La imagen que uno tiene de los conciertos de música clásica es la de un espacio elitista de hombres encorbatados y mujeres en traje de noche. Puede ser asín en La Scala de Milán y en ciertos conciertos pero lo general es encontrar a gente vestida en ropa de calle de lo más normal.
En España lo habitual es que los conciertos estén atiborrados de abuelos y abuelas. No es exagerado decir que la media de edad del público debe estar en torno a los 60 años, a pesar de algunos padres demasiado comprometidos que llevan a sus hijos a empaparse de cultura y a salvar la media.
Es triste que la cultura sea un reducto de ancianos pero perfectamente comprensible. Si los responsables del Ministerio de Cultura tuvieran dos dedos de frente y observasen eso se darían cuenta de que algo no va bien y tal vez intentasen cambiarlo.
Lo habitual es la vía frívola: conciertos de Alejandro Sanz acompañado por una Orquesta Filarmónica. Conciertos con versiones para orquesta de piezas de Ragetón o bandas sonoras.
Digo yo que podría tratarse el tema con la seriedad que se merece. La música clásica es casi siempre subvencionada con lo que no veo problemático distribuir esas subvenciones de otra forma. Los abuelos van a los conciertos porque para ellos no resultan especialmente caros. Sin embargo sí lo son para los jóvenes, entendiendo por jóvenes esa categoría tan extensa y moderna de personas de menos de 35 años. 20 euros por un concierto puede resultar disuasorio cuando uno no es un maniático de la música.
Nunca hay descuentos para jóvenes en los conciertos. Con precios generales para todos no se puede. A veces descuentos pírricos como un 5% para quienes tengan el Carné Joven. Para una pareja joven que aún esté estudiando en la Universidad es sencillamente inviable o un malgasto absoluto.
Me gusta el modelo que tienen en Londres. Allí el teatro es caro, como todo, pero está tirado de precio para los jóvenes. Recuerdo que vi un Hamlet que costaba 60 libras (unos 90 euros) y resultaba totalmente inasequible a mi bolsillo pero que gracias a un carné de estudiante se redujo a 10 libras. Sí, eso son descuentos para jóvenes, no un 5% sino un descuento de más del 80% del precio.
Aquello no estaba abarrotado de jóvenes ni mucho menos pero tampoco parecía un viaje del IMSERSO. Era una muestra de población normal y corriente, con gente de todas las edades, como debiera ser. El joven que se aficione al teatro o la clásica no tendrá más narices que pasar por el aro de la cultura cara cuando tenga edad. Pero al menos llegará a ese momento. Aquí el joven hace lo que tiene que hacer: aquello que puede permitirse.
Sin embargo la directora de la institución, María José Prieto se jacta de que entre sus planes se encuentra:
Entre los próximos objetivos destacan reforzar el papel de la orquesta dentro de RTVE, potenciar el archivo sonoro y rejuvenecer el público que asiste a los conciertos.