Empecé a escribir en un blog de Internet en las Navidades de 2003. Han pasado más de 13 años desde entonces. Desde el principio, he tratado de mantener el anonimato, a veces de forma excesiva, la inmensa mayoría de vosotros no sabe ni dónde vivo, ni mi edad, ni el aspecto físico que tengo. Y ni falta que hace.
Nunca hubo un gran plan, al principio era una especie de broma, que no esperaba que durara más que un par de meses. Luego internet era un sitio peligroso lleno de acosadores y era mejor no dar la cara. Al final se convirtió en mi secreto. Me gustaba pensar que el anonimato me daba total libertad para contar cosas que otros no podrían, para desvelar historias de amigos, parejas, familiares y propias, sin tener que suavizarlas.
Alguna vez dejaba caer a un amigo que escribía un blog, pero nunca nadie estuvo interesado en que le diera la dirección para leerlo. Cuando vivía con una chica, nunca mostraba el más mínimo interés en saber qué era eso tan secreto que escribía con tanto interés durante tantas noches. Comparto parte de su desinterés. Cuando alguien me dice que ha escrito una novela o que tiene un blog, preparo un cambio de conversación para evitar que intente convencerme de que lo lea.
En cuanto empecé a perder el anonimato, por errores con los emails de Google, o por conocer en persona a algunos lectores, algo de la magia se esfumó. Supongo que dentro de mi cabeza había creado una especie de personaje y el contacto con la realidad hacía que se desvaneciera.
El punto de inflexión definitivo llegaría cuando una de las personas más próximas a mi leyó uno de mis artículos, le gustó, vio la entrada anterior, y ató cabos, descubriendo que aquello sólo podía haberlo escrito yo. El absurdo personaje de marmolillo, mestebanez o zrubavel había muerto para siempre. No iba a dejar de publicar en el blog por eso, pero internamente sí que he notado algún tipo de cambio.
Ha pasado el tiempo suficiente para que tenga una nueva perspectiva de la página. Han sido trece años y medio escribiendo al menos una vez al mes, con una media de dos artículos por semana. Algunos artículos – a veces los más intrascendentes – tienen una cantidad obscena de horas de trabajo – fácilmente hasta 20 horas. La mayoría tiene por lo menos un par de horas. Haciendo el cálculo total, son más de un año y medio de trabajo, en jornadas de ocho horas diarias. Horas que he disfrutado mucho, y espero seguir disfrutando en el futuro.
Hace unos meses quedé con un amigo que no veía en mucho tiempo. Contándonos las vidas, lo que hemos hecho y dejado de hacer, me preguntó por mi interés por escribir, si lo había continuado de alguna forma. Le dije que sí, que había tenido un blog, que había sido relativamente popular durante una época. Mostró el mismo desinterés que yo habría sentido.
Pero con el paso de los años, la reflexión posterior no me deja ya tranquilo. No, no era un blog como los cientos de miles que se crearon a principios del siglo XXI, hasta que las redes sociales y los periódicos los fueron arrinconando, llegando a convertirlos en casi irrelevantes. Cierto que la página estaba llena de artículos intrascendentes, equivocados, o directamente malos. Pero había mucho contenido de calidad y un público de primerísimo nivel. Ahora comienzo a sentir que el blog es una parte de mí que necesita ser reconciliada conmigo mismo. Ha sido una década larga de trabajo delante de la pantalla que ahora sí, quiero rentabilizar.
Puede que la puntilla viniera por un hecho intrascendente: instalé una extensión de WordPress para controlar los enlaces rotos dentro de mi página, detectando cientos de ellos. La mayoría, de comentarios de personas que dejaban enlace a su web de entonces. Ir revisando todos esos enlaces, y ver cómo casi todas las páginas se han ido quedando por el camino, algunas de personas que hasta llegaron a ser famosas en Internet, me lleva a querer intentar salvar algo de todo esto, antes de que por cualquier motivo, la página desaparezca.
Así, no se me ha ocurrido otra cosa que intentar agrupar parte de todo este contenido dentro de un libro. Una idea que siempre he tenido, y una idea que siempre he desechado, por saber que el contenido no estaba a la altura. Sigo pensándolo, pero con las nuevas opciones de autoedición y los escritores de Amazon, mis expectativas de calidad se han vuelto más modestas.
La idea es escribir un libro, firmado con mi nombre real, con algunas de las entradas que he escrito a lo largo de los años. Un libro en papel, bien hecho, seguramente autoeditado. No me importa lo más mínimo perder dinero con cada libro que imprima. No quiero regalarlo – aunque la mayoría de los ejemplares serán para eso – quien lo quiera tendrá que pagar algo por él, aunque sólo sean los gastos de envío.
Esta idea no podía escribirla hasta al menos haber sido capaz de empezar con el trabajo más ingrato. Hice una copia del blog a otra parte y sobre esa copia he releído – que no revisado – las 1250 entradas que había escrito en todos estos años. He eliminado las que eran absurdas, las que no aportaban nada, las que han envejecido mal, las que no tenían ninguna aportación mía, las que decían cosas con las que ya no estoy de acuerdo, las que tenían una ingenuidad que ahora no comparto. La inmensa mayoría de lo que glosé o escribí sobre la burbuja inmobiliaria española ahora suena a contenido manido y repetitivo. No ha quedado casi nada de todo eso.
La criba inicial ha dejado el blog en 758 artículos que tienen algún valor. Aún muchos no sirven para gran cosa: son una foto con un comentario ingenioso, o una aportación demasiado breve. Creo que habrá unos 500 que tienen madera para pasar el segundo filtro.
Pero entonces me encuentro con el mayor problema de todo el blog: la incoherencia. El hilo conductor de todos estos años ha sido simplemente uno: las cosas que me interesaban a mí en cada momento. Nunca antes me había atrevido a revisar todos los artículos precisamente por eso: se trata de un recorrido por gran parte de mi pasado, por historias que me interesaron, pero ya no, por obsesiones que se cambian por otras que nada tienen que ver. Incluso para mí, es un caos total. Publicadas de cualquier manera, pueden hacer que libro parezca la obra de un loco, o una pésima colección de curiosidades sin orden ni concierto.
Todavía no sé exactamente cómo organizarlo. Se me ocurre que si quito casi todo lo personal, podría quedar algo más congruente, con curiosidades que a veces tienen un giro inesperado. Pero perdería coherencia. Podría partirlo en dos: pero las historias personales por sí solas no son suficientes. Se me ocurre organizarlo por capítulos y que cada capítulo tenga 3-5 artículos distintos, uno personal, uno sobre historia, uno sobre las palabras, uno sobre ajedrez. Así al menos, los que no tengan ningún interés por alguna de esas secciones, puede localizarlas y saltar. Lo ideal sería intentar que los artículos de un mismo capítulo, dentro de que serían tan diversos, tuvieran algo en común entre sí.
Supongo que habrá riesgos legales. Casi todo está reescrito desde varias fuentes, pero siempre habrá párrafos que sean traducciones literales. He tratado de ser muy cuidadoso citando los originales, pero seguro que algo se me escapa. Es el absurdo del mundo digital: puedes copiar algo de otra persona, que sea leído por miles de personas y no pasa nada. Pero si lo haces en papel, con una tirada que igual no llega ni a los 100 ejemplares y que costeas de tu bolsillo, hay consecuencias jurídicas potenciales para el resto de tu vida.
Lo veo en papel porque el formato digital sigue aquí presente, y gratis, desde siempre. Me gustaría que fuera un libro de calidad, aunque sólo sea en el factor que no depende de mí, que es la calidad de los materiales. Me lo imagino sin ninguna imagen. No quiero que sea muy grueso. No tengo ni idea del título, supongo que Pons Asinorum por simplicidad.
Como cualquier proyecto de un blog, puede ser abandonado a medias en cualquier momento, pero creo que ya he dado el impulso inicial que era necesario para que no se quede a medias.
Necesito saber vuestras sugerencias en la idea del libro, sobre todo cómo podría ser estructurado y qué os gustaría ver en él, si es que estaríais interesados en comprarlo. Muchas gracias a todos.
Actualización
Al final mi intrínseco secretismo, y hacer caso de mis propias sugerencias me llevaron a que, en vez de planear algo y divulgarlo antes de hacerlo, me plantara y decidiera seguir adelante hasta el final.
Han sido meses de continuas relecturas de mis propios textos, con la sensación agridulce de reconocer una buena frase propia y al mismo tiempo tener que descartar artículos enteros, aceptando que no valen casi nada. Supongo que la sensación será la misma para los escritores de verdad, ir viendo como a medida que avanzas en tu trabajo, cada vez te gusta menos.
Con los últimos filtros, han quedado 159 artículos de los 1250 iniciales. Los he tenido que leer una y otra vez, encontrando erratas, repeticiones y frases que se entendían mal. Luego tuve a dos correctores que hicieron un trabajo excelente descubriendo aún más errores, erratas y manías de escritura. Gracias.
Como contaba en la introducción, mi idea era escribir un libro y dejar que la impresión la hicieran los profesionales. Para mi total sorpresa, eso no ha sido posible.
Tras leer un poco sobre el tema, me quedó muy claro que Amazon era la única alternativa viable. Por un lado porque no hay otro sistema que permita tener algún control sobre el contenido y por otro porque es una plataforma con un sistema de distribución que funciona, mientras que el de los libros en las librerías es un formato totalmente acabado.
El libro tiene más de 600 páginas (entre índices y saltos de página con tanto artículo) y si lo quisiera vender con una editorial, el precio de coste mínimo – asumiendo 0€ de beneficios – sería de más de 15€. El precio, de todas formas, no sería un factor que pudiera controlar del todo. Ni las ventas, ni los canales de distribución. Y si me cansara de vender el libro, no podría interrumpir su venta. Paradójicamente, cuando publicas un libro con una editorial, el libro deja de pertenecerte.
Una vez tomada la decisión de publicar en exclusiva con Amazon, muchas de las páginas que ofrecen servicios a escritores, dejaron de ser una opción posible. Pagas un precio por que publiquen tu libro —precio que considero razonable— pero lo que ignoraba es que en dicho precio incluyes cederles el derecho de publicación a ellos. La inmensa mayoría de los libros que se autoeditan son una basura, pero si alguno tuviera alguna forma de éxito, le pertenece a la editorial que lo edita, a pesar de haber sido pagado por su autor.
En general encontré muy poca profesionalidad contactando con las editoriales para auto edición. Precios disparatados, emails que ni se respondían, condiciones draconianas. Tuve que ir descartándolas todas hasta encontrarme en el punto de partida: nadie quería ayudarme a un precio razonable. Estaba dispuesto a pagar 400€ por que alguien convirtiera un documento Word bastante bien formateado en un formato de libro que aceptara Amazon y en la versión para ebook.
Al final tuve que hacer eso yo mismo. No fue tan difícil, tampoco tan tedioso, cuando eres un usuario avanzado de computadoras (usar esta palabra siempre te hace parecer un idiota). La vista previa del libro no tiene mala pinta, supongo que habré cometido algún error del que me arrepentiré, pero espero que sea salvable.
Con la portada tuve una experiencia también bastante bizarra. En lugar de contratar a mi propio hermano (¡Que se dedica específicamente a eso!) recurrí a un albanés de internet, esperanzado en sus buenas referencias. Este blog ha tratado muchos temas a lo largo de los años, pero que yo sepa, jamás he dicho una cosa buena sobre Albania. Pues bien, hoy esa costumbre no va a cambiar.
Contraportada
Así, básicamente he reescrito 159 artículos que he tenido que leer tres o cuatro veces. Aún así, se lo he hecho leer a otras dos personas más, para evitar errores. Y alguno habrá quedado. Pero la página de copyright, la introducción y el epílogo, y sobre todo la contraportada, han sido escritas sin ningún tipo de validación. Es decir, los textos más obvios, más visibles, pueden tener gruesas erratas o errores. En particular la contraportada fue un absoluto despropósito. Tras conseguir un diseño aceptable de nuestro amigo albanés, se lo envíe para revisión a una experta en marketing. Para mi sorpresa, en lugar de revisar el dibujo y el tipo de letra, se había dedicado a leer la contraportada (que casi no se podía leer en la imagen de vista previa) indicándome que era el peor marketing que cupiera esperar.
La realidad es que teniendo mi libro en Amazon, no caigo en la errónea esperanza de intentar vender mi libro por una serie de frases pegadizas o títulos sugerentes. Mi libro sólo se va a vender por internet. Pero tenía razón en que la contraportada era pésima.
Ahora bien, nunca deberías revisar la contraportada de un libro de noche y con prisas. Así, se me ocurrió la idea de lo que os encontraréis los que compréis la edición en papel. Y sí, esto es marketing del bueno, crear una incertidumbre que luego, en la vida real, seguramente se convierta en una decepción.
No obstante me recuerda muchas de esas entradas que escribía solo delante del ordenador, le daba a enviar y por la mañana me encontraba que el artículo no funcionaba bien, que tendría que haberlo dejado en borrador y revisarlo con más luz.
@paco
Al final decidí intentar organizar los capítulos de una forma que tuviera alguna coherencia. Posiblemente ese esfuerzo haya sido uno de los más titánicos: tras filtrar 159 artículos que nada tienen que ver entre sí, hilvanarlos de una forma que casi parezca deliberada. Tras el artículo sobre la Y griega, brevísimo, publicado en 2009, sigue uno sobre frases latinas para tatuajes que es dos años posterior, pero que, de alguna forma, tiene relación. Y esta se continúa con ‘el mundo del petardo’, de cuatro años antes, pero que encaja de forma natural.
Tras tantas revisiones de los textos, tras reordenarlos, repensarlos, reescribirlos, no me queda otra que reconocer que el libro, más allá de ser un amplio resumen de lo mejor del blog, es un resumen de mí mismo. Comencé a escribirlo cuando tenía 27 años, ahora tengo 41. Muy probablemente han sido los mejores años de mi vida, o al menos los verdaderamente importantes. En él aparecen mis obsesiones, mis sueños, mis decepciones, mi pasado, mi futuro. Y todavía me sorprende por todo lo que aún oculta sobre mí. Como dirían en la serie “Los Serrano”, el libro es yo.
Tú
El precio del libro fluctuará, pero de salida será de 5.99€ para el ebook y 14.99€ para el libro en papel. No estoy seguro del beneficio que obtendré por la venta en ebook (creo que el 70% del total, pero hay que descontar el IVA antes) pero para un libro de 600 páginas, me parece un mínimo indispensable. Menos de 2.99€ es regalarlo. La versión en papel me da un beneficio de aproximadamente 5 euros por libro – no estoy seguro, tampoco espero que gane nada con ello. Considerando que tendré que comprar mis propios ejemplares que quiera regalar, estoy seguro de que es un precio de saldo.
En un acertado comentario a una mala entrada, Hugo destacó la hipocresía de los lectores de blogs:
El único incentivo posible para los de la vieja cuerda sería pasta y, con toda sinceridad, esta gente que de cuando en cuando nos dice “echo mucho de menos tus artículos” no pagarían 10 euros al año por leer tu blog ni aunque escribieras una entrada al día. Así que sí, da algo de pena, pero mola que al menos lo mantengas vivo.
Ahora ha llegado el momento de votar con vuestros bolsillos. No necesito que compréis el libro. Puede que incluso pierda dinero con cada libro que venda —cuando llegue Hacienda con la guadaña— pero tengo curiosidad por saber cuántas personas pagarán por tener el libro de verdad. Siguiendo el peor marketing de la historia, no hay ni un sólo artículo nuevo. Son los que ya están en la web, corregidos, simplificados, sin repeticiones continuas, sin erratas gruesas.
Es un libro raro, pero de alguna forma único. Estoy muy orgulloso de haber salido del armario y haber sido capaz de terminarlo. Creo que es un excelente regalo para esos amigos a los que no podéis recomendar un blog pero sí soltarles un libro en papel. Puede que me traiga algunos problemas, pero hará mi vida más interesante.
Tras tantas horas de trabajo, sin embargo, siempre me viene un pensamiento desquiciado a la cabeza. ¿Qué pensará mi madre cuando lea “La ley Volkswagen”?
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