A mi el SIDA me resulta muy parecido a los aviones. Cuando se trata de tranquilizar, todo son buenas palabras:
Los aviones son el medio de transporte más seguro que existe. Los pilotos tienen millones de horas de vuelo. Hay decenas de sistemas replicados: si un motor falla quedan otros dos. Apenas ocurren accidentes en vuelos.
Con el SIDA la tranquilidad viene al dignificar a los pacientes: puedes besarlos sin ningún miedo, pues no hay opción alguna de contagio. Hay que tratarlos como a personas sanas porque su enfermedad no supone ningún riesgo. Los niños con SIDA no suponen ningún peligro para sus compañeros de escuela, ni hay la más remota probabilidad de que los contagien. Se puede tener relaciones sexuales con alguien seropositivo, siempre y cuando se use preservativo convenientemente.
Pero cuando hay que ponerse catastrofista, aviones y SIDA parecen peligrosísimos:
Para entrar en un avión te registran exhaustivamente. Todo son prohibiciones, medidas de seguridad extremas, comprobación de la identidad de los pasajeros, de sus equipajes, de sus destinos de vuelo, de sus antecedentes penales. Pero no te preocupes, que todo es muy seguro.
Con el SIDA la frivolidad en las relaciones sexuales se entiende como una absoluta temeridad. Hay que tomar mil precauciones o de lo contrario puedes contraer SIDA. Hay que tener sumo cuidado con las prácticas de riesgo.
La expresión prácticas de riesgo me pone de los nervios. En el ámbito sexual se refiere a aquellos actos que pueden llevar a la transmisión de una enfermedad sexual, sobre todo el tan temido SIDA.
Me molesta la expresión porque no se corresponde en absoluto con la realidad. ¿Viajar en coche es una práctica de riesgo? ¿Y hacerlo en avión? ¿No es arriesgado vivir en Lavapiés? Sin embargo en todos estos casos parece que se trata de peligros pequeños. El accidente de tráfico o la catástrofe aérea, aunque más trágicas, tienen una incidencia insignificante.
Pues lo mismo ocurre con las prácticas sexuales. Lo que pasa es que decirlo parece que fuera de cabeza loca, de temerario, de inútil y palurdo. Pues no señores, lo cierto es todo lo contrario, el pánico ante una relación sin preservativo, que atormenta a muchas personas, es algo patológico e innecesario. Esto claro está no se puede decir al gran público pero afortunadamente esta no es una página para idiotas.
Vamos a calcular la probabilidad de contraer el SIDA en un único encuentro sexual. Sí señor.
En primer lugar, la pareja causante del riesgo. Si esa persona no tiene SIDA el riesgo es cero. 0,00000000. Con lo que dando por bueno el dato de 2008 de que tienen la enfermedad 33 millones de personas, y la población mundial es de 6.700 millones de almas, estamos hablando de que la probabilidad de que una persona dada tenga SIDA es de aproximadamente 1 entre 200. Eso es un 0,5%.
Sin embargo, la gran mayoría de esta población se sitúa en el tercer mundo. En el África subsahariana o Tailandia el porcentaje es mucho mayor. Para España se da el dato de un 0,3%.
Ese dato no es para nada fiable. Es preocupante el uso que se está dando a la ciencia. Según dice la nota:
En España viven entre 120.000 y 150.000 personas bien con infección por VIH, bien con la enfermedad de SIDA, lo que supone un 0,3% de la población, aunque un 25% de ellos no han sido diagnosticados y desconocen su estado serológico.
De 120.000 a 150.000 hay una diferencia de un 25% más. Justo ese 25% de personas no diagnosticadas. Curioso eso de que ellos saben que están enfermos pero el propio enfermo lo desconoce. ¡Se lo podrían haber dicho!
Estos porcentajes insignificantes son continua fuente de manipulación. No puedes decir que el 10% de la población tiene SIDA, pero entre un 0,3% y un 0,25% nadie va a protestar. Y por la cara hemos aumentado el porcentaje un 20%. Los únicos que tienen los datos fiables son los que comen de que el SIDA esté ahí. No digo que ellos se alegren de que el porcentaje aumente pero sí afirmo que dan las cifras con cierta exageración, tirando para arriba tanto como pueden.
Esto desde luego no es exclusivo de esta enfermedad. Los grupos de celíacos llevan años exagerando sus cifras hasta límites que ya empiezan a oler. Hay quienes dicen que cerca de un 5% de la población es celíaca. Vamos, que eso es mucha gente. Tengo la impresión que mientras no superes el 5% puedes decir lo que quieras: cerca del 2% de los españoles quisiera vivir en Rotterdam y un 1% de los españoles sabe arameo y turco pero ni inglés ni francés.
No nos distraigamos. Un 0,3% de la población tiene SIDA. Esto es que de cada 1.000 personas, 3 tienen SIDA. Es mala suerte que tu pareja ocasional lo tenga, pero puede ocurrir. No quiero frivolizar. Si tu pareja era una prostituta esa cifra bien puede ser diez veces mayor. Quizás hasta aún más. Lo mismo ocurre con las personas muy promiscuas. Como suele decirse, cuando te acuestas con alguien lo haces con todas sus parejas anteriores.
Ahora bien, lo realmente bestial es la probabilidad de contraer el SIDA en un encuentro sexual. Supongamos que esa persona con la que estuviste está enferma. Pues la probabilidad de que te lo haya contagiado es de menos del 3 por mil. Hay estudios científicos al respecto, pero son estudios que no se airean mucho, para evitar que la gente lance las campanas al vuelo.
De nuevo, esta probabilidad varia. Para los hombres es menor que para las mujeres. Si lo has hecho con una prostituta la probabilidad se dispara. Y si era tailandesa o nigeriana, ni te cuento.
Y depende mucho de lo que se haya hecho. Porque unas prácticas de riesgo son mucho más arriesgadas que otras, pero al final salvo que la cama haya quedado como el mostrador de un carnicero, el porcentaje es de 1,5 por mil. Siendo optimista.
Así, la probabilidad de contraer el SIDA en una relación con una persona anónima es de muy aproximadamente:
0,3% X 0,15% = 4,5 probabilidades entre un millón.
Esto no es una carta blanca para la tranquilidad. Si se eligen parejas sospechosas, o poco fiables, y se aumentan las relaciones, el crecimiento de esa probabilidad de riesgo aumenta de forma exponencial. Es decir, se pasa muy pronto a jugar la ruleta rusa (1 probabilidad entre seis).
Teniendo en cuenta que la probabilidad de morir en un accidente de avión es de una entre 5.000 o de una entre 230 de morir en coche. ¿Tiene sentido hablar de una relación sexual sin preservativo como si de un salto al vacío sin paracaídas se tratase?
Otro asunto sería hablar de la probabilidad de contraer el SIDA con una transfusión de sangre. Podemos reírnos un poco de los Testigos de Jehová, que no aceptan recibir transfusiones. Ellos son raros. Pero si ponemos en la misma mesa la probabilidad de que se nos trasmita SIDA con una transfusión y la de una relación sexual al azar, se nos pondrían los pelos de punta. Sin embargo se dan mensajes de tranquilidad, porque la Sanidad entra dentro del área segura del SIDA: “es muy infrecuente, altamente improbable, casi me atrevería a decir imposible”.
Pues eso mismo digo yo, ¿Una sola vez? Casi imposible.