Aunque el prólogo es lo primero que se lee en un libro, lo habitual es que sea lo último en escribirse. El título del libro a veces es lo último en decidirse, y muchas veces no es ni el autor quien lo decide.
Con las páginas personales pasa lo contrario: te obligan a elegir dominio, título, poner una frase profunda, elegir un sobrenombre, antes de escribir ni una sola palabra. Me parece terriblemente injusto.
En mi caso, tras unos meses en Zonalibre, tenía claro que había que salir de allí (no porque el hosting fuera malo, que era posiblemente el mejor de su época, sino por la falta de libertad a la hora de personalizar la página).
Sin embargo, el no estar seguro de qué nombre de dominio elegir pospuso mi retirada muchos meses. Al final elegí el que elegí, que ni es un gran acierto ni tampoco algo de lo que me arrepienta.
Aprovechando que hoy era fiesta, he hecho algunos cambios menores en la página. Entre ellos, incluyo una frase pretenciosa bajo el título:
El hablar, por su facilidad, puede ser imitado por todo un pueblo; la imitación en el pensar, del inventar, ya es otra cosa.
La frase es de Michel de Montaigne, de sus Ensayos (concretamente del nº 25, que es uno de los mejores). La idea es recalcar la importancia de hacer cosas propias, por flojas que sean, antes que seguir copiando páginas de Internet (aunque lo seguiré haciendo, de eso no me cabe duda).
Me ha costado dar con una frase que me agradara: tenía que ser poco habitual, tener algo que ver con la página y ser de alguien importante. A ver lo que dura.
De paso he cambiado mi nick, el antiguo no significaba nada para mí y estaba empezando a convertirse en un lastre. Una opción habría sido PFME (person formerly known as m estebanez).
Pero mejor lo dejamos en Zrubavel (más conocido como Zorobabel) que no es más que un personaje muy secundario de la Biblia, familia lejana de José, el “padre” de Jesús.
La etimología del nombre así escrito es un extraño en Babilonia; dispersión de confusión.
Lo suficientemente bizarro como para que dure algún tiempo.