El misterio del Windsor

De nuevo, hay una enorme expectación para saber quienes eran las personas que aparecían en el edificio Windsor a altas horas de la noche, cuando el incendio estaba en lo peor.
Cualquier hipótesis falla gravemente. Principalmente, ante el hecho de que, según los bomberos, a esa hora las temperaturas serían de entre 100 y 400 grados. Si fueran las personas que, presumiblemente, provocaron el incendio, tardaron mucho tiempo en encontrar y coger lo que andaban buscando.
A nadie se le ocurre una explicación razonable. Personalmente, ante la debilidad de todas las conjeturas, debo estimar que estamos tratando de resolver un problema con datos equivocados.
Si mi casa hubiera ardido y hubiesen visto a alguien en la ventana mientras ocurría el fuego, todo hijo de vecino pensaría que, o bien fueron los que provocaron el fuego o bien eran bomberos. Pero si los bomberos me dicen que ellos no eran, y que ninguna persona podría aguantar esas temperaturas, entonces entenderé que los bomberos me están mintiendo.
Lo mismo sucede con lo del edificio Windsor. O bien las temperaturas no podían ser tan elevadas como han indicado, o bien eran bomberos los que estaban allí.
¿Por qué mienten los bomberos? Probablemente porque reciben órdenes de que así lo hagan. ¿Qué tipo de órdenes? sólo altos cargos pueden dar ese tipo de órdenes. Así, debía tratarse de una misión muy importante, para realizar algo tan arriegado.
Entonces uno piensa en qué oficinas había allí. Todo el mundo habla de Deloite, y en menor medida de Garrigues. Los primeros, como empresa informatizada, tenían gran parte de su información en ordenadores, que han quedado resguardados del fuego. Los segundos, me extrañaría mucho que tuvieran algo que no estuviera en papel. Los abogados probablemente sean los trabajadores cualificados que menos usan las nuevas tecnologías. Una opción sería pensar que había documentos realmente valiosos entre esos papeles y que debían ser recuperados.
Sin embargo, nadie habla de las otras empresas que había en el edificio. Estaban Deloite, la propia dueña del edificio Inmobiliaria Asón, parte del despacho de Garrigues(la sede principal en Madrid no estaba en el edificio). Por aquí continuarán los resultados de la investigación.

¿Éxito?

El sábado se casaba una amiga mía. De familia pobre, se lo tuvo que currar mucho para conseguir un buen trabajo de lo suyo- el periodismo- y avanzar en un mundo lleno de intereses y amiguismos. Con tesón continuó sus estudios y avanzó a pasos agigantados hasta conseguir acabar presentando los telediarios de máxima audiencia.
Siempre admiré en ella su capacidad de esfuerzo, sus ganas de llegar a más. Sin embargo, este enlace me ha decepcionado un poco. Se ha casado con un holgazán, vividor del cuento. Un niño de papá que solo se preocupa de gastar el dinero en cosas finas y caras. Alguien que no sabe lo que es trabajar, ascender por méritos propios.
Esto ha hecho que me replantee mi opinión sobre mi amiga. Sobre las inexistentes virtudes de la pobreza. Pues todo el que viene de abajo, en vez de tratar de mejorar las miserias que ha encontrado, cuando alcanza la cima, trata de desentenderse de ese pasado tanto como puede. Se convierten en los más abominables ricos, los más derrochadores, los más irreverentes. Entonces, pienso, todo este camino de ascenso en nada se parece a un escalada personal, sino económica. Cuanto más tenemos menos valemos. El éxito personal y el económico están reñidos.

Sortear

El hecho de sortear, no es tan trivial como pueda parecer. Para un sorteo de magnitud nacional como el de la ONCE hay una infraestructura notable. En primer lugar, las bolas de los bombos han de ser fabricadas especialmente, pues han de pesar todas exactamente lo mismo. Los bombos también son, o deben ser, de notable exactitud. Para un sorteo puntual, como puede ser el del un premio de un concurso sobre llamadas recibidas, la empresa no contará con todos estos medios.
Técnicamente es fácil realizar un sorteo equilibrado. Con un ordenador, se asigna un número a cada persona, se elige un número aleatorio entre 1 y el número de concursantes y santas pascuas. El problema, para un notario, estaría en revisar la fiabilidad del sistema. Tendría que considerar la codificación del sencillo programa, cerciorándose que la aleatorización es correcta. Para ello, sería necesaria la colaboración de un científico(no de la NASA, precisamente).
En mi opinión, la oposición a notario es la más difícil que se realiza en toda España. El simple hecho de preparárselas es toda una declaración de competencia o de confianza en uno mismo. La temática es abismal y la exigencia altísima. Estas personas, ante las que me quito el sombrero, sin embargo, tienen ciertas notables lagunas en simples aspectos del oscuro mundo de los números.
El origen de todo este post está en la noticia que da el País dominical, acerca de cómo se realizó el sorteo de unos premios de Halcón Viajes. Según afirman, el notario en cuestión dijo unos números “al azar”, que resultaron los premiados. Este sistema es altamente ineficiente. Según narran, había premios de mayor y menor cuantía, pero el notario los fue asignando conforme daba los números, que iban en orden creciente. Así, los números mayores tenían nulas posibilidades de obtener un buen premio.

Deportes de segunda

Continuando mi periplo iniciático por el mundo de la televisión, puse la segunda cadena y estaba terminando un partido de baloncesto. A mí el baloncesto me gustaba mucho de pequeño, cuando España era una potencia y el Real Madrid se hinchaba de Copas de Europa. Luego no sé qué paso, supongo que se dejó de invertir dinero, y los jugadores siempre eran los mismos. Es como si ponemos la televisión dentro de cinco años y vemos que Zidane, Ronaldo y Figo siguen jugando en el Real Madrid. Y es que los mejores eran siempre los mismos.
Además, en el baloncesto, se llegó a perder la gracia de la victoria controlada. Cuando yo lo veía, si ibas ganando de 20 en el descanso, raro era que acabaras perdiendo. Luego las remontadas épicas eran la costumbre, y esto, en vez de dinamizar el juego, lo convertía en aburrido, porque no disfrutabas cuando tu equipo iba ganando de 30, pues sabías que aquello iba a durar lo que la encarcelación de los miembros del equipo A en un taller lleno de herramientas.
Mención especial merece las estadísticas de tiro. Cuando yo veía el basket se hichaban de meter canastas, y hacer 100 puntos no era una utopía. Ahora los resultados son mínimos – dicen que por una mejora de las defensas. Imagínense que los partidos de fútbol acabaran siempre por 0-0 o 1-0 y sabrán lo que siento cuando veo estos nuevos pobres resultados.
Así, cuando veo el baloncesto, siento una especie de nostalgia, por los tiempos en que era mi deporte favorito, y de pena porque tras tantos años aún hay jugadores de cuando yo seguía dicho deporte.
El caso es que quedaba un minuto y estaban empatados. Tras fallar más que una escopeta de caña, terminan en prórroga. En el estado de atontamiento en que me encontraba, me quedé viendo la prórroga, para matar la curiosidad y saber quien ganaba. Cuando queda un minuto para el final están otra vez en las mismas: empatados y me pregunto si volverán a empatar.
En esas estaba cuando veo como la pantalla de televisión se va haciendo pequeña. Antes de que me diera tiempo de llamar al psiquiatra veo que es que empezaba el partido del Valencia-Villareal, que ocupaba la pantalla grande, dejando en una esquina ínfima, a prueba de dioptrías, el final del baloncesto.
Me sentí dolido por el trato tan denigrante hacia el espectador. Un ferviente seguidor del baloncesto se tiene que haber acordado de toda la parentela de Urdaci y compañía. Para colmo de males, el que era un Real Madrid-Estudiantes de baloncesto se convirtió en un Valencia-Villareal de fútbol, otra vuelta de tuerca para los sufridos madridistas que han vuelto a ver a su equipo poniendo los pies en el suelo.

Malos Tratos

Sorprendido veía hoy las estadísticas sobre malos tratos relativas a Europa. Resulta que somos un país del montón en lo que a malos tratos se refiere, muy por detrás de países de la talla de Alemania y Finlandia(que es toda una potencia). Una amiga mía que es alemana me comentaba lo sorpendida que estaba por la de muertes que tenemos en España. Ahora me doy cuenta de que lo único sorprendente es el apoyo mediático que tienen estos incidentes.
¿Es buena la publicidad que se les da? La verdad es que creo que no. Lo único bueno es que han conseguido atraer la atención de los gobiernos, que prometían hasta el infinito en las campañas electorales mejorar las condiciones de las maltratadas.
Al final, los que deciden son los medios de comunicación. Y yo, que pienso mucho y mal de ellos, creo que lo hacen para ocultar otras noticias. Ahora los telediarios son aburridísimos. Tienen 5 minutos de Irak y compañía, al menos 3 de malos tratos y 15 de fútbol o deportes. El resto son cuatro pinceladas de lo que pasa en España y el mundo.

Fast food

En la sección de necrológicas de “El País” del 2 de Mayo de 2004, hablan sobre la muerte de Phil Sokolof.
Sin lugar a dudas, fue un tipo interesante. Dueño de una gran empresa, amasó una fortuna. Pero tuvo un ataque al corazón y decidió cambiar por completo su forma de vivir, orientándose hacia mejorar la alimentación de los americanos. Se dedicaba a realizar peticiones a las grandes empresas de comida rápida y productos ricos en grasas para que modificaran sus menús. También publicaba anuncios en los periódicos del tipo “¡McDonald’s, vuestras hamburguesas tienen demasiada grasa!” ocupando toda una página de un prestigioso periódico o incluso colocando anuncios de esta guisa en los prestigiosos intermedios de la SuperBowl.
Sin embargo, me ha llamado especialmente la atención un párrafo:
“Tras sobrevivir a un infarto casi mortal en 1966, a los 43 años, vendió en 1992 su empresa, Phillps Manufacturing, para dedicar todo su tiempo a la cruzada contra el colesterol que había lanzado en 1985.”
Me parece un formidable ejemplo de una frase mal redactada. Saltos en el tiempo hacia adelante y de vuelta atrás, sin un triste punto. Leo quien es el autor del artículo: Dennis McLellan.
Supongo entonces el pobre Phil, incansable luchador contra la comida rápida, después de muerto fue víctima de una traducción rápida, nueva moda en el mundo del Copy+Paste y traductores automáticos. Descanse en paz.

ZP

En mi país tenemos a un presidente de gobierno que parece salido de las páginas finales del cuento de Navidad de Dickens. Se comporta como el típico hombre honrado que, por una rocambolesca historia de guionista, acaba siendo presidente de gobierno, y sigue haciendo las cosas igual que siempre.
Se trata de uno de los sueños que alimentan muchas películas. En este caso, es real. Ha cometido todos los errores posibles de la política. O mejor dicho, ha hecho todo lo que los políticos no suelen hacer. A pasado de atacar ferozmente desde la oposición a mirar con lástima a los PPerdedores, a ofrecerles su colaboración en todo momento, a preguntarles antes de actuar. Parece como si se sintiera mal por haber ganado.
De un plumazo, en vez de marear la perdiz de las tropas españolas en Irak, que es lo normal, en vez de embarullar ganando tiempo ante los electores, diciendo que después de junio sería julio, que después de julio esperamos a un pronunciamiento de la ONU, que por aquí que por allí, ha cogido como cualquier hijo de vecino haría y a echado un vistazo: todo igual que siempre. Para qué esperar: nos vamos.
Porque no creo que esta sea una medida populista. Zapatero se ganó muchas simpatías con la promesa de retirar a las tropas. Sacándolas antes de tiempo no hace sino comprometer a España ante el pez gordo de USA. Pero ha demostrado una honestida política que, al menos a mí, me ha dejado perplejo.
Y es que sus formas son las de una persona que no sabe de política, cuando esto no es así. Y nos chocan, porque estamos acostumbrados a mirar por todas partes a mentirosos, a aduladores, a oír medias verdades. Me gusta la forma de comenzar de Zapatero. Creo que he disfrutado de un buen gobernante, aunque solo fuera por estas 2 semanas. En muchos países del mundo, nunca podrán decir eso.

Estampas del 11M : Estupor

Aunque algunos no lo recuerden, el 11 de Marzo quedará grabado en la memoria de muchos como uno de los días más trágicos de la historia española. Junto a él, hubo algunos incidentes, dimes y diretes curiosos, inusuales, raros. Destacaré algunos de ellos.
1. Estupor. Cuando algo extraño pasa dentro de cabeza y decides hacerte terrorista te sientes marginado de la sociedad, fuera de ella, enemigo, perseguido, pero en cierto modo especial. Con la masificación laboral existente, en que para cada puesto de trabajo hay cientos de demandantes, siendo terrorista has de sentirte como un privilegiado, sabedor de que realizas una labor tan bárbara como inusual.
Pero cuando te levantas por la mañana y pones el telediario, mientras planteas qué intentarás hacer antes de que el gobierno te lo desbarajuste o como conseguirás escaparte de las asechanzas que en torno se ciernen, ves que hay alguien que ha hecho lo que tú sueles hacer, y que te echan la culpa a ti. La escasa autoestima que te aporta tu profesión, por lo inusitado, te golpea como a las víctimas, te deja fuera de juego. Te sientes totalmente fuera de lugar. No sabes que hacer.
¿Qué habrá pasado por la cabeza de los miembros de ETA cuando vieron el atentado? ¿Se habrán alegrado de que alguien haga el mal por ellos o se habrán enfadado porque les pisen el terreno y les resten popularidad?

Estampas del 11M: Sueño

Decir que la vivienda en Madrid está cara es una perogrullada. Algunos inmigrantes que no se resignan a vivir hacinados o que luchan por comprarse un piso optan por vivir lejos de la capital. Eso tiene enormes inconvenientes, como el que tienes que madrugar muchísimo. Trabajé un tiempo en una empresa en que el horario empezaba a las 7:00. Como muy tarde había que levantarse a las 5:30, porque además el centro de trabajo estaba muy alejado de todas partes. Las primeras semanas se me hizo muy duro. Me iba a la cama muy temprano pero aún así por la mañana estaba hecho pedazos. Pero lo peor fue cuando alguien que llevaba más de 20 años en la empresa me dijo “nunca te acostumbras al sueño”. Se me vino el mundo a los pies. Tener que soportar algo insoportable durante tantos años. Me pareció terrible.
Por eso cuando viajas en el trasporte, para entrar temprano, te sientes rodeado de cadáveres, porque aquel privilegiado que ha conseguido un asiento dormita, raramente hace como que lee. Muchas veces te pasas de parada, el sueño lo invade todo. Muchos de los que murieron aquel día estaban durmiendo. Posiblemente aún sigan soñando, y, dentro de sus sueños pensarán que aún quedan muchas paradas para llegar.

Estampas del 11M : Ahorro

Dicen que el billete de metro sencillo tiene un precio disuasorio, esto es, que te trata de convencer de que no lo compres. En beneficio de otros sistemas más caros pero más rentables a largo plazo. A veces, cuando piensas en lo inevitable, te planteas qué ocurrirá con el bono de diez que has comprado, nunca puedes estar seguro de que usarás todos los viajes. En algunos casos, esto no ocurrirá.
Pero no son solo los pesimistas los que no usan las ofertas no disuasorias. Para viajar en tren en Madrid, haciéndolo asiduamente, lo más económico es obtener un bono mensual, con el que ahorras mucho dinero. Simplemente hay una fineza: necesitas un documento de identidad para que te lo den, cosa que, aunque sorprenda, no todo el mundo tiene. Por eso muchos inmigrantes se han de acoger a la triste economía del billete de ida y vuelta.
Y entonces tienes mala suerte. Porque vas en un tren, y tienes algo peor que un accidente. Pero Dios sólo te ha castigado levemente, pues te concede el don de continuar viviendo. Y el de salir relativamente ileso de tamaño magnicidio. Pero aún una parte de ti, tras sobreponerse, piensa en que hay que volver a casa. Y el tren no funciona para la vuelta. Hay que tomar el autobús. Pero para salvar la economía vas a la estación de tren a exigir la devolución del importe de esa vuelta que nunca se produjo.
Para mí, esta es la mayor de las tragedias que se produjeron el 11 de marzo, pues permitió que, entre líneas de periódicos, nos percatáramos de que también la barbarie había golpeado a alguno de los ilesos, más brutalmente que a otros pues les llevaba castigando durante toda la vida.
Porque hubo gente tan desprotegida como para no poder usar un abono trasportes, tan honrada como para no saltarse los tornos del tren, tan trabajadora como para entrar a hacerlo a las 8:00, tan afortunada como para sobrevivir al atentado y tan pobre como para necesitar el dinero de la vuelta. Y a esos, este gobierno saliente, jamás les concederá la nacionalidad, pues mejor un español muerto que 100 extranjeros vivos.