El robo de obras de arte

El robo de arte se cuenta según Interpol entre los delitos más lucrativos, junto con el narcotráfico y el tráfico de personas.

De los delitos contra obras de arte se sabe más bien poco, si acaso la manida frase que he citado más arriba. Por eso me decidí a leer un libro sobre el tema, y ahora voy a destrozarlo por completo, resumiendo todo lo que tiene de interesante para quitaros las pocas ganas de leerlo que pudierais tener.
Para vuestra tranquilidad no está traducido al español y probablemente nunca lo estará, por cuanto no ha sido un gran éxito de ventas: Stolen Masterpiece Tracker, escrito por Thomas McShane y Dary Matera.
Os recomiendo su lectura. Si no, seguid leyendo esto.

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Miss Toronto

Hace algún tiempo escribí sobre el concurso de Miss Canadá. Fue un artículo interesante, además de ver muchas fotos de misses para la documentación estuve siguiendo la evolución del concurso. Pasó de ser marginal y dejar de celebrarse a ser uno de los que más expectación crean. Bastaba con ganar el concurso mundial.
Por eso cuando, coincidiendo con mi visita a Toronto, me encontré con la Miss Canadá del momento, no dejé pasar la oportunidad de hacerle una foto:
miss_canada_2008.jpg
Quise escribir sobre esta casualidad. Ya era raro que acabara escribiendo sobre el concurso como para que incluso pudiera coincidir con una de esas ganadoras, aunque vista en un desfile.
La rubia es Miss Canadá, la morena Miss Toronto. Luego claro, estuve buscando por Internet los nombres de las chicas. Y aunque no estaba seguro de si son las ganadoras de 2007 o 2008, a pesar de poder contrastar fácilmente quiénes pueden ser, las supuestas vencedoras no se les parecen.
Sin ánimo de entrar en teorías conspiradoras, lo que pretendo decir es que es absurdo que uno tenga una página personal y suba una foto de sus vacaciones pero luego necesite casi una hora en encontrar los nombres de las personas, dar un link a sus páginas personales y explicar sus carreras. La historia ya está contada, y precisamente lo menos importante es lo más complicado de hacer.
No estoy seguro de que fueran las misses, sólo os puedo asegurar que tenían una banda al hombro en que mostraban sus títulos y que estaban en un desfile por las calles de la ciudad. A menudo escribiendo entradas en el blog pasa eso: tienes la buena historia, te has preocupado de escribirlo dignamente y sólo te faltan un par de links que den solvencia a la historia, o pulir unos pocos detalles y ese trabajo a veces es enorme, más que el escribir la propia historia.
Ya escribí sobre esto parcialmente, en la historia titulada el hilo de plata, cuando hay historias que prácticamente se basan en una única fuente, lo que las hace tremendamente sospechosas. Y el encontrar una segunda fuente que la confirme puede ser una misión imposible.
Y es eso: esto no deja de ser una página que nadie tomará por fiable. Tengo la foto de la chica guapa y os puedo jurar que estuve allí. No hace falta más. No tengo que poner links, ni indicar fuentes y si me he equivocado no pasa nada.

Nuevos héroes

Perseo encontró a Andrómeda encadenada a una roca, lugar donde había sido dejada por sus padres Cefeo y Casiopea para ser devorada por el monstruo marino Ceto por orden de un oráculo. Perseo se enamoró de ella y decidió liberarla, por lo que tras pedir su mano a Cefeo y Casiopea mató al monstruo con su espada o, según otras versiones, petrificando una parte del monstruo al mostrarle la cabeza de Medusa.

Teseo entró en el laberinto hasta encontrarse con el Minotauro, al que dio muerte a puñetazos. A continuación recogió el hilo y así pudo salir del laberinto e inmediatamente, acompañado por el resto de atenienses y por Ariadna, embarcó de vuelta a Atenas, tras hundir los barcos cretenses para impedir una posible persecución.

La definición de héroe, según el Diccionario, es:

héroe.
(Del lat. heros, -ōis, y este del gr. ἥρως).
1. m. Varón ilustre y famoso por sus hazañas o virtudes.
2. m. Hombre que lleva a cabo una acción heroica.
3. m. Personaje principal de un poema o relato en que se representa una acción, y especialmente del épico.
4. m. Personaje de carácter elevado en la epopeya.
5. m. En la mitología antigua, el nacido de un dios o una diosa y de una persona humana, por lo cual le reputaban más que hombre y menos que dios; como Hércules, Aquiles, Eneas, etc.

Desde luego, aquello de matar seres mitológicos está complicado en los tiempos que corren en que hasta los inofensivos linces corren riesgo de extinción. Pero se puede esperar que un héroe haya realizado alguna hazaña, al menos una.
Sin embargo los tiempos han cambiado mucho. Los héroes modernos los inventan los medios de comunicación. Deciden engrandecer o desacreditar las acciones de una persona, a veces un tanto arbitrariamente, creando los héroes y villanos de los tiempos modernos, que nada tienen que ver con estas definiciones del diccionario.
Un héroe moderno sería el pocero bueno, del que ya hemos hablado. Sin embargo uno de los mayores héroes de la actualidad en España, de forma menos justificada, es Jesús Neira.
Expliquemos esta historia para los lectores de América que seguramente no la conocerán: Una pareja se encuentra en la recepción de un hotel. La mujer habla por teléfono y el hombre la insta de muy malos modos a que deje de hablar por teléfono, hasta le intenta quitar el teléfono. Luego la saca tirando de ella del hotel, hacia la calle. Todo esto sucede ante muchos miembros del personal de hotel, sin que nadie diga nada. El hombre sale a la calle mientras la mujer retrocede, alejándose de él.
Justo en ese momento, recién salidos del hotel, se encuentran con Jesús Neira, quien venía con su hijo. De lo anterior, hay imágenes grabadas por la cámara de seguridad del hotel. Todo ocurre muy rápido, en segundos Neira tuvo que decirle algo al agresor y este responderle de tan mala manera que Jesús Neira entra en la recepción del hotel y a renglón seguido entra el violento agresor que de un empujón lo tira al suelo.
Jesús Neira se da un fuerte golpe en la cabeza mientras que el maltratador le da dos puñetazos, ya estando él en el suelo. Lo deja allí tirado y se marcha.
Poco después Jesús Neira acaba ingresado por las lesiones recibidas y su vida corre peligro durante varias semanas. Tendrá secuelas causadas por la larga hospitalización en cuidados intensivos.
Mientras él se debatía entre la vida y la muerte, los medios de comunicación lo convertían en un héroe. Su defensa de un caso claro de maltrato, violencia de género o violencia machista lo ponen en el punto de mira ante una de las cruzadas de la actualidad.
¿Por qué es Jesús Neira el héroe? En mi opinión, porque se han dado las siguientes circunstancias, por orden de importancia:

  • La agresión se grabó en video por las cámaras de seguridad del hotel. Y ese video, se filtró a las televisiones.
  • Jesús Neira era profesor universitario. Al estilo alemán, se le menciona en las noticias todo el tiempo como profesor Neira.
  • Todos se prestaron al circo: La agredida se puso de parte del agresor, que al fin y al cabo es su novio, y no tuvo reparos en responder (dinero mediante) todo lo que los periodistas quisieron preguntarle. La familia de Jesús Neira y él mismo se prestaron a defender a capa y espada la causa de la lucha contra el maltrato.

Como antes decía, los héroes los crean los medios de comunicación. Y lo hacen porque vende, porque es bonito hablar de gente que se ha comportado mejor de lo que se espera de ellas. No todo son guerras.
Para que los medios hablen, tienen que tener de qué hablar. En este caso todos han colaborado: la mujer maltratada, apoyando a su brutal novio y sacando tajada del suceso, ha representado el papel de villano. En el papel bueno, todos los demás. Hablando para los medios, con declaraciones pomposas. “Lo haría de nuevo”.
¿Qué haría de nuevo?
Si se observa el famoso video, el video que creó la leyenda de este nuevo héroe, todo sucede en pocos segundos. No llegarán a veinte segundos. El héroe tuvo que decir algo, apenas una frase, recibir respuesta del matón de barrio y responder de nuevo. Y fue entonces cuando se produce la agresión.
Todo ocurre tan rápido que si somos fríos, aunque parezca que en estos casos no se debe, podemos resumir la actuación de este heroico contemporáneo en decirle un par de cosas a un hijo de puta. Si le quitamos el circo posterior, no hizo más que eso.
Sucesos más valientes que éste ocurren a diario. Algunos saltan de la dialéctica a la lucha física aún sabiéndose potenciales perdedores. El héroe televisivo no: todo pasó demasiado rápido, no tuvo tiempo ni de enterarse de lo que estaba ocurriendo.
Y no, no repruebo la acción del profesor Neira. Me parece muy bien lo que hizo. Pero de ahí, a héroe, a estar en la misma categoría de la Wikipedia que Teseo o Perseo, hay un salto demasiado grande que no estoy dispuesto a aceptar.
Ante la violencia de género (o machista, como quieran llamarla) me pareció mucho mejor y más heroica la actuación que cuentan en esta noticia.
Los ingredientes son los mismos: un agresor sobre su pareja y un hombre que interviene. Esta vez interrumpe las patadas que éste le daba a su pareja, inmovilizándolo. Luego vienen en su ayuda unos amigos del matón y el defensor se torna en víctima.
Aquí el héroe, quizás demasiada palabra para el gesto pero indudablemente más acertada que en el otro caso, se enfrentó al violento tras mesurar la situación, pasando al ring a las bravas. Luego también fue vapuleado, aunque sin llevarse un golpe en la cabeza.
Lo mejor de todo es cómo se valora su actuación: para tratar de valorarla se la compara a la del profesor Neira: “podía haberme pasado lo que a él” o sea, ayudar sin ayudar, ir a ayudar y acabar necesitando ayuda.
El gesto noble era el ayudar a la mujer golpeada. Hacerlo sabiendo que va a haber una lucha física es un punto a favor. Recibir un golpe mal dado que casi te mata no es ningún punto a favor y no convierte el hecho en más noble, sólo en más desafortunado.
El personaje de este segundo suceso se convierte en anónimo (un simple José María, sin apellidos, noticia secundaria y de un sólo día) mientras que al otro incluso le dan un cargo de presidente en una de esas asociaciones que tienen mucho nombre y dudosa utilidad.
Si lo pensamos, es como si Ariadna hubiera tenido que entrar en el laberinto para recoger a Teseo, herido por el Minotauro. O si se premiara a una de las anónimas víctimas que se sacrificaban anualmente ante el monstruo.
El héroe tiene que vencer, aunque muera. Es la única regla para ser un héroe.

Discurso de investidura

Hoy no se habla de otra cosa sino de la toma del cargo de Barack Obama como presidente de EEUU. En el siempre excelente blog del archivo del periódico The Times, hacen un recuerdo de cómo fueron los nombramientos de algunos presidentes americanos.
Dos de los más significativos presidentes de Estados Unidos, dijeron frases que pasaron a la Historia en sus discursos de investidura. Los más destacados:

Franklin Delano Roosevelt
; El hombre que superó la Gran Depresión:

La única cosa de la que tenemos que tener miedo es del propio miedo.

Gran frase que sintetiza la esencia de la Gran Depresión.
Más memorable aún fue la que diera John Fitgerald Kennedy en su discurso inaugural, la que probablemente sea su más famosa cita:

Y por eso, ciudadanos de Norteamérica: no os preguntéis que puede hacer vuestro país por vosotros – preguntaros qué podéis hacer vosotros por vuestro país. Ciudadanos del Mundo, no os preguntéis que puede hacer América por vosotros, preguntaros qué podemos hacer juntos por la Libertad.

El discurso actual, no importa como sea, carece del simbolismo de los que se pronunciaban hace décadas. Hoy en día los discursos los preparan equipos especializados, son algo industrial, como las magdalenas. Más profesionales pero menos frescos.
Aunque no viene al caso, aprovecho para meter con calzador una frase que me ha gustado mucho. Se refiere a la investidura no de un presidente sino de un vicepresidente: Theodore Roosevelt.
Primo lejano del otro presidente Roosevelt, ambos acabarían siendo dos de los mejores presidentes del país. Theodore Roosevelt era un pirado en el sentido de que era la antítesis de lo que uno espera de un presidente.
De pequeño había tenido asma y numerosas enfermedades. Para combatirlas, se obsesionó con el ejercicio físico y con demostrar que podía ser mejor que los demás. Esa capacidad de superación y autoestima le llevo tan lejos como podía llegar un hombre, pero dejó por el camino numerosas secuelas. Por ejemplo, como Presidente de los Estados Unidos solía llevar un revólver encima. Era algo tan innecesario como grotesco pero no había forma de convencerle de que era innecesario.
Roosevelt era un cowboy, un tipo al que le encantaban las demostraciones de fuerza, la guerra, la caza. En 1898, ante el inminente conflicto contra España por Cuba, Roosevelt fue uno de los principales defensores de la intervención armada.
Opuesto a Roosevelt se encontraba otro peso pesado del Partido Republicano: Mark Hanna. Hanna era un político tranquilo, de los de hablar mucho y hacer poco. La antítesis de Theodore Roosevelt. Y ambos luchaban por la Vicepresidencia del país (el puesto de Presidente era para William McKinley).
Abrumado al ver que Roosevelt era nombrado Vicepresidente del Gobierno, no tanto por no ser elegido sino por la animadversión que le causaba este hombre, Mark Hanna pronunció unas palabras que serían providenciales:

¿Es que no os dais cuenta de que sólo hay la vida de un hombre entre este loco y la presidencia?

Y efectivamente las palabras fueron proféticas, por cuanto el presidente McKinley murió asesinado a manos de un anarquista, con lo que Theodore Roosevelt pasó a ocupar el puesto de Presidente de los Estados Unidos en 1901.
Y no lo hizo nada mal. Eso sí, en cuanto terminó las dos legislaturas, se marchó un año a África a realizar un largo safari, de los de verdad. Con el siempre agradable entretenimiento de cazar rinocerontes blancos (especie en extinción, cazaron seis en total). Me imagino que para tener algo que contar a los nietos.

Menos crisis

Sobre la actual crisis económica, se supone que casi todos los mercados están siendo perjudicados, mientras que hay algunos beneficiados.
A veces las cifras demuestran que hay demasiados adjetivos para poca realidad. Por ejemplo se habla de una caída brusca de la ocupación hotelera por parte de turistas británicos. Luego uno lee las cifras y ve que ha habido un descenso de un cinco o diez por ciento. Ya parece como si lo normal en una empresa es que siempre se creciera. Perder un diez por ciento en un mal año me parece lo menos que uno puede esperar. Y si una empresa no puede soportar esa caída, es que estaba hundida mucho antes, como cuando tienes un cuatro latas que no es capaz de subir una cuesta empinada. El coche era una tartana antes de que llegara esa cuesta, no puedes achacarle su poca capacidad de respuesta a la pendiente de una montaña.
En el lado de los beneficiados ocurre algo parecido. Muchos de los que salen ganando con la crisis no se están haciendo ricos precisamente. El colectivo de reparaciones de automóviles por ejemplo, a pesar de que la gente pretende reparar sus cuatro latas, hablaba de una subida de un cinco por ciento. Eso no me parece digno de tantos titulares alabándolo como un mercado exhuberante. Es una subida positiva, pero alejada de términos como boom.
Y luego está Internet, las empresas en la red y todo eso. Lo bueno de hablar sobre Internet es que como lo habitual es leer tonterías, uno se siente menos presionado a la hora de dejar su opinión. Sabe que el listón de la estupidez queda bastante alto.
Ahora mucha gente está hablando de que la crisis está afectando mucho menos al sector tecnológico. Se suelen dar las siguientes razones:

  • Viene de la crisis del 2.000, en que le dio de lleno. Con la lección aprendida.
  • Como es un sector que no acaba de arrancar, al menos en España, estos años de bonanza económica han sido relativamente austeros, lo que ha provocado costumbres morigeradas que te dejan en buena disposición para los malos tiempos.
  • El ladrillo como forma de generar riqueza ya no sirve y hay que saltar a la innovación, las nuevas tecnologías.
  • La publicidad, principal fuente de ingresos de Internet, se está desplazando de otros medios hacia la red, lo que provoca que haya hasta cierto aumento en los ingresos.

A mi me parece sin embargo que quizás Internet está siendo el más perjudicado de todos los sectores. Precisamente por todo eso:
La crisis del 2.000 ya pasó. Se purgaron algunos pecados. Y aunque han surgido nuevos, se ha superado el Via Crucis de la crisis propia del sector.
No se ha disfrutado en los años buenos y ahora que vienen los malos, ¿Toca disfrutar aún menos? Es la fábula de la cigarra y la hormiga. Sólo que cuando llega el invierno la cigarra cabreada le destroza el nido a las hormigas.
La inversión en nuevas tecnologías no se está realizando. No es alternativa al ladrillo porque no hay crédito y todo el mundo está perdiendo dinero. De cara a la galería se da propaganda política pero la realidad es que todo seguirá como siempre.
Pero sobre todo con la publicidad se está haciendo daño. Se está migrando de la publicidad televisiva y en papel a la de Internet pero pagando precios de risa. E Internet lo está aceptando porque ve que en cualquier caso los ingresos no dejan de subir.
Entonces de dice “a pesar de la crisis, Google aumenta sus beneficios” y ya está, todo arreglado. En Internet no hay crisis. Igual que Internet, muchas otras empresas están ganando el mismo dinero o más que antes, y se conforman. Y a dar gracias.
Pero lo que se está perdiendo aquí es una subida por derecho de la red. El tráfico de Internet aumenta cada día a pasos agigantados. Más gente viendo más páginas. Por eso tu página cada vez la visita más gente, no sólo porque sea mejor día tras día. Hay un aumento orgánico de Internet.
Ese aumento es enorme, en porcentajes de más de un cuarenta por ciento anual, algo inimaginable para casi cualquier mercado. Y aunque llevamos décadas en perpetuo aumento, esa subida alguna vez tendrá que disminuir hasta cifras normales, con bajadas o subidas del cinco por ciento.
Y claro, ahora con la crisis, quizás haya aumentado el tráfico en Internet un 40%, y los ingresos un 10% y todos contentos. Y a decir que no hay crisis. Pero todo lo contrario. Ahora, cuando había que estar llenando los sacos de billetes, está produciéndose un crecimiento raquítico. Y cuando se acabe la crisis, quizás el tráfico aumente a cifras mucho más discretas.
Se está perdiendo dinero. Mucho dinero. Muchísimo dinero. No es dinero que estuviera en las cuentas bancarias de las empresas de Internet, pero era dinero que se habían ganado a costa de pasar tantos años malos. Y ahora que tocaba recoger lo sembrado, se recoge mucho menos. Y encima a dar gracias.

El libro virtual más caro del mundo

Gracias a los libros virtuales, que pueden leerse desde el ordenador, el precio que hay que pagar para leer un libro se ha abaratado considerablemente.
Además la librería Amazon, siempre atenta al bolsillo de los lectores, muestra a menudo ofertas puntuales para ciertos libros, lo que los hace aún más baratos.
Este es el caso de Nuclear Energy, de la Editorial Springer, que se vende a día de hoy con un 20% de descuento.
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A pesar del descuento, Nuclear Energy, el tercer volumen de una serie de libros sobre Energía, orientados hacia investigadores, ingenieros y personal docente universitario, es el libro virtual más caro del mundo. Cuesta, con la rebaja ya aplicada, 6.232 dólares (seis mil doscientos dólares).
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¿Cómo pueden unos cuantos bytes mal avenidos costar tanto dinero? Es un misterio que se me escapa.
La editorial en cuestión parece disfrutar publicando libros obscenamente caros. Sustainable Energy Technologies cuesta en edición para Kindle (libro virtual) 108 dólares, tras un generoso descuento. Y está disponible en el Emule.
Al tratarse de energía nuclear, y por lo caro que resulta el libro, se sospecha que versa sobre todo lo necesario para construir un reactor nuclear. Impagables las opiniones de usuarios sobre el libro. Todas son cómicas, pero cada una en su estilo (“lo compré por error”, “me pareció barato para lo buen libro que era”, “ya he construido mi reactor nuclear casero”). Una opinión titula:

Pude construí 14 centrales nucleares en un solo día después de leer tan motivador libro.

Fuente: Most Expensive.

El mejor cocinero del mundo

En España todo el mundo sabe que el mejor cocinero del mundo es Ferran Adrià.
Lo que no sabe la gente de fuera de España es quién es Ferran Adrià.
Y es que a lo mejor Ferran Adrià no es el mejor cocinero del mundo.
De este cocinero dice la siempre divertida Wikipedia en castellano:

Considerado por los especialistas el mejor cocinero del mundo en la actualidad.

La Wikipedia inglesa, en un breve artículo dice:

En la actualidad es considerado uno de los mejores cocineros del mundo y lidera el ranking de la revista europea Restaurant.

A ver. Hay mejor equipo de fútbol del mundo (el que gane el Mundial, aunque se injustamente). Hay mujer más guapa del mundo (la que gane alguno de los concursos de mises, aunque las haya más guapas) o hay mejor tenista del mundo (el que lidere la lista de la ATP). Uno puede estar de acuerdo con estos líderes. O no. Pero tienen un título de prestigio por el que los competidores suelen también luchar.
En cocina no existe el título de mejor cocinero del mundo. Existen listas diferentes, unas con más prestigio que otras. De entre las más prestigiosas, existe la que presenta la revista Restaurant.
Esta lista no da un premio al mejor cocinero sino al mejor restaurante. Y en este caso el restaurante dirigido por Ferran Adrià, El Bulli, es el mejor con diferencia.
Best restaurant in the world:
* 2008 El Bulli, Catalonia (Spain)
* 2007 El Bulli, Catalonia (Spain)
* 2006 El Bulli, Catalonia (Spain)
* 2005 The Fat Duck, Bray, Berkshire, England, UK
* 2004 The French Laundry, Yountville, California, USA
* 2003 The French Laundry, Yountville, California, USA
* 2002 El Bulli, Catalonia (Spain)
Ahora bien. Comparando con la Fórmula1, Ferran Adrià es Felipe Massa y el Bulli es Ferrari. El mejor del mundo es Ferrari. No desde luego el piloto, ni siquiera el jefe de la escudería. Es la escudería.
Y aunque es indudable su pujanza internacional o la exquisitez de su restaurante, y me enorgullece que haya españoles en los primeros puestos mundiales de cualquier cosa, el decir con esa prepotencia que tenemos el mejor cocinero del mundo es una exageración.
Porque esto no es todo. Si uno mira el jurado de ese concurso, se da cuenta de que es un concurso europeo. Hay tantos delegados españoles como de todo Estados Unidos. Cada cual puede tener mil razones para odiar ese país, pero Estados Unidos es tan grande como todo Europa y tiene tantos buenos restaurantes como todo Europa. La lista deja en muy mal lugar a los cheffs americanos, que ocupan puestos de segunda fila. Y bueno, los cocineros americanos de prestigio no es que cocinen hamburguesas y donuts constantemente. Tienen tanta calidad y conocimientos como los europeos. Sobre todo porque muchos son europeos o dirigen restaurantes de cocina europea.
Algo parecido sucede en vinos. En España creemos que nuestros vinos son los mejores del mundo. Y están entre los mejores. Pero ignoramos que haya competencia al margen de Francia. Y no sólo Italia puede vencernos, sino que Estados Unidos ni siquiera nos considera rival, al creérse en batalla sólo contra Francia.
El mundo de la cocina es muy emocional. Se establecen rivalidades locales y rencillas al margen de toda realidad. En vinos, todos se creen los mejores. También en cocina. Y en muchos casos se descartan rivales.
Otra potencia culinaria es Japón. Odio la cocina japonesa, pero es sabido que es una de las mejores del mundo y la calidad de sus restaurantes de lujo y cocineros de alto nivel es una de las máximas posibles. La cocina oriental también queda desprestigiada en el jurado de esa revista.
El concurso de mejor cocinero del mundo, por curiosidad, existe. Es la Bocuse d’Or (cuidado con la música de la web).
Sobre la participación española en este concurso incluso se ha hecho un documental en español: El pollo, el pez y el cangrejo real.
En este documental de 2008 se narra la lucha del equipo español, liderado por Jesús Almagro, por no repetir el ridículo de la edición anterior, en que Angel Palacios, un aventajado alumno de Ferran Adrià, quedó en 14º puesto (de 20 contendientes).
Me han dicho que es un documental muy interesante para los aficionados a la gastronomía. No contaré e

William Lawrence Bragg

William Lawrence Bragg es la persona que ha ganó el Premio Nobel siendo más joven, con tan solo 25 años.
Ganó el Nobel de Física, compartido con su padre, por sus pioneras investigaciones de estructuras cristalinas empleando rayos X .
Los Premios Nobel más jóvenes de la Historia han sido todos de física:
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Así visto, parece como si fuera el premio Nobel más fácil de conseguir.

Tacos JUMPER

Ahora hasta la comida viene con instrucciones de uso. Muchos alimentos tienen pequeñas recetas sugeridas o sencillamente te explican el único plato que se puede preparar con lo que compraste.
Frecuentemente estas recetas incluyen otros ingredientes que también comercializa la empresa fabricante de ese producto. Y entonces SIEMPRE ocurre lo mismo. Si compraste tacos Jumper, así es la receta:

Para preparar los tacos corte una cebolla mediana y un pimiento rojo en trozos. Saltee un poco de pollo cortado en trozos pequeños mezclado con tomate triturado JUMPER. Tras quince minutos, quitar el pollo y el tomate triturado JUMPER de la sartén. Volver a mezclarlo todo, esta vez a fuego fuerte. Incluir arroz blanco o judías JUMPER a la mezcla. Remover todo (especialmente el tomate triturado JUMPER). Cuando la mezcla tenga un tono dorado apartarlo y dejarlo reposar 15 minutos.
Enrollar los tacos con la mezcla anterior (que contiene tomate triturado JUMPER y judías JUMPER) y ya está listo para servir.

Puntualizaciones:
a) No soy tan subnormal como para creerme que en esa receta el tomate triturado o las judías tienen que ser forzosamente de la marca JUMPER. Así que podías obviar la mención.
b) Si indicas la primera vez que el tomate es JUMPER ya ha quedado clara la idea, no hace falta usar constantemente la construcción tomate triturado JUMPER.
c) Podrías poner la marca de la empresa en letras minúsculas.
d) ¿Por qué todo el tiempo se mencionan los otros productos con la marca (en mayúsculas) y sin embargo el producto ya comprado simplemente se menciona por su nombre, sin especificar marca?
e) Todo parece como pensado para Internet. El no usar pronombres, el repetir cadenas de texto, usar mayúsculas, como si fuera para posicionar una página de cara a buscadores.

1552

I

Mi primera cuenta bancaria la abrí con unos catorce años. La beca de estudios te la daban en una cuenta del Estado, a través de su banco, Caja Postal. Tenías que ir al banco con un papel y allí te abrían la cuenta y al mismo tiempo te ingresaban el dinero. Eran 72 euros que en cuanto tuve mi primera cuenta fueron sacados íntegros y guardados en mi bolsillo.
No volví a ir a pasar por el banco hasta el año siguiente. De nuevo una beca por una cantidad similar, algo superior por las generosas revisiones del IPC. Antes de ir al banco tuve que remover tierra, mar y aire para encontrar la cartilla pero una vez localizada pude volver a recuperar el dinero que me había ganado a fuerza de no estudiar. Se suponía que ese dinero era para comprar libros pero para cuando te lo ingresaban hacía tiempo que usaba los libros que habían comprado mis padres. Por eso el dinero de la beca servía para mis modestos gastos.
Al tercer año empezaron a llegar las becas gordas, la Ayuda Compensatoria, divino concepto. Pasé de cobrar menos de 90 euros a recibir más de 600, todo un dineral para la época y mi tren de vida de aquel entonces. En este caso continué con el ritual y extraje todo el dinero que guardé con grandes dosis de temor en mi cartera y me lo llevé a casa para allí ocultarlo en la quietud de mi habitación. Ese dinero me dio para varios meses de vida aceptable.
Cuando entré en la Universidad, en 1995, la beca ya era de más de 1.000 euros. Era una inyección de capital extraordinaria para una economía en continuo precario. En algún momento del proceso la Caja Postal pasó a llamarse Argentaria con la privatización del Gobierno. En algún momento dejé de sacar todo el dinero para pasar a extraer las cantidades que iba necesitando. Porque con mis ingresos podía tener una tarjeta de crédito y con ella se acabó el sistema de ahorro del calcetín.

II

Estaba a punto de terminar mis estudios, el tiempo de becas. La que fuera Argentaria pasó a llamarse BBVA pero mi cuenta seguía allí, sólo cambiaba el diseño de mi cartilla de ahorros. Con el dinero que obtenía de la beca y mis ingresos irregulares pero frecuentes con el juego tenía para vivir ascéticamente todo el año y permitirme algunos caprichos modestos como el viajar por España en una época en que ninguno de mis amigos lo hacía – los defectos de vivir en una ciudad turística con playa.
La peor época del año era el otoño, justo con el comienzo del curso escolar. La beca la solían ingresar a primeros de año y cuando éste estaba llegando a su fin uno estaba muy justo de dinero.
Recuerdo un año en que por noviembre apenas me alcanzaba el dinero. A pesar de todo las cosas me habían ido bien y durante muchos años siempre había tenido algo de dinero ahorrado en el banco. Ahora tenía gastos fijos como el transporte o las perpetuas fotocopias de la universidad, o los bocadillos del bar cuando me quedaba a estudiar. Eran pequeñas cantidades pero que necesitaba con regularidad. Y mi dinero venía a menos irremediablemente.
En el verano todo habían sido pérdidas. Me encontraba en una situación intelectual delicada, el mundo se ponía cuesta arriba. Y el dinero se acababa. Me quedaban menos de 15 euros para aguantar dos meses.
A primeros de noviembre fui a sacar dinero del cajero automático. Me quedaban 1552 pesetas en el banco (unos 9 euros). Para mi sorpresa vi que casi no había cajeros automáticos que dispensaran menos de 2.000 pesetas (12 euros).
Una de las peregrinaciones que más se han marcado en mi memoria es aquella en que tuve que recorrerme la ciudad buscando uno de esos escasos cajeros. El aprendizaje de ese suceso, de que no había cajeros que dieran menos de 2.000 pesetas, mediante una experiencia extrema como la mía, que sólo disponía de poco más de 1.000, me hizo pensar que hay muchas enseñanzas disponibles al alcance del pobre pero que su situación es tan precaria que no está en condiciones de aprenderlas.
Finalmente conseguí ese billete. Y poco tiempo después tuve que afrontar el más amargo trago: puesto que la unidad mínima era el billete de 1.000 pesetas y sólo tenía 552 pesetas en el banco tendría que ir a él para sacar mi dinero.
Hacía años que no pisaba la oficina bancaria. Una parte de mí sintió vergüenza de otra parte por tan deshonrosa extracción. Saqué hasta la última peseta del banco, dejando la cuenta a cero.
Me había acostumbrado al dinero. Tantos años de becas me habían convertido en un adicto al billete verde. Cuando era más joven vivía la escasez con resignación pero ahora en las puertas de la vida adulta la pobreza me causaba desesperación.
Recuerdo que fui a una competición escolar de matemáticas cuando estaba en el instituto y no tenía dinero para tomar el autobús. Así que fui andando desde casa dando un paseo de más de una hora. En la competición de matemáticas hice un resultado para olvidar pero me sentía orgulloso de ser posiblemente el único que había tenido que esforzarse físicamente sólo por participar. Pero en el momento en que saqué mis últimos ahorros del banco sentía la pobreza como algo intolerable y degradante.

III

Algunos años después comencé a trabajar. Entonces abrí una cuenta por decisión propia en un banco que me convenía. Y preocupado por los riesgos posibles de tener dos cuentas en dos bancos diferentes me acerqué a mi anterior banco – BBVA – a cerrar mi cuenta con ellos.
Para ellos debía resultar molesto que un joven que les había visto pasar por tres nombres de entidad diferentes, que no había tenido que pagar comisiones durante casi diez años, se marchara justo en el momento en que iba a ser sangrado como un cerdo en la matanza. El hombre de la oficina se sentía extraño ante el hecho porque debía resultar inusual que alguien quisiera cerrar una cuenta.
Con mi cuenta se cerraba mi primer ingreso de 72 euros, mi vida de pobre, el día que saqué las 552 pesetas en la oficina. Para él era una molestia más mientras que a mí, esperando a que se terminara el papeleo, los recuerdos me invadían.
Cuando terminó me entregó la libreta con la banda magnética rota. En ese momento pensé que mis 552 pesetas, la historia de mi pobreza, no quedaría reflejada en ninguna parte. Hacía años que no actualizaba la libreta, siempre había usado la tarjeta de crédito como resguardo de la cuenta. Así, le pedí al hombre del banco un última consulta de movimientos.
Pero el cajero no quiso dármela. “Usted ya no es cliente nuestro”, fue su respuesta. Tuve que marcharme.
Al menos los recuerdos siempre se pueden imprimir en papel.