esto se puede hablar mucho más, pero tampoco merece la pena.
Me resulta curioso de los datos que se obtienen, la facilidad para dar lecturas diferentes. Cada cual encuentra una forma de justificar su modelo. Los mejores colegios de la lista son públicos. Pero también los peores de la lista son los públicos.
¿Cuál es la medida más significativa para comparar dos colegios? La opinión más común es que aquel con mejores notas medias es el mejor de los dos.
Sin embargo no lo tengo tan claro. Ojalá nuestros hijos sean los que han disparado esa media escolar. Pero quizás la mejor vara de medir sea la de aquellos en que más alumnos han aprobado la prueba. Porque hablan de un gran nivel medio, no una escuela de genios – dudo que existan – sino un sitio donde todos se esfuerzan, aunque sea lo justo. Es un lugar con pocas balas perdidas, las temibles manzanas que pudren al resto de compañeras de canasto.
De los resultados por regiones, sorprende la excelente situación de Coslada, un pueblo cercano a la Capital famoso por cuestiones poco edificantes. Sin embargo todos sus centros educativos están en los primeros lugares. Todos. Incluso el padre más irresponsable apuntaría a su hijo en un buen colegio.
Le pregunto a un compañero que tiene a sus hijos allí y me dice que Coslada está llena de rumanos. Y rusos (ucranianos, búlgaros, estonios y rusos). Puede que los rumanos tengan fama de mendigos, carteristas y vagos. Pero junto con los antiguos países comunistas mantiene el orgullo de las matemáticas: el entender como algo muy importante el conocimiento de las matemáticas. Los padres de familia más modestos exigen buenos resultados en matemáticas, y los niños captan desde muy pequeños la idea. Además el nivel de matemáticas es elevadísimo, varios años por delante del resto de compañeros.
También hoy salían los resultados del TIMSS (ojo PDF gigantesco, 488 páginas) del que se hacía eco Malcolm Gladwell.
El TIMSS es un estudio internacional comparativo sobre los conocimientos de matemáticas. Normalmente los peores países en estos estudios no son los de abajo sino los que se niegan a realizar la prueba. Afortunadamente para los españoles, gracias a los afanes independentistas del País Vasco, esta nación participaba este año por primera vez en el estudio y podemos apreciar cómo el nivel educativo español está justo en la media mundial. Una media en la que no participan países del Tercer Mundo, aunque hay notables ausencias del primero, como China, México o Francia.
Gladwell llama la atención sobre los brillantes resultados de los países asiáticos, muy por encima de la media. En los comentarios hay quien apunta la posible explicación de que dada la dificultad de aprender los idiomas orientales, hasta para los nativos, los niños se enfrentan a considerables esfuerzos desde una edad muy temprana.
Cada apunte es motivo para descripciones más extensas. Puntualizar que los países asiáticos también tienen los niveles más altos del mundo de suicidios juveniles causados por la presión escolar.
De los resultados del TISS, sorprendente la situación de Kazajistán, el grotesto país ficticio de Borat, tiene uno de los niveles de matemáticas más elevados del mundo e indudablemente una admirable excepción entre los países con rentas per capita más bajas.
Lamentable cuando menos ver cómo el resto del mundo se mofaba de un país del que hay mucho que aprender. Así funcionan las cosas.
En Kazajistán tienen la sorprendente Beca Bolashak: una beca para los más brillantes alumnos kazajos, que les permitirá estudiar en algunas de las mejores Universidades del mundo, como Oxford o Princeton. Los galardonados con la beca, que no suelen ser más de un par de cientos cada año, tienen el compromiso de trabajar, una vez finalizados sus estudios, durante al menos cinco años en Kazajistán. A simple vista me parece un sistema excelente y relativamente barato de potenciar la educación. Y nada de crear cerebros para sustento de otros. Te vuelves a casa y a utilizar esos conocimientos.

Prácticas de riesgo

A mi el SIDA me resulta muy parecido a los aviones. Cuando se trata de tranquilizar, todo son buenas palabras:
Los aviones son el medio de transporte más seguro que existe. Los pilotos tienen millones de horas de vuelo. Hay decenas de sistemas replicados: si un motor falla quedan otros dos. Apenas ocurren accidentes en vuelos.
Con el SIDA la tranquilidad viene al dignificar a los pacientes: puedes besarlos sin ningún miedo, pues no hay opción alguna de contagio. Hay que tratarlos como a personas sanas porque su enfermedad no supone ningún riesgo. Los niños con SIDA no suponen ningún peligro para sus compañeros de escuela, ni hay la más remota probabilidad de que los contagien. Se puede tener relaciones sexuales con alguien seropositivo, siempre y cuando se use preservativo convenientemente.
Pero cuando hay que ponerse catastrofista, aviones y SIDA parecen peligrosísimos:
Para entrar en un avión te registran exhaustivamente. Todo son prohibiciones, medidas de seguridad extremas, comprobación de la identidad de los pasajeros, de sus equipajes, de sus destinos de vuelo, de sus antecedentes penales. Pero no te preocupes, que todo es muy seguro.
Con el SIDA la frivolidad en las relaciones sexuales se entiende como una absoluta temeridad. Hay que tomar mil precauciones o de lo contrario puedes contraer SIDA. Hay que tener sumo cuidado con las prácticas de riesgo.
La expresión prácticas de riesgo me pone de los nervios. En el ámbito sexual se refiere a aquellos actos que pueden llevar a la transmisión de una enfermedad sexual, sobre todo el tan temido SIDA.
Me molesta la expresión porque no se corresponde en absoluto con la realidad. ¿Viajar en coche es una práctica de riesgo? ¿Y hacerlo en avión? ¿No es arriesgado vivir en Lavapiés? Sin embargo en todos estos casos parece que se trata de peligros pequeños. El accidente de tráfico o la catástrofe aérea, aunque más trágicas, tienen una incidencia insignificante.
Pues lo mismo ocurre con las prácticas sexuales. Lo que pasa es que decirlo parece que fuera de cabeza loca, de temerario, de inútil y palurdo. Pues no señores, lo cierto es todo lo contrario, el pánico ante una relación sin preservativo, que atormenta a muchas personas, es algo patológico e innecesario. Esto claro está no se puede decir al gran público pero afortunadamente esta no es una página para idiotas.
Vamos a calcular la probabilidad de contraer el SIDA en un único encuentro sexual. Sí señor.
En primer lugar, la pareja causante del riesgo. Si esa persona no tiene SIDA el riesgo es cero. 0,00000000. Con lo que dando por bueno el dato de 2008 de que tienen la enfermedad 33 millones de personas, y la población mundial es de 6.700 millones de almas, estamos hablando de que la probabilidad de que una persona dada tenga SIDA es de aproximadamente 1 entre 200. Eso es un 0,5%.
Sin embargo, la gran mayoría de esta población se sitúa en el tercer mundo. En el África subsahariana o Tailandia el porcentaje es mucho mayor. Para España se da el dato de un 0,3%.
Ese dato no es para nada fiable. Es preocupante el uso que se está dando a la ciencia. Según dice la nota:

En España viven entre 120.000 y 150.000 personas bien con infección por VIH, bien con la enfermedad de SIDA, lo que supone un 0,3% de la población, aunque un 25% de ellos no han sido diagnosticados y desconocen su estado serológico.

De 120.000 a 150.000 hay una diferencia de un 25% más. Justo ese 25% de personas no diagnosticadas. Curioso eso de que ellos saben que están enfermos pero el propio enfermo lo desconoce. ¡Se lo podrían haber dicho!
Estos porcentajes insignificantes son continua fuente de manipulación. No puedes decir que el 10% de la población tiene SIDA, pero entre un 0,3% y un 0,25% nadie va a protestar. Y por la cara hemos aumentado el porcentaje un 20%. Los únicos que tienen los datos fiables son los que comen de que el SIDA esté ahí. No digo que ellos se alegren de que el porcentaje aumente pero sí afirmo que dan las cifras con cierta exageración, tirando para arriba tanto como pueden.
Esto desde luego no es exclusivo de esta enfermedad. Los grupos de celíacos llevan años exagerando sus cifras hasta límites que ya empiezan a oler. Hay quienes dicen que cerca de un 5% de la población es celíaca. Vamos, que eso es mucha gente. Tengo la impresión que mientras no superes el 5% puedes decir lo que quieras: cerca del 2% de los españoles quisiera vivir en Rotterdam y un 1% de los españoles sabe arameo y turco pero ni inglés ni francés.
No nos distraigamos. Un 0,3% de la población tiene SIDA. Esto es que de cada 1.000 personas, 3 tienen SIDA. Es mala suerte que tu pareja ocasional lo tenga, pero puede ocurrir. No quiero frivolizar. Si tu pareja era una prostituta esa cifra bien puede ser diez veces mayor. Quizás hasta aún más. Lo mismo ocurre con las personas muy promiscuas. Como suele decirse, cuando te acuestas con alguien lo haces con todas sus parejas anteriores.
Ahora bien, lo realmente bestial es la probabilidad de contraer el SIDA en un encuentro sexual. Supongamos que esa persona con la que estuviste está enferma. Pues la probabilidad de que te lo haya contagiado es de menos del 3 por mil. Hay estudios científicos al respecto, pero son estudios que no se airean mucho, para evitar que la gente lance las campanas al vuelo.
De nuevo, esta probabilidad varia. Para los hombres es menor que para las mujeres. Si lo has hecho con una prostituta la probabilidad se dispara. Y si era tailandesa o nigeriana, ni te cuento.
Y depende mucho de lo que se haya hecho. Porque unas prácticas de riesgo son mucho más arriesgadas que otras, pero al final salvo que la cama haya quedado como el mostrador de un carnicero, el porcentaje es de 1,5 por mil. Siendo optimista.
Así, la probabilidad de contraer el SIDA en una relación con una persona anónima es de muy aproximadamente:
0,3% X 0,15% = 4,5 probabilidades entre un millón.
Esto no es una carta blanca para la tranquilidad. Si se eligen parejas sospechosas, o poco fiables, y se aumentan las relaciones, el crecimiento de esa probabilidad de riesgo aumenta de forma exponencial. Es decir, se pasa muy pronto a jugar la ruleta rusa (1 probabilidad entre seis).
Teniendo en cuenta que la probabilidad de morir en un accidente de avión es de una entre 5.000 o de una entre 230 de morir en coche. ¿Tiene sentido hablar de una relación sexual sin preservativo como si de un salto al vacío sin paracaídas se tratase?
Otro asunto sería hablar de la probabilidad de contraer el SIDA con una transfusión de sangre. Podemos reírnos un poco de los Testigos de Jehová, que no aceptan recibir transfusiones. Ellos son raros. Pero si ponemos en la misma mesa la probabilidad de que se nos trasmita SIDA con una transfusión y la de una relación sexual al azar, se nos pondrían los pelos de punta. Sin embargo se dan mensajes de tranquilidad, porque la Sanidad entra dentro del área segura del SIDA: “es muy infrecuente, altamente improbable, casi me atrevería a decir imposible”.
Pues eso mismo digo yo, ¿Una sola vez? Casi imposible.