Horace Clowes Brinsmead

Cuando se habla de imprudencias en los accidentes de avión, se está ofendiendo la memoria de los pioneros de la aviación. La probabilidad de morir en un accidente de avión es proverbialmente baja, pero aún así se cuestiona cada accidente como si fuera algo completamente evitable. Desde luego, a posteriori, lo era.

En los comienzos del siglo XX volar era una auténtica aventura y la probabilidad de matarse era tan elevada, que ni nos damos cuenta. Se suele poner como ejemplo de la seguridad en los vuelos a Horace Clowes Brinsmead.

Brinsmead nació en Hampstead, Londres, en 1883. Con 20 años decidió emigrar al norte de Australia y posteriormente recalaría en Tonga.

En la I Guerra Mundial tuvo la oportunidad de alistarse en el ejército australiano, en la Australian Imperial Force. Sería en ella donde conseguiría numerosas condecoraciones y medallas militares, sobre todo por su participación en la famosamente fallida invasión de Gallipolli.

De vuelta al mundo civil, sería un alto cargo de la Aviación en Australia, regulando las Leyes de Aviación sobre el continente. En 1931 se hallaba inmerso en el proyecto de establecer una línea estable de correo entre Europa y Australia.

En aquella época los aviones tenían que hacer continuas paradas para el repostaje, por lo que se veían obligados a realizar escalas cada pocos kilómetros. El vuelo de Londres a Sydney en Australia duraba unos 17 días.

Algunas de las escalas forzosas eran: Karachi, Jodhpur, Allahabad, Calcutta, Akyab, Rangoon, Bangkok, Alor Setar 31, Penang 34, Singapure, Batayia, Sourabaya, Koepang, Darwin, Alice Springs, Sydney.

El caso es que nuestro héroe estaba pilotando en ese viaje, con el avión Avro X VH-UNA en dirección hacia Europa.

En una de los despegues, concretamente en Alor Star, Malasia, el avión sufrió un accidente, en el que no hubo víctimas mortales. Brinsmead, que sólo sufrió algunos rasguños, decidió continuar viaje, ya como pasajero, en uno de los aviones de la holandesa KLM.

Este avión se estrellaría en el despegue del aeropuerto Don Muang de Bangkok. Y ahora sí fue algo más serio, puesto que hubo cinco muertos y Horace Clowes Brinsmead acabó inválido.

Aunque su historia acaba aquí, por cuanto moriría pocos años después, en 1934.

Lo preocupante es que el avión que se encargó de transportar a los supervivientes del accidente del KLM también se estrellaría.

Y aún más preocupante es que esta noticia no es una de esas casualidades únicas, hasta el punto de que es relativamente desconocida.

Fuentes: La más fiable es esta, que habla sobre Horace Brinsmead.
Hay numerosas referencias al incidente que mencionan a un tal Harold Brinsmead. Incluso el siempre bien documentado Bill Bryson, en su libro Down Under, le da este nombre equivocado.

Los preadolescentes de Britten

Revisando todos los cambios tras el cambio de programa y diseño, pude ver que algunas personas pacientes estaban llegando a mi página tras la búsqueda en Google de la frase “fotos de niñas desnudas”.

Digo pacientes porque desde luego no salía en las primeras posiciones. ¿Qué entrada atraía ese tipo de búsqueda? Pues la que habla sobre El Mito de Carroll.

Lo que me llama la atención es que algunos de los que defendían el nombre y el honor de Lewis Carroll – recordemos que aquí no estábamos hablando de ser mejor o menos importante escritor – seguramente sentirán repugnancia por estos buscadores de fotografías.

Es decir, nos causa más reparo una persona que buscaba ese tipo de fotos, que alguien que hacía las fotos él mismo y de niñas bien pequeñas. Porque no olvidemos que hay gente a la que le gusta – y no me incluyo – las mujeres que tienen pinta de niña pequeña pero que de sobra no lo son. El buscador de fotos de niñas no merece ese beneficio de la duda.

Leyendo sobre la historia de la música, me encontré con otro personaje de tanta grandeza como peligroso curriculum amoroso: el músico inglés Benjamin Britten.

Britten es el compositor inglés de música clásica más importante del siglo XX y uno de los principales dentro de su país. Esto es incuestionable.

Lo que también llama la atención es el cuidado con el que se limpia su nombre, una vez más recordando a cómo se hizo esto con el de Carroll.

A Britten no le gustaban las niñas, sino los niños. La forma de la expresarlo de la Wikipedia inglesa es casi romántica. Hablando de los sentimientos del compositor:

Infatuation with a series of pre-adolescent and adolescent boys.

Infatuation es una pasión tan alocada como efímera, como un sentimiento adolescente. El uso del eufemismo “pre-adolescente” en lugar de “niño” es de una candidez llamativa.

A diferencia de Carroll, Britten sí que tuvo algunos incidentes reconocidos con estos pre-adolescentes. Pero al igual que Carroll, recibe todo tipo de defensas que le quitan hierro al asunto:

De acuerdo al relato de Harry (que contaba con 13 años de edad), Britten entró en su habitación e hizo lo que parecía ser un “acercamiento de índole sexual”. Según contó Harry, gritó y golpeó a Britten con una silla. Según sus palabras, Harry volvió a Londres la mañana siguiente al incidente. Lo extraño es que realmente Harry se quedó de vacaciones durante un par de semanas.

Aquí no estamos ante unas niñas que no decían ni pío, sino ante un niño que habló de un intento de acercamiento sexual no deseado. Pero vamos a defender al autor de la ópera Peter Grimes. Habla su biógrafo John Bridcut:

Más parece que Harry se sintiera intimidado o con una sensación de amenaza, antes de que realmente ocurriera un incidente. Puede que quizás Harry se sintiera molesto por las continuas discusiones que protagonizaba la familia de Britten y que buscase una forma de justificar su marcha, con una historia como esta.

Fuentes:
Los Niños de Britten.
The Rest Is Noise (libro).

Extrañas becas en Estados Unidos

En Estados Unidos, con un sistema educativo no apto para cualquier bolsillo, conseguir una beca es a veces la única posibilidad para completar los estudios. La oferta de becas americana está enormemente diversificada. A diferencia de países como España, en que hay una oferta general realizada por el Ministerio de Educación, la cantidad de organizaciones públicas y privadas que ofertan becas parece no tener fin.

Algunas becas tratan de fomentar que determinados alumnos con dificultades para realizar los estudios tengan una posibilidad adicional. Desde hace décadas existen becas que fomentan que los alumnos de origen afroamericano (negros) o los indios americanos accedan a estudios superiores. Pero vamos a explorar becas realmente curiosas, reales, que nos informan de otro mundo de oportunidades.

Alice Mcarver Ratchford Scholarship
Para poder aspirar a esta beca hay que cumplir y mantener los siguientes requisitos:

  • vivir en el campus
  • no tener coche
  • ser mujer
  • ser soltera
  • no tener otra beca

Annual Eileen J. Garrett Scholarship

Los aspirantes a esta beca, de 3.000$, deben manifestar su interés por realizar estudios de parapsicología. Es decir, la beca es para aquellos que estuvieran interesados en el tema antes de obtenerla y además quieran emplear el dinero en estudiar esta materia. Numerosas universidades ofrecen estudios de posgrado y cursos sobre parapsicología, normalmente dentro de las facultades de psicología.

The Voris Auten Scholarship Fund

Para aspirar a esta beca, hay que cumplir requisitos un tanto especiales. Se debe haber vivido en Mount Carmel por lo menos los últimos diez años. Haber estudiado en un instituto de esta localidad. Pero además, los aspirantes deben ser no fumadores, no bebedores y no consumidores de drogas.

Little People of America Scholarship

La Fundación Little People of America ofrece becas de estudio para personas de muy baja estatura o que sean enanos. Si estás pensando en salir de mi página, te recomendaría que lo hicieras a través del enlace de esta asociación.

Tall Clubs International Scholarship

Antítesis de la anterior, esta beca se concede a personas de gran altura física. Los aspirantes deben medir por lo menos 1,85 metros para los hombres y 1,75 metros para las mujeres.

Vegetarian Resource Group Scholarship

Esta beca está orientada especialmente para alumnos que sigan el modo de vida vegetariano. Los aspirantes deben:

Serán valorados por haber mostrado compasión, coraje y un fuerte compromiso en la promoción de un mundo pacífico a través del modo de vida que promueve la dieta vegetariana.

La antítesis de esta beca se encuentra en las que ofrece la Asociación del Rifle americana. Aunque para dichas becas no exigen siquiera tener permiso de armas, mucho menos haber matado a alguien o desearlo con todas las ganas.

National Association to Advance Fat Acceptance (NAAFA)
Esta asociación que promueve la aceptación de las personas con sobrepeso dentro de la sociedad, ofrece becas para estudiantes que tengan sobrepeso o directamente obesidad.

Boar semen scholarship

Esta beca de rimbombante nombre va destinada a aquellos estudiantes que pretendan estudiar algo relacionado con la cría de cerdos. Lo bajo de la cuantía (apenas 500$) creo que no compensa que tu nombre aparezca en cientos de páginas web junto a los términos “semen” y “cerdo”.

La beca Zolp.

La inspiradora de todo el artículo, esta extraña beca tiene el requisito más grotesco que quepa imaginar: el aspirante debe llamarse Zolp. Otro requisito a cumplir, que con el tiempo quizás se convierta en algo más extraño que llamarse Zolp, es ser católico.

Fuentes:
Scholarships.com
The book of lists

PalabraPrensa

Pues como todo hijo de vecino – y ya sólo queda Microsiervos – me he mudado del sistema de blogs de Movable Type al de WordPress. La principal razón era que tras migrar a la última versión de Movable Type el diseño se me quedó hecho unos zorros y me daba una pereza tremenda empezar de cero a volver a cuadrar todas las cosas.

La verdad es que Movable Type es un despropósito, está abandonado por mucho rollo de comunidad que se hayan inventado. Para profesionales como Microsiervos probablemente sea la mejor opción de gestión de blogs: consume menos recursos y es mucho más seguro (en el mismo sentido que Linux es más seguro que Windows: porque mucha menos gente lo usa) que WordPress.

En el cambio de programa ha habido muertos y heridos: redirecciones que se perderán para siempre, los que estuviérais suscritos a algún post os habréis quedado sin eso, salvo que consiga arreglarlo (y quiero hacerlo por lo menos para mi entrada estrella de “Trabajar en el DIA%“). Ahora se puede volver a enviar a “Agregadores de noticias”. Las imágenes se me han quedado totalmente descuadradas. He perdido la barra de enlaces (la tengo anotada asín que podré restaurarla). Los comentarios que dejéis ahora tienen el “nofollow” asín que no puntúan para el amiguete Google (esto puede que cambie). Los suscritos al feed/rss/atom/lector de noticias siempre corren el riesgo de haberse quedado en el camino. Creo que no. Si veis muchas más cosas mal, por favor indicarlas en los comentarios.

El diseño actual es provisional, quiero uno que sea más minimalista: con espacio holgado para las entradas y algunas barras en el lateral, pero dando prioridad al contenido de la entrada propiamente dicho.

El desnortado

Hay unos usuarios de Internet que se comportan como si no conocieran las reglas del juego. Son los desnortados.
Para empezar, llegan a tu página con una cadena de búsqueda extraña: “Quiero encontrar el último disco de Mecano, y la verdad es que no lo encuentro”, usualmente larga. Las faltas de ortografía son tarjeta de visita.
Aunque a algunos les moleste que dejen comentarios en los blogs, no dejan de ser los usuarios más preciados que existen, ellos son los pobres diablos que usan Internet Explorer y clickan en tu penosa y descontextualizada publicidad.
Un síntoma inequívoco de su presencia es el comentario del pensamiento positivo. Ellos buscan fotos de Nadal desnudo y no se preocupan de si llegaron a una página en que sólo había texto. La omnipotencia de Google es tal, que asumen haber llegado a su objetivo.
Así, hay quien busca “Película de las Supernenas” y llega a una página y asume que la página es de la productora de la película o de las mismísimas supernenas (que son personajes de ficción).
Otros dejan comentarios como si Internet fuera un tablón de anuncios que tarde o temprano todo el mundo leyera. “Busco a mi primo Félix que se marchó a Cuba hace 50 años. Félix, si lees esto por favor responde.”
Normalmente uno se cachondea de esta fauna. Aunque en realidad son las personas cándidas que sostienen el dudoso negocio de Internet. Hace unos días me llegó uno de estos desnortados.
Era una chica que llegaba a la popular página de suicidios con paracetamol. Buscaba un método eficaz para suicidarse.
La entrada sin embargo alerta sobre lo ineficaces de determinados sistemas de suicidio, sobre todo el muy usado hace un siglo, del fenol:

La muerte era horrible: se producían quemaduras internas que producían una intensa y dolorosísima agonía en los suicidas. Raramente causaban la muerte, pero el estado del paciente era tan grave y tan difícil su recuperación, que poco podía hacerse por salvarles.

Pero nuestra visitante, porque era una chica, no pareció entender el mensaje del texto. Tenía su idea fija en la cabeza. Y nos obsequió con un comentario que puede ser una broma, o no. Pero que es el comportamiento de todos esos desnortados, llevado al extremo: no leen ni entienden lo que pone en la página, y dejan su opinión ante el tablón de anuncios de Dios:

bueno les cuento mi historia he sufrido mucho como no tienen idea apenas tengo 18 años en junio cumplo los 19, pero ya no puedo mas hoy mismo me quiero morir ya no sporto gracias a mi madre aunque la quiero pero ella a mi no asi que sera mejor irme de una vez por todas… amo a mi novio con el que tengo algunos meses pero el es mayor que yo el tiene 39 me dio algunos consejos hoy noche pero no son suficientes para mi, me siento muy mal quiero irme para siempre …. lo que si quisiera decir esque amo a mi hermana es la unica persona que le quiero y segundo es a juan carlos al hombre que amo , y eso sip me voy para siempre pero que mi madre le perdone dios .. hoy muero tomando desifectante de piso.. chauuu cuidecen mucho

Realidad no virtual

Hoy fui al médico. Había una lista con nombres en la puerta. Yo tenía el número 5. Le pregunté a la gente que estaba esperando, casi nadie sabía su número.
Me senté a esperar. Llegó una señora. Miró la lista. Se sentó a mi lado. Dijo “es injusto que escriban el listado de nombres. Si no hubiera traído las gafas no podría haberlo leído”.
Me sorprendió. “¿Y la gente mayor que no ve bien?” – Continuó. – “Deberían llamar por nombre”.
Pregunté de nuevo a la gente sus números. No lo sabían. Eran personas mayores que no podían ver los nombres en el folio. Pensaban seguir el orden de llegada. Puse un poco de orden. La mujer de las gafas venía justo detrás de mí, pues tenía el número 6.
Entró la número 4 porque faltaba la persona número 3. El siguiente sería yo y luego la señora de gafas. Llegó una chica que resultó ser la número 3. Le dije que atendían a la número 4. La señora de gafas le dijo que ella pasaría detrás de mí, que era el número 5, que yo pasaría detrás de la número 4 que estaba dentro. Me costó convencerla de que era justo que pasara la número 3 antes que yo. La número 6 estaba muy enfadada. Tuve que calmarla un poco. La señora de las gafas era gitana y la número 3 era sudamericana.
Pasó la número 3, no tardó ni cinco minutos. Mientras la atendían llegó otro número 6. Resulta que la señora de gafas se había equivocado mirando su número. El verdadero número 6 era gitano y conocía de vista a la señora. No hubo problema alguno en que pasara delante de ella. Me tocó mi turno.
El médico es un lugar democrático. Estaba lleno de gente que no puede leer una hoja de papel. Nadie tiene internet. Nadie sabe lo que es la Web 2.0. Hay millones de personas que nunca han oído la palabra Google, aún viviendo en una ciudad de cuatro millones de habitantes. Ese es el mundo real.

Google es infalible


Si cuando buscas algo en Google no lo encuentras hay tres posibilidades:

  • Que no lo hayas buscado bien.
  • Que no exista.
  • Que sea culpa de que los creadores de la página no han sabido posicionarse bien para determinados criterios de búsqueda.

Pero Google nunca puede equivocarse.

Cuando recibes publicidad contextual en tu cuenta de correo pueden pasar las siguientes cosas:

  • Que la publicidad tenga que ver con el mensaje que estás leyendo, pero no te interese.
  • Que la publicidad tenga que ver y te interese, pero no tengas dinero.
  • Que la publicidad tenga mucho que ver pero no te des cuenta del anuncio.

Lo que nunca puede ocurrir es que la publicidad sea inadecuada. Ahora bien, en el ejemplo que muestro, ¿Alguien es capaz de imaginar un contexto en el que esos cuatro anuncios tengan razón de aparecer? En mi opinión al menos a tres de los anunciantes Google le ha tomado el pelo, cobrándole por la impresión de esta página.
Nota: Este artículo es del 2007, no os sorprenda que no salgan los mismos resultados para la misma búsqueda. Aunque no deja de ser válido lo dicho.

WordPerfect

Un gran problema al que nos enfrentábamos mientras preparábamos la versión de nuestro programa para PC era el encontrar un nombre nuevo para el producto. SSI*WP no era precisamente una maravilla. Me gustaba el nombre de WordPerfect, pero no encontré a nadie que me apoyara con él. El nombre se me ocurrió mientras estaba intentando aparcar cerca de las oficinas, en uno de esos momentos de inspiración del tipo ¡Ajá! Me gustaba el nombre, porque me recordaba a la expresión “letter perfect” y describía algo que era correcto palabra por palabra. Salí corriendo para la oficina, convencido de que todo el mundo se volvería loco y le encantaría el nombre, pero no le gustó a nadie.

Pasaron varios meses y todavía no podíamos ponernos de acuerdo con el nuevo nombre, así que decidimos organizar un concurso entre los empleados para darle un nombre al producto. El que diera el nombre que resultara ganador, se llevaría 100 dólares. De una larga lista de nombres presentados, cada cual tuvo que votar por sus favoritos. Word Plus y ProWrite fueron los que recibieron más votos, mientras que WordPerfect aparecía en las últimas posiciones de la clasificación. A pesar de tan pésimo resultado, puse WordPerfect en la lista de nombres que le entregamos al abogado para que hiciera una investigación de marcas registradas, sólo en el caso de que los otros nombres no sirvieran. Resultó que ya existía un procesador de textos con el nombre Word Plus, y había una impresora con el nombre de ProWrite. Como habíamos tardado tanto en dar con un nombre, no teníamos mucho tiempo para andar con cambios. En estas circunstancias, WordPerfect se convirtió en el impopular ganador. El nombre era tan impopular que, de hecho, nadie me pagó los 100 dólares del premio.

Wordperfect fue el procesador de textos por defecto, antes de que Microsoft Word se apoderara de ese preciado puesto. La historia de la compañía, desde que eran dos gatos hasta que cayó en el irremediable declive, está contada en esta página (en inglés) por uno de los protagonistas. La lectura nos retrotrae a un tiempo en el que el desarrollo de software era tan rentable que:

Aún así estábamos trabajando en unos márgenes de beneficio muy superiores a la mayoría de los negocios, incluyendo muchos negocios que son ilegales.

Y aunque por el tema parezca aburrido, es increíblemente recomendable la lectura, por la honestidad de la narración – algo infrecuente en las patéticamente épicas historias de la informática – y por lo ameno de su redacción.
Vía: Coding Horror.

Parsifal

Richard Wagner
El compositor Richard Wagner (1813-1883) pasó a la Historia por sus extraordinarios ciclos operísticos. Quizás ninguna de sus óperas pueda considerarse la mejor de la Historia. Pero en conjunto son una obra de dimensiones colosales. Especialmente su tetralogía de El Anillo del Nibelungo puede considerarse una de las creaciones artísticas más extraordinarias del ser humano.
El Anillo del Nibelungo es una serie de cuatro óperas: El Oro del Rhin, La Walkiria, Sigfrido y El ocaso de los dioses. Esta serie de óperas ocupa 18 CDs en unas 15 horas de música. Richard Wagner necesitó de 26 años para componerlas todas.
La figura de Wagner no es fácil de entender hoy en día. En su momento fue un personaje famosísimo. Una especie de J.K. Rowling (la autora de Harry Potter) mezclado con George Lucas (el autor de Star Wars). Todo el mundo conocía a Richard Wagner, muchos lo admiraban y no pocos lo idolatraban. Incluso sus detractores reconocían la valía de su música.
Las óperas de Wagner destacan como obra de arte total. Normalmente una ópera es una pieza de trabajo en equipo. Un poeta escribe un libreto, normalmente basado en una historia de otro autor. El compositor le da la música a esa narración. Y el director de escena se encarga de poner a punto los decorados, el vestuario y organizar el trabajo propiamente teatral.
En las óperas de Wagner esto no ocurre. Porque Wagner hacía todo el trabajo. Y aunque esto complicaba mucho la tarea, el resultado es espectacular. Y es que Wagner era un hombre multidisciplinar. Era un gran compositor, pero también un gran escritor. Y su capacidad para la organización no era peor que sus otras cualidades. Con todo ello, sus óperas tienen algo que no tienen las de los demás: una coherencia y una integridad casi perfectas. Escribía los textos pensando en la música y la música pensando en la escena.
La temática de sus óperas era además espectacular. En lugar de románticas historias corteses, Wagner trataba la mitología germánica. Esto le daba un aire muy tipo Señor de los Anillos a sus puestas en escena: batallas y combates. Seres mitológicos, vestuario de la época medieval.
El público se volvía loco con las óperas de Wagner. Era como un director de cine moderno, pero antes de que se inventara el cine. Hacía todo lo que el medio entonces existente le permitía.
Las estrecheces económicas
Richard Wagner era un gigante que pensaba a lo grande. Sus planes eran demasiado ambiciosos para la realidad que le había tocado vivir. Aunque los estrenos de sus óperas podían ser éxitos de público, las costosas representaciones a veces le llevaban a pérdidas económicas que solventaba de la mejor forma que existía: escapando de los acreedores. Así tuvo que dejar su trabajo en Riga y moverse de una ciudad a otra.
Para colmo de males, se mezcló en política, como uno de los instigadores de una revolución en Sajonia. Aquello salió muy mal y Wagner tuvo suerte de no ser detenido, pero pasaría los siguientes doce años exiliado de Alemania, viviendo en Zurich. Estar fuera de Alemania era como no participar en el mundo de la música.
A pesar de todo, Wagner seguía trabajando en sus óperas. Y endeudándose. Tuvo sin embargo un golpe de suerte extraordinario: Maximilian II de Bavaria murió de forma repentina y subió al trono su hijo, Ludwig II de Bavaria, que contaba con apenas 18 años.
Y resultó que Ludwig II era uno de los fanes de música de Wagner y se decidió a apoyarlo hasta las últimas consecuencias. Así, lo atrajo a la corte de Munich donde el compositor dispuso de todas las facilidades posibles para estrenar sus óperas. Gracias al patronaje de Ludwig II, Wagner podría componer y estrenar sus ambiciosas cuatro óperas del Anillo del Nibelungo.
Con el tiempo el rey Ludwig II y Wagner se distanciarían. A importantes miembros de la Corte muniquesa no les gustaba la influencia que ejercía Wagner en su rey y se las arreglaron para empeorar las relaciones. Aún así, seguiría siendo un apoyo fundamental para la vida de Wagner.
Wagner no sólo se preocupaba de la música de sus óperas. Para él, la ópera era un espectáculo total y el escenario de sus óperas era una parte fundamental de las mismas. Ante la dificultad para representar sus obras en las condiciones que le gustaría, Wagner se lanzó a un proyecto aún más ambicioso: crear su propio teatro, específicamente diseñado para sus óperas.
El proyecto, que sería realizado en la pequeña ciudad de Bayreuth, trató de realizarlo mediante suscripciones populares. Pero nunca consiguió el dinero necesario a pesar de sus numerosos defensores y seguidores. Tuvo que recurrir una vez más a Ludwig II que puso el dinero necesario para la construcción de su teatro: El Bayreuth Festspielhaus.
Bayreuth
El teatro de Bayreuth, diseñado por y para Wagner, sería un portento de la tecnología teatral de la época. Las dimensiones de la escena eran muy superiores a las habituales. El espacio reservado para la orquesta estaba parcialmente oculto de la vista del público. Muchas peculiaridades específicas de Wagner se reflejarían en ese teatro creado también como todas las obras de Wagner: mientras diseñaba las trampillas estaba pensando en el uso que tendrían en cada una de sus óperas compuestas.
Era un teatro en la medida de Wagner y la representación de sus óperas. Desde entonces, tendría una marcada diferencia: podías oír Wagner en cualquier sala de conciertos, por importante que fuera o hacerlo en el teatro perfecto pensado por el compositor. La diferencia era considerable.
Parsifal
Simplificando mucho la historia, dejando detalles muy interesantes atrás, la situación económica de Wagner no mejoraba con el tiempo, a pesar de su éxito incuestionable. Aunque Wagner poseía los derechos de representación de sus óperas, en muchas ciudades los había perdido por completo a causa de sus deudas. Y constantemente recibía peticiones y demandas que mermaban su economía considerablemente. De cada euro que llegaba a sus bolsillos, los acreedores se llevaban una parte.
Wagner ya tenía casi 65 años y pensaba más en el futuro de su esposa (mucho más joven que él) y el de sus hijos. Aunque había sido capaz de darles una vida libre de preocupaciones financieras (vivían en una buena casa y podían pagar las facturas, a pesar de las deudas de Wagner) sus maltrechos derechos de composición le hacían presagiar una mala herencia para su familia.
Wagner temía dejarlos en la miseria tras su muerte. Y entonces se le ocurrió la idea de Parsifal. No la ópera Parsifal, en la que había estado pensando y trabajando desde 1857, veinte años antes de su estreno. Wagner tuvo la idea de Parsifal como modo de vida para su familia.
La ópera en sí sería como cualquier otra de las de Wagner. Eso sí: más madura, al ser la última ópera del compositor. Más meditada, más profunda. Con una temática más mística que las anteriores: los Caballeros del Santo Grial. Con sus magos y sus encantos, ambientada en la Edad Media y en un exótico y misterioso castillo de Monsalvat, cerca de Barcelona.
Todas sus obras tienen algo de especial, esta una de las que más. Pero ciñéndonos a la historia, Wagner se limitó a componer otra de sus óperas, con la idea de que sirviera de sustento a su familia. Para eso consiguió un acuerdo enormemente benévolo: los ingresos que se obtuvieran sobre Parsifal no servirían para pagar deudas contraídas con otras óperas.
La ópera sería estrenada, de cara al público, en 1882, en Bayreuth. Un año antes de la muerte del compositor. Entonces se estableció una regla excepcional para el mundo de la música clásica: el monopolio del Bayreuth sobre Parsifal. Quedaba prohibida su representación en todo el mundo.
parsifal.jpg
El objetivo de esta prohibición era doble: por un lado, impulsar el lado místico de la obra. En Parsifal el protagonista homónimo consigue rescatar a los defensores del Santo Grial con su pureza, despreciando los encantos de una mujer que trabajaba para el malvado mago Klingsor. La idea de pureza impregna toda la obra de Parsifal y Wagner quería lo mismo para su ópera: que superficiales representaciones que enfatizaran lo menos importante dañaran el efecto deseado para su obra.
Por otro lado lo ya indicado: Wagner esperaba que con los derechos de Parsifal y el monopolio del Bayreuth, su familia tuviera una perpetua fuente de ingresos.
La suerte de Parsifal
La jugada le saldría redonda a Richard Wagner. La suerte que nunca tuvo con el dinero la tendría su ópera-testamento. Puede decirse que al contrario que con la Ley de Murphy, si algo podía salir bien, salía bien.
Lo primero fue la muerte del compositor. Porque si Wagner hubiera vivido más allá de la composición de Parsifal, seguramente habría arriesgado los derechos de la obra. Muerto el perro, se acabó la rabia.
A pesar de sus deseos, Wagner se había visto obligado a incluir Parsifal dentro de las compensaciones a la Ópera de Munich, por unas representaciones de su tetralogía. A su muerte, el respeto que causaba la figura benefactora de Ludwig II les impidió tratar de recurrir a la última ópera de Wagner. Pero cuando murió el rey, en 1886, en Gobierno de Bavaria retomó sus pretensiones recaudatorias tratando de obtener derechos sobre Parsifal.
El siguiente golpe de suerte vendría con la firma de la Convención de Berna para la protección de las obras artísticas y literarias, firmada en 1886 por los principales países europeos. En dicha Convención se forjaron los conceptos de derechos de autor que ahora tanto quitan el sueño a muchos. Los autores y sus herederos serían los únicos poseedores de los derechos que generaran las obras y estos derechos se extenderían por 30 años desde la muerte del creador.
Así, al morir Wagner en 1883, la familia tendría los derechos sobre Parsifal hasta al menos el 1913. La suerte no podía dejar de serles propicia: justo cuando moría Ludwig II aparecía una Ley que les venía como anillo al dedo.
Cosima Wagner, la segunda esposa del compositor, pudo mantener el deseo de su marido: que sólo se representara Parsifal en la sala de conciertos de Bayreuth.
La tercera buena estrella vendría de la mano del tiempo. Con el paso de los años, el interés por la música de Wagner no sólo no había disminuido, sino que había crecido considerablemente. La demanda por óperas del compositor era enorme y las representaciones abundaban tanto en Europa como en América.
Y claro está, con su última ópera fuera de la posibilidad de ser representada, muchos se atrevían como en una especie de peregrinación intelectual, a hacer el viaje a Bayreuth para cumplir el sueño de ver la última ópera, la que sólo se podía ver en el escenario donde el compositor la planteó.
Muchos fueron los que viajaron a Bayreuth para ver las representaciones de Parsifal. Al contrario de lo que pudiera pensarse, estas nos eran para nada abundantes. Especulaban con Parsifal, haciéndolo especialmente escaso, para darle aún más valor. Y claro está, esto aumentaba la experiencia hasta casi lo místico.
A la americana
Los Estados Unidos tienen fama de resolverlo todo a golpe de talonario. Si tienes algo que me gusta, te lo compro y no me importa el precio.
También en Estados Unidos Wagner era un compositor muy admirado. Y muchos habían viajado hasta la remota Bayreuth para ver esa ópera que pocos habían disfrutado. Aunque se habían realizado versiones de concierto, permitidas por el monopolio de Bayreuth, el público lo que ansiaba era ver la ópera representada.
Pero por aquel entonces los Estados Unidos tenían otra fama, aparte de la del talonario: la de no respetar los derechos de autor. Los libros que se publicaban en Europa se pirateaban de forma inmisericorde en Estados Unidos, hasta el punto de que las editoriales ni siquiera se planteaban llevar sus ediciones al territorio americano: sabían que era inútil y que ya habían llegado meses antes en innumerables tiradas fraudulentas.
Corría el año 1903 y la Metropolitan Opera de Nueva York acababa de cambiar de director. El nuevo director, el austríaco Heinrich Conried, se plantaría el ambicioso y arriesgado reto que nadie se había atrevido a realizar: saltarse a la torera el monopolio de Bayreuth.
No se trataba de un Teatro de Ópera de barrio, era uno de los más importantes del mundo. Y para atreverse a hacerlo, solicitó ante los jueces americanos un pronunciamiento oficial. El 24 de diciembre de 1903 recibieron la autorización del United States Circuit Court: la prohibición de representar Parsifal no se les aplicaba a los Estados Unidos, al no ser miembros de la Convención de Berna.
De nada sirvieron las amenazas de Cosima Wagner. Ni el veto a todos los miembros del elenco que tomaron parte en la representación newyorkina. Muchos no podrían volver a trabajar jamás en Alemania. Pero los americanos pudieron salirse con la suya y en 1904 presentaron por primera vez fuera de Bayreuth la ópera de Parsifal (bueno, los primeros no fueron, pero sí los primeros de entidad en atreverse a hacerlo).
La representación fue exitosa en todos los sentidos. No en vano el productor había cuidado hasta el más mínimo detalle, preocupándose de contratar a muchos de los cantantes y organizadores que habían trabajado para Wagner en Bayreuth. Aunque se trató de respetar al máximo las directrices generales de Wagner, lo cierto es que la representación americana trató de ser superior a las de Bayreuth.
La demanda era extraordinaria. El precio de las butacas se dobló a 10 dólares. Hubo doce sesiones agotadas antes del estreno. No sólo fue gente de Nueva York a las representaciones, sino que incluso se fletaron servicios especiales de trenes para que pudiera desplazarse público desde el lejano Chicago, el Parsifal Limited.
Fue tal el disgusto que causó este incidente en la viuda de Wagner que sufrió poco después un infarto y tuvo que retirarse de la dirección del teatro de Bayreuth, dejándola en manos de su hijo Sigfried.
El fin de la prohibición
El 31 de diciembre de 1913, a las 22:30 de la noche, se preparó la primera representación legal de Parsifal fuera de Bayreuth. Sería en Barcelona, que se aprovechó de que por aquel entonces, tenía una hora menos que en Bayreuth (donde ya eran las 23:30). Habían transcurrido los treinta años desde la muerte de Richard Wagner y puede verse hasta qué punto era la necesidad de preparar el Parsifal que se preparó una representación en el primer minuto en que estuvo permitido hacerlo.
Algo de marketing tenía la jugada catalana. No en vano han entrado en las páginas de las enciclopedias; En su momento conseguirían titulares en los periódicos de todo el mundo.
¿Había demanda para representar Parsifal? Cuenta la Wikipedia que desde enero de 1914 hasta agosto del mismo año se llegaron a realizar 50 diferentes puestas en escena de Parsifal, por teatros de todo Europa y América. La I Guerra Mundial dejaría en un segundo plano el fanatismo por Parsifal.
Parsifal, hoy en día
Hoy en día podemos ver la ópera, aunque sea en video, gracias al Emule. Pero no lo hacemos. Yo no lo he hecho para preparar este artículo (he visto algunos fragmentos del Youtube todo lo más). No podemos entender nada de lo escrito hasta aquí. Por eso no tiene mucho sentido tratar de justificar la ópera de Wagner.
Ya durante la II Guerra Mundial, los heridos en combate del bando alemán recibían como premio del Führer entradas para los festivales de verano de Bayreuth, donde podían ver óperas de Wagner totalmente gratis. Y la mayoría lo entendía casi como un castigo, porque les resultaban mortíferamente aburridas.
Sin embargo ahí queda esa ópera, en la que muchos han tratado de incluir símbolos de lo que no hay. Los judíos la detestan porque la pureza de los Caballeros del Santo Grial les parece presagiar las masacres llevadas a cabo por los nazis. A los nazis tampoco les gustaba especialmente Parsifal, por sus ideales cristianos y porque no encajaba con el resto de la obra de Wagner. Incluso la llegaron a prohibir.
Me ha sorprendido la aberración de que en Israel esté prohibido representar óperas de Wagner, es casi un berrinche de patio de colegio. Parsifal aún espera su oportunidad para ser estrenada en la tierra prometida.
Las representaciones de Bayreuth darían para escribir un artículo mucho más extenso que este breve retazo. Sólo decir que en las recomendaciones para los que pretendan asistir a su famosísimo Bayreuth Festival, dicen que:
Es muy complicado conseguir entradas para el Festival porque la demanda, estimada en medio millón de personas, supera con creces la oferta (58.000 entradas); el tiempo de espera está entre cinco y diez años.
La ópera Parsifal ocurre durante un Viernes Santo. Wagner se inventó que había concebido la idea de la ópera en un 10 de Abril de 1857, también Viernes Santo. Como hoy.
Fuentes:

Quien quiera oír o incluso comprar la ópera, las versiones de referencia son:
Parsifal de Raphael Kubelik.
Parsifal dirigido por Hans Knappertsbusch. Esta incluso está en las redes tipo Emule.
Ambos discos de los años cincuenta. Ni la tecnología, ni la experiencia son capaces de superar según que cosas.