El alce desarrolla sus cuernos en la época previa al celo. Entonces le sirven para combatir con otros machos en la lucha por la reproducción. Los animales entrelazan sus cuernos y forcejean hasta que uno de los dos decide retirarse dándose por vencido.
La lucha entre dos alces es completamente equilibrada. El más fuerte o con la cornamenta más adecuada acaba venciendo. Los medios de lucha son equivalentes, cuernos contra cuernos. No hay opción a trucos ni a artimañas.
Quizás por eso, las luchas entre machos de alce son frecuentes en los documentales de La 2 de las sobremesa. La siesta está garantizada.
Desde tiempos inmemoriales los hombres han gustado de las luchas desiguales. Ya en el circo romano los gladiadores se enfrentaban a fieras y también se enfrentaba entre sí a fieras de muy diferente naturaleza. Las luchas de varios perros contra un sólo oso se han estado realizando hasta hace pocos años. Sin entrar en la crueldad del enfrentamiento, resultan muy interesantes. Los toros ha perdurado en la historia porque al hombre le han llamado la atención los combates dispares. Animales con características muy diferentes que se enfrentan en formas siempre inusuales y sorpresivas.
Aún hoy en día los vídeos sobre luchas desiguales de animales tienen mucho éxito y pueden encontrarse decenas de ellas en Youtube.
(Pulpo contra tiburón, Cocodrilo contra tiburón, Cocodrilo contra león, Leones contra búfalos y contra cocodrilos, Leopardo contra gorila, etc.)
II
En las relaciones de pareja, lo más frecuente del mundo es que las personas que acaban casándose se conocieran en la universidad o en el trabajo. Las causas son evidentes. El resultado es que se forman parejas muy homogéneas: personas que siempre han vivido en la misma ciudad, de la misma edad, con estudios similares, con profesiones parejas, de la misma clase social. Esto es una gran ventaja para la pareja que tiene muchas perspectivas de durar a largo plazo.
Más interesantes sin embargo son las parejas desequilibradas. Las hay por todas partes. Por ejemplo, de feos. Se tiende a pensar que a los feos les deben gustar las feas, o a los gordos las gordas. Que uno tenga un defecto no quiere decir que lo disfrute o no lo entienda como tal. (Por favor, no entremos en si la palabra defecto es incorrecta y sería más adecuada la de diferencia.)
A los feos les gustaría estar con chicas guapas. De hecho, a veces pasan mucho tiempo luchando contra su destino. Un amigo mío que era muy feo se echó una novia que no estaba mal. Al final sin embargo él la dejó. Todo el mundo le decía que estaba loco, que no podía dejar pasar a una chica como esa, que no iba a tener otras oportunidades. En cierto modo confirmaban el hecho de que salvo grandes coincidencias, su futuro no era ese.
Cuando se juntan dos personas feas el resultado puede ser un poco grotesco. Uno puede ser un feo porque tenga las orejas de soplillo y que su pareja sea fea porque tiene una nariz muy grande. Al margen de lo que pueda suponer el amor, el feo orejudo sabe que la fea tiene una nariz horrible, y si pudiera cambiar algo de su pareja, tal vez fuera la nariz. Lo mismo le ocurrirá a la chica.
Que uno tenga sobrepeso no quiere decir que tenga que disfrutar tocando las carnes demasiado sueltas. La gente realiza auténticas barbaridades en las mesas de operaciones para quitarse todo ese peso, por algo será. Lo que sí es cierto es que los que tienen exceso de peso son más tolerantes con los que comparten este defecto (o diferencia si se quiere ser demasiado correcto).
Esta tolerancia es la que lleva a que se formen parejas entre personas con algún rasgo diferenciador. Estas sin embargo no son parejas desiguales. Un grupo considerable de parejas heterogéneas lo constituyen aquellas personas que han conseguido evitar el destino que une a personas similares. Por ejemplo, si se juntan una mujer fea con un hombre gordo.
Estas parejas son muy interesantes. Como en las luchas de animales, cada uno de los miembros tiene puntos fuertes y débiles muy dispares. Esto tiene por supuesto ventajas e inconvenientes. Voy a enumerar algunos tipos de parejas desiguales que vemos a diario: