Sólo hay 193 países

Hace poco se publicitó bastante un estudio de la agencia de viajes Edreams con estadísticas curiosas sobre los productos que vendieron en el 2010.

Vuelos Edreams 2010

La presentación es impecable, pero comete un clásico error del que ya se ha escrito aquí: afirman que el año pasado sus clientes volaron a 202 países diferentes.

Lo digo de nuevo. Hay 193 países en el mundo, de acuerdo a las Naciones Unidas – es cierto que según otros criterios puede establecerse un número de países mucho más amplio – luego es imposible viajar a más países de los que hay. El número total de países del mundo es limitado, se mire como se mire, y aunque uno pueda exagerar con las mujeres, los peces o los goles que ha marcado, en países no hay lugar a tanta exageración. Es un número acotado y finito, que en el caso más generoso puede estar en torno a los 250 países. Nunca más.

Como cosa curiosa, en la página de la Wikipedia puede leerse que sólo ha habido un país en la historia de las Naciones Unidas que haya salido de la lista de miembros: Indonesia (hay países que salen de la lista pero por desaparecer como tales, por ejemplo la URSS o Checoslovaquia).

Indonesia no fue expulsado por crímenes, ni por ningún motivo atroz. Simplemente en 1965 el presidente indonesio Sukarno, enfadado con el comportamiento de este organismo internacional en el enfrentamiento entre Indonesia y Malasia por la isla de Borneo (Borneo: una isla ocupada por tres países diferentes, ojito al tema), mandó una carta a la ONU diciendo que se borraban. Pasado un año y medio escribiría un telegrama diciendo que querían volver y aquí no ha pasado nada.

El reparto de Adsense

El libro In the Plex revela el secreto más controvertido de Google Adsense: ¿Por qué Google no desvelaba el porcentaje de reparto al que llegaba con los dueños de las páginas? (Google Adsense es un programa compartido entre Google y los dueños de páginas; Google muestra los anuncios y los webmasters obtienen parte de los ingresos de publicidad).

Desde Mayo de 2010 se conoce que el porcentaje era de un 68% para los dueños de la página y un 32% para Google. De impuestos, mejor ni hablar.

Según Gokul Rajaram, la idea inicial era realizar un reparto a partes iguales- Google se quedaría con la mitad y quien mostraba los anuncios con el resto. Pero Sergey Brin pensó que un reparto así era demasiado beneficioso para Google. La idea era que el programa durase mucho tiempo, y si Google mostraba a las claras que estaba quedándose con la mitad del dinero, un competidor podría abaratar los precios ofreciendo un 80 o incluso un 90 por ciento del dinero al editor.[…]Entonces Susan Wojcicki tuvo la idea que podría parecer extraña: ¿Qué pasa si no revelamos el porcentaje de reparto al que llegamos con los editores? De esa forma Google nunca tendría que preocuparse de un competidor que anunciara mejores repartos.

El libro narra posteriormente cómo mucha gente en Google, desde sus fundadores a Gokul Rajaram, estaban muy incómodos con la idea de no mostrar claramente el acuerdo al que llegaban con los editores. Pero la idea fue puesta en práctica, con notable éxito y controversia. Durante toda la duración del programa Google Adsense el reparto se ha mantenido constante.

Susan Wojcicki es la cuñada de Sergey Brin, empleada en Google y la que originalmente alquiló su garaje para que se establecieran las oficinas de esta compañía.

No tengo acciones

Sé que me repito criticando el mundillo de la bolsa, pero es que me parece que aunque aparenta ser muy técnico y científico, es más informal que las noticias del corazón.

Leía un artículo de un tipo que estaba escribiendo sobre las acciones de Google. Va y dice:

Hace dos años y medio, escribí sobre Google (GOOG) y Apple (AAPL) como dos de las acciones a comprar más obvias que existían. En este momento tengo que decir que antes compraría acciones de Google que de Amazon (AMZN), Apple o Baidu (BIDU).

El autor en cuestión recomendó comprar acciones de Google en el momento en que se encontraban en el punto señalado (octubre de 2008). Con las acciones a 340$, su comentario de entonces fue:

[Apple y Google] están ridículamente baratas, tienen una capacidad de recuperación impresionante, que viene del reconocimiento de su marca y del rango de precios de las últimas 52 semanas, que ofrece unas perspectivas de rebote con un potencial extraordinario.

Google ha sido mi buscador favorito desde que puedo recordar. La siguiente parada: en los 500$. Y probablemente antes de final de año. Y eso siendo conservador.

Todos nos podemos equivocar, pero que el autor de esa nota saque pecho ahora con lo que entonces dijo, sin ningún rubor, es extraordinario.
Entonces las acciones estaban a unos 340$. Habían caído en picado y está claro que en algún momento se recuperarían. Pero no, no fue antes de final de año, porque entonces valían menos que cuando el periodista hizo su recomendación. Su predicción se cumpliría un año después, en que Google llegaría a los 500$.

Ahora bien, si un lector de cartas te dice que vas a conocer a la mujer de tu vida antes de dos meses. Y luego resulta que la conoces un año después. ¿Qué credibilidad tiene ese adivino? En bolsa se dice, se deja dicho por escrito. Y luego te vanaglorias de haber acertado algo que no dijiste.

Pero lo que quería recalcar es la coletilla legal que tienen muchos artículos de bolsa escritos en Estados Unidos. Este individuo en particular firma:

Advertencia: No tengo acciones de ninguna de las acciones mencionadas y no tengo planes de comprar ninguna de ellas en los próximos tres días.

Así que tiene un artículo lleno de artículos grandilocuentes con expresiones como “una absoluta ganga”, “está regalada” pero ¿No crees lo que predicas? Porque yo lo tengo claro, si yo veo una ganga, pido un préstamo en el banco para comprar acciones. Porque voy a ganar mucho más que escribiendo artículos.

No me inspira ninguna confianza el que propone que compre una determinada acción que él ni tiene ni piensa comprar.

Poco después de leer este artículo me llega al trabajo un fax de spam. Los faxes de spam son para escribir un artículo bien extenso y entretenido. El fax hablaba de que comprara acciones de una determinada acción, pues tenía un potencial de revaloración del 200%. Los típicos titulares grandilocuentes y grotescos que hacen de estas lecturas un placer prohibido.

Aunque no hay que hacer caso de estos avisos, que normalmente lo que pretenden es que compres acciones de una empresa quebrada, lo cierto es que da que pensar. Al menos el que envía el spam, o el que contrata al emisario, lo suele hacer porque tiene acciones de esa penosa empresa y sí que querría encontrar a un primo como tú que le alivie de la carga. Este caso es totalmente el opuesto a estos periodistas. Ellos te proponen que compres una acción con enormes potenciales, pero aviso: yo estoy hasta las trancas con acciones, me creo (o en estos casos me creí) lo que te estoy contando. Y mi dinero va en ello.

Son dos formas de desinformación, pero es triste que casi inspire más confianza un mensaje de spam que el artículo de una revista de bolsa. Porque no inspira ninguna confianza el que recomienda comprar lo que él no compra.

Advertencia: Tengo acciones de Google e intenciones de comprar algunas. Pero con estas recomendaciones del diablo, menos firmes que antes.

Persiana veneciana

Una persiana veneciana es como la de la imagen superior.
Las persianas venecianas deben ser uno de los pocos objetos nombrados en el mundo por dos gentilicios.
El objeto genérico, persiana, obtuvo su nombre en el siglo XVIII acuñando primeramente su nombre en el francés persienne. Las del tipo venecianas se inventaron en Italia también en una fecha indeterminada de dicho siglo.