Restaurantes sin dentistas, películas sin oftalmólogos

El número de páginas que hay en Internet que se dedican a las mismas cosas siempre no deja de crecer. Si quieres dejar tu opinión sobre un restaurante tienes decenas de páginas y todas funcionan bastante bien y luego ocupan los primeros lugares en las búsquedas de Google.

Si quieres rellenar tu valoración y el resumen de la película que viste en el fin de semana tienes una oferta aún mayor. El contenido gratis es muy agradecido y todo el mundo está encantado de brindarte los medios para que rellenes páginas en las que se pueda colgar publicidad.

Sin embargo se echa en falta alarmantemente sitios donde opinar sobre servicios mucho más interesantes e importantes: servicios médicos.

Es ridículo que haya miles de páginas que se afanan en mostrar los mejores restaurantes japoneses de Madrid y sin embargo no hay ni una sola en que se muestren a médicos de distintas especialidades y lo que los pacientes opinan sobre ellos.

La decisión de en qué garito dejarse caer para apaciguar el estómago, o con qué película matar la tarde es de gran ayuda, pero mucho más lo es saber qué servicio me espera en un determinado lugar.

Aquí surgirá la clásica queja de Internet y los médicos: que la medicina es una ciencia que no está al alcance de cualquiera, que en Internet hay mucha mala información, que no se puede valorar a un médico por la opinión del paciente, que tienen que ser sus compañeros los que en todo caso le valoren.

Creo que esto ya lo he escrito tal cual en alguna otra entrada. Sé que existen proyectos por el estilo en Estados Unidos. Incluso se ha llegado al punto de que algunos médicos, antes de un tratamiento, hagan firmar a sus pacientes una hoja donde se comprometen a no opinar en Internet sobre las facultades del doctor que les trató.

Los problemas legales seguro que son enormes y es por eso que ni me planteo iniciar algo así. Pero es una prueba fehaciente del tratamiento a veces incomprensible que se le da a la medicina, de ser un mundo donde no se puede ni elegir ni opinar, porque no se tiene conocimiento para hacerlo.

¿Dónde podría encontrar un buen dentista en Madrid? Sólo dispongo de páginas comerciales donde cada cual ilustra de sus supuestas virtudes.
¿Dónde existe una comparativa de opiniones de centros que hagan operaciones de miopía? Una operación simple y que vale bastante dinero, pero ante la que la única opción es seguir con el concepto clásico de obtener la recomendación de un amigo de un amigo, depender de una sola opinión, que ojalá sea acertada.

Founders at work

Un libro que me ha gustado mucho ha sido Founders at Work.

Trata sobre personas que de alguna forma estuvieron envueltas en el inicio de empresas del mundo de la informática, más o menos durante el periodo que va de 1980 al 2005. Muchos fueron fundadores de empresas, otros sólo estuvieron trabajando en esos tumultuosos comienzos, en que todo puede salir bien o mal. La figura del emprendedor es risible y admirable al mismo tiempo. Risible cuando se trata de proyectos que van directos al fracaso y admirable en el resto de casos – acaben o no funcionando estas empresas.

Los emprendedores son como los grafiteros. Unos hacen arte, otros muchos el ridículo y el vandalismo. Pero a la mayoría le gusta el abanico amplio del término, sentirse en la misma categoría que los artistas. Pero está claro que no todos están haciendo lo mismo y que un vándalo es un vándalo y que el que empieza escribiendo tres letras mal puestas nunca acabará dibujando una obra de arte.

El libro Founders at Work trata sobre algunas de estas personas que pueden considerarse artistas. Muchos de sus proyectos son inmensamente conocidos y grandes ejemplos de éxito, como Apple o Hotmail. Otros han acabado en fracaso, tras un triunfo temporal, como Ars Digita o Lycos.

El libro está organizado en forma de entrevistas, cada una de ellas trata sobre una persona y las empresas en que participó, casi siempre una sola aunque hay casos de emprendedores en serie, personas que tras conseguir que un proyecto funcione saltan a otro. Para ellos el conseguir que algo funcione es el objetivo, pero una vez esto ocurre sienten que su labor ha terminado y tratan de dedicarse a otra cosa. Son como los Don Juanes que sólo quieren la conquista, no casarse con la chica y vivir toda la vida con ella.

Como el libro es bastante extenso se obtiene una visión general muy buena de la informática en aquella época (1980-2005), casi todos los proyectos principales aparecen en las páginas de estas entrevistas. Muchas empresas de las que no se habla aparecen tímidamente como referencias, por ejemplo Terra como compradora de Lycos. Es triste que la más importante presencia empresarial española en el mundo de Internet haya sido esa.

En Internet hay dos capítulos completos que se pueden leer gratis para hacerse una idea del libro. Indico estos dos capítulos con el correspondiente enlace, junto al resto de entrevistas:

  • MAX LEVCHIN, PayPal
  • SABEER BHATIA Hotmail
  • STEVE WOZNIAK, Apple Computer
  • JOE KRAUS, Excite
  • DAN BRICKLIN, Software Arts
  • MITCHELL KAPOR, Lotus Development
  • RAY OZZIE, Iris Associates, Groove Networks.
  • EVAN WILLIAMS, Pyra Labs (Blogger.com)
  • TIM BRADY, Yahoo
  • MIKE LAZARIDIS, Research In Motion
  • ARTHUR VAN HOFF, Marimba
  • PAUL BUCHHEIT, Gmail
  • STEVE PERLMAN, WebTV
  • MIKE RAMSAY, TiVo
  • PAUL GRAHAM, Viaweb
  • JOSHUA SCHACHTER, del.icio.us
  • MARK FLETCHER, ONElist, Bloglines
  • CRAIG NEWMARK, craigslist
  • CATERINA FAKE, Flickr
  • BREWSTER KAHLE, WAIS, Internet Archive, Alexa Internet
  • CHARLES GESCHKE, Adobe Systems
  • ANN WINBLAD, Open Systems, Hummer Winblad
  • DAVID HEINEMEIER HANSSON, 37signals
  • PHILIP GREENSPUN, ArsDigita
  • JOEL SPOLSKY, Fog Creek Software
  • STEPHEN KAUFER, TripAdvisor
  • JAMES HONG, HOT or NOT
  • JAMES CURRIER, Tickle
  • BLAKE ROSS, Firefox
  • MENA TROTT, Six Apart
  • BOB DAVIS, Lycos
  • RON GRUNER, Alliant Computer Systems, Shareholder.com

Prácticamente todas las entrevistas merecen la pena, cada proyecto tiene su aquel. La que más me impresionó de todas fue la de Joshua Schachter, creador de delicious.com (originalmente del.icio.us).

Lejos de otras historia de éxito más o menos merecido, su caso es casi único en muchos aspectos. Desarrollo su famosa página de marcadores a ratos muertos desde su casa. Sin garaje ni nada, estuvo trabajando durante mucho tiempo en algo relativamente modesto, optimizando el tiempo empleado de forma magistral. Según cuenta, trataba de trabajar en bloques de quince minutos. De esa forma pudo construir uno de los servicios más útiles (y desaprovechados) de la red.

Esa forma de trabajar me ha llamado tanto la impresión que trato de llevarla a cabo. Si empiezas algo que no sabes si vas a terminar, o si tienes que retomar algo que está a medias y que sabes que tampoco podrás terminar te entra el desánimo. Pero si eres capaz de dividir una tarea dada en otras mucho más pequeñas, al final siempre estarás haciendo cosas concretas con un principio y un fin. La labor de división del trabajo es la que tiene realmente mérito, la idea de sintetizar cualquier cosa en pequeñas partes. Y no tanto la idea como el ser capaz de llevarla a cabo. Si piensas que delicious fue hecho por una sola persona (casi todo) que nunca trabajó más de una hora seguida en nada concreto, y raramente más de una hora al día, te das cuenta del alcance y brillantez de Schachter.

Magistral resulta la forma en que narra su experiencia con la gente de Google. Le trataron de vender la moto de que se fuera a California – Schachter trabajaba en Nueva York en el banco de inversión Morgan Stanley – con la excusa de que todos los buenos programadores vivían allí, que podría trabajar con doctores en informática. Schachter les replicó que de eso nada, que en Nueva York hay muchos programadores y muy buenos, que no tienen nada que envidiar.

Y épica es la respuesta a la pregunta de por qué Google no le quiso contratar. Uno está cansado de ver leyendas urbanas sobre pruebas de inteligencia y agudeza en las entrevistas de trabajo de Google, pero Schachter responde con parquedad: no me aceptaron porque no sabía programar en el lenguaje C ++ (uno de los más empleados por la gente de Google).

Lejos de la megalomanía o el mito del genio (como el caso de Apple con Steve Wozniak), el caso de Schachter es el de una persona normal, en un proyecto bastante normal y con un trabajo que a pocos llama la atención por la espectacularidad. Pero algo útil y que funciona. Bien hecho y con pocos gastos.

En resumen, un muy buen libro que para los irredentos amantes del todo gratis está en el Emule en un pdf de máxima calidad.

Eyjafjallajökull

Desde luego que hay sitios mucho más raros que el glaciar islandés Eyjafjallajökull. Pero normalmente no salen en las noticias. En este caso, el glaciar es de actualidad porque el volcán que se encuentra en él ha entrado en erupción, mostrando unas imágenes de enorme espectacularidad y belleza.

Me llama la atención que ante el nombre de difícil grafía en los medios de comunicación suelen optar por no nombrar al glaciar, simplemente se refieren a “un glaciar en Islandia”. En algún caso he visto a una presentadora indicando que era de nombre impronunciable y a otra que lo pronunciaba con cierta soltura.

No sorprende que en algunos casos se esté incluso escribiendo mal el nombre del glaciar, pero sí que me parece digno de resaltar que se trata de uno de esos inusuales lugares innombrables y que efectivamente no se están nombrando. Los circunloquios que se emplean para evitar el referirse a él son llamativos.

Entra en erupción un volcán en Islandia

Good Calories, Bad Calories

En resumen he leído el libro Good Calories, Bad Calories de Gary Taubes y recomiendo encarecidamente su lectura a quien pueda estar interesado en la ciencia detrás de los conceptos que hay sobre la alimentación sana y el estilo de vida saludable.

Es un libro que puede resultar destructivo sobre los conceptos que tenemos muy asumidos y que hay que saber leer con cautela.

Taubes resumen los principios que defiende en su libro en los siguientes puntos (perdón por la cita en inglés):

1. Dietary fat, whether saturated or not, is not a cause of obesity, heart disease, or any other chronic disease of civilization.
2. The problem is the carbohydrates in the diet, their effect on insulin secretion, and thus the hormonal regulation of homeostasis—the entire harmonic ensemble of the human body. The more easily digestible and refined the carbohydrates, the greater the effect on our health, weight, and well-being.
3. Sugars—sucrose and high-fructose corn syrup specifically—are particularly harmful, probably because the combination of fructose and glucose simultaneously elevates insulin levels while overloading the liver with carbohydrates.
4. Through their direct effect on insulin and blood sugar, refined carbohydrates, starches, and sugars are the dietary cause of coronary heart disease and diabetes. They are the most likely dietary causes of cancer, Alzheimer’s disease, and the other chronic diseases of civilization.
5. Obesity is a disorder of excess fat accumulation, not overeating, and not sedentary behavior.
6. Consuming excess calories does not cause us to grow fatter, any more than it causes a child to grow taller. Expending more energy than we consume does not lead to long-term weight loss; it leads to hunger.
7. Fattening and obesity are caused by an imbalance—a disequilibrium—in the hormonal regulation of adipose tissue and fat metabolism. Fat synthesis and storage exceed the mobilization of fat from the adipose tissue and its subsequent oxidation. We become leaner when the hormonal regulation of the fat tissue reverses this balance.
8. Insulin is the primary regulator of fat storage. When insulin levels are elevated—either chronically or after a meal—we accumulate fat in our fat tissue. When insulin levels fall, we release fat from our fat tissue and use it for fuel.
9. By stimulating insulin secretion, carbohydrates make us fat and ultimately cause obesity. The fewer carbohydrates we consume, the leaner we will be. 10. By driving fat accumulation, carbohydrates also increase hunger and decrease the amount of energy we expend in metabolism and physical activity.

[Los comentarios siguientes son interesantes y se refieren a una versión extensa y tal vez desacertada en que se resumía lo más llamativo y sensacionalista de un libro que me ha parecido muy mesado y siempre tratando de encontrar lo correcto. Es por eso que pueden quedar un tanto descontextualizados.]

Lecturas interesantes, de Facebook a cómo hacer deporte

Algunas lecturas interesantes:

  • Cómo se fundó Facebook. La historia es bastante sórdida pues demuestra muy malas artes por parte del ahora aclamado Mark Zuckerberg. Básicamente acordó con otra gente hacer una aplicación parecida y al final hizo Facebook mientras a los otros los tenía parados y engañados diciendo que estaba muy liado y no le estaba dando tiempo a avanzar. Fue como si Pepsi le hubiera encargado a Coca-cola que fabricara su producto. Sólo que Pepsi no sabía que Coca-cola estaba a punto de sacar un refresco similar.
  • Una extensa entrevista a Javier Marias donde habla de todo un poco, un extracto:

    -¿Usted sigue sin email ni móvil?
    -Sí. Me niego a utilizar móvil, tengo uno solamente para los viajes, pero el número lo tienen mis hermanos y tres personas más. Me parece una forma de esclavismo: estar localizable permanentemente, que no haya ratos de silencio, en los que nadie sepa dónde está uno, caminando por la calle, mirando las musarañas, en el cine. No ser localizable me parece normal, una manera de descansar. La prueba de que el móvil es una herramienta de esclavización es que son las empresas los que se los ponen a sus trabajadores.

  • Matamoras, en Pennsylvania, Estados Unidos. La pesadilla de un pueblo planificado donde todas las calles tienen como nombre letras o números, salvo por la Delaware Drive y la Pennsylvania Avenue. Ver en Google Maps donde parece que hay más calles con nombre que esas dos.

    Demasiada planificación y tecnificación no lleva necesariamente al progreso. Vivir en la esquina de la avenida L con la calle 9 es demasiado abstracto para la mente humana. El artículo anterior detalla la brillantez con la que sin embargo se planificó la estructura de las calles de Nueva York (otra ciudad planificada pero bien).

  • Google Buzz, algo de lo que todo el mundo ya habló y ya nadie habla, plantea que la privacidad está dejando de ser una opción en Internet. Si en Internet tratas de mantener tus elecciones, tu nombre y tus datos de incógnito empieza a verse como algo raro y se está tratando de vender que es casi negativo.

    Las empresas no quieren privacidad porque esas páginas no pueden tener publicidad y ellas viven de eso. Pero lo triste es ver como en más y más sitios los gurús comulgan con eso y tratan de avisar: si no me das tu nombre y apellidos no eres de fiar.

  • Cómo hacer deporte. La forma en que lo entiende Nassim Nicholas Taleb. Una lectura muy buena y reveladora, ¿Tiene sentido hacer deporte de la forma planificada en que lo hacemos hoy en día?

    Es curioso que lo que él dice es lo mismo que defendía el “pirado” de Rüdiger Nehberg hace ya casi 30 años.

Culpables

El Real Madrid, como en las cinco temporadas anteriores, cayó eliminado en los octavos de final de la Liga de Campeones. Esta temporada tras empatar (1-1) con el Olympique de Lyón en el Santiago Bernabéu y cuando podía haber sentenciado el pase en la primera mitad.

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Digo yo que tal vez el culpable fuera l’Olympique Lyonnais – el Olympique de Lyon – el equipo que lo eliminó. El mayor absurdo del fútbol de los millones es pensar que todo depende de lo que tú hagas. Se olvida al rival.

Hasta el punto de que se prefiere proponer como culpable a Jorge Valdano (!) antes que al equipo que defendía y atacaba a los once jugadores del Real Madrid.

La falacia del interés compuesto

Seguro que habéis visto un montón de veces gráficos alabando las virtudes del ahorro empleando el interés compuesto. Son esas gráficas del tipo cuando Aaron tenía 20 años fue ahorrando 10 euros cada mes, reinvirtiendo los ingresos de los intereses devengados. A los 65 años tenía mil millones de euros en su cuenta.

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Sin embargo no es oro todo lo que reluce. La historieta de maravilla de la fórmula del interés compuesto para convertir nuestros ahorros en millones es bastante poco sólida y contrariamente a lo que pudiera pensarse uno no encuentra en internet muchas refutaciones a algo tan sencillo.

Pero vamos, que si no conoces la fórmula del interés compuesto y cómo funciona a largo plazo mejor que no sigas leyendo, pues es como si tratas de entender la refutación del Ataque Traxler o los errores de la contabilidad del ayuntamiento de Atenas.

El interés compuesto se basa en que su fórmula se rige por un crecimiento exponencial. La función exponencial crece moderadamente al principio pero en poco tiempo su subida es de las más pronunciadas que se puedan esperar.

Así, si guardamos 10.000 euros para nuestro bebe recién nacido hoy y los invertimos en una cuenta al 5% de interés, y nuestro hijo no toca ese dinero hasta su jubilación, tendría pasados 65 años la friolera de 238.000 euros. Y si guardamos simplemente diez mil euros cada año, desde que nace hasta que llega a la mayoría de edad (18 años), tendríamos para él ahorrados nada más y nada menos que 47.760 euros.

Es decir, que si eres capaz de guardar diez mil euros para tu hijo, podrías darle para su jubilación casi tanto dinero como si le tocara la lotería de Navidad.

La historieta sobre todo se hace realizando cálculos de cara a la jubilación. Si ese hijo hipotético decide seguir ahorrando 10.000 euros al año hasta su jubilación, continuando con nuestras enseñanzas de padres ahorrativos, acabaría acumulando un patrimonio envidiable: 660.000 euros.

Según puede percibirse, cuanto antes se produzca ese ahorro, mayor es la repercusión a largo plazo.

Historias como esta inundan la red. Suena estupendamente y las matemáticas no fallan. O sí.

Partamos del supuesto anterior: 10.000 euros ahorrados cada año durante 65 años a interés compuesto se convierten en 660.140 euros.

El primer fallo de la fórmula de interés compuesto es el ignorar la existencia de impuestos. Estamos acostumbrados a declarar céntimos de euro de intereses sobre nuestras cuentas bancarias. Pensamos que es un dinero al que no se aplica Hacienda. Pero claro, eso ocurre con las cantidades pequeñas. Para nuestro hijo en pos de jubilación, a partir de ciertas cantidades cada año el Estado se llevaría un bocado de los beneficios obtenidos.

Digamos que Hacienda se queda un 15% del beneficio obtenido por los intereses de cada año. Eso supone tener que recortar a nuestra jubilación un 15% de los intereses de cada año. No hay que cometer el error de restar un 15% del total, sino de los supuestos intereses, pues Hacienda cobra anualmente. Eso convierte el tipo de interés del 5% en un mero 4,25% y los ahorros a final del último año caen hasta los 436.000 euros. ¡Hemos perdido casi 130.000 euros en impuestos!

El segundo fallo es el emplear intereses muy generosos. En la imagen que hay más arriba se compara a dos familias, los Zinns y los Wynns. Los primeros invierten al 4% y los segundos, que son más listos, al 5,13%. En la segunda imagen muestran los cálculos directamente con un 8% de interés.

Si volvemos a nuestro ejemplo, el hacer lo mismo con nuestro hijo, a un tipo de interés del 5% reporta 480.000 euros. Pero si en su lugar usamos un 8% ya nos vamos a casi millón y medio de euros.

¿Por qué se usan esos tipos de interés? Pues porque de forma lasa se recurre a dos datos del pasado: la media de retorno de la bolsa a muy largo plazo o los tipos de interés del pasado. Sin embargo si en lugar de recurrir a toda la historia reciente uno se limita a la última década puede afirmar que tanto unos como otros no han sido tan elevados. Si me voy a la página de ING, en su cuenta remunerada me están proponiendo por un depósito a 12 meses para cantidades superiores a 50.000 euros un 2,10%. ¡Oiga que yo lo que quiero es un 8% y de por vida! Y lo que ofrece ING es de lo mejor del mercado, a día de hoy.

La realidad es que conseguir rentabilidades estables superiores a ese 2% no es sencillamente posible. Los tipos de interés dependen de muchísimos factores y las épocas de tipos elevados se turnan con las de tipos más modestos. Los controles de los bancos centrales hacen pensar que a largo plazo los tipos no serán muy elevados y desde luego no del 8% anual de promedio. Cuando la gente se asfixiaba con los intereses de las hipotecas los tipos estaban al 5% y se hablaba de “máximos históricos”.

Es decir, que del 2% que puedo conseguir ahora al 8% que alegremente se rellena en las gráficas hay un salto increíble. Es cuatro veces más. O un 100% más si pensamos en un 4%. No es un poquito, es el doble, el triple o el cuádruple. Como son porcentajes pequeños normalmente transigimos con ellos. Ya lo he dicho otras veces, que estamos tan dispuesto a aceptar que hay un 8% de zurdos, de celíacos o de homosexuales como un 5% o un 3%. Son números bajos y psicológicamente permitimos unos rangos de fluctuación que en realidad son enormes.

El tercer fallo, y el mayor de todos, es que vemos euros del presente cuando en realidad son euros del futuro. Y eso se debe a que en toda esta operación estamos eliminando al más importante de todos los actores: la inflación. ¿Por qué un banco te daba un 10% de interés hace 20 años? Pues porque la inflación era del 9%. El tipo de interés que te ofrezcan siempre está en relación con la inflación y normalmente el margen entre uno y la otra es muy bajo. Si lo estimamos en un mero 2% (lo que me está ofreciendo ING en tiempos de inflación casi cero) entonces nuestros ahorros se van a cantidades de miseria.

El ahorro que a un 5% continuado, idílico y optimista se convierte en 480.000 euros, a un simple 2% no es más que 133.000 euros “de hoy”. Se puede soñar con que uno puede conseguir tipos de interés más altos (porque es muy listo y sabe invertir en bolsa) pero la realidad es tozuda. La proporción siempre va a ser del 1,5-3% en dinero del presente. En un futuro 480.000 euros pueden ser como las 480.000 pesetas de nuestro reciente pasado.

En resumen, que las tablas de interés compuesto son muy buenas para enseñar el concepto del ahorro. Pero la realidad es que la función exponencial no crece tan rápido cuando tenemos tantos enemigos en contra. Los impuestos, las rentabilidades reales y la inflación. Y porque con la Iglesia no hemos topado.

Metaspam

metaspam

Impresiona este mensaje de spam que recibí ayer, aunque me suena haberlos visto hace mucho tiempo. Spammers que usan técnicas anti-spam para que sus mensajes no sean detectados como lo que son. Imágenes distorsionadas. ¿Pero no se habían inventado para evitar a los spammers?