40-15

El origen del sistema de puntuación en tenis: quince, treinta, cuarenta, se cree que se basa en sus orígenes en la Francia medieval. Es posible que se usara una especie de reloj en la pista de juego, moviéndose un cuarto la aguja cada vez que se producía un tanto, formando así las puntuaciones de quince, treinta y cuarenta y cinco. Cuando la manilla del reloj llegaba al sesenta, el juego se daba por finalizado.

Otra teoría sugiere que el sistema de puntuación fue copiado del juego Stické, que jugaban los oficiales británicos en la India durante el siglo XIX. En este juego el sistema de anotación estaba basado en las diferencias de calibre de las balas que usaban los barcos británicos. Cuando se disparaba desde el barco para saludar, se lanzaba una bala de 15 libras desde la cubierta principal, seguida de una de 30 libras desde la cubierta media para terminar con una bala de 40 libras disparada desde la cubierta inferior.

Estas dos explicaciones, tan estrambóticas como asumidas, son las que indica la Wikipedia, citando a la Enciclopedia Sueca.
Mucho más plausible es esta otra explicación:

El misterioso sistema de puntuación se pierde en el tiempo, la primera referencia histórica que tenemos de él es la mención del mismo en un poema sobre la Batalla de Azincourt, escrito en 1415. Originalmente parece que el sistema de puntuación iba por quincenas, así 15, 30, 45. Pero con el tiempo, en lugar de decir “cuarenta y cinco”, la gente empezó a decir “cuarenta” por acortar y esto con el tiempo se acabó asentando.
¿Pero por qué en múltiplos de quince? Bueno, nadie lo puede saber a ciencia cierta pero parece que el origen es francés, ya que durante la Baja Edad Media 60 era un número clave en Francia, del mismo modo que hoy lo es 100. Esta es la causa por la que las palabras para los números setenta, ochenta y noventa del francés estén basadas en el número sesenta. Así, setenta se dice soixante-dix, o sea, sesenta y diez. Por todo ello tiene sentido que un partido se jugara a sesenta puntos.

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¿Pero entonces, por qué dividir entre cuatro? La explicación más plausible tiene que ver con las apuestas deportivas, puesto que durante la Edad Media la mayoría de los deportes, incluido el tenis, se jugaban apostando dinero. Había leyes en la vecina Alemania, vigentes desde finales del siglo XIII y durante todo el XIV, que prohibían apuestas superiores a los sesenta “denarios“, las cuales sustentan esta teoría. Y es que también sucede que en esa misma época existía una moneda en circulación llamada gros denier tournois que valía 15 denarios.
Luego parece como que el público de los partidos de tenis en Francia apostaba un gros denier tournois por cada tanto, hasta un máximo de sesenta denarios por partido.

Una explicación a todas las teorías posibles se da en el libro Tenis: Una Historia cultural (en inglés) que está disponible en Google Books.
En ese libro se consideran las numerosas teorías (las primera de las mencionadas por la Wikipedia se descarta de inmediato, la segunda ni se menciona por ser totalmente imposible) y se desvela cómo el origen de la inusual puntuación en el tenis preocupaba ya en el Renacimiento. El mismo Erasmo (1466-1536) menciona la puntuación en uno de sus libros sin ser capaz de desvelar su origen y en varios libros de la época ya se apuntan teorías.
Al final se da como la más plausible la antes citada, pero dando un gran margen de duda. Es increíble pensar que el sistema de puntuación del tenis esté basado en una moneda (cambiante a lo largo de los siglos) que tiene su origen en el 211 antes de Cristo, de cuando la Segunda Guerra Púnica, de los tiempos de Aníbal.

Aladar Gerevich

Aladár Gerevich fue un esgrimista húngaro nacido en 1910.
A lo largo de su carrera deportiva obtuvo siete medallas de oro, una de plata y dos de bronce. Posee el récord de ser el único deportista olímpico que ha sido capaz de ganar seis veces la misma prueba, a pesar de perderse dos olimpiadas debido a la Segunda Guerra Mundial.
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Sin embargo su récord más sorprendente no es ese, sino el de haber ganado una medalla de oro en 1932 y otra en 1960, 28 años después.
En las clasificatorias para los Juegos Olímpicos de 1960 de Roma, el comité de esgrima de Hungría decidió que Gerevich era ya demasiado viejo para participar. No en vano tenía 50 años. Él sin embargo se ganó el puesto de la siguiente manera: desafió a todo el equipo olímpico de su país, a encuentros individuales. Los venció a todos, demostrando que tenía un puesto por derecho en el equipo de Hungría.
Fue en Roma donde obtendría su última medalla de oro, en la competición de esgrima por equipos.
Fuente: Aladar Gerevich, en la Wikipedia inglesa.
Vía: La biblioteca.
Nota: Aunque no he encontrado nada definitivo que confirme el desafío a todo el equipo olímpico de Hungría, todo hace pensar que si este se llegó a producir realmente los rivales no se esforzaron demasiado. Todo esto ha sido ingeniosamente indicado en los comentarios por un descreído lector.

Peter Čech

I

El 14 de Octubre de 2006, en un partido entre el Reading y el Chelsea, en la Premier League inglesa, casi en la primera jugada del partido, el portero visitante Peter Čech y el centrocampista Stephen Hunt, corrieron a por un balón que finalmente atrapó el guardamenta.
El portero resultó lesionado y hubo que retirarlo del campo de juego. Una pena, por cuanto ese miércoles el Chelsea tendría que jugar contra el Barcelona en la Champions League.
En el momento nadie fue consciente del alcance de la lesión, aunque el portero fue trasladado de inmediato al hospital, viendo la jugada cualquiera diría que se trató de una acción intrascendente.
(Video de 1’50”)

Peter Čech tenía fractura de cráneo y su pronóstico era crítico, había gran riesgo de que muriera. Tras desaparecer este peligro, era probable que tuviera que olvidarse del fútbol para siempre. Luego el padre de Čech declaró que su hijo estaría retirado del juego durante por lo menos un año.
Finalmente, un reposo forzado de tres meses bastó para que pudiera pisar de nuevo los campos de fútbol, con enorme cautela. El 20 de enero de 2007 volvía a defender la portería del Chelsea, en un partido frente al Liverpool.

II

No existen estadísticas oficiales sobre con qué frecuencia se da la extraña situación en que un jugador de campo tiene que vestirse los guantes de portero y ocuparse de defender la portería. Todos conocemos casos pero hasta qué punto esto es habitual o no es algo sobre lo que no hay mucha información disponible.
Algunas veces los improvisados porteros son excelentes en su trabajo. Grandes paradas, porteros que se mantienen imbatidos. Incluso en algunos casos, hasta que paran un penalti.
Una posible explicación es el hecho de que algunos jugadores fueron cocinero antes que fraile y tuvieron una época de aprendiz de portero antes de decantarse por un puesto de jugador de campo. Jan Koller, famoso delantero centro checo o Fernando Torres son dos insignes ejemplos de ello.
La situación habitual para que un equipo se quede sin porteros es que justo tras realizar el cambio de guardamenta (sólo hay un portero suplente) el nuevo portero se lesione o sea eliminado por una tarjeta roja.
Esta segunda opción, de pesadilla, hace presagiar lo peor: tienes que situar a un jugador en la portería, te quedas con un jugador menos y encima casi siempre te lanzan un penalti. Un caso muy afortunado es el que se muestra en este video en que el portero interino es capaz de detener la pena máxima.

III

El fatídico encuentro entre el Reading y el Chelsea no acabó con la lesión de Peter Čech. De emergencia fue sustituido por Carlo Cudicini, uno de los más queridos jugadores por la afición del Chelsea.
Pero un encuentro esta vez con Ibrahima Sonko acabó con el segundo portero inconsciente. Esta vez fue un fuerte encontronazo en un balón por alto seguido de una mala caída del portero. También hubo que retirarlo del terreno de juego.
(Video de 8”:)

Aunque el juego brusco de Sonko y Hunt no fue merecedor de ningún tipo de sanción, ni durante ni después del partido, la afición del Chelsea no lo entendió así. Sobre todo Stephen Hunt, que casi lleva a la tumba al portero, recibió incluso amenazas de muerte. Para Hunt, un buen jugador, es triste pasar a la historia como el jugador que lesionó a Čech.
Con los dos porteros lesionados tuvo que ser John Terry, el capitán del Chelsea, el que se colocase en la portería. Afortunadamente para él, sólo tuvo que hacerlo en los últimos instantes del tiempo de descuento por cuanto Cudicini había caído inconsciente en el minuto 93.
El agónico partido acabaría con el resultado de 0-1 a favor del Chelsea. Una pírrica victoria en toda regla.

IV

Evidentemente Peter Čech tuvo que tomar extremas precauciones en su vuelta a los terrenos de juego. No tanto ante el riesgo de recibir un golpe parecido – altamente improbable – sino por el hecho de que se había demostrado que su cráneo no era especialmente duro. Y tras el accidente, aún lo sería menos.
En sus primeros partidos reapareció con un llamativo casco de rugby inglés.
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(El de la imagen no es Peter Čech).
Obviamente ni el jugador ni el club repararon en gastos a la hora de buscar la mejor protección posible. Ni marcas, ni estética, necesitaban el mejor equipamiento del mercado. Y la empresa número uno en lo que a material protector de rugby se refiere es Canterbury, radicada en Nueva Zelanda.
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Su ropa es famosa precisamente por su durabilidad. Hacer material deportivo para rugby y que este no se rompa ni en los más bruscos de los enfrentamientos es su mejor publicidad. Simplemente están considerados la mejor compañía del mundo en prendas protectoras para rugby.
El casco de Čech no era exactamente un modelo de serie. Fue completado con unas protecciones de espuma plástica para una protección total. El Chelsea de Čech perdió en el partido del retorno de este portero por un 2-0. Pero luego Čech consiguió una gloriosa racha de casi diez partidos sin recibir ni un sólo gol.

V

Čech es indudablemente uno de los mejores porteros del mundo. Juega en el Chelsea, eterno favorito a ganar en todo, uno de los mejores clubs de fútbol del mundo y es el indiscutible portero de la selección checa. Pero es especialmente señalada su presencia por el pintoresco casco con el que juega los partidos.
El casco no es tan rígido como el que presentara en su reaparición pero no cabe duda que no podría jugar sin él. Pero este casco que tanto le ha ayudado es un enorme quebradero de cabeza para las marcas deportivas.
Adidas, patrocinador del Chelsea y el encargado de su equipamiento deportivo, no ve con buenos ojos que el portero vista una prenda de la competencia. Cuando Čech trataba de recuperarse de su lesión recibió una respuesta extraordinaria por parte de la gente de Canterbury que se mostró muy solícita en preparar una prenda específicamente pensada para él y su problema. Adidas no tuvo la inteligencia de ofrecerse a tiempo y Čech tiene un pacto de caballeros con la compañía neozelandesa: no sólo lleva desde entonces su casco sino que muestra en él el logotipo de Canterbury.
Para evitar salir aún peor parado, Adidas decidió no protestar demasiado tras la vuelta del jugador. Podría resultar una pésima publicidad. Pero Adidas odia el casco de Čech con toda su alma. Desde entonces Canterbury, ajena por completo al mundo del fútbol antes del incidiente, se muestra como un nuevo competidor en el mundo de la ropa para fútbol. Y si Adidas trataba de arrancarle parte del pastel dentro del mercado del rugby, ahora lo tiene mucho peor.
No se sabe hasta qué punto Canterbury aprovechó la situación para desembarcar en el mundo de la ropa deportiva de fútbol, pero lo hizo con grandes honores. Ahora el Deportivo de la Coruña por ejemplo viste de esta exótica compañía neozelandensa y poco a poco se irán uniendo otros equipos de fútbol. No van a hacerle sombra al todopoderoso Adidas, patrocinador del Real Madrid, el Chelsea, el Bayer Munich o las selecciones nacionales de Argentina, Francia, España o Alemania. Pero siempre duele que te roben parte de la merienda, especialmente si es en tu propia casa.
Para suerte de Adidas, los convenios de las federaciones deportivas se plegan por completo a los intereses de las marcas. La federación europea de fútbol, UEFA, prohíbe a los deportistas lucir marcas diferentes de las que anuncien los futbolistas en las zapatillas. Así, en los partidos de la Champions League, Čech tiene que vestir un casco sin el logotipo de Canterbury. En la Liga Inglesa puede jugar con el casco publicitario.
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Insisto: Čech no lo hace por ningún acuerdo comercial, es una forma de agradecimiento personal, un gesto muy noble por cuanto Canterbury ya ha cobrado con intereses crecidos su colaboración con el jugador.
La problemática de Adidas se hace extensiva a Puma. Puma patrocina a la selección checa de fútbol y ha solicitado amistosamente al jugador que luzca un casco de su propia fabricación.
Los acuerdos publicitarios con Čech pierden valor mientras el jugador siga llevando prendas de la competencia. Aunque el logotipo esté tapado con cinta aislante o no exista, son cascos de Canterbury.
Imagino que es cuestión de tiempo que los cascos de Canterbury desaparezcan, mientras tanto anuncios como este, en que Čech luce un casco de Adidas (que luego no vestirá en el campo de fútbol) quedan un tanto ridículos.
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Fuentes: Las citadas y sobre todo la Wikipedia.

Deportividad

Hace un par de días tuvimos la oportunidad de ver una extraña situación deportiva: En la Eurocopa de 2008, Holanda jugaba un partido intrascendente (ya era primera de su grupo pasara lo que pasara) frente a Rumanía. Si Holanda hubiera perdido, habría dado la clasificación a la vencedora Rumanía y habría dejado eliminada a la otra aspirante: Italia.
La deportividad dice que un equipo no debe dejarse perder bajo ningún concepto. Pero cuál es realmente el punto. ¿Dejarse perder o no luchar por ganar? Me imagino que más lo segundo que lo primero. Y en tal caso, ¿Intentar ganar el campeonato no es más importante que intentar ganar un partido? ¿No demuestra más ambición y ganas de lucha el equipo que trata de ganar el campeonato que aquel que se esmera en vencer en un único partido?
Y todo esto lo digo porque para Holanda el máximo rival de cara al título era Italia. ¿Qué sentido tiene ponerle las cosas fáciles a tu máximo enemigo? ¿Es realmente actuar de forma deportiva el ganar un partido que no interesa ganar y luego hacer lo imposible por vencer a ese mismo rival en una final complejísima?

Stu Ungar

El 8 de septiembre de 1953 nació Stuart Errol Ungar. El mundo lo acabaría conociendo como Stu Ungar. Stu pasó a la historia como el mejor jugador de póquer de todos los tiempos.
Su infancia, como la de tantos otros genios, distó mucho de ser convencional. Su padre regentaba un bar en el que se jugaba y apostaba de forma clandestina. Stu Ungar se crió en un ambiente en que era habitual ver a hombres jugar cartas por dinero.
Pronto Stu Ungar se volvería un excelente jugador de cartas. Su padre trataba de alejarlo de ese sórdido mundo pero no lo consiguió. Murió joven, dejando a su esposa y dos hijos sin medios de subsistencia.
Stu tomó las riendas de la familia con apenas 15 años. Dejó la escuela y se dedicó de lleno a jugar a las cartas por dinero.
Stu Ungar tenía como padrino a Victor Romano, un presunto mafioso que veía a Ungar como el hijo que siempre querría haber tenido. Victor Romano estaba acostumbrado al mundo de las apuestas, los casinos, el juego. Pero también era un hombre muy inteligente que disfrutaba viendo a los jugadores que ganaban más allá del azar de unas buenas cartas. Victor Romano defendía que en su estancia en la cárcel se había memorizado un diccionario de inglés completo, cada una de las palabras así como sus definiciones.
Al abrigo de Victor Romano, Stu Ungar se convirtió en uno de los más brillantes jugadores de cartas y uno de los más precoces. Siempre era el niño en cualquier reunión y ese sería el sobrenombre que le acompañaría toda su carrera: The Kid.
Desde los diez años, Stu Ungar había brillado como jugador de Gin Rummy. Este juego de cartas fue el que sirvió para que su familia pudiera vivir tras la muerte de su padre. El Gin Rummy es un juego de cartas no excesivamente popular. Según Stu, era el juego en el que la suerte menos influía, dentro de los juegos de cartas que se jugaban por dinero.
Tras más de una década jugando Gin Rummy, Stu Ungar se convirtió en el mejor jugador del mundo. Lo maravilloso del asunto es que si Stu Ungar hubiera muerto aún más joven, no habría pasado a la Historia por ello.
Stu Ungar alcanzó tal excelencia en el Gin Rummy que acabó con el juego por completo. Fue tal su superioridad sobre los demás que ya nunca nadie quiso jugar contra él. Los organizadores de los torneos le tenían prohibida la participación. Stu ofrecía todo tipo de ventajas a sus rivales para tratar de dar algo de emoción al asunto: dejaba a su rival que viera la última carta del mazo. Él siempre dejaba que los demás fueran mano (empezaran la partida, una ventaja considerable). Todo era insuficiente.
Stu Ungar aplastó a los mejores jugadores profesionales de Gin Rummy. Y lo hacía con una suficiencia tal que sus rivales quedaban convencidos de que era imposible vencerle. Algunos de los más grandes jugadores de Gin Rummy dejaron el juego profesional. Al final, Stu también tuvo que hacerlo: había acabado con el Gin Rummy.
Así, no le quedó más remedio que dedicarse a otra cosa. Stu Ungar había nacido y vivido en Nueva York, pero pronto se trasladó a Las Vegas, el epicentro del mundo del juego. Stu acabaría optando por el Black Jack.
El Black Jack (21) es un juego enormemente sencillo, pero es aquel en el que matemáticamente mejores opciones tienen los jugadores contra el casino. Eso sí, si se juega bien, de lo contrario la ventaja de la banca es insuperable.
Para jugar bien al Black Jack hay que realizar cálculos de probabilidad constantes. Y los cálculos pueden dar buenos resultados si tienen en cuenta las cartas que van quedando dentro del mazo. Si se han repartido todas las cartas menos tres, faltan dos cuatros por salir y tenemos 17 puntos, tenemos que subir nuestra apuesta hasta el infinito, rezar y luego pedir carta. Si no sabemos las cartas que quedan, 17 puntos es una puntuación para plantarse.
Stu Ungar tenía una memoria natural prodigiosa para recordar cartas y hacer cálculos. En Black Jack es habitual trabajar con seis mazos de cartas (que tienen unas 300 cartas en total). Stu era perfectamente capaz de llevar en la cabeza el recuento de las cartas que habían aparecido y las que quedaban por aparecer. Con todo este bagaje, pronto empezó a ganar mucho dinero en los casinos. Hasta que le empezaron a prohibir la entrada.
Al final Stu Ungar se encontró en el punto inicial. Había empezado con el Gin Rummy, llegado hasta lo máximo y entonces tuvo que dejarlo. Llegó a la maestría en el Black Jack y de nuevo tenía que dejarlo. Fue este cúmulo de circunstancias lo que le empujó al póquer. No le atraía especialmente este juego pero el destino le había llevado a él.
Siendo realmente joven para el juego, con 27 años ganó el Campeonato Mundial de Póquer (World Series of Poker) en 1981. Al año siguiente volvería a ganarlo, obteniendo el récord de victorias conseguidas por una misma persona. Stu Ungar había entrado en la Historia casi a regañadientes.
Junto al lado épico de este genio se mostraban sin embargo enormes miserias que le hacían la vida enormemente difícil. Stu Ungar era un jugador compulsivo y solía perder el dinero que ganaba en el juego, cantidades que se medían por millones de dólares, en apuestas a las carreras de caballos, en partidos de golf, en todo tipo de apuestas extravagantes que no podía ganar por cuanto eran cuestión de suerte. En muchas ocasiones Stu se había visto sin un céntimo y con acuciantes deudas. Pero por lo general su documento de identificación era el fajo de billetes que llevaba en el bolsillo. Su aspecto aniñado le llevaba a que a menudo le exigieran la identificación antes de servirle una copa. Y él mostraba los billetes para demostrar que no era ningún niño.
Stu Ungar no obtuvo su número de la Seguridad Social hasta que quiso cobrar el premio del Campeonato Mundial de Póquer. No tenía permiso de conducir. Carecía de documentación. En una ocasión en que viajó al extranjero tuvieron que expedirle un pasaporte de urgencia en el propio aeropuerto.
Stu todo lo arreglaba con dinero. Sus propinas eran magnificas, tanto que resultaban excéntricas. Su hija recuerda cómo podía dejar un billete de 100 dólares como propina para una compra que no había alcanzado los 50 dólares.
Su relación con el dinero era patológica. El no tener ningún miedo a perderlo le hacía más fuerte sobre las mesas de juego. Pero le llevaba a malgastarlo y a perderlo irremediablemente.
La vida personal de Stu Ungar también fue un poco desastrosa. Se casó dos veces y tuvo una hija que sería su único vínculo emocional a lo largo de su vida.
Lo que acabaría con Stu Ungar, como con tantos otros, fueron las drogas. A principios de los ochenta había recibido muy buenas recomendaciones sobre la cocaína, una droga que te permitía pasar más tiempo despierto, luego más tiempo jugando.
Al final Stu acabó adicto por completo a la cocaína. Sus habilidades en el juego fueron esfumándose. Y ahora necesitaba dinero para poder pagársela. La leyenda de los juegos de cartas estaba acabada.
Sin embargo en 1997, 15 años después de su victoria de 1982, Stu Ungar se presentó de nuevo en el casino dispuesto a competir por el Campeonato Mundial. Su aspecto físico daba bastante pena, por cuanto la droga había hecho estragos en su salud. Tenía problemas para concentrarse en el juego y se agotaba fácilmente.
Las drogas le habían alejado de una carrera de éxito continuo. En 1990 Stu Ungar fue encontrado en el suelo de su habitación. Había sufrido una sobredosis de cocaína. A pesar de que había tenido que abandonar el torneo en el tercer día de su celebración, su ventaja inicial sobre el resto de competidores era tal que aún le valió para quedar el noveno clasificado del torneo por lo que a ganancias se refiere.
Pero en 1997 las cosas fueron muy diferentes. En una vuelta a la élite absolutamente épica, Stu sería capaz de vencer en el Campeonato, por tercera vez. Ya dejaba de ser un personaje de la Historia para convertirse en una absoluta leyenda.
Stu Ungar fue el más grande jugador de póquer de todos los tiempos. Pero sólo porque fue el mejor del mundo en el Black Jack y en el Gin Rummy.
Este tipo de personajes geniales se dan con poca frecuencia en la Historia. Stu Ungar murió el 22 de Octubre de 1998, como consecuencia de la cocaína. Apenas tenía 45 años de edad.
Su estilo de juego era implacable. Quería aplastar a sus rivales y hacerlo lo antes posible. A veces le sugerían que diera posibilidades a sus contrincantes para que estos le vieran vulnerable y luego perdieran más fácilmente y más dinero. Pero Stu Ungar estaba en contra de todo eso. Siempre jugaba muy fuerte, nunca cometía errores voluntarios. Sin dar ninguna tregua a sus rivales y con tendencia a hacer bromas a la gente que iba perdiendo, sus rivales pasaban un muy mal rato cuando tenían que jugar contra él.
Hay una película sobre la vida de Stu Ungar: High Roller: The Stu Ungar Story. Es una película aburridísima.
Fuente: Wikipedia. Stu Ungar.

Adolfo Cambiaso

¿Cuál es el deporte más difícil del mundo? Ante la complejidad de la pregunta lo habitual es responder con evasivas. ¿Qué entiendes por lo más difícil?
Afrontando este reto, la web de deportes ESPN realizó una completa estadística. Para ello una serie de periodistas deportivos puntuó en una escala del 1 al 10 cada uno de los deportes, siendo el 10 la máxima dificultad posible.
En lugar de votar los deportes de forma global se decidió valorar cada una de las cualidades que se esperan de un deporte difícil: resistencia, flexibilidad, reflejos, coordinación, fuerza, agilidad, nervios, coordinación mano-ojo, capacidad analítica.
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De esta votación emergió como el más duro de los deportes el boxeo. En él son necesarias casi todas estas habilidades en grado sumo y para casi todas ellas resulta el más exclusivo de los deportes.
Así, el cuadro de honor quedaba del siguiente modo:

  • Boxeo: 7,23
  • Hockey sobre hielo: 7,17
  • Fútbol americano: 6,83
  • Baloncesto: 6,78

Como curiosidad, en el último puesto quedaba la pesca, con un triste 1,45
Aunque no falto de interés, el estudio resulta poco convincente. Cierto es que el boxeo es un deporte extraordinario, infravalorado por los ambientes en que se suele practicar. Pero una aproximación más interesante nos lleva a pensar que si bien el boxeo puede resultar complicado, el fútbol no es un deporte tan difícil. Cualquiera puede pegar patadas a un balón. No hay que ser una estrella para marcarle un penalti a Casillas, uno de los mejores porteros del mundo. La selección de Malta, formada por aficionados, no pierde por goleada ante cualquier otra selección candidata al título Mundial – o no siempre. El baloncesto tiene la barrera de la altura, pero con un poco de práctica se pueden encestar más del 50% de los triples que se lancen.
Así, me gustó mucho la reflexión que hacía este hombre sobre cuál podría ser el deporte más difícil, entendiéndolo del siguiente modo: aquel deporte en el que llegar al nivel de profesional suponga un reto mayor.
En fútbol hay un criba que, aparte del talento innato de algunas superestrellas, es estadística. De cada diez personas se va seleccionando siempre a la mejor, hasta llevar al equipo de Primera División a los mejores chavales del barrio que eran a su vez los mejores de su pueblo que eran también los mejores de la provincia que eran también los mejores de la región. El segundo mejor jugador del barrio podría haber llegado también allí, pero la exigencia del deporte, que sólo permite jugar a unos pocos a alto nivel, le impidió fichar por un equipo de alevines de primera división.
En tenis está claro: un aficionado perderá siempre contra un profesional. Hace falta un técnica de saque impecable, una fortaleza y entrenamiento tales que lo más común será que el aficionado pierda por rotundos 6-0. La capacidad de saque profesional en el tenis sólo puede conseguirse mediante clases de cierto nivel, y es lo suficientemente decisiva como para que un jugador que no sea bueno sacando o restando potentes servicios no tenga esperanzas alguna ante rivales de cierta categoría.
La técnica en el tenis está al borde de lo humano. Todos los golpes van a las líneas. Siempre. Los saques están en el limite de lo restable. Las dejadas se hacen sí y sólo sí hay que hacerlas. Los golpes son casi únicos y casi siempre se acierta a darlos. Pero aunque los puestos de cabeza sean inalcanzables, constantemente hay noticias de nuevas jóvenes promesas, de jugadores que llegan desde las previas hasta las rondas finales de un Grand Slam. Difícil sí. Pero no imposible.
La defensa que hacen del golf en la página antes citada es muy interesante. Según el autor es posiblemente el golf uno de los deportes más difíciles del mundo. Lo cual no deja de sorprender por cuanto es un deporte aparentemente trivial y para personas sin condición física. Recomiendo encarecidamente su lectura.
Pero a pesar de su defensa del golf, deporte que confiesa practicar, no tiene reparos en indicar que, casi con toda seguridad, el polo es el deporte más difícil del mundo.
Por un lado el polo tiene unas enormes barreras de entrada. Puedes jugar fútbol en una favela, pero para jugar al polo hacen falta varios caballos, además de un terreno de juego adecuado y rivales suficientes.
El polo se ha llamado desde tiempos inmemoriales del deporte de los Reyes. En sus orígenes iraníes, servía como excelente forma de entrenamiento de las tropas de caballería. Eso sí, el deporte era muy diferente a como lo conocemos hoy en día. Era una auténtica carnicería en la que los equipos podían llegar a tener un centenar de caballos por bando. Un ejercicio de la guerra en el que los mejores podían pasar a formar parte de la Guardia Real.
Los mismos reyes y príncipes disfrutaban con la práctica de este deporte. Con el paso de los siglos llegó a la India y de allí pasó a ser adoptado por los colonos británicos, que lo llevaron en una forma muy suavizada a Europa.
El deporte del polo que se practicaba en Inglaterra era un encorsetado conjunto de reglas muy estrictas que hacían el juego lento y aburrido. Ese es el polo que todavía practica la realeza británica. El verdadero deporte tuvo que cruzar el Atlántico. En EEUU se convirtió en un juego de velocidad endiablada.
Correr con el balón, con dos defensas detrás dispuestos a partirte la pierna con tal de evitar un gol es una experiencia extrema. Pero hacerlo galopando en un caballo, manteniendo el equilibrio sobre los estribos a la vez que se golpea la pelota, sin que el caballo disminuya la velocidad, es algo que requiere años de práctica hasta conseguir hacerlo al menos decentemente.
Golpear la pelota es ya toda una proeza. Dar un pase es muy complicado. Los caballos no dejan de ser animales imprevisibles. Constantemente hay que girar y se pasa muy cerca de los otros caballos. El ritmo es trepidante, lo que convierte al deporte en uno de los menos interesantes para ver y sin embargo una experiencia insuperable para los deportistas que lo practican.
El polo está lleno de peculiaridades que me han parecido dignas de ser remarcadas. La mayor es quizás la diferencia entre los jugadores. Cierto es que se trata de un deporte muy minoritario y poco practicado. Pero aún así, las diferencias entre jugadores son tales, que la sola presencia de gran jugador es suficiente para que resulte imposible equilibrar un encuentro.
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Los equipos de polo tienen cuatro jugadores. El nº1 es una especie de delantero pero más con funciones de palomero, esperando un pase para simplemente correr un poco y empujarla dentro. El nº2 suele ser el mejor jugador del equipo, dispuesto a pasar la pelota al 1 pero también capaz de driblar toda la defensa rival y marcar un gol. El nº3 es una especie de quaterback. Un gran pasador, que coloca la pelota a punto para que sus compañeros puedan marcar. El 4º suele encargarse de la defensa. Los puestos más interesantes son el 2º y el 3º, pues tienen enormes responsabilidades tanto en defensa como en ataque.
Los jugadores de polo tienen asociada una determinada categoría, denominada handicap. El handicap es una puntuación que va desde el -2 hasta el 10. Un jugador parte con la puntuación negativa. Dos de cada tres jugadores nunca superan dicha puntuación, lo cual es una muestra más de la extraordinaria dificultad de este deporte.
El handicap es una medida de la importancia de un jugador para el equipo. Se tienen en cuenta numerosos aspectos: control de la pelota, monta y dominio del caballo, estrategia dentro del juego, visión general. Una peculiaridad única del polo es que en esta escala también se mide la deportividad, todo un detalle que ennoblece al deporte.
La puntuación del handicap es asignada por la federación correspondiente. Sorprendente resulta que esta puntuación tiene un paralelismo muy exacto en el número de goles. Si sumando los handicaps de los diferentes jugadores de cada uno de los equipos hay una diferencia de 7 puntos, es de esperar que ese equipo gane por una diferencia de 7 goles. Con lo que es posible, y necesario dada la dificultad para conseguir encontrar equipos parejos, que los partidos se celebren con esa ventaja: el equipo con mayor handicap tiene que vencer por una diferencia de goles superior a esa diferencia. En este caso de 7 puntos de diferencia, un resultado de 10-17 sería considerado un empate.
Los encuentros no son siempre con handicap, pero resulta difícil crear competiciones dada la disparidad de las fuerzas. El mejor país con diferencia en el mundo del polo es Argentina. Argentina es al polo, desde inicios del siglo XX, lo que Estados Unidos fue al baloncesto durante el siglo pasado o lo que Rusia al ajedrez. Puede que incluso la diferencia sea aún mayor. Argentina es el único equipo del mundo que puede presentar un equipo de handicap 40 (10 + 10 + 10 + 10) sin problemas a las competiciones mundiales. Ha ganado casi todas las competiciones de la Historia y cuenta con los mejores jugadores del mundo.
Así, vemos que la escala del polo parte de un número negativo, que entendido en goles puede significar que eres un estorbo para el equipo. Es dificilísimo superar esa puntuación. Pero como en cualquier escala logarítimica subir un escalón es tremendamente complicado. La mayoría de los mejores jugadores de cada país no tienen un handicap de más de 5.
Esa es la dificultad insuperable del polo: los cuatro mejores jugadores del mundo nunca perderían contra los cuatro siguiente mejores. Y posiblemente les aplastarían. Una selección de nivel medio-alto podría perder por un 30-5 ante Argentina. Eso no ocurre en fútbol, y casi en ningún deporte.
La dificultad del polo queda patente si seguimos los pasos del que es considerado hoy en día el mejor jugador de polo en activo, y el que quizás sea el mejor de la historia: Adolfo Cambiaso. Adolfito.
Observemos cómo fue superando sus puntuaciones de una forma gradual, con una lentitud que puede resultar pasmosa. Es sin lugar a dudas el mejor jugador del mundo. Pero no alcanzó el handicap 10 hasta mucho tiempo después de iniciarse en el juego:

  • 12 años: consigue el -1
  • 13 años: consigue el +3
  • 14 años: consigue el +6
  • 16 años: consigue el +7
  • 17 años: consigue el +9
  • 19 años: consigue el +10 (la persona más joven de la Historia en conseguir esa puntuación, en EEUU había llegado al handicap 10 con sólo 17 años).

El handicap 10 simplemente indica un jugador profesional de una fuerza extraordinaria. En pocos deportes se alcanza este nivel de maestría con tanta dificultad como en el polo.
Me ha sorprendido la poca información que hay en general sobre polo en Internet. Uno de los problemas de este deporte es la diferencia entre las distintas Federaciones Nacionales. Al no haber un juego de reglas estricto a nivel mundial, hay dificultades para establecer competiciones importantes. De ahí que el polo no sea un deporte olímpico y ni siquiera figure en la lista inicial de deportes que mostraba ESPN, lista que sí incluía la pesca y el rodeo.
Los partidos de polo son como los de tenis de mesa si se jugara con pelotas invisibles. Todo sucede tan rápido que no hay forma de ver nada. En este breve video (1 minuto) puede verse el dominio de Adolfo Cambiaso controlando la pelota. Hay que indicar que la imagen está a cámara lenta. Hasta parece fácil.
Ver el video.
Otra medida de la extrema exigencia de este deporte es el desgaste para los caballos. Se juega en seis tiempos (chukkas) de siete minutos cada uno. En los partidos de máximo nivel cada equipo usa un caballo por cada periodo de tiempo, para tenerlos siempre recuperados y a la máxima potencia. Esto añade una nueva dificultad: no basta con tener un buen caballo con el que se obtenga una total armonía, hay que ser flexible con la montura, pues en un mismo partido se llega a contar hasta con seis caballos distintos.
Es un deporte muy interesante. Todo lo aquí expuesto está contrastado con fuentes aparentemente fiables, pero si has detectado algún error no dudes en indicarlo en los comentarios.
Fuentes: Las citadas, y el completo artículo de la Wikipedia en inglés.

Egine Louis

El término semántica se refiere a los aspectos del significado o interpretación del significado de un determinado símbolo, palabra, lenguaje o representación formal.

La semántica es un área de estudio que puede entenderse como contrapuesta a la sintaxis que estudia las relaciones entre los signos que forman las palabras a la hora de formar una estructura.
La semántica como palabra apareció por primera vez en el libro de 1897 Essai de sémantique, del francés Michel Bréal. Así, se le considera en cierto modo el padre de la semántica. Sin embargo Michel Bréal es más famoso entre el gran público por haber inventado la maratón.

La primera maratón.

El comité que en 1894 perfilaba cómo serían las primeras Olimpiadas del Mundo Moderno estaba abierto a todo tipo de sugerencias e ideas. Entre ellas la propuesta del francés Michel Bréal cautivó de inmediato. Revivir la leyenda de la carrera llevada a cabo por el mensajero Filípides, carrera que le llevó desde el campo de batalla de Maratón hasta Atenas para dar la buena nueva de que habían resultado vencedores. Tras gritar ¡Hemos vencido! murió agotado por el esfuerzo.
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La carrera no existía como tal y todo estaba entonces por decidir. Tenía que ser una distancia similar a la entonces recorrida por el mensajero. Las primera pruebas se realizaron en Grecia en 1896. Allí se celebraría la Primera Olimpiada pocos días después y los griegos estaban eufóricos con la idea. Por supuesto que el vencedor debía ser un ciudadano griego.
Así, organizaron unas rondas de clasificación. La primera maratón tuvo lugar el 3 de abril de 1896, teniendo en cuenta la extravagancia de que por aquel entonces los griegos aún se regían con el Calendario Juliano y para ellos no era más que el 22 de marzo. El vencedor fue Kharilaos Vasilakos con un tiempo de 3 horas y 18 minutos.
Los participantes en la carrera habían sido seleccionados por un coronel del ejército griego. De entre los numerosos soldados que habían servido a sus órdenes seleccionó a los mejores. Entre ellos a Louis Spiridon, licenciado el año anterior y que se ganaba la vida como aguador.
Louis Spiridon corrió en la segunda ronda de clasificación, alcanzando un modesto quinto puesto.
Pocos días después, el 10 de abril de 1896, tendría lugar la primera maratón oficial de la historia, en la jornada final de los Juegos Olímpicos. Los Juegos habían resultado un completo desastre para los griegos. Aunque apenas si participaban un puñado de deportistas de otros países, estos vencían en todas las pruebas. Especialmente dolorosa resultó la derrota en lanzamiento de disco, un deporte griego por excelencia. En este caso fue Robert Garret, un americano, el vencedor.

El lanzamiento de disco

La victoria de Robert Garret en el lanzamiento de disco no deja de ser sorprendente. Hijo de una familia adinerada, su especialidad era el lanzamiento de peso y de hecho conseguiría la medalla olímpica en la especialidad. Su entrenador en los Estados Unidos le sugirió que probase también con el disco.
Garret y su entrenador preguntaron a los expertos de la época sobre cómo sería el disco a emplear en la competición. Estos consultaron la literatura clásica y diseñaron un disco tal y cómo debía ser en la antigua Grecia: una masa de más de 14 kilos de peso. Cuando Garret lo tuvo en sus manos vio que aquello era imposible de lanzar y renunció.
A su llegada a Grecia sin embargo tuvo la oportunidad de ver el disco que se emplearía en la competición: pesaba unos dos kilos y medio. Por diversión y sorpresa al verlo tan manejable decidió participar.
El estilo de lanzamiento griego era tremendamente estilizado. Las poses evocaban al Discóbolo de escultor clásico Mirón. Verlos lanzar era placentero. Casi se preocupaban más de la coordinación que de la fuerza. Garret sin embargo se enfrentó al disco en la única forma que sabía: la misma con que lanzaba el peso, pura fuerza bruta.
Sus dos primeros intentos resultaron ridículos. Totalmente desviados incluso estuvieron cerca de hacer daño a alguien del público. Tanto el resto de americanos como los griegos se partían de risa ante su falta de estilo y clase.
Sin embargo su tercer lanzamiento fue sorprendentemente bueno. Tanto que le valió para conseguir la medalla de oro, 19 centímetros más lejos que el del mejor griego. El bochorno para los griegos fue absoluto. Habían perdido en su deporte ante alguien que no tenía ninguna técnica.

La maratón de 1896

Mientras hay vida hay esperanza. La maratón era una nueva competición que cualquiera podría ganar. Especialmente los griegos por cuanto competían con trece deportistas mientras que sólo había cuatro de otros países. Como en los chistes, había un francés, un australiano, un húngaro y un americano.
No pudo tomar la salida el competidor italiano Carlo Airoldi que había viajado casi mil kilómetros a pie desde su casa hasta Atenas sólo para participar en esta prueba. Sin embargo fue descartado de tomar el inicio por tratarse de un deportista profesional. Algo un tanto injusto por cuanto no existía ni una sola persona que se dedicara al atletismo en forma profesional en su época. Hasta qué punto no lo era lo demuestra su absoluta falta de dinero para viajar hasta Atenas. Tuvo que negociar con un periódico que acordó pagarle un viaje mirando al céntimo a cambio de recibir una crónica diaria de su viaje. Carlo Airoldi tuvo que cruzar las peligrosas fronteras de Croacia y Austria recorriendo más de 70 kilómetros diarios para llegar a tiempo a la competición.
Cierto era que estaba muy acostumbrado a carreras largas, de hasta 50 kilómetros y es probable que habría ganado con facilidad. La causa de su retirada anticipada fueron las 2.000 pesetas (12 euros) que había ganado como premio en un carrera entre Barcelona y Milán, 1.050 kilómetros que se corrían en 12 etapas.
La carrera comenzó para los diecisiete participantes. El francés Albin Lermusiaux tomó la delantera rápidamente. El australiano Teddy Flack y el
americano Arthur Blake le seguían a considerable distancias. Y mucho más atrás, los griegos.
Entre ellos, Louis Spiridon, que a su paso por Pikermi, situada en el kilómetro veinte, fue a saludar a su tío que vivía en esa población y al que había prometido visitar. Se tomó un vaso de vino mientras le informaban sobre la distancia que le llevaban el resto de competidores. Tras oírla tuvo confianza suficiente en su victoria.
Por aquel entonces Lermusiaux llevaba un ventaja inalcanzable, más de tres kilómetros delante del segundo corredor. Sus tiempos estaban resultando buenos incluso con las sobrehumanas marcas de los deportistas profesionales de la actualidad. En menos de una hora había corrido los primeros veinte kilómetros, una marca impresionante.

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Gerontocracia

De la última lista de ELO de la Federación Internacional de Ajedrez, se obtiene el sorprendente dato de que entre los 40 primeros clasificados sólo hay 4 personas que hayan nacido antes de 1970 (o tengan más de 38 años de edad). Ahora bien:

  • 39º: Sokolov, Ivan (2673), 39 años
  • 11º: Gelfand, Boris (2736), 39 años
  • 2º: Ivanchuk, Vassily (2787), 38 años
  • 1º: Anand, Viswanathan ( 2801), 38 años

Karpov fue campeón del mundo con 27 años, Kasparov con 22 y Kramnik con 25. Pero ahora la élite criada con los ordenadores no consigue llegar a los primeros puestos de la clasificación, a pesar de triunfar en todos los demás récords de precocidad.
Visto en ChessNinja.

Nadal y Federer

Dice la Wikipedia de Roger Federer:

Muchos expertos y muchos de entre sus rivales creen que Federer tal vez sea el mejor jugador de la historia del tenis.

Y de Rafael Nadal:

A pesar de su derrota en Wimbledon, Nadal sigue siendo el único jugador en activo con un balance positivo frente a Federer (8-5) después de haber jugado más de cinco encuentros.

Amparándose en ese balance muchos se atreven a decir que Nadal es mejor que Federer. Sin embargo es precisamente ese balance positivo la muestra de la enorme superioridad de Federer. 7 de esos partidos se han jugado en tierra batida (donde Nadal masacra a su rival por un balance de 6-1). Teniendo en cuenta que Federer juega pocos partidos en tierra de lo que estamos hablando es de que:
a) Cuando Federer juega en tierra acaba jugando contra Nadal, luego las más de las veces llega hasta la final del torneo.
b) Nadal ha jugado pocas veces contra Federer en otras superficies, luego o bien ha jugado torneos poco importantes donde no estaba Federer o no ha llegado lo suficientemente lejos como para enfrentarse contra Federer. Porque Federer lo ha ganado todo.
El futuro dirá muchas cosas, pero no adelantemos acontecimientos ni vendamos pieles de osos.
De paso señalar la página siguiente:

Rafael Nadal

A la que le hago publicidad gratuita por las siguientes razones:
a) No está en la secta de los blogs 2.0 pero tiene más visitantes que los que ocupan muchos rankings.
b) Y tiene muchos visitantes porque mucha gente cree que es el blog personal de Rafael Nadal, simplemente porque hay quien firma en los comentarios con el nick “Rafael Nadal”.
c) Es un blog con publicidad y no ha incurrido en la subnormalidad de hacer una página orientada hacia gente supertecnificada esperando que pinchen en tu publicidad (que las más de las veces ni verán por pantalla). Me jugaría (subjuntivo) una mano a que gana más dinero con la publicidad que muchos abanderados del emprendedorismo.

Campeon de liga

Podíamos leer en el dominical de “El País” hace un par de semanas un reportaje sobre la adicción a las compras. Según dicho artículo, las mujeres eran más propensas a caer en esta adicción:

Por un menor sentimiento hacia lo abstracto: el hombre prefiere el dinero y la mujer lo que puede conseguirse con él.

Basándose en este principio, se justifica el teorema de la suegra, que defiende que un piso es siempre mejor que el dinero que se pague por él, porque el piso se puede tocar.
Hace poco tuve la oportunidad de comprender hasta qué punto era cierta la expresión que había leído en “El País”. Hablando con una amiga sobre la reciente victoria del Real Madrid en la liga de fútbol mi interlocutora me preguntó:

¿Pero al que gana que le dan, una copa?

La verdad es que no supe que responder en su momento, tal vez mis lectores me puedan ayudar a responder a esta pregunta. El vencedor de la Liga de Fútbol gana:

  • Un trofeo en propiedad, cuando gana determinado número de Ligas.
  • El derecho a guardar el trofeo en sus vitrinas durante gran parte del año, con el consiguiente reclamo hacia el patético museo de su club de fútbol.
  • Una plaza en la Champions League sin necesidad de pasar pruebas preliminares.
  • Esa plaza de la Champions es fácilmente monetizable ya que esta competición tiene una tabla de ingresos fijos por partido jugado y resultado obtenido.
  • Alguna invitación a torneos de pretemporada en el verano.
  • La opción de evitar varias rondas previas de la Copa del Rey.
  • Mejores opciones para negociar la publicidad de las vallas publicitarias y de sus camisetas.
  • Expectativas de más ventas de abonos y entradas para las temporadas sucesivas.
  • Expectativas de más títulos futuros.

¿Se me olvida algo?