Una mentira cómoda

Tras el fulgurante éxito del documental de 2006 An Inconvenient Truth (Una verdad incómoda), presentado por el vicepresidente de los Estados Unidos Al Gore, se consiguió lo imposible: que muchos gobiernos, si no todos, diesen prioridad a acciones políticas encaminadas a cuidar del medio ambiente.

Las críticas al documental por parte de algunos científicos – y otros no tan científicos – que cuestionaban los datos y estudios presentados, sirvió a muchos para argumentar que había intereses en acallar los resultados y de ese modo obstaculizar la acción ya iniciada en favor de la ecología y la sostenibilidad.

Con el paso del tiempo sin embargo se levantó un escándalo extraordinario, el Climategate, una filtración de todos los correos electrónicos intercambiados por los miembros de la Climatic Research Unit, algunos de los cuales ponen de manifiesto que los estudios científicos que demuestran la hipótesis del calentamiento global están totalmente manipulados. Que unos resultados se exageran y otros que contradicen la teoría son ocultados, creando una imagen de aparente nitidez: la acción del hombre está provocando que la temperatura en la Tierra aumente.

Sin embargo lo más sorprendente de este hecho, que se compara con el Watergate (el único escándalo que ha acabado con la dimisión un presidente de los Estados Unidos), es que apenas si está teniendo repercusión.

De un lado los medios de comunicación convencionales no quieren airear los problemas de un organismo que ellos mismos han apoyado durante varios años, amén de que tiene mucho poder político. Pero los blogs y la gente de a pie también calla porque piensan “da igual si han manipulado o no los resultados. Siempre se manipulan un poco. Lo importante es que los políticos están por fin cambiando su actitud.”

Para mucha gente el fraude del calentamiento global se ha convertido en una mentira cómoda (ingeniosísimo juego de palabras copyleft parafraseando al título de la película “Una verdad incómoda”, con doble negación de los términos). La gente piensa “no dejes que la verdad te estropee una buena historia”, es decir que si España está aumentando su producción de energías renovables, el hecho de cuestionar el calentamiento puede provocar que el gobierno cambie de actitud.

Aquí como podemos ver la verdad es lo de menos. Es más, a nadie le interesa. Por eso no se habla del tema. Por eso los blogs de divulgación científica ocultan una realidad muy preocupante: la ciencia a la carta, capaz de demostrar una cosa y su contrario. No lo muestran porque va en contra de su rollo “que buena es la ciencia y qué bien vivimos gracias a ella”. Y demuestran con ello una considerable hipocresía: no son blogs de ciencia sino “de ciencia guay”.

También hay quienes están siguiendo el tema muy de cerca, pues lo consideran realmente preocupante. Estos son los que demuestran un verdadero interés científico.

En mi opinión el hecho de que esto sea mentira ya no afectará a las políticas globales, pues para un gobierno el ecologismo térmico se ha convertido en una nueva panacea económica, con muchas más ventajas que inconvenientes:

  • Dar imagen de estar trabajando en cosas buenas
  • Poder cobrar tasas ecológicas a empresas y particulares
  • Justificar enormes inversiones en proyectos de dudoso éxito pero indudables ideales
  • Crear un enemigo invisible, como con el terrorismo
  • No exige resultados tangibles. O lo que es lo mismo, hay muchas formas de medir los resultados

Aquí hay que evitar caer en el dualismo de posiciones. No hay dos posturas únicas:
a) Ecologista, a favor de la idea de que hay un calentamiento global, a favor de la energía eólica y los huertos de autoconsumo.
b) Contaminante, fumador, en contra del calentamiento global, a favor de la energía nuclear y del malgasto.

Por eso uno puede argumentar el fraude del calentamiento global es de los mayores de la historia de la ciencia. Y estar a favor de que España siga fabricando y plantando molinos de viento.

Estamos ante una enorme mentira en la que el fin no justifica los medios. ¿Quién se acuerda hoy del primo de Rajoy?

De las mentiras de la Iglesia nos libraban los científicos. Pero de las mentiras de la ciencia, ¿Quién nos salvará?

Ishmael

En España estamos acostumbrados a oír que el Premio Planeta de Literatura es el premio literario de mayor cuantía del mundo. Dada la escasa calidad de algunas de las obras (suelen tratarse de obras menores de autores consagrados) y la falta de rigor en la elección del ganador, se trata de un premio de mínimo prestigio y totalmente desconocido fuera del ámbito del castellano.

La cuantía actual del Planeta es de 601.000 euros (penoso seguir dando premios pensados y traducidos desde las extintas pesetas). Sin embargo en el año 1991 se decidió dar un premio literario de una cuantía equivalente, tal vez superior si actualizamos los importes con el IPC y el tipo de cambio euro-dólar.

En 1991 Ted Turner, el fundador de la CNN decidió crear un premio realmente original: el Turner Tomorrow Fellowship Award. Un premio literario enormemente ambicioso ya que:

  • El vencedor se llevaría la cantidad de 500.000$, una cantidad extraordinaria para la época e incomparable con ningún otro premio literario.
  • El premio se concedería una sóla vez. Nada de premios anuales o bieniales. Un único ganador. Para siempre.
  • Entre el jurado figuraban primeras espadas de la literatura mundial, como Ray Bradbury el autor de “Fahrenheit 451”, entre otras muy famosas novelas, o la escritora sudafricana Nadine Gordimer, premio nobel de Literatura en 1991.
  • No bastaba con escribir un buen libro. El texto tendría que ser una obra de ficción que nunca antes hubiera sido publicada y que ofreciera soluciones creativas y positivas a los problemas globales.

Ni qué decir tiene que al premio se presentaron muchísimas novelas. Resulta curioso que el simple hecho de exigir que la novela tendría que abordar posibles soluciones a los problemas limitaba mucho las opciones de participar. Lo habitual es describir, criticar, denunciar los problemas sociales. Pero de ahí a dar una solución hay un enorme paso.

El ganador fue el hasta entonces desconocido escritor de Nebraska Daniel Quinn. Y lo de escritor también se presupone pues era una persona que nunca antes había publicado un libro.

Su novela Ishmael fue la agraciada con el exuberante premio. Tras la entrega de dicho premio se produjo una verdadera revolución porque para los miembros del jurado la cuantía les resultaba absolutamente desproporcionada ante la altura literaria del autor. Ellos sabían que se entregaría una gran cantidad de dinero en premios, pero no tanto dinero y casi todo al ganador.

Una cosa es laurear a un escritor novel y otra darle un premio enormemente superior a la suma de todos los premios que ellos habían ganado a lo largo de sus exitosas y extensas carreras literarias. Ya he indicado que en el jurado había algún premio Nobel y autores que habían vendido millones de ejemplares.

Sin embargo la obra de Daniel Quinn encajaba a las mil maravillas con el premio. A pesar de ser una obra nunca antes publicada era el trabajo de toda su vida. Había comenzado a trabajar en su redacción en 1977 y había sufrido seis reescrituras, además de la inicial.

Daniel Quinn estuvo trabajando en Ishmael más de catorce años, sin haber publicado ninguna otra obra en todo ese tiempo. Aunque admite numerosas críticas se trata de una obra extraordinaria por lo pulido del material, la originalidad de principio a fin – tanto de la temática como de la forma de desarrollarla – y sobre todo porque es un libro que se atreve a entrar donde otros se limitan a merodear.

El libro tuvo un éxito enorme, en gran parte por la extraordinaria publicidad del premio. A mi me pareció un libro más singular que bueno; La originalidad es una cualidad que siempre escasea.

Me llama la atención sobre él pensar que toda la capacidad creadora de una persona estaba volcada en apenas 200 páginas. Hay escritores prolíficos, escritores que se prodigan tanto en lo bueno como en lo malo. Hay autores que mantienen un buen nivel medio. Pero Daniel Quinn es un escritor que concentró todas sus energías en una gran obra y que fue premiado por ello.

Con posterioridad a la misma escribió otros libros pero todos son continuación o reescrituras de la misma historia que plantea Ishmael.

Más que recomendarlo abiertamente, diría que es un libro que se merece saber que existe. Lo descubrí en metafilter. Pero como nunca acabo de recomendar libros abiertamente, este es una excelente opción como regalo de Navidad.

Del Manifiesto

La presentación del anteproyecto de Ley de Economía Sostenible ha desencadenado numerosas protestas virtuales (a la calle sólo se sale a comprar el pan y tirar la basura) especialmente en lo que respecta al apartado de:

la creación de una comisión administrativa dependiente del Ministerio de Cultura que tendrá la potestad de bloquear páginas web de enlaces, sin que sea preciso la intervención judicial.

Tras esta iniciativa, un grupo de personas, llamémosles un grupo de periodistas, blogueros, responsables de páginas web, profesionales y creadores de Internet ha lanzado un manifiesto denominado “En defensa de los derechos fundamentales en Internet” que ha circulado con gran éxito y que parece representar la opinión de mucha gente.

Ese manifiesto alerta sobre una serie de puntos e indicaciones que considera “están en peligro” y que atentan contra los derechos fundamentales. Sin embargo, si tratamos de aplicar los principios del manifiesto a la propia creación del manifiesto, vemos que parece no aplicarse.

Los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de Internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto

Menuda generalización. Más bien diría un grupo de ellos. El que se me incluya en ese manifiesto sin que yo haya abierto la boca ya es motivo de sobra para tirarlo a la basura.

Un manifiesto tiene que venir firmado por las personas que lo redactan, aunque sea dar los nombres. La Declaración de Independencia de los Estados Unidos era un texto precioso pero precisamente su valor venía refrendado por la firma de los que lo redactaron y decidieron. Firmándolo, se jugaban la vida, pues pasaban a estar condenados a muerte por Inglaterra. Aquí no hay ningún riesgo por lo que no entiendo porque no está firmado. De nuevo vuelvo al primer punto, si se han juntado un grupo de personas, que digan quienes son o no hablen en nombre de todos.

Luego se mencionan muchos derechos fundamentales. Suena estupendamente. Al vivir en democracia, tengo derecho a votar a mis representantes. Y luego ellos pueden decidir lo que quieren con mi voto. Aunque hayan salido los del bando contrario al que yo voté. O aunque yo les votara y luego opten por tomar medidas que no fueron las que prometían. Da igual, así funciona la democracia.

Pero que en Internet aparezcan de la noche a la mañana unos tipos y se instauren como mi representante. ¿A cuento de qué? ¿De que tienen más lectores que yo? ¿Más seguidores en el Facebook? Pueden decir lo que quieren y les oirá mucha más gente. Pero no me representarán ni serán una figura democrática.

Estos representantes se han entendido en el concepto griego de aristocracia. El gobierno de los mejores. Aunque ahora podría ser más una followcracy, el gobierno de los que tengan más followers (le pego un copyright al término por si acaso).

Y al respecto digo yo, ¿Por qué personas que hasta anuncian cuando se van a dormir no anuncian cuando van a redactar un manifiesto? Tal vez porque no querían que participara todo el mundo, sólo los destinados a tan altas tareas. Los otros que hagan luego el trabajo que tan bien conocen de poner enlaces gratis.

Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista.

El propio manifiesto trata de evitar cambios legislativos porque tiene miedo a no saber adaptarse a ese nuevo entorno.

Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta[…]
las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas[…]

¿En qué quedamos? ¿Son industrias obsoletas o son industrias que pueden sobrevivir? Una industria obsoleta es la de la fabricación de pianolas.

¿Cómo ha podido salvarse una frase tan malsonante como:

se ha democratizado extraordinariamente la creación

?

El mencionar “industria obsoleta” y “obsoleto modelo de negocio”, ¿Era imprescindible? ¿No se podía resumir un poco? Tal vez no si se quería llegar a un decálogo.

10. En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas.

Este 10º punto no se aplica a la creación de Manifiestos. Los Manifiestos se firman o no. O estás a favor de Lolita Flores, o del Manifiesto. Tú eliges. Nunca pensé que sin una pistola en la sien estaría más del lado de Lolita Flores.

No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.

Lo que no es de recibo es esa frase. O es legal o no es legal, pero por amor de Dios, la locución no es de recibo no es de recibo.

Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España.

Pensaba que en el resto de puntos del manifiesto se indicaba que la Constitución respalda la neutralidad de la Red y que este texto sólo era para evitar tener que salir a manifestaciones o realizar grotescos ataques contra páginas estatales. Este punto además está en desacuerdo con el anterior que indica que no se deben realizar cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales.

En resumen, el texto no me gusta por lo mal redactado, lo innecesariamente extenso, lo redundante y sobre todo porque se ha realizado a espaldas de los propios internautas que, como sólo piensan en el blanco o negro, sabían que estarían de su parte. Más me preocupan esas reuniones de “la élite de Internet” que lo que pueda hacer el Ministerio de Cultura.

Tampoco me gusta que en un país con cuatro millones de parados, con una Universidad que es una pantomima, donde no se toman medidas para salvar la economía a largo plazo, ni jamás se tomarán, donde hay tres millones de funcionarios y otros treinta que matarían por serlo, donde te llaman terrorista y te juzgan como tal de forma arbitraria, haya tantas personas que sólo se preocupen por su Internet. Hay vida ahí fuera. Y si esa vida fuese mejor, tal vez tendríamos un Internet también mucho mejor.

Nota: Una persona que se atreva a escribir algo llamado Manifiesto, relativo a la cultura, y que no haya leído la Declaración de Jefferson y que sobrecogido ante la concisión y elegancia de la misma no haya intentado escribir algo decente – o al menos conciso – no merece representar mi opinión.

Revista de prensa

Este fin de semana compré El País dominical, principalmente porque necesitaba papel de periódico para limpiar cristales, y dentro del abanico de opciones es mi periódico favorito. La verdad es que hacía mucho tiempo que no lo leía y me vino bien porque me gustó leerlo y algunas noticias fueron muy interesantes. El tratamiento superficial de la edición digital a veces hace olvidar a las noticias que entran en más detalles.

Hace años perdía mi tiempo escribiéndoles cartas al director que nunca publicaban, ahora quiero aprovechar este espacio para dar puntualizaciones con manga ancha y sin miedo a tijeras:

Entrevista a Anna Cabré, especialista en demografía:
Me pareció terrible que se pudiera decir que el hecho de que la población en Europa bajara (y de forma natural, sin que haya guerras) fuera negativo. O el absurdo de su deseo de que España fuera el país con más esperanza de vida del mundo, de que se aumentaran los esfuerzos para subir desde el quinto puesto de la clasificación mundial.
Este artículo demuestra el absurdo de los deseos de un profesional, para ella cuanta más gente haya que contar y cuantos más se soliciten sus servicios es mejor para el mundo. Igual que para un epidemiólogo es positivo que haya muchas enfermedades y que se las controle.

El Íctus, un golpe a traición:
Jamás vi un esfuerzo tan desesperado por tratar de alarmar sobre una enfermedad como esta frase:

El 9,3% de los ictus lo sufren jóvenes menores de 55 años, según un estudio de la SEN.

Jóvenes de 55 años, ¿Y con 65 les dan el descuento por jubilados? Y de paso se nota que es una enorme minoría (menos del 10%) y tratan de venderlo como que son muchos.
La historia, con un único enfermo de protagonista me pareció pobrísima y de una documentación más espartana que esta penosa página.

Un informático de 35 años pero sin estudios pregunta a un experto en recursos humanos por qué camino seguir para poder aspirar a una promoción profesional. Le sugieren entre varias opciones el estudiar una carrera universitaria, si es superior tanto mejor. Proponer el estudiar una carrera de al menos 5 años a una persona que está trabajando y que probablemente estará pensando en formar o formando una familia, es un pensamiento infantil. Es como sugerir estudiar chino: pensar en el resultado olvidando que el camino de por medio es demasiado complicado.
Es como si a un cubano harto del comunismo le propusieras que se fuera a vivir a Suiza. En un mundo ideal, no estaría mal. ¿Pero no sería más pragmático pensar en huir a España o Estados Unidos?

La noticia de la semana: el secuestro de los cooperantes en Mauritania. Al margen del propio secuestro queda al descubierto el absurdo de los sistemas de ayuda humanitaria. Nadie quiere ayudar a los pobres, todo el mundo quiere ver la cara del pobre cuando recibe el paquete, si no no merece la pena. Pagar los viajes y estancias de decenas si no cientos de cooperantes hace que el monto de la propia ayuda se desvanezca. No va uno a ayudar a miles, van por cientos y sólo a ayudarse a sí mismos.

Ayer, Día Mundial del SIDA. El mensaje que se da es el de “no hay que bajar la guardia”. O lo que es lo mismo: no hay que dejar de tener miedo al SIDA. Y al mismo tiempo decir que hay mucha desinformación: para justificar los cargos de “informador sobre el SIDA” y las campañas tan necesarias de información.
De nuevo es una información interesada. ¿No es positivo que la gente le tenga miedo a la enfermedad, en gran parte porque su incidencia es mucho menor? No, no dejes de tener miedo.

No es criticar por criticar. Aprecio el trabajo de los periodistas y algunos de los artículos estaban realmente bien narrados y lo más importante y lo que no dan los blogs: con un montón de trabajo de campo.