La oportunidad

Dietrich Fischer-Dieskau, nacido en Berlín en 1925, es posiblemente el mejor barítono de todos los tiempos e indudablemente una de las mejores voces masculinas de toda la historia de la música (clásica).

Sin embargo el éxito no le resultó para nada sencillo. Su padre murió cuando él tenía sólo doce años. Empezó a estudiar música con dieciséis pero cuando llevaba un semestre en el conservatorio de música fue reclutado para la II Guerra Mundial, al frente italiano. Luego pasaría dos años detenido en un campo de prisioneros americano. Volvió a Alemania en 1947 y comenzó a trabajar cantando en un coro.

Para una interpretación del Requiem Alemán de Brahms en Badenweiler, en 1947, Dietrich Fischer-Dieskau figuraba entre los miembros del coro. Uno de los papeles principales tuvo una indisposición – no se sabe sin un problema con la voz o una simple borrachera – causando una baja insustituible poco antes del concierto.

Dietrich Fischer-Dieskau podía ser potencialmente el mejor barítono de la historia. Pero eso no habría servido de nada si en ese momento no hubiera dado un paso adelante diciendo que él cantaría. Nunca antes había cantado ese papel. No pudo ensayar. Fue tomar la partitura y cantar en directo, sin ningún tipo de preparación, acostumbrado al anonimato del coro ahí tuvo que enfrentarse a una de las piezas que, por más conocidas, más exigentes vuelven al público. Y no lo hizo muy mal porque a partir de ahí empezó una carrera con tantos éxitos que costaría nombrarlos a todos.

La historia de Fritz Wunderlich, nacido en Kusel en 1930, siempre se ha comparado en sus comienzos con la de Dietrich Fischer-Dieskau. Este otro cantante tuvo una infancia aún más complicada que la del anterior, pues su padre se había suicidado cuando él tenía tan solo cinco años. Desde muy pequeño tuvo que trabajar en una panadería y sólo se decidió a estudiar música ante la continua insistencia de sus vecinos que alababan su forma de cantar (no es lo mismo cuando esto sucede en Alemania que cuando ocurre en Almería).

Wunderlich estudió trompa (la no tan equivocada idea de que un músico debe saber cómo tocar un instrumento) además de canto en Friburgo gracias a una beca. Los padres de Wunderlich eran músicos y el futuro tenor sabía tocar varios instrumentos, participando en orquestas de jazz con las que conseguía algunos ingresos.

La gran oportunidad de Wunderlich llegaría en 1956, cuando contaba con 26 años. Su puesto era un tanto perentorio, suplente del suplente de uno de los papeles principales de la Flauta Mágica de Mozart (una de las óperas más importantes del repertorio). Sus posibilidades de debutar eran remotas pero el tenor principal, Josef Traxel, fingió ponerse enfermo para que el suplente, Wolfgang Windgassen, que se había puesto de acuerdo con él, le diera la oportunidad de debutar al joven Fritz Wunderlich.

En este caso no fue cuestión de aprovechar una oportunidad única, dos enormes cantantes se confabularon para darle una oportunidad extraordinaria de triunfar. La historia les honra con ese favor que ha pasado a la historia en el mundo de la música, donde la competitividad suele ser implacable.

Wunderlich consiguió una fama casi instantánea por su excelente interpretación del personaje mozartiano. Su relación con ese personaje, de nombre Tamino, es llamativa para los amantes de las coincidencias. Fue su primer papel protagonista en una representación de estudiantes y con el que consiguió su primer trabajo en Stuttgart. Luego le llegaría la gran oportunidad con la que dio un paso de gigante en su carrera hacia la fama. Su última representación operística fue también en el papel de Tamino. Y la historia también le recuerda como el mejor Tamino de todos los tiempos.

La historia de estos dos magistrales cantantes da una moraleja: el cantante que se indispuso y dio la oportunidad a Dietrich Fischer-Dieskau es un nombre desconocido. Los tenores que dieron su gran oportunidad a Wunderlich han pasado, como él, a la historia. Quizás nunca tengas una oportunidad de demostrar tus posibilidades, pero nunca pierdas la ocasión de darle esa oportunidad a los demás.

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Análisis técnico

Recientemente se han publicado varias noticias que alertan de los riesgos o la falta de rigor científico por que en algunas universidades se dan cursos de homeopatía o acupuntura.

En pos de estas disciplinas hay que decir que tienen un porcentaje de eficacia estadísticamente demostrado. Probablemente sea a causa del efecto placebo: pero el hecho es que funcionan, tal vez por ser métodos que sacan todo el partido posible a la sugestión del paciente.

A mi me parece mucho más grave que en las universidades españolas se den cursos de análisis técnico de inversiones. Incluso es materia de Master. El análisis técnico es chamanismo disimulado con gráficas y supuesta estadística. Sus desmanes son mucho más demenciales y perniciosos que los de la acupuntura, que al fin y al cabo se limita a pinchar agujas en lugares inocuos.

Los títulos de ZZZ llevan un año de resistencia en el nivel de 8 euros, que ya ha roto al alza, hasta alcanzar los 8,13%. Por tanto, los analistas técnicos de XXX aseguran que “las correcciones tienen ahora primer nivel de soporte en esa zona” y recomiendan comprar, ya que el valor tiene campo abierto hasta el objetivo de 9,8 euros, alcanzados en octubre de 2009.

Una empresa especializada dice esto el 14 de octubre. Dos semanas después los títulos de ZZZ están por debajo de los 8 euros, y esa “rotura al alza” fue flor de un día.

Los desaciertos del análisis técnico son continuos, enormes y verificables. Pero aún así sigue siendo una materia de enorme complejidad que se oculta bajo una supuesta estadística de alto nivel.

El análisis técnico arruina a más personas que la acupuntura. Estadísticamente está demostrado que nunca funciona. Pero los supuestos defensores de la ciencia tienen conocimientos científicos tan pobres que eligen rivales obvios y débiles como blanco de sus iras.

Fotos de pisos en alquiler y venta

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La foto que muestro es la única imagen de un piso que se oferta en alquiler en el portal de Idealista.com. Junto a ella aparecen dos fotos: ambas vistas de Madrid desde la terraza.

Realmente nos cuesta vender nuestros productos, pensamos con algo de presunción que se pueden vender solos, que son pan caliente y que el mundo está lleno de clientes interesados.

Por eso a veces se ven anuncios tan ridículos y grotescos como este. El piso no parece ser una ruina, por las descripciones que ofrecen. Pero la vista de una polea con unas cuerdas colgando sugiere la imagen de un ahorcado o algo por el estilo. ¿Lo mejor que tiene la vivienda es la entrada? ¿La polea es de buena calidad? El anuncio quedaría mejor sin esa foto. Y aún mejor con otras fotos del resto de la vivienda.

Gimnasios exclusivos

Siempre he sido de ejercicios en casa con métodos rudimentarios o de gimnasio municipal con poco glamour y escasa asistencia de público pero hace unos días estuve de acompañante en algunos de los gimnasios más elegantes y caros de Madrid.

Territorio tan desconocido como incómodo, estuve prestando la atención desde la distancia que da el visitarlos sin tener la más mínima intención de apuntarme.

Lo primero que sorprende es que los precios son altos, muy altos (más de 150 euros al mes) pero tampoco excesivos para los servicios que ofrecen. En alguno sólo por poder aparcar en pleno centro de Madrid sin tener que pagar nada más, ya se justifica gran parte de ese desembolso.

La matrícula de inscripción es una tomadura de pelo en que parecen caer todos. Se supone que es un precio exorbitante (300 euros, 500 euros) pero en todos los casos coincide que el día que te vas a apuntar hay una oferta especial (que sólo dura hasta el lunes siguiente) en que la matrícula te sale gratis o en apenas 50 euros. Esta forma de oferta permanente siempre me ha causado bastante repulsa porque es un engaño evidente (en el gimnasio ni siquiera intentan hacerte creer que estás de enhorabuena) y hace que el resto de la locución pierda validez para conseguir la venta.

A pesar de la exclusividad la realidad es que no hay gimnasio (o habrá pocos) lo suficientemente exclusivo como para poder vivir tan solo de los clientes que sean exclusivos. Como sucede en los restaurantes, lo ideal es ser distinguido sobre el papel pero tener un público lo más plural posible. De ahí que los precios sean asumibles incluso para empleados de clase media resultona. Obviamente no tiene sentido que un sitio de supuesta élite alcance a los mileuristas, pero sí que se pelea por atraer a los jefes de esos mileuristas que, sin ser nadie, se pueden permitir un gasto como ese.

El hecho de que sea un sitio exclusivo (o VIP para no repetir tanto el adjetivo pero que es un término penoso) sí pero no es una característica que me sorprendió. Se nota sobre todo a la hora de pagar, pues la forma de realizar el desembolso es más brusca que un eructo en un funeral. Normalmente en un gimnasio de barrio se paga por meses. Pero aquí no: se paga por domiciliación bancaria. Y ante la perspectiva de borrarte la cosa se pone complicada pues tienes que preavisar con muchos días (más de un mes) de antelación. Y eso seguro que da problemas pues te van a seguir queriendo cobrar mucho tiempo. El concepto de pagar mes a mes parece no existir.

Una vez dentro, aparece la figura del entrenador personal. El entrenador personal es un monitor de gimnasio que se te ofrece para que haga un seguimiento personalizado de tu trabajo. La idea obvia es cobrarte un montón de dinero más por tener a alguien encima de ti diciéndote los pesos que tienes que poner y el ejercicio que te toca practicar. Según se quejan en Internet, si decides no contratar al entrenador personal te tratan un poco mal. Siempre es triste cuando ves que tratan de sacarte los cuartos por varios frentes y que te toca proteger tu dinero.

Luego está la cuestión del personal que te atiende que son personas en una difícil situación social: la cola de león. Están tratando todo el tiempo con personas VIP y eso exige ir bien maquilladas o bien afeitados, con ropa que no sea de mercadillo ni trajes del C&A, aparentando estar en el mismo ajo que la persona a la que se está ayudando.

Por supuesto que trabajar en uno de estos sitios tiene un atractivo adicional que, paradójicamente, se descontará del sueldo. Muchos son los que querrán trabajar ahí, por lo que no hace falta ofrecer un sueldo muy elevado. Con lo que se crea una situación algo paradójica. Además, estas personas que atienden a los VIPs también se ven obligados a tratar con las cabezas de ratón que son las que realmente mantienen vivo ese negocio. Gente algo mejor que yo que puede llevar ropa de marca pero también algo de mercadillo o alguna camisa del C&A. Con lo que se crea un conflicto: la chica de Armani de oferta se cree que el que tiene ropa de la línea cara de C&A es un muerto de hambre. Cuando es el que puede pagar en el gimnasio que ella jamás podría alcanzar.

Este tipo de sitios la verdad es que desincentivan la clásica actitud de apuntarte al gimnasio y tardar una semana en medio abandonarlo y un mes en dejarlo oficiosamente. Son lugares a los que apetece ir. No hay tanto macarra ni tanta máquina oxidada y sudada. Los vestuarios no son un poema y uno se olvida de la eterna patata caliente de la toalla mojada, pues hay servicio de toallas gratuito. Todo son comodidades y atractivos para ir al gimnasio. Luego cada cual hará lo que le dicte su conciencia.

Qué leer

Uno de mis propósitos de año nuevo fue tan modesto como asequible: durante el 2010 las novelas que leyera tendrían que ser todas de autores españoles – que no escritores en castellano – y bastante recientes, idealmente del siglo XXI pero aceptando obras de mediados y finales del XX. El objetivo era cubrir una vergonzosa laguna de mi conocimiento.

Empecé la andadura con Antonio Muñoz Molina del que escogí Beltenebros. Un buen libro, un gran escritor. Los escritores americanos suelen ser muy talentosos, en los españoles se ve más trabajo y esfuerzo recogido.

Salvo una excepción tan involuntaria como afortunada, he sido capaz de ceñirme a mi propósito inicial. Mi mayor sorpresa ha sido Francisco Umbral, del que siempre había oído maravillas pero nunca había sabido por qué – ya lo sé.

Sería una pena que me dejara un gran libro en el camino. Apelo al buen gusto de la mayoría de vosotros para que me recomendéis libros que cumplan estas restricciones. Además tienen que ser buenos de forma más o menos incontestable, no demasiado experimentales o para gustos. Gracias.

Spaces y WordPress

Se suponía que con la aparición de los blogs las interesadas opiniones de los periódicos iban a dejar paso a un abanico de visiones más objetivas, cercanas e imparciales de la realidad.

Esto, sin embargo, no se ha conseguido, ni de lejos. La mayoría de los blogs son espacios enormemente sesgados, bajo el amparo ideológico de que un blogger escribe de lo que le gusta. Conforme, pero muchos blogs que escriben profesionales – no importa si disfrutan o no con su trabajo, eso no cambia las circunstancias – tienen una falta de objetividad y de compromiso con la realidad que alarman.

Centrémonos en aquello de lo que más se escribe en Internet: el propio Internet. Hay una serie de páginas de cabecera, los blogs de referencia. Uno los puede leer todos y estar informado de la actualidad tecnológica. Pero no. No sólo se pierde un enorme volumen de noticias interesantes, sino que las que todos cuentan están sesgadas, pésimamente narradas por lo parcial y alejado de la realidad. Se supone que un blog permite la opinión, pero qué opinión hace falta para contar que la empresa A a comprado a la empresa B.

Realmente cuesta encontrar un blog en castellano que tenga noticias de Internet que no sea un vergonzante ejercicio de parcialidad e irrealidad. Sorprendentemente el blog de tecnología del periódico El Mundo es uno de los más interesantes porque tiene algo de objetividad, seriedad y variedad de temas. ¿No se suponía que se podía mejorar a los periodistas?

Hace pocos días la gran noticia era que el sitio de blogs de Microsoft, Spaces, va a dejar de usar tecnología propia para pasarse a la de WordPress. Si no sabes nada de blogs todo esto te suena a chino, y no pasa nada. Pero para el que sabe por donde van los tiros, es algo que sorprende porque Microsoft tiene una forma de hacer las cosas basada en el producto cerrado mientras que WordPress es un producto totalmente abierto.

Elige los cinco, o los diez blogs que más te gusten sobre tecnología, tal vez ni siquiera tengas que limitarte a los que están en español. Lees la noticia y te das cuenta de que no te has enterado de nada más allá de lo obvio. Casi nadie da un poco de información relevante, no se ven los dos aspectos detrás de cualquier movimiento, lo positivo y lo negativo. Todo está claro y sólo tiene una visión: la que quieren darle.

Obviamente no voy a dedicarme a escribir sobre noticias de Internet, porque me aburre soberanamente. Pero la verdad, es sencillísimo hacerlo mucho mejor que todos ellos. Ahora bien, en Internet la objetividad no se aprecia. Lo que se premia es la opinión, descaradamente sesgada hacia la que uno mismo tiene. Si un blog escribe algo que no quieres leer dejas un comentario amargo y no vuelves jamás.

Vamos a ver algunos aspectos sobre la migración de los Live Spaces de Microsoft hacia WordPress que nadie ha querido recalcar, a pesar de ser obvios:

  • WordPress.com tiene 13.9 millones de blogs activos. Dato de la Wikipedia de septiembre de 2010.
    La última versión de WordPress instalable ha sido descargada (que no usada) 12.5 millones de veces.
    Live Spaces tiene 30 millones de usuarios activos. Es una cifra muy superior a las anteriores (aunque este dato debe ser tomado con mucha cautela pues la mayoría de esos blogs parecen estar totalmente muertos, como explican en los comentarios). El pez chico se come al grande. Live Spaces no está ni mucho menos en crisis de usuarios.
  • Se supone que Spaces es un sitio para niñatos mientras que WordPress es para gente inteligente. Pero no es más que una plataforma y lo que tiene valor no es el diseño ni las nubes de etiquetas sino el contenido y hay contenido bueno e interesante tanto en uno como en otro.
  • Se supone que al migrar a WordPress (o perder el blog para siempre, pues descargarlo a local no sirve de mucho) es como salvarle la vida a los usuarios. Se habla como si estuvieran en un blog de varios años totalmente asqueados y rezando porque un día se establezca la migración a WordPress. A nadie parece importarle un pimiento lo que piensen esos 30 millones de usuarios.
  • Nadie refleja las dificultades de ese proceso de migración y la calidad del resultado final obtenido. Es un cambio a mejor porque WordPress es software libre, y Spaces es de Microsoft. Profundidad del análisis, no hay sesgo ni influencia de marcas publicitarias, como sucede en los periódicos.
  • Nadie se ha preocupado de buscar una lista de blogs del Spaces que sea interesante. Hay 30 millones pero ninguno es interesante.
  • Un problema grave de los Spaces es el spam. Al no estar bien controlado, además de por no seguir los estándares web, las páginas del Spaces están muy mal indexadas por los buscadores. También hay una parte de responsabilidad en los buscadores (Google) pues desprecian un contenido enormemente popular (27 millones de páginas vistas al mes y casi cero visitas provenientes de buscadores, ¿Te lo imaginas?). Nadie habla de la necesidad o conveniencia del posicionamiento para aumentar las páginas vistas.
  • Se narra la noticia como si fuera una derrota de Microsoft. La realidad es que es un acuerdo comercial donde ambas partes ganan. Microsoft colocando sus anuncios en muchas más páginas y extendiendo su popular – y despreciado por los bloggers – Messenger.

¿Por que no intentar contar las cosas con alguna enjundia? ¿Por qué no dejar de repetir lo mismo una y otra vez? Solo quiero leer las noticias en alguna parte y no tener que revisar cada frase para hacerme una idea de conjunto. ¿Es tan complicado?

El peor consejo que he dado en toda mi vida

Al hilo del anterior artículo (El mejor consejo recibido en toda mi vida) ahora toca hacer un ejercicio de reflexión sobre cuál ha sido el peor consejo que he dado.

Creo que intentar buscar el mejor no tiene mucho sentido, sobre todo porque en la mayoría de los casos la gente no se deja guiar por lo que digo. Y porque un consejo positivo puede ser como el que lanza un montón de dardos a una diana. Si uno da en el centro, nos podemos olvidar del resto y centrarnos en ese gran ganador, lo que no deja de ser una mentira.

El caso es que no me gusta influir en las personas, me gusta que cada cual cometa sus errores y aciertos. En general los consejos se suelen aceptar de forma estadística. Diez te dicen que te cases, dos que no. Será que es tiempo de boda. A mi sin embargo no me gusta aconsejar obviedades. Me toca estar en ese grupo de dos que acaba dando el consejo que se descarta.

A lo que iba. Hay un consejo por encima de todos los demás que recuerdo como una desacertadísima sugerencia. Es el siguiente.

Un amigo mío acababa de terminar el curso de preparación al examen de acceso a la Universidad. Estaba pendiente de la nota de este examen para decidir su futuro. Le sucedía lo que a tantos otros. Primero se quiere ser torero, bombero o futbolista. Luego se va entrando en vereda. Al final hay una patética fase de la vocación personal en que uno acaba queriendo estudiar las carreras que tengan las notas de acceso más altas. En esto es como con los pisos: se quiere comprar aquel que esté al límite de nuestras posibilidades.

Por eso hay más gente que quiera ser médico a enfermero. Y más dispuestos a ser enfermeros que celadores. Y sin embargo el mundo está organizado del revés: hay muchos más celadores que enfermeros. Y más enfermeros que médicos.

Mi amigo había amasado a lo largo de los cursos de instituto la idea de que su vocación le empujaba a ser médico. No era una vocación real, o al menos no se me antojaba a mi que lo fuera. No puede ser que te de un impulso repentino, no manifiesto en todos los años anteriores, hacia estudiar una carrera concreta. Bueno, poder sí puede ser, pero no me parecía que aquello tuviera mucho valor.

A pesar de esta historia, en que queda manifiesto mi error, no consigo quitarme de la cabeza la idea de que esas vocaciones estudiantiles son casi todas equivocadas. Carreras muy vocacionales, como son medicina, policía, periodismo, ingeniería aeronáutica o del automóvil, suelen atraer a jóvenes seducidos por imágenes televisivas que no tienen mucho que ver con la realidad de dichos empleos.

Muchas de estas alternativas surgen de golpe, en los últimos años, y de repente adquieren una consistencia pétrea. Los estudiantes ahora sólo quieren estudiar eso, no hay ninguna otra carrera universitaria posible: o soy médico, o estudiaré algo frustrante e inútil como Empresariales o Educación Especial. No se admiten términos medios.

Pues bien, este amigo mío tenía buenas notas y bastaba con mantenerlas en el examen preuniversitario. Sin embargo, como siempre sucede, las notas fueron algo peores a las que llevaba obteniendo anteriormente. Conclusión: Por pocas décimas no podía estudiar Medicina – en su ciudad.

La opción era irse a estudiar a otra ciudad, donde sí que le llegaba la nota por los pelos. Pero este amigo estaba bastante mal de dinero, además de que tenía un conocimiento del mundo bastante limitado pues siempre se lo habían dado casi todo hecho. Además las perspectivas no eran sencillas: tendría que aprobar todas las asignaturas del primer curso si quería tener la opción de volver a su ciudad con un traslado de expediente. La alternativa de seguir en la otra ciudad solo daba, y con dificultad, para un año.

Aquí me surge otra luz de alerta, que es que cuando el destino te cierra una puerta, es por algo. Si vas a estudiar en una universidad donde TODO el mundo tiene una nota más alta que tú, no eres más que la cola del ratón. Tus perspectivas de brillar, o por lo menos ser un estudiante del montón de arriba, son insignificantes.

Lo peor es el desgaste psicológico de sentirte uno de los peores del grupo. Eso afecta a la autoestima en una época en que el cerebro todavía está blando. Muchos no se recuperan nunca. Si en esa carrera no se está a la altura se tira la toalla tras perder un par de años, con la moral y las fuerzas por los suelos. Esas personas son como objetos lanzados al azar de la vida, pueden caer en cualquier sitio y de cualquier forma.

Pues bien, a mi amigo le insistí – algo raro en mí – para que abandonara ese camino. Le expliqué todo lo que he puesto más arriba, de todas las formas que me parecieron posibles. Le empujé a la vía alternativa, que era la biología – el que la biología sea a menudo un repositorio de aspirantes a médicos insuficientes es algo que me desquicia.

Insistí bastante. Lo pinté todo lo negro que pude. Y no me hizo caso. Y no solo eso, sino que en una secuencia inverosímil, como en una partida de parchís en que te salen los números exactos para ir saltando y matando, todo le fue saliendo a pedir de boca: aprobó cada asignatura del primer curso. En la ciudad que no era la suya se sintió a gusto y consiguió independencia y autoestima. Volvió a su ciudad y se volvió a encontrar a gusto y a seguir aprobando las asignaturas sin grandes dificultades y obteniendo becas cada año y luego consiguiendo un trabajo de ensueño, en una sucesión de acontecimientos que parecía perfecta. Y así siguió, y así sigue, todo le ha salido bien. Mi consejo hubiera sido una puta mierda. Fue el peor consejo que he dado en toda mi vida, porque sé que muy pocas personas consiguen esa felicidad y que si no hubiera seguido el camino que siguió, cada uno de los pasos, no habría llegado tan lejos.

Por supuesto que me alegro de que no me hiciera el más mínimo caso. Siempre me quedará un punto de culpabilidad al sentir que estuve a punto de derrumbar todo eso, con mis ideas pragmáticas y un tanto desapasionadas.

El crimen perfecto en el siglo XXI

La imagen casi romántica del crimen perfecto ha ido cambiando mucho a lo largo de la historia. El concepto de crimen perfecto tiene implícita la idea de que es casi imposible realizar un delito sin dejar algún tipo de rastro, de pista que delate al delincuente.

Desde los tiempos ficticios de Sherlock Holmes, el uso de la ciencia en los métodos de detección policiales ha servido para que las posibilidades de salir de un lugar del crimen sin dejar nada atrás sean mínimas.

Muchas de las pruebas suelen ser biológicas: ADN, huellas dactilares, restos de sangre, semen, cabellos o pólvora. Pero a los criminales de hoy en día parece que se les olvida por completo las tecnológicas, que normalmente tienen un peso específico muy superior.

Esto se debe, en mi opinión, a que en gran parte están inspirados por la literatura y el cine. Pero no son conscientes de que estos medios, como ya he indicado en alguna ocasión, se sienten incómodos tratando los tiempos actuales. Algo de bueno tiene que no se sepa escribir sobre la verdadera tecnología que permite detener a más delincuentes.

El caso del asesinato presuntamente perpetrado por María Ángeles Molina Fernández, que pronto será juzgado, es uno de los ejemplos más claros que existe.

La periodista realizó un excelente trabajo narrativo y afirmó que el suyo fue “uno de los asesinatos más meticulosamente planificados jamás”. Sin embargo, no deja de ser una narración al estilo antiguo, de novela más en blanco y negro que negra. Las semejanzas de su historia nos remiten incluso a Borges y a su relato Emma Zunz.

Si quieres entender el resto del texto tendrás que leer previamente la narración de cómo fue el asesinato y la posterior investigación. No voy a copiar ni a resumir un texto tan logrado.

María Ángeles hizo un trabajo extraordinario en el ámbito de lo biológico. Ni una huella dactilar, coartada, la genialidad del semen de dos extraños. Todo muy bien hecho…para el siglo XX.

De salida se puso en el punto de mira con las llamadas por teléfono. Si matan a una persona un determinado día, cualquiera que le hubiera llamado en los días previos se convierte en un importante sospechoso. Se le rastrean las llamadas previas y los lugares desde donde se realizaron (algo que muchos no parecen darse cuenta que se registra también, mostrado constantemente como prueba en los juicios que nos ofrecen los medios de comunicación). Sólo con haber realizado una llamada telefónica a la víctima ya se corren grandes riesgos. En eso María Ángeles fue una pardilla.

Errores con las llamadas telefónicas también sirvieron para inculpar a los asesinos del director del Centro de Convenciones Internacional de Barcelona, Félix Martínez Touriño, en este caso fue un empleado suyo que sabía que pronto sería despedido.

Otro error de bulto es el de las cámaras de vídeo. Son omnipresentes y se nos olvida que esas imágenes pueden servir para todo tipo de detecciones y posteriormente como pruebas inculpatorias. Tras la llamada, María Ángeles se convirtió en sujeto de investigación. Con las imágenes en vídeo, en la principal sospechosa.

No son estos los únicos métodos que sirven para, con trivialidad, descubrir crímenes. Búsquedas en Google o simple tráfico por determinadas páginas en las vísperas de un delito. Las cámaras de televisión que están constantemente monitorizando matrículas, lo que permite ubicar cualquier coche con una determinada ruta. No es sólo cuestión de huellas dactilares.

Me imagino que estos errores tecnológicos serán tan frecuentes, que pueden servir incluso como coartada. Si desde tu móvil se realizó una llamada en el momento del crimen, y esta llamada te sitúa a muchos kilómetros de distancia del lugar de los hechos, serás inmediatamente exculpado y liberado de cualquier sospecha.

Una forma muy ingeniosa de inculpar a otro sería la de cambiarle el teléfono a este cabeza de turco por otro del mismo modelo pero que parezca averiado. Mientras trata de solucionar el problema con la compañía telefónica, el delincuente puede realizar llamadas inculpatorias y si luego fuera capaz de devolver ese teléfono, la jugada resultaría perfecta.

Qué duda cabe que esto resulta mucho menos romántico que los anticuados crímenes perfectos. Pero es como está el mundo ahora. Así que si quieres escribir sobre estos delitos, pon primero a la electrónica y después a la biología. Y que lo más parecido a un crimen perfecto ha de situar al delincuente incluso fuera del círculo de los sospechosos.