Goooooooooooooooooooooogle

La grotesca nueva ciencia de la optimización de páginas de cara a los buscadores, es la ciencia del robo de visitantes que en realidad buscaban otra cosa.
Si estás buscando una hipoteca, y no estás muy suelto en internet, quizás pongas en el recuadro de Google alguna boutade como “estoy vuscando una hipoteca que sea barata”, obteniendo como resultado páginas que poco tienen que ver con las hipotecas y mucho con el Adsense – publicidad en las páginas.
Los bancos y las empresas de financiación sólo consiguen aparecer como resultados patrocinados. Pero eso es lo que realmente andaban buscando los potenciales clientes de una hipoteca, no blogs de pacotilla orientados hacia la publicidad de forma descarada.
Una de las formas más bizarras de engañar al personal y atraer clientes hacia las redes de nuestra publicidad son los dominios parecidos – tiene un nombre en inglés pero me niego a usarlo. Por ejemplo, todo el mundo conoce Amazon, pero a golpe de vista, como en una tienda, una página que sea Amazen puede sonarnos a conocida y provocar la visita distraída. La actitud que indican en este blog de negocios es muy interesante y loable. El idiota es el cliente que verdaderamente interesa. Si has conseguido que un pardillo pinche en tu página, que pone Amazen en vez de Amazon, puedes esperarlo todo de él: que compre productos absurdos, que pinche como un loco en tu publicidad, que te haga una donación, que te de sus datos personales. El pardillo es el que genera dinero no como esas redes sociales, en que participa mucha gente “preparada” que lo único que hacen es consumir ancho de banda.
Así, jugando al despiste del dominio cambiado, hay cientos de ejemplos sobre dominios que se parecen al original. Y de entre todos esos ejemplos, como no podía ser de otro modo, Google se lleva la palma. Inspirados en la imagen del pie de los resultados de búsquedas, se ha creado uno de esos espacios bizarros de internet.

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La leccion del maestro

I
Jean Mouton (1459-1522) fue un compositor francés del Renacimiento. De su obra destacaron especialmente sus motetes.
II
Alumno de Jean Mouton fue el flamenco Adrian Willaert (1490-1562), fundador de la escuela veneciana de música. Willaert fue uno de los músicos más influyentes de su época. De su labor compositiva destaca ante todo su versatilidad, abarcando muy diferentes géneros.
III
Cipriano de Rore (1515-1565) fue otro compositor flamenco, alumno de Jean Mouton. También es un músico fundamental en su época, destacando especialmente por los madrigales.

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Invertir en el NASDAQ poco dinero

Hace tres meses compré unas pocas acciones de Yahoo, una empresa de Internet de EEUU. Lo hice por los siguientes motivos:
a) Porque me parecía evidente que Yahoo estaba a unos precios ridículos.
b) Porque tenía ganas de ver cómo era eso de invertir en el NASDAQ.
c) Porque me parecía que la bolsa española está a unos niveles que deben ser máximos.
Sabía que si compraba acciones de fuera de España los de Cajamadrid me iban a sajar a comisiones. Para eso no hay que comprar acciones del extranjero, aunque compres acciones de la empresa más normal del IBEX 35 el sablazo está garantizado. Pero bueno, estaba dispuesto a poner la mejilla.
Compré las acciones a unos 27,5 dólares. El primer sablazo llegó con el tipo de cambio. Aunque el euro estaba a 1,30 dólares, Cajamadrid me lo valoró en 1,27 dólares. Entiendo que por ello me cobraran una comisión. Luego me cobraron 18 euros de porque sí, simplemente por comprar acciones de Estados Unidos. Y alguna comisión más que se me escapó. A todas las comisiones se les aplica un iva del 16%, con lo que para unos escasos 1.100 euros en acciones tuve que pagar más de 40 euros de comisiones, un porcentaje del 4% en comisiones, es sangrante.
Siempre he observado que en bolsa hay que comprar cuanto más mejor. La comisión que habría pagado si hubiera comprado 10.000 euros en acciones de Yahoo habría sido casi la misma. En este caso estaba dispuesto a perder dinero y no a jugarme un capital que no tengo, así que se confirmaron mis sospechas de que iba a salir escaldado.
La acción tuvo como todas sus subidas y bajadas, pero llegó el momento dulce y estaba por encima de los 30 dólares. En condiciones normales, habría estado ganando un más que sano 9% de mi dinero, todo un lujo para una inversión en tan poco tiempo. Pero tras el sablazo inicial de Cajamadrid y el que espera en el momento que materializas tu venta, estaba en pérdidas.
Pasó algún tiempo y harto del constante robo de este banco, me pasé a otro, solicitando el traspaso de mi cartera de valores. Tras algunos días se produjo ese traspaso, pero los títulos de Yahoo no se movían de Cajamadrid. Tras dos semanas me hice a la idea de que el estado de “tramitándose” podía durar años. Así, no dispuesto a pasar el mal trago de tratar con un teleoperador/torero, decidí renunciar al traspaso, pero ante la idea de cerrar definitivamente mi cartera con Cajamadrid, opté por vender las Yahooses.
Tras la espera a el traslado de los valores, la acción había seguido subiendo. Ahora estaba cerca de los 32 dólares. Me molestaba tener que vender una acción que iba tan bien, pero lo hice. Según las cuentas, desde mi compra inicial, la acción se había revalorizado un 16%, casi tanto como los pisos en un año (perpetuo 17% desde la época de las pirámides de Egipto). Sin embargo, Cajamadrid pasaba de nuevo la gorra. Hoy me ha llegado la carta de la operación y tengo el sablazo detallado:
Comisión de compra/venta: 18 euros (te cobran 18 euros hagas lo que hagas).
Comisión de cambio de divisa: 3 euros (te cambian la divisa de forma bastante perjudicial para ti y encima te cobran una comisión por eso).
Comisión de transferencia: 6 euros (es una comisión que podría traducirse en “comisión por hacer algo”).
A todo esto se le debe sumar el iva. Y las comisiones pagadas anteriormente, y los gastos de custodia que me tocó pagar en los pocos meses que tuve las Yahooses. En total, he perdido dinero con Yahoo, a pesar de que las acciones se han revalorizado un 16%.
Conclusiones:
a) En bolsa en general, por mucho que hablen sobre que hay que diversificar, una compra de acciones por un importe de menos de 2.000 euros obliga a unas rentabilidades bastante elevadas (> 5% anual) para no acabar perdiendo dinero por las comisiones. El % sobre el importe gastado es secundario comparado los gastos de comisiones fijas.
b) Invertir en el NASDAQ complica aún más la cosa porque hace que el gasto aumente mucho más por las comisiones que arriba he enumerado.
c) Las acciones en divisas tienen menos movilidad; desde que das la orden de venta (o compra) hasta que ves tu dinero ingresado en el banco pasan un par de días. No se traspasan entre carteras con tanta facilidad como se debiera.
d) Intentar especular con inversiones a corto plazo en el NASDAQ es simplemente suicida.
e) El banco se hace de oro con las comisiones de intermediación, pero el Estado ni te cuento. Cobra su 16% sobre comisiones y luego encima, si tienes suerte de que obtienes beneficios, también quiere un porcentaje fijo del 18% del total. Lo único bueno es que las minusvalías se pueden declarar en la Renta y dan mucho juego a la hora de preparar la declaración.
f) Don’t do it!

Problema de peso

A finales del siglo XVIII, Luis XVI constituyó una Comisión de Estudio cuyo objetivo era el de estandarizar las unidades de medida. Entre los miembros de esa comisión se encontraba el mismísimo Lavoisier. Fruto de esa Comisión nació el hoy tan extendido Sistema Métrico Decimal.
Las unidades de medida que allí se declararon tomaban como base el metro y el grave . El grave era una nueva unidad de medida de masa, con símbolo G que equivale al actual kilogramo. Grave tomaba su nombre derivado de la palabra gravedad.
La milésima parte del grave recibió un nombre especial. En lugar de llamarse miligrave se popularizó la palabra gramo.
Tras la Revolución Francesa, empezó a cuestionarse el grave como unidad de medida. Se argumentaba que casi todo pesaba menos que un grave, de ahí que resultara una medida demasiado grande para un uso cotidiano. Comenzó a proponerse el uso del gramo como unidad de medida.
La verdadera razón de la caída en desgracia del grave, sin embargo, fue política: Su similitud con la palabra Margrave, un título nobiliario equivalente al de Conde. Y ya sabemos que en aquella época todo lo que oliera a noble tenía los días contados, de ahí que fuera reemplazado por el gramo.
De ahí se llegó a la paradójica situación actual en que la unidad de medida que sirve como base, el kilogramo, tiene en su nombre un prefijo – kilo – propio de una únidad múltiplo de la base.
La propia definición del kilogramo ha evolucionado mucho a lo largo del tiempo. Originalmente no era más que “cien veces el peso absoluto de un volumen de agua pura que cabe dentro de un cubo cuya arista tiene un céntimetro de lado, a la temperatura de 0ºC”.
Posteriormente se afinó en su definición hasta dejarla en “la masa de un litro de agua pura a la presión atmosférica estándar y a la temperatura a la que el agua adquiera su máxima densidad” (que está en los 3,98ºC).
Sin embargo tampoco acabó convenciendo este valor, ya que la densidad del agua depende de la presión y la presión depende en parte de la masa, por lo que obtenemos una referencia circular que no es válida.

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De la imposibilidad de usar los numeros romanos para la numeracion de las paginas de un libro

Una pesadilla para los maquetadores de otra época eran las notas a pie de página. Dependiendo de dónde se ubique la nota, hay que reservar un espacio al final de la página para que quepa la nota, a ser posible completa y si no continuada en la página siguiente. El colmo de la maldad es cuando la nota llega justo al final de una página. En tal caso la única solución posible es escribir la explicación a la nota en la página siguiente.
Otra cosa muy moderna y actual es la indicación de “véase la página 104”, escrito en la página 24. Como por ejemplo estar en un libro de recetas de pollo e indicar, al que quiera ver recetas de pavo que se vaya a tal página. Esto suele ser sencillo, pero puede dar pie a una situación sin salida.
Imaginad el siguiente libro: la página 45 trata sobre recetas de pollo. La página 99 sobre las recetas de pavo. Y que quiero avisar desde la sección de recetas de pollo sobre las recetas de pavo.
Pensad que si decimos “veáse la página 99”, estamos usando un carácter menos que si decimos “veáse la página 100”. Ese carácter menos puede parecer intrascendente, pero en los libros que tienen el texto formateado para no escribir guiones de separación entre las palabras – la mayoría, este blog es un ejemplo claro – esto puede hacer que al decir véase la página 100 saltemos de línea y sin embargo al decir véase la pagina 99 justo por un carácter no lo hagamos.
El salto de línea de decir véase página 100 puede provocar que justo también provoquemos un salto de página. El salto de página puede provocar que un capítulo que necesite una cara en blanco en las páginas pares acabe teniendo una página más. Entonces puede ocurrir que, según de lo que avisemos, el propio capítulo de las recetas de pavo acabe en la página 99 o puede que incluso más allá de la página 100.
Esto en principio no resulta ningún problema. Podría avisarse de que se trata de la página 101 y, como el número de caracteres no aumenta, acertaríamos.
Si pensamos hacia atrás, avisando desde la página 100 hacia la 45, no hay problema porque puede entenderse la página 45 como perteneciente al pasado, de ahí que la página 100 no pueda influir sobre dónde ni cómo esté la página 45.
Hemos visto que la referencia hacia delante no resulta problemática, pero por un pelo. La causa de ello es que hay una correlación entre el tamaño de un número y el número de caracteres que lo definen. El número 100 es mayor que el 99, pero también el 100 tiene un carácter más que el 99.
Sin embargo, esta correlación no se da entre las cifras en números romanos. El número XV es mayor que el número VIII pero tiene menos caracteres. Si en un libro las páginas se numeran conforme a la nomenclatura romana – algo que suele hacerse para los prólogos y prefacios de los libros – la situación anterior en el límite de la página 99 sería muy complicada e irresoluble. Decir “véase la página IC(99)” puede provocar el nefasto salto de línea y la cascada de terribles coincidencias, hasta desembocar en que la página acaba siendo en realidad la cien, mientras que decir “veáse la pagina C(100)” puede llevarnos a acabar en la página 99.
Es por ello que en los libros nunca deben darse las tres condiciones siguientes:
a) Páginas numeradas con números romanos.
b) Textos que evitan el uso de guiones para separar palabras incompletas.
c) Referencias entre páginas posteriores dentro de un mismo libro.
El caso de los números romanos no es único. También puede ocurrir si enumeramos las páginas con su nombre escrito (once tiene menos caracteres que siete, pero es más grande) o simplemente con cifras de diferente tamaño. 101 ocupa un poco menos de espacio que 100 dentro de una línea y esa insignificante diferencia de tamaño puede hacernos caer en la situación paradójico-irresoluble indicada para los números romanos.

Retirada a tiempo

Cuando me señalaron a Alexander Riazantsev en la sala de juego, me dijeron que era The next big thing. Muchos peces gordos habían hablado de él como un posible futuro campeón del mundo de ajedrez. Kasparov que no prodiga los halagos, estuvo entre ellos.
En aquella época él no tendría más de quince años, y era el favorito en el campeonato del mundo de menores de dieciocho años – existe un campeonato del mundo para menores de dieciséis años pero Riazantsev no quiso jugarlo porque ya lo había ganado el año anterior, teniendo una edad muy inferior a la máxima aceptada para la categoría.
Riazantsev comenzó bien el torneo, pero cuando empezaron los encuentros duros afloraron las tablas y las derrotas, para al final perderse en las profundidades de la clasificación.
Los campeonatos del mundo de ajedrez para jóvenes son un mundillo ignoto. Un jugador con una puntuación de rating muy elevada puede perder ante un perfecto desconocido de Cuba o de India, que en realidad lleva más de diez años estudiando ajedrez sin parar, alquien que por primera vez tiene la oportunidad de jugar un torneo realmente importante.
Cuenta Riazantsev que, con tan sólo 13 años de edad, se retiró del ajedrez serio. Él habla de que se trató de una decisión meditada, de la que no se arrepiente. Si Alexander Riazantsev hubiera sido campeón del mundo de ajedrez se habría hecho millonario. Pero si se hubiera quedado en el camino, como el otro 99,99% de la gente, apenas habría podido ganar un sueldo superior al de un funcionario modesto y con una vida muy estresante y de difícil conciliación con la creación de una familia o el yugo de una hipoteca.
Cuando veo los campeonatos que se celebran en el mundo, frecuentemente me tropiezo con el nombre de Riazantsev, en la parte media-alta de la clasificación. Porque él nunca dejó de jugar al ajedrez, aunque desde luego poco a poco fue perdiendo el tren. Los que antes perdían con él, ahora son jugadores de la superélite. Alguno incluso ya ha sido campeón del mundo. Su caso es el de alguien que estuvo a punto de ser un Dios, pero no quiso serlo.

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Patan 2.0

Tres cosas que me han gustado de la página de Nassim Taleb, un personaje asombroso del que puede intuirse una increíble personalidad en este brillante artículo.

Notas y comentarios al Estilo Antiguo (no como en un blog, más bien como hojas sueltas con comentarios relacionados con mis libros).

Por favor, no me escriban ofreciéndome su ayuda para mejorar el diseño de mi página.

Sus emails serán bienvenidos a la dirección gamma [at] fooledbyrandomness [dotcom]. Tengan en cuenta que casi siempre les responderé, si el tiempo me lo permite – incluso a los mensajes ofensivos.

Me gusta la gente de la vieja escuela, aquellos para los que los blogs les han pillado muy mayores. El verdadero Internet 2.0 lo ha construido esa gente, no los patanes 2.0 que se limitan a decir “esto me pareció interesante” y a copiar información ajena, eso sí, con un diseño fantástico y unos plugins que se caga la perra.
Sí, este era un post de patán 2.0.

En el museo

hola x favor necesito saber la contraseña de esta cuenta perreo-356@hotmail.com es k me lo hackearon x faaaa mandenme la contraseña a este correo gangster_prez@hotmail.com

Lo peor de ir a una exposición de arte es tener que oír los comentarios del resto de visitantes. Y peor aún, si cabe, es oír el comentario antes de ver una obra en cuestión. “Me gustan los colorines tan brillantes, se nota que el tío sabía mucho de pintura”. Para ver que se trata de un Mondrian. “Ah!, Pero no sabía que era en blanco y negro”, antes de llegar a El Guernica. “Pues lo he tocado y está suavito” ante un Velázquez del Museo del Prado.

PUES LA NETA QUE PASADOS DE VERGA SON LOS QUE HACEN ESAS MAMADAS Y VAYAN A CHINGAR A SU MADRE LOS HACKEARON LA PAGINA

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Casi peor es tener que oír los comentarios de los que andan pasados de rosca. Los autoproclamados artistas: “Fíjate el trazo grueso para el lomo del caballo y pincel fino fino en el detalle de las patas”. “Esto es de su época azul, la influencia de Picasso es evidente”. “Este es como el que vimos en Nueva York, sólo que más pequeño, más como el que tienen en el Hermitage.”
Afortunadamente las páginas web tienen los comentarios al final del artículo para que, si uno lo desea, no se emponzoñe con las opiniones de los demás. Y, en el peor de los casos, éstas no dejen mal sabor de boca antes de empezar a leer lo que uno realmente quería leer.

alejandro eres el mejor del mundo tienes una voz hermosa y un carizma y una sensualidad fantastica besos alejandro sanz tu fans 1 en peru

Es absurdo que en cualquier película proyectada en un cine, por manida y previsible que resulte, esté prohibido hablar, mientras que en una exposición artística, donde a veces la necesidad de concentración resulta mucho mayor, cualquiera se sienta legitimado para enunciar su veredicto de la obra en voz bien alta.
Si vas a una exposición artística sigue estas tres reglas:
1) Habla poco.
2) Habla bajo.
3) Un buen cuadro habla bien alto un lenguaje sin palabras, que tus palabras no impidan a los demás oír ese mensaje. Nunca hables de un cuadro justo al lado de él.

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Ir- dixit

Mucho se ha mencionado por aquí al foro de Idealista sobre vivienda. Si ese foro tiene un verdadero gurú ese es Ir-.
Sus intervenciones resultan épicas, dejan al resto de foreros comentando lo que ha dicho o podido querer decir durante días. Y tiene fama de acertar en todo. Suyo es el término Octubre Rojo, refiriéndose al turning point (cambio de ciclo de ascendente a descendente) dentro del mercado inmobiliario, y referido a Octubre de 2006.
Las predicciones de Ir- están recogidas en varias páginas a lo largo de la red.
En el citado foro la situación ha llegado a un punto en que se le considera la única persona capaz de entender cómo irá la economía de España en los próximos años.
Sí, es muy fuerte. Los editores de esta página no tenemos dioses, pero nos hemos puesto de acuerdo y creemos que el texto que hay publicado esta mañana en el foro de Idealista merece una mayor difusión. Es un ladrillazo, pero no es una de esas patochadas que tanto triunfan por la red, de lectura fácil, esas patéticas historias sorprendentes. Lo realmente bueno suele ser complejo. Les recomiendo que se impriman ese texto (que es de -Ir) y se lo lean en la quietud de la taza del WC de sus hogares. Me he limitado a incluir un par de links explicativos para que los que no tengamos estudios medios o superiores podamos ampliar conocimientos:
Nos interesan seis ciclos que, ordenados de mayor a menor duración, son:
– las “ondas largas” de Kondratieff, Schumpeter, Mandel, Sweezy, etc. que, simplificando, llamamos esquema o ciclo de Kondratieff (50 o más años);
– ciclo estructural (patrón de crecimiento);
– el llamado “ciclo largo inmobiliario” (20+4 años);
– el bursátil (7+2 años);
– el coyuntural, también llamado “monetario” (tipos de interés, inflación y empleo); y
– el presupuestario o político-electoral estatal.
Cada economía tiene su devenir. Hay ciclos españoles bastante sincrónicos con los equivalentes de otros países. Hay otros que no. los dos países más importantes en el estudio comparado serían EEUU y Alemania. La situación en Reino Unido y Latinoamérica, también es clave. La sincronización cíclica y la influencia mutua de las economías es un tema estrella. Profundicen en él. Me figuro que tendrán trabajo asegurado en multitud de universidades, fundaciones y servicios de estudios.
Centrados en España, a ver si seguimos siendo capaces de anticiparnos a lo que viene. Veamos:
1) Ciclo de Kondratieff:
No hace falta ser marxistas para tener como telón de fondo del análisis el prolongado (o prorrogado con no se sabe qué coste) “otoño” de Kondratieff en el que nos encontramos; aunque nosotros creemos que, en 2006, ya ha comenzado el “invierno”.
Aquí es donde habría que hablar de globalizaciones, cambios climáticos, peaks oil, y demás. No hay que despreciar estas cuestiones. Hay que considerarlas como la música ambiental de todo lo demás. Pero, no piensen que un mal ambiente de fondo aumenta la dificultad para afrontar las crisis de los otros ciclos. Antes al contrario, puede facilitar las negociaciones sobre derechos adquiridos y consolar a los perdedores.
2) Ciclo estructural:
Actualmente, en nuestro país, estamos asistiendo al espectáculo escatológico deplorable de cómo, a base de dinero traído del futuro con el hipotecón, se mantiene artificialmente con vida el metabolismo de un modelo económico agotado, basado en turismo de masas centroeuropeo, euroayudas muy menguadas y construcción residencial. Este patrón de crecimiento nació en 1985, evolucionado del modelo de desarrollismo tecnocrático de 1959 (plan de estabilización que resolvía la descomposición del modelo autárquico de posguerra), cuya crisis duró una década, coincidiendo con la transición del sistema político (franco podría haber fallecido en otro momento económico, pero coincidió con ese), y cuyo hito fundamental fueron los Pactos de la Moncloa (1977) y la reindustrialización subsiguiente. Es pacífico entre los analistas considerar 1986 como primer año del nuevo modelo (por ej., profesor Velarde en la tertulia económica de la COPE de fecha 6/4/2006, al que cito por lo sorprende que es que se apunte a este tipo de tesis).
El turismo ya jugó un papel central en el modelo estructural de 1959. En 1985, sólo se pisó el acelerador a fondo. Las raíces del ladrillismo se encuentran, incluso, algo más atrás. El ladrillismo es un residuo del franquismo explotado hoy por los políticos socialdemócratas, conscientes de que es lo único que tienen para hacerse ricos sin el reproche frontal del electorado. Es igual de vergonzoso que esos hipotéticos ideólogos liberales viviendo de sueldos financiados con presupuestos de las administraciones públicas.
Consideraciones sociológicas aparte, el crash inmobiliario, desde el punto de vista estructural, se presenta como el proceso de normalización que resuelve el modelo agotado. Por un lado, cesarán la inflación diferencial y déficit por cuenta corriente. Por otro, la mejora de la productividad se obtendrá por la vía de la severa reducción de los costes inmobiliarios (suelo industrial gratuito y alojamiento semigratuito para trabajadores). “¿qué prefieres que te bajen, el sueldo o el piso?”, comienza ya a ser una pregunta-ariete sintética. La competitividad se recuperará; y nacerá otro modelo más complejo e internacionalizado, sin una “locomotora” tan perfilada como la actual y sin tanta presencia de “la banca de la señorita pepis” (las cajitas de ahorro, banquitos públicos de rango subestatal, cuya orgía acabará pagándose con nuestros impuestos).
Como ya hemos dicho en otras ocasiones, a las que me remito, los efectos negativos sobre el PIB se verán compensados, en una primera fase, con la mejora del sector exterior y con la expansión del gasto público financiada con deuda pública. En este sentido, hay cierto margen temporal para que el cambio hacia otro patrón de crecimiento no sea tan abrupto como lo habría sido si hubiera un abultado déficit público. Por eso, también somos optimistas en relación con la “administrabilidad” del desorden social que haya una vez que se supere la resistencia bajista (el que haya “resistencia” no quiere decir que haya “rigidez”, o sea, “inelasticidad”, como nos quieren hacer creer).
3) Ciclo largo inmobiliario:
Que los precios no bajen no es axiomático e indemostrable. Además, no hay nuncabajista que no acepte en público que, en determinadas circunstancias, sí pueden bajar los precios. Y, cuando vienen mal dadas, los que eran los nuncabajistas más recalcitrantes siempre resultan ser los que, desesperadamente, meten el mayor rebajón a lo suyo.
Lo que pasa es que, en el ciclo inmobiliario, siempre vamos ciegos. Solo muy a posteriori se reconocen los hechos. La mayor parte de los indicadores de los mercados inmobiliario e hipotecario no ponen ni pondrán nunca de manifiesto anticipadamente ningún cambio de fase:
– valores dados por las tasadoras en el proceso hipotecario (la burbuja se crea, precisamente, con tasaciones falsas o falseadas);
– estimaciones de precios e informes elaborados por empresas interesadas;
– precios de salida para viviendas de segunda mano;
– escrituras públicas;
– préstamos hipotecarios concedidos, sin indicación de la finalidad ni de la fecha de compromiso; y
– datos de los sectores de la promoción e industrial de la construcción (viviendas iniciadas, consumo de cemento, etc.), que, en el mejor de los casos, sólo mostrarán la situación meses después de cambiar las cosas, dada la duración de su ciclo productivo; además, el anuncio de cambios normativos en materia técnica, urbanística, financiera y fiscal, no es neutral en relación con las decisiones económicas de estos agentes, lo que es utilizado por los gestores más cortoplacistas.
en España, no puede saberse la vivienda nueva que de verdad se vende a consumidores finales, porque infinidad de transmisiones de viviendas nuevas se simulan para vaciar las sociedades promotoras y constructoras y situar contablemente la ganancia allí donde conviene, o, sencillamente, se realizan en adjudicación para el pago de acreedores (el piso que se entrega al contratista como pago de su trabajo en la propia obra), o, en muchos casos, simplemente para devengar el IVA, lo que permite deducirse todo el IVA soportado en el proceso de producción (inspeccionado por los temibles inspectores de hacienda del estado) y entrar en la órbita del ITP al que estaría sujeta la segunda transmisión (inspeccionado por funcionarios de las administraciones regionales) .
Pero, el que no dispongamos de indicadores anticipados no quiere decir que no podamos prever las cosas con otros análisis, como hemos demostrado en este foro, basándonos en el sentido común macro y microeconómico y, en particular, en las expectativas reveladas de los agentes. Recuerden cómo ya no se debate públicamente si hay o no burbuja, como sucedía en 2003 y 2004, sino si el aterrizaje, que se percibe como irremediable, va a ser suave o brusco.
Como tantas veces hemos dicho, el que se considere que el ciclo inmobiliario tiene 20+4 años es responsabilidad de la OCDE, tras analizar todos los ciclos inmobiliarios históricos conocidos hasta la fecha
En particular, en la página 66, se establece que:

housing price crashes differ from equity price busts also in […] housing price crashes lasted about four years.

El ciclo largo inmobiliario español encaja perfectamente en el ciclo teórico de módulo 20+4. En efecto, nuestro ciclo actual tiene cuatro fases:
– 1986-1989 alza explosiva inicial del ciclo en ambiente muy inflacionista, financiada con el dinero negro movilizado con la ley de activos financieros, que prohibió las emisiones al portador, salvo que tuvieran la “retención en origen” (los famosos “Afros”), e impulsada por la entrada en vigor del IVA (en sustitución del IGTE) que obligaba a los realizadores de operaciones exentas a multiplicar operaciones inmobiliarias para engordar su exigua “prorrata” y, así, recuperar parcialmente el impuesto soportado;
– 1990-1997 ralentización y meseta, sin corrección valorativa, tanto en términos nominales como reales, porque lo que se rebobinó en términos reales no fue el alza explosiva precedente (1986-1989) sino sólo los últimos tirones que se produjeron durante la desaceleración y que, a todas luces, sobraban;
– 1998-2006 segunda alza explosiva “en seco”, es decir, sin inflación, y con explosión de endeudamiento, en buena parte financiado desde el exterior, durante la cual el nuncabajismo se ha hartado de predicar la resignación (“desengáñate”) y aliviar la culpa de los triunfadores del pisito, mientras se extendía la corrupción en el sector, las concejalías de urbanismo y las cajas de ahorro; sin embargo, en 2002 tuvo lugar el “cambio ideológico inmobiliario” auspiciado por el banco España, y BSCH vendió Vallehermoso y BBVA, Metrovacesa; el cambio culminó el 2/10/2003, cuando el banco España publicó que la vivienda estaba sobrevalorada un 20%; en 2006, las operaciones corporativas en el sector energético, que responden a cálculos financieros precisos que comparan los dividendos esperados con los gastos de las estructuras “non recourse debt” en que se ha incurrido, son la prueba de la reorientación radical del riesgo crediticio; el turning point ha sido, pues, “a la vuelta del verano de 2006”; y
– crash 2006-2010, con sus tres subfases, como dijimos el 23/11/2006 en este foro: antes, durante y después de la recesión económica, anunciada por l.a. rojo, para el verano de 2008.
Durante la segunda alza explosiva, la demanda ha tenido tres partes: consumidor final (“para vivir”, ya sea como primera o segunda residencia, o sea, demandantes de cobijo, como nos gusta decir), inversión a largo plazo (“buy and hold”, “buy to let” y situaciones análogas) e inversión a corto plazo (“para pase”, mal llamada “demanda especulativa”).
El turning point también puede definirse como el dato de incremento interanual de estimación de precios (“dato Ministerio de la Vivienda”) en el que, por razones matemáticas, la demanda para pase desaparece irreversiblemente:
p = i (1 + m) / (1 – r)
Llamando:
p = “dato Ministerio de la Vivienda” crítico;
i = nivel de tipos de interés a que se retribuye el capital;
m = margen neto de beneficios;
r = coeficiente de aversión al riesgo, que oscila 0 y 1
La aversión al riesgo es subjetiva y crece cuanto menor es el nivel de renta y cuanto peores son las expectativas (ambiente económico). Considérese, además, que los pases duran, al menos, lo que se demora la construcción (no menos de 6 trimestres).
Este “umbral de inviabilidad del pase” se produjo con el “dato Ministerio de la Vivienda” publicado a principios del mes de octubre de 2006. El turning point, por lo tanto, sí fue “matemáticamente” oficializado de este modo. No podía ser de otra manera. Cuando el gobierno habla de “progresividad” en el ajuste, también, a lo que se refiere es al tiento con el que hay acercarse a cada momento singular de cambio cualitativo en el proceso, de ahí que los ministros concernidos califiquen siempre la situación como “delicada”. El “dato Ministerio de la Vivienda” del tercer trimestre de 2006 enterraba las expectativas de los pisopasistas, haciendo desaparecer buena parte de la demanda y dando el pistoletazo definitivo de salida al mercado para cientos de miles de pisos.
En octubre de 2006, tras 20 años de alza, con una sola “toma de aire” intermedia (que no puede cabalmente calificarse de “corrección valorativa), el ciclo inmobiliario ha comenzado su fase de crash, que no tiene porqué no durar los 4 años, que es lo que, en promedio, han durado las crisis inmobiliarias desde que el mundo es mundo, según nos expuso la OCDE, como hemos dicho antes.
Que el ciclo inmobiliario sea largo no nos debe hacer olvidar que, al final del mismo, los precios reales y los precios relativos vuelven a ser los que había al principio. Hemos ido muy deprisa a ninguna parte. Tras la capitulación final (2010), vendrá el desencanto y el efecto tierra quemada. Habrá que esperar una generación (15 años) para asistir a la resurrección del interés por lo inmobiliario-residencial, como está sucediendo en Japón.
4) Ciclo bursátil:
Igualmente, el que consideremos que el ciclo bursátil tiene 7+2 años es consecuencia de nuestra observación personal, pero también del citado análisis de la OCDE, todavía no superado. En cualquier caso, lo importante es comprender que un ciclo inmobiliario engloba varios (tres) bursátiles.
Aceptemos que el alza, en el ciclo bursátil, tiene tres fases: líquida, fundamental y especulativa. Tras el crash puntocom, la bolsa viene del suelo de otoño de 2002. desde entonces, hasta otoño de 2005, aunque alcista, la bolsa ha “aburrido a las ovejas”, lo que ha sido aprovechado por los depredadores ladrillistas, conscientes de que su tiempo se terminaba, para continuar difundiendo sus cínicas soflamas contra el dinero (“el dinero no renta nada”) y, así, rebañar el plato usureramente obligando a los últimos rebaños de gacelas (feliz metáfora de Cárpatos) a traer el dinero de su incierto futuro para quedárselo ellos y colocarlo tranquilamente a tasas reales positivas en deuda pública y privada.
A nuestro juicio, 2005 fue un años de alza líquida y 2006 de alza fundamental. Faltaría el alza especulativa.
Las empresas cotizadas están obteniendo beneficios (en buena parte, muy lejos de sus propios domicilios) y tienen expectativas de seguir obteniéndolos. No se dejen engañar. El alza actual todavía no es especulativa; tiene apoyo suficiente en los fundamentales; y las correcciones que hay y habrá están cebando la bomba de la esperada alza especulativa. como siempre, el alza especulativa vendrá acompañada de ampliaciones de capital, OPVs, splittings, etc.; por decirlo en términos de la teoría de Dow, las “grandes manos”, todavía, no están administrando ningún “período de distribución” y el volumen está lejos de contradecir la tendencia.
Además, conforme las clases medias escarmientan de la aventura piramidal-ladrillista, vuelven al ahorro en lo único en lo que de verdad se ahorra, en dinero, en todas sus acepciones, desde el “calcetín” hasta la acumulación de “dinero financiero” (acciones y bonos privados), pasando por la deuda pública y todos los activos financieros imaginables. Y se hace y se seguirá haciendo a través de fondos y, esta vez, también, directa y masivamente mediante brokers on-line. La operativa bursátil se está popularizando como nunca antes había sucedido, desde que, en el s. XVI, los comerciantes de brujas compraran el palacio de los Van der Burse para establecer en él su mercado de vales. La frase “capitalismo popular”, tan precipitadamente empleada por el presidente de telefónica en 1998, cobrará, por fin, todo su sentido.
Por otra parte, el golpe de timón en las reformas de los sistema de pensiones en Europa requiere que haya un buen ambiente bursátil, aunque no está claro que vaya a suceder en el ciclo actual.
En materia de pensiones hay tres sistemas (“pilares”, en el argot) que se dan simultáneamente:
– un sistema básico de cotizaciones obligatorias y prestaciones de carácter mínimo, absolutamente público (cuya naturaleza es puramente “presupuestaria” y “de reparto”, y que configura a las pensiones como una clase más de gasto o servicio público aunque contabilizada independientemente y financiada con ingreso tributario corriente en forma de “pseudocontribución especial”);
– un sistema ahorro obligatorio, incentivado fiscalmente, en el que las prestaciones se financian mediante “capitalización” (no mediante “reparto”) y, ¡atención!, que es administrado por entidades privadas de acuerdo con estándares financieros; y
– un sistema voluntario absolutamente privado, aunque, también, con incentivos fiscales.
pues bien, además de proseguir con las políticas actuales de disminución marginal (aumento de los años de cotización a efectos de base, aumento de la edad de jubilación, etc.) y subindexación (crecimiento nominal agregado inferior a la inflación), lo que se pretende es, por un lado, ir traspasando cotizantes del sistema básico al segundo, y, por otro, que el sistema privado cobre mucho mayor protagonismo (las declaraciones en sentido contrario son meros “globos sonda”, como ha quedado probado con la reforma del IRPF) .
La solución radical para el traspaso es hacerlo “a la chilena”: dar a cada cotizante, todavía “en activo”, la opción de seguir en el sistema de reparto o, por contra, empaquetar (titulizar) los derechos pasivos que lleve generados, en un “bono o cheque de reconocimiento de pensiones” del que sólo puede disponerse aportándolo como primera contribución a un fondo privado de su elección de entre los que se autoricen para ello y que tendrán distintos perfiles de riesgo según la forma en que invierten su patrimonio: deuda pública, bolsa, etc., incluso, ¡atención!, inmuebles en alquiler (la actual SPA del Ministerio de la Vivienda, ¿Llegará a transformarse en uno de estos fondos y acabará adquiriendo pisitos sobrevalorados a tal efecto?) .
Como ven, el éxito de la operación, cuya finalidad no es otra que la de liberar parcialmente al sistema tributario de la pesada carga de las pensiones, en primer lugar, lo más probable es requiera que la bolsa esté boyante (nadie querrá sacar -o que le saquen- sus derechos del “calorcito” presupuestario, donde se van actualizando con la inflación como referencia, para recolocarlos en la aburrida renta fija, cuyo rendimiento no va a ser muy distinto a la propia tasa de inflación, estando por ver que la presunta “capitalización” del nuevo sistema no sea sino un “reparto piramidal encubierto”) . Pero, en segundo lugar, lo que es más importante, la evolución del sistema, por si misma, supone directamente un alegrón para los mercados financieros, por la recepción de todas las aportaciones y cotizaciones de los pilares segundo y tercero.
Llegada la reforma, nuestro consejo a amigos y familiares dependerá de cómo se regule el cambio entre fondos. Si es fácil, podríamos “jugarnos” nuestros derechos pasivos en el fondo más bolsista, al menos, durante el tiempo prudencial en el que el ambiente tenga que ser alcista. En cualquier caso, el dinero sólo llegará a nuestro bolsillo en la jubilación (o en caso de enfermedad grave auténtica, como hoy).
Finalmente, no vemos que haya debate en España sobre estas cuestiones. La reforma de las pensiones, como tantas otras cosas, aquí, vendrá con retraso. Pero, las bolsas están mucho más vinculadas de lo que parece y la reforma del sistema que hagan nuestros socios se verá en las cotizaciones de nuestras grandes empresas.
5) Ciclo monetario:
Aquí hay que hablar del “choque asimétrico”. La política monetaria se fija para toda la eurozona y, para bien o para mal, quien “manda” son las economías alemana y francesa. El dinero semiregalado que necesitaban allí para gestionar su “frío de ricos”, ha hecho que, en España, hogares y empresas se abrasen endeudándose de por vida en negocios de dudosa rentabilidad. Además, la facilidad crediticia ha estimulado la demanda mucho más allá de la capacidad productiva, tensionando los precios. La inflación se ha trasladado a los salarios indexados (p.ej. funcionarios públicos) y ha aumentando suplementariamente la propensión a endeudarse; y la tasa de retorno del capital real y neta (o sea, sin inflación ni impuestos) se ha hecho muy negativa, imposibilitando el ahorro y la inversión productiva.
Pero, no hay mal que por bien no venga. Cuanto más te endeudas, menos crédito tienes. el cambio de ciclo monetario está dando la puntilla, por la vía del estrangulamiento financiero, al feo modelo estructural español; y, esta vez, junto con los efectos contractivos normales de todo endurecimiento monetario, o sea, con la recesión, viene la ansiada crisis estructural.
Mirad lo que dice el hongkonita harvardiano Henry C.K. Liu:

Credit drives the economy, not debt. Debt is the mirror reflection of credit. Credit and debt operate in reverse relations. Credit requires a positive net worth and debt does not; one can have good credit and no debt; too much debt lowers credit rating. A little debt reinforces responsibility (homeowners with a life-long mortgage are better citizens than renters); excessive debt encourages irresponsibility.

Podemos añadir que hay un punto en el que tanto el sistema financiero como los hogares ni quieren ni pueden, razonablemente, hacer más inversión crediticia hipotecaria. El banco España encendió oficialmente las alarmas en 2002 y lo publicó en su boletín económico de septiembre de 2003. Desde entonces, hay malicia, al menos en materia de tasaciones.
Pero, mientras madura la situación estructural, dado que vivimos en la misma área monetaria que nuestros prestamistas y no sufrimos el castigo cambiario, el modelo estructural perverso, aún haciendo agua, puede estar viviendo un “veranillo del membrillo”, con el endeudamiento expandiéndose como si no tuviera límite y el PIB creciendo tumoralmente cada vez con menos inflación (conforme nos vamos muriendo, la temperatura va bajando). La economía es algo que puede ir muy bien y muy mal a la vez. Añádase que la pérdida de eficiencia de las medidas de gestión de la demanda puede ser desesperantemente lenta, porque hay situaciones de información asimétrica (provocada -conejochisterismo- o no) y desfases en la traslación de efectos (histéresis). También hay eventos con una tracción impresionante que proporcionan últimos suspiros que, aunque inútiles, sí consiguen prorrogar la situación. Finalmente, considérese que el BCE tiene un margen pequeño para subir los actuales tipos de interés e intentar refrenar el consumo y las activomanías, dada a situación de dólar.
Como saben, prevemos que la recesión económica comenzará en el verano de 2008 y que, como mínimo durará dos trimestres. A la desmoralización propia de toda recesión se le unirá la desorientación provocada por la conciencia del ocaso del modelo estructural.
6) Ciclo presupuestario:
Las diferencias de “longitud de onda” de los ciclos y las asincronías internacionales son maliciosamente utilizadas por los gestores presupuestarios para enturbiar la formación de expectativas a corto plazo y ponerlas al servicio de sus intereses electorales. pero, en las recesiones, el gobierno maneja la situación económica mucho menos de lo que se cree, sencillamente porque el “gasto comprometido” (parte del gasto público de la que no se puede disponer, p.ej., la nómina de los funcionarios, los intereses de la deuda, etc.) y las dificultades tributarias no dejan ninguna libertad para voluntarismos keynesianos (de ahí, el monetarismo), salvo, claro está, ese par de trimestres en el que pueden “comerse” la “endeudabilidad” que quede, de acuerdo con el pacto de estabilidad.
Ya hemos hablado del margen temporal que hay para afrontar el cambio de ciclo. Pero, además de la cuestión de la “suficiencia de los márgenes temporales”, lo que nos interesa de la gestión política y presupuestaria es en qué medida es procíclica o anticíclica, dependiendo de la fase del ciclo en que se esté.
A nuestro juicio, España es un país “pendular” y la política presupuestaria española es muy procíclica. Además, por culpa del ciclo corto, el “caudal político” para abordar las reformas estructurales está sufriendo un desgaste innecesario, dada la llegada anticipada de la socialdemocracia al gobierno en 2004 y el correlativo alejamiento del partido de la oposición de sus anteriores posiciones moderadas. En suma, declarada la crisis, el ajuste cíclico se intensificará.
Gracias por leerme.

Idiomas flexibles II

Un ingenioso recurso de los lenguajes son los llamados palíndromos: aquellas frases que se leen igual tanto si se hace de derecha a izquierda como de izquierda a derecha. Un ejemplo sencillo es el nombre Ana. Aumentando la complejidad está el clásico:

Dábale arroz a la zorra el abad

Y muchos otros, más o menos ingeniosos.

Anita la gorda lagartona no traga la droga latina.

Átale, demoníaco Caín, o me delata.

El propósito de hacer un palíndromo lo más largo posible tropieza con el sentido de la frase que así se construya. A mayor longitud, mayor absurdo se encuentra en lo que dice la frase. De ahí que los récords de palíndromos siempre resulten controvertidos, por cuanto siempre se puede alargar cualquier frase – por ejemplo añadiendo a un par de Anas dentro de la historia.
Para quien se interese por los palíndromos en castellano, además de la Wikipedia en español, en esta página encontrará referencias al trabajo de Víctor Carbajo, que ha dedicado mucho tiempo a los palíndromos.
Cuentan en este blog que el récord para un palíndromo está en toda una novela escrita por Lawrence Levine con 31.594 palabras. En cualquier caso la lectura de esta “novela” no resulta muy placentera. Los textos suelen ser una sucesión absurda de palabras palindromables con menos sentido que una traducción hecha por Babelfish con dos copas de más.
La citada novela de Levine, titulada Dr. Awkward & Olson in Oslo comienza de un modo que nos hacen sospechar el resto del texto:

Tacit, I hate gas (aroma of evil)

Para terminar con un:

live foam or a sage Tahiti cat.

Quien no haya tenido suficiente, aquí tiene la oportunidad de leer uno de esos extensos palíndromos ejemplos de gramática cogida con pinzas.
La tarea de escribir con palíndromos resultará más o menos gratificante según el idioma. El español no es el más adecuado de los lenguajes, por cuanto las sílabas suelen tener formas muy definidas – la forma consonante + vocal es la más común de todas – y al darles la vuelta el resultado suele carecer de sentido.

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