Colesterol bueno y colesterol no tan malo

Consideremos un bistec de solomillo con una capa de grasa de medio centímetro. Después de asarlo a la parrilla, esta carne se reducirá a partes casi iguales de grasas y proteínas.
El 51% de la grasa es grasa monoinsaturada, de la cual el 90% es ácido oleico.
Las grasas saturadas, constituyen el 45% de la grasa total, pero un tercio de estas son ácido esteárico, que incrementa el colesterol HDL (bueno), mientras que no tiene efecto sobre el LDL (malo). (El ácido esteárico se metaboliza en el cuerpo en ácido oleico, de acuerdo a la investigación de Grundy). El restante 4% es de grasas poliinsaturadas, que reducen el colesterol LDL (malo), pero no tienen efecto significativo en el HDL(bueno).

En suma, quizá tanto como un 70% del contenido de materia grasa de un filete mejorará los niveles relativos de colesterol LDL(malo) y HDL(bueno), en comparación con lo que se conseguiría si se consume hidratos de carbono como el pan, las patatas o las pastas. El restante 30% eleva el colesterol LDL(malo), pero también aumenta el colesterol HDL(bueno) y tendrá un efecto insignificante, si es que lo tiene, en la proporción de colesterol total y HDL(bueno). Todo esto sugiere que comiendo un filete en lugar de pan o patatas se reduciría el riesgo de enfermedades cardíacas, aunque prácticamente ninguna autoridad nutricional lo dicen públicamente. Lo mismo es cierto para la manteca de cerdo y el tocino.

La cita es del libro de Gary Taubes Good Calories, Bad Calories. Las críticas negativas al libro suelen decir que es demasiado científico.

El mundo del cine

La verdad es que raramente tiene uno la oportunidad de leer textos interesantes sobre el negocio del cine. Lo único que se puede leer son textos que justifican que hay que descargarse películas gratis (fui al cine y no había entradas para Avatar, se quejan de que les va mal y es mentira, ergo me la bajo del Emule).

Es por eso que este blog es muy recomendable (vía Seth Roberts).

Es el típico blog que se crea para promocionar algo, con unos pocos post de relleno que se leen en poco tiempo. Parece como si el autor fuera uno que ha oído que hay que tener un blog y cuenta de Twitter y ni corto ni perezoso se ha dado de alta en los dos servicios. Pero a diferencia de los que llevamos muchos años, tiene cosas muy interesantes que contar. El autor es un gran periodista.

La visión que da del cine, o la que me he llevado, es la contraria a la habitual, de una empresa que regatea el precio de un DVD al céntimo. Más parece un conglomerado de empresas enormes que opera con contratos gigantescos, con lo que le resulta imposible moverse con facilidad o adaptarse a circunstancias cambiantes. Pero no es que no quieran, es que no pueden porque es imposible moverse rápido cuando eres grande, así de simple.

El caso de la venta de DVDs en Corea del Sur es revelador. En el 2006 había un mercado de 1.300 millones de dólares en ventas de DVD en ese país. Con ese panorama, ¿Quién cambia su forma de trabajar? Y un año más tarde el mercado se había esfumado hasta los 80 millones de dólares. Imaginad que un año tenéis un sueldo mensual de 1.300 euros y al siguiente sólo ganáis 80 euros.

La forma de combatir con precios es en gran medida condicionada por Wal-Mart, el gigante de distribución americano que dijo claramente que no aceptaría vender los DVDs a un precio superior al que se pusieran a la venta en i-Tunes o Amazon. Es por eso que los DVD en descarga bajo demanda son tan caros, no porque no hubiera voluntad de la industria de venderlos más bajos.

Al mismo tiempo Wal-Mart dispuesto a vender DVDs por debajo del precio de coste para atraer a los clientes a sus supermercados. Cuando tienes como principal cliente a alguien tan poco razonable, es imposible vender las cosas bien.

Por un lado el acuerdo con Wal-Mart es muy ventajoso para las productoras de cine. Y por otro les limita en la obtención de nuevos clientes. Están entre una espada y una pared bastante inusuales.

En el blog se detalla también el caso de los estudios MGM (Metro Goldwyn Mayer) que están en venta desde hace unos meses. Su bien más preciado es la franquicia de las películas de James Bond. Las perpetuas reposiciones así como las nuevas producciones les hacen ingresar sólo de ese activo unas cantidades de dinero obscenas, nada más y nada menos que el 30% de sus ingresos, 235 millones de dólares en el 2010.

Las cifras de ingresos de las películas son difíciles de valorar. No es sólo la diferencia de taquilla en cine menos gastos de producción. Hay numerosos intereses creados en torno a las películas y acuerdos con intermediarios que perciben una comisión considerable. Para una gran productora no tiene sentido filmar una película carísima y luego que todo sea un cara o cruz. Para ello hay que llegar a acuerdos de predistribución de películas, sean buenas o no. Y estos acuerdos hacen que no ganen tanto con las películas buenas pero tampoco pierdan tanto con las menos buenas. Salvo taquillazos solemnes como Avatar, no es claro decir si una película de éxito ha sido más rentable que otra. Y mirar las cifras de taquilla, afirma el Edward Jay Epstein, es una simpleza.

El caso de Netflix también es muy llamativo. En España nos han llegado ecos de esta especie de videoclub americano, pero sin llegar a conocerlo realmente bien. Es un negocio muy próspero, en el que por una tarifa plana puedes alquilar todas la películas que quieras. Pero el sistema es como el de las bibliotecas: no puedes tener una película nueva hasta que devuelvas la antigua. Las cintas viajan por correo por todos los Estados Unidos, en una especie de sistema P2P anticuado.

Netflix gana mucho dinero (1.600 millones de dólares) pero al mismo tiempo obtiene pocos beneficios (115 millones). En este tipo de negocios la rentabilidad pende de un hilo, las cifras me recuerdan a las de aerolíneas, que tienen un buen o mal año dependiendo de si no ha habido ni un solo accidente aéreo y de los precios del petróleo.

Qué duda cabe que la mayoría de sus gastos están en el sistema de envío postal, pero al mismo tiempo no están en disposición de dar el salto normal a la distribución de películas por Internet, ya que para estas no tienen los derechos de distribución. Estos están en exclusiva en manos de la competencia, los canales de televisión por cable. Aunque Netflix es un gigante, los otros lo son mucho más y una distribuidora de cine prefiere hacerles el vacío antes que perder a una gallina de huevos de oro más grande.

En ese sentido se ve a una empresa moderna y competitiva como Netflix que puede ser arrasada por la misma crisis perpetua del cine. Una prueba de que no es un mundo sencillo en el que el consejo de que cambien su modelo de negocio es más fácil de dar que de tomar.

Otro aspecto tratado es el enorme daño causado por el Bu-Ray. Las distribuidoras se esperaban que sería como el DVD y se produciría una total renovación del stock de películas pero no ha sido así. Vivían esperando un boom y no sólo este no ha llegado sino que se ha producido una bestial bajada de ventas (el caso anterior de Corea es quizás el más exagerado).

A pesar de todos estos sobresaltos se siguen filmando películas costosísimas, y se sigue consiguiendo llenar taquillas. Las tiendas siguen vendiendo películas. Es un negocio anticuado pero que se mueve a grandes coletadas, piensa en cuántas empresas se han hundido en la crisis por haber bajado un 20% de ventas. Ellos han perdido en algunos casos un 90% y siguen en la brecha.

Fuente: The Hollywood Economist.

Referidos de Amazon

Aunque el 2010 es el año del Tigre según el calendario chino, para mi va a ser el de Amazon porque pienso daros la brasa a base de bien.

Los más observadores habréis visto que he incluido alguna publicidad sutil, poco intrusiva y etcétera relacionada con Amazon. Este tipo de publicidad funciona con lo que se llama referidos. Es diferente de la publicidad que pagan en Google, donde cada click significa una cantidad insignificante de dinero.

El sistema de referidos se refiere a que cuando alguien compra algo porque tú lo recomendaste te llevas una comisión sobre la venta. Es como lo que hacen compañías tales como Avon o Herbalife, pero en rollo 2.0. Es decir, que si yo hablo muy bien de un libro, lo haya leído o no, y os engatuso para que hagáis click en el enlace que os lleva a Amazon y acabáis comprando ese libro, me llevo una parte del dinero que pagáis.

Así dicho suena muy bien pero la realidad es más sutil. Desde que tengo publicidad de Amazon he tenido 231 clicks en libros, películas (?) o música recomendada por mi. Por esos 231 clicks no he ganado ni un céntimo. Pero resulta que dos personas han acabado comprando libros merced a esas recomendaciones mías. Por ellos he ganado 60 céntimos de dólar.

El sistema de referidos sin embargo es muy diferente al del mundo real. Cuando una persona visita mi página y luego la de Amazon, queda marcada con una especie de “pegatina virtual” que indica que ese cliente es mío (durante cierto tiempo o hasta que llegue otra persona y le ponga otra pegatina). De ahí se llega a la extraña y desagradable situación de que yo recomiende el libro de Chernev “Logical chess, move by move” y una persona me haya hecho ganar dinero virtual por comprar “Chess for Kids” que es un libro que jamás recomendaría.

Aún más extraño es que alguien haya comprado el libro Discovering Piano Literature, Book 2 (Alfred Masterwork Edition), libro que jamás he recomendado. Ni él ni nada que se le parezca.

El sistema de referidos es quizás peor que el que existe en el mundo real. Hoy he comprado mi primer libro virtual en la tienda de Amazon para Kindle. El libro es Good Calories, Bad Calories, de Gary Taubes. La idea del libro es fascinante y conforme lo estoy leyendo, el interés es mucho mayor. El caso es que ese libro lo compré tras las muy favorables reseñas, entrevistas y extractos del socio Seth Roberts. Pero claro, al comprar por Kindle no hay forma alguna de decir “Oiga, que este libro lo estoy comprando por el tipo este que no veas si dio la brasa al respecto”.

Al final resulta que en un caso de adoctrinamiento absoluto una persona no consigue la comisión y en casos de libros altamente no recomendados uno se lleva una comisión. Es uno de los sinsentidos de Internet.

Reuniones

Intentar clasificar todas las reuniones es demasiado pretencioso. La experiencia personal siempre será muy limitada a lo que uno ha podido vivir en su experiencia profesional.

Las causas por las que se produce una reunión, por tanto, son infinitas. Lo más habitual suele ser la necesidad de comunicar determinada información entre dos grupos de trabajo relativamente heterogéneos: los departamentos.

Las empresas se dividen en departamentos, que no son más que Reinos de Taifas en los que unos pintamonas se sienten importantes. En su aldea, ellos son reyes y poseen gran poder. Sin embargo, a menudo se necesita tratar con personas de otros departamentos. La poca fluidez de esta comunicación provoca, en gran parte, la reunión.

La reunión es una forma de reconocimiento de que no existe comunicación cómoda entre ciertos grupos de personas. Una prueba de que los departamentos trabajan de espaldas a la realidad de la empresa, para ellos lo importante es que el departamento vaya bien. Y a veces desconocen lo que sucede en el más allá. Es mediante las reuniones donde se produce ese conocimiento.

Un punto fundamental de las reuniones es que hay una figura clásica – como el que lo consigue todo en las cárceles – que es el convocador. Es un tipo que parece nacido por y para las reuniones. Estás hablando con él de cualquier cosa y cuando menos te lo esperas te salta con la terrible frase: te convoco.

Porque todo el mundo va a las reuniones, menos uno que es el que las convoca. Las convocatorias son como los duelos, te los sueltan a bocajarro, y no estás en disposición de rechazarlas, salvo enorme afrenta al honor. Y al igual que a los duelos, no suelen ir sólo dos personas, sino que resulta imprescindible la presencia de padrinos.

Digamos que la reunión tienen que hacerla los departamentos de Ventas y Relaciones Internacionales. En principio bastaría con que se presentara un miembro (o miembra) de cada departamento. Pero lo cierto es que si va un subalterno es posible que no sepa negociar o dialogar en favor de su departamento y acabe en un compromiso del que salgan perdedores. Tiene que ir alguna figura de cierta relevancia, normalmente un jefe intermedio.

Entonces la situación es la siguiente. Un simple empleado de Ventas tiene que tratar algo con un jefe intermedio de Relaciones Internacionales. El empleado atrae a un cargo intermedio, que vela por los intereses del departamento. Y el de Relaciones Internacionales, para no verse en desventaja, se trae a otro de su equipo, normalmente alguien que sepa un poco de qué va todo.

Y es entonces cuando uno de estos jefes tiene la brillante idea de invitar a uno de sus superiores. En la esperanza de demostrarle lo mucho que sabe durante la reunión, o para aumentar la presión sobre el departamento rival. Y claro está, los del otro departamento hacen lo mismo.

Mención especial merecen las reuniones a tres y cuatro bandas. Entonces aquello va derivando en una sucesión de personas conjugadas (ven tú que un día te vi hablando con una de Relaciones Internacionales) hasta llegar a lo más parecido que existe a una boda gitana. Media empresa está invitada a una reunión que quizás podría solventarse con una llamada telefónica.

Si la reunión implica que se desplacen personas, ya sea porque trabajen en otras ciudades o delegaciones, se trata de aparentar que es algo importante, por lo que se invitan a más y más personas. (No vamos a traer a Aaron de Viena y que no haya por lo menos dos jefes de departamento).

Como en las bodas, lo normal es que se te vaya la mano con los invitados y acaben convocados muchos más de los que uno imaginaba al principio. Llega un punto en que se empieza a invitar muy por arriba, recurriendo a personas con cierta importancia en la empresa. Estos figuran como “invitados” que no han confirmado su asistencia.

Lo más normal es que la reunión se proponga con una semana vista y luego uno de los dos que realmente era imprescindible decida que no puede (porque tiene que hacer una entrevista de trabajo ese día o porque tiene otra reunión) y entonces todo el chiringuito amenaza con desmoronarse. La solución pasa por el divertido juego de la coordinación de agendas. Normalmente todo el mundo está ocioso pero se trata de demostrar que a uno le resulta complicado pasar una reunión de las nueve a las diez.

Llegan las diez, hora de la reunión entre la gente de Ventas y Relaciones Internacionales. Llegar a la hora está muy mal visto. Parece como si uno no tuviera nada que hacer. Como en una cita, si la chica llega pronto, es una mala señal.

Hay ocho personas de la compañía convocadas a las diez y no se presenta nadie. A las y diez llega el primero, normalmente el que ha convocado la reunión. Y por necesidad, porque le toca probar el proyector, que no funciona porque no sabe usarlo. Llama a uno a que le ayude. Pasan diez y quince minutos, empieza a llegar la gente. El hecho de que el proyector falle provoca que muchos remoloneen y se pongan a hablar por teléfono, normalmente llamadas personales que tratan de disimular con caras de preocupación. La gente se llama por las mañanas para cosas estúpidas como contar qué se va a comer o si hay que sacar algo del descongelador.

La reunión empieza a las diez y media. Con suerte. Siempre falta alguien. Siempre hay alguien importante que “ha dicho que vendría” o que “se intentaría pasar”.

Esto es sencillamente terrible. La reunión empieza media hora tarde y una persona sabe que puede llegar una y dos horas tarde y en realidad no se está perdiendo nada. Es decir, hay ocho, o diez, o veinte personas, que cobran un buen dinero, que están literalmente destrozando los registros de competitividad de la compañía.

En una reunión hay que entender que el malgasto de tiempo se vuelve exponencial. Si pillas a un empleado viendo porno en su ordenador podrá estar así una hora, pero será una hora de un trabajador. En una reunión pueden pasarse tres horas del tiempo de ocho personas. Es todo el porno que verá ese empleado vago en todo el mes, y además de personas más importantes y supuestamente productivas.

Pero volvamos al punto de partida. Tenemos a Ventas y Relaciones Internacionales departiendo sobre la reunión. Un punto a destacar es que las reuniones no se preparan nada. Normalmente la gente se lleva papel para apuntar pero no es más que un soporte sobre el que poder hacer garabatos mientras los demás hablan. Si se necesita un dato es muy frecuente que no se sepa y que alguien aventure algo sin ningún tipo de conocimiento. La causa de la propia reunión suele ser el hablar sobre lo que un podía haber mirado en la quietud de su despacho. Se piensa y se medita en la propia sala, nadie tenía ideas previas y normalmente siempre hay ases en la manga y sorpresas de última hora.

Los jefes tratan de salvaguardar el honor de su departamento y al mismo tiempo potenciar la importancia del mismo. Los de Relaciones Internacionales se conforman con que los de Ventas les pidan que hagan algo, o que justifiquen que ellos son de gran ayuda. Luego los de Relaciones Internacionales comerán todos juntos y recalcarán esas frases mágicas como si fueran un discurso de investidura presidencial.

En una reunión la productividad es mencionada a menudo pero a nadie se le pasa por la cabeza lo improductiva que resulta una reunión. No se tiene la idea de que se está haciendo algo inútil, sino importante. La reunión tendría que haber empezado a las diez y a pesar del retraso a las once surge el primer imprevisto: aparecen dos notas que resulta que tenían la sala de reuniones reservada.

Prueba más de la improvisación continua de las reuniones es que lo más elemental es que no se cuide ni el detalle básico: reservar la sala donde celebrarla. Otras muestras de desidia y desinterés habituales son: que la presentación no funcione, que no funcione la videoconferencia, que no haya rotuladores con los que escribir.

Llega esta persona y rompe cualquier atisbo de ritmo. Hay veces que toca desplazar a todos los miembros de la reunión a otra sala. Se ponen a buscar como condenados, recorriendo en jauría toda la oficina. Siempre hay alguno que se despista y acaba abandonando, llamado por uno de los pocos empleados de guardia para firmar un cheque o atender a una petición importante y útil. Siempre más útil que estar en una reunión.

La interrupción puede provocar la sempiterna llamada a tomar café. Y ahí tienes a ocho personas tomando café en la sala correspondiente. Pero oiga, son los mismos que antes estaban reunidos en la sala y de repente ya no se puede hablar de trabajo porque la sala de café es sagrada como el Ganges. Se da un giro de 360º a la conversación. Llegó el momento del fútbol.

La situación es la siguiente: ocho personas están tomando café en una sala. Hablando de fútbol. Están ahí porque a nadie se le pasó por la cabeza que habría que reservar una sala de reuniones. Y dentro de una semana volverá a suceder lo mismo y a nadie le sorprenderá. De estas ocho personas, tal vez tres tengan alguna lógica de presencia en dicha reunión. Con algo de preparación podrían haberse reunido, tal vez en la misma sala de café y, durante unos minutos, solucionar sus diferencias.

Pero no, ahora son ocho y cuando terminen de tomar café encontrarán una sala donde seguir debatiendo soluciones. Serán casi las once y media. Se tardarán diez minutos en tener a todos los implicados calmados y dispuestos a hablar de trabajo.

Para entonces ya hay alguno al que se le ha acabado la batería del portátil. O que ha perdido la conexión de red y que necesita ayuda para recuperarla.

Y entonces llega una de las estrellas invitadas, de las que se afirmaba existía la posibilidad de que llegaran. Pregunta lo que se ha perdido y sorprendentemente los avances realizados se pueden expresar en menos de treinta segundos. La estrella comprende que aquello es un tostón y amaga con volver dentro de un rato. Se vuelve a marchar.

La conversación y el supuesto debate continúan durante mucho tiempo. La gente remolonea en la espera de que llegue ese Gran Jefe y los encuentre reunidos. Tener que resumir la ausencia de resultados tangibles fuera del entorno reunido es mucho más complejo y frustrante. Llega un momento muerto, de puro tiempo de relleno, en que de repente alguien desvía la conversación hacia algo aún más intrascendente, normalmente sin relación alguna con el trabajo. Puede ser hablar de que su hijo vio el otro día a Guti saliendo de un restaurante. Esta conversación se continua porque sí y aunque la mayoría de la gente permanece al margen se respeta como si fuese parte misma de la esencia del negocio.

En algún momento se vuelve al asunto. La reunión es soporífera. Los que tienen Blackberry se salvan leyendo correos personales enmascarados en el uniforme interfaz del correo. El resto hace garabatos en el papel. Los más tristes parece que estuvieran aprendiendo algo muy valioso. El tiempo pasa y nadie se preocupa de intentar hacer la reunión breve.

Una reunión breve es un fracaso. Las reuniones se convocan a longitudes desmesuradas, demenciales. A veces reuniones de cuatro o cinco horas. Se apura cada minuto como si fuese el último con una novia que vive en el extranjero. Se acerca el horario final y se sabe que la reunión se prolongará bastante más. A veces por encima del horario laboral. Y lo peor de todo es que todo apunta a que terminará con la convocatoria de otra reunión. Muchas reuniones se zanjan a nivel departamental con la frase “ha quedado claro que ahora la pelota está en su tejado”. Ocho personas durante cuatro horas para dejar una pelota. Y lo peor es que a lo mejor el otro bando se marcha con la misma conclusión pero de los otros.

En las empresas, con la crisis, se revisa todo lo cuantificable. Si te llevas un sacapuntas, tienes que demostrar por qué. Pero una reunión que ha podido suponer más de 30 horas hombre de trabajo no se considera nunca un desperdicio de tiempo. Un registro de reuniones celebradas, con empleados y con horas totales sería un sencillo antídoto ante este mal de la empresa española.

Gran parte de estos males se debe a la incapacidad de expresión escrita. Un buen correo electrónico, con respuestas adecuadas, podría sustituir a muchas reuniones insulsas. Pero somos personas primarias que necesitamos el contacto físico, el chascarrillo, para acabar con la sensación de confraternización y de comunicación de ideas. Muchas reuniones suelen acabar como deberían haber empezado: con una promesa entre dos personas se enviarse un documento por correo electrónico. Cinco horas después. Ocho personas después. Dos litros de café después.

Bjørnar Håkensmoen

Mañana comienzan los Juegos Olímpicos de Invierno 2010 en Vancouver (Canadá). A un compañero que es muy aficionado a los deportes le preguntaba qué habría digno de ver y se encogió de hombros. Los deportes de invierno son un misterio en nuestras latitudes (y a los socios de América les resulta casi tan extraño o aún más, las medallas olímpicas de invierno obtenidas en el hemisferio sur se pueden contar con los dedos de una mano, en sentido literal).

Gran parte de la culpa de ese desconocimiento se debe a que históricamente los juegos de invierno han estado pésimamente gestionados. Eran el hermano pobre del olimpismo y la simple enumeración de catástrofes y desaciertos daría para rellenar un buen blog durante algunos años.

Como en otras ocasiones mi reacción ha sido la siguiente: no tengo ni idea de los juegos olímpicos de invierno y empiezan muy pronto. Algo tengo que aprender al respecto.

La entrada de la Wikipedia sobre los Juegos es una de esas ante las que me quito el sombrero. La historia contada de forma entretenida, con datos y con sustancia. A menudo critico a esta enciclopedia porque veo que se aleja de este estándar tan elevado.

Si en las olimpiadas de verano hay una alternancia entre Europa y el resto del mundo, en las de invierno es entre Norteamérica…y los Alpes.

localizacion-olimpiadas

Asusta ver cómo tantas y tantas olimpiadas se han celebrado en un palmo de terreno. Pero es que lo peor de todo es que más de una olimpiada se ha celebrado repitiendo sede. Y no porque París tuviera su olimpiada en 1900 y pasados 50 años ya tuviera derecho a otra. Sino porque es que pasaban pocos años y la sede reciente era la única en condiciones de preparar otra, con lo que se repitió casi de seguido la sede de algunas olimpiadas:

1928: St. Moritz, Suiza
1948: St. Moritz, Suiza

1932: Lake Placid, United States
1980: Lake Placid, United States

1964: Innsbruck, Austria
1976: Innsbruck, Austria

1944: Cortina d’Ampezzo, Italia (no se llegó a celebrar)
1956: Cortina d’Ampezzo, Italia

Incluso se ha dado el desagradable incidente de que para unas olimpiadas se echó atrás el país organizador y hubo que encontrar un suplente de última hora, es lo que ocurrió con las olimpiadas de 1940. Sapporo, Japón sería el organizador, pero por la invasión de China previa a la II Guerra Mundial, se le quitó la sede. Luego se ofreció St. Moritz, Suiza (la de las olimpiadas de 1928) pero por problemas de última hora se echaron atrás. Alemania se ofreció como sede suplente y bueno, luego pasó lo que todos conocemos y no hubo olimpiadas.

Lo sorprendente de este asunto es que St. Moritz tuvo unas olimpiadas, rechazó otras y aún así pudo organizar unos segundos juegos poco tiempo después. Las cosas de los Juegos de Invierno. Siempre han estado al margen, las competiciones las han seguido pocos países, aunque éstos con enorme interés. Estas son olimpiadas para rusos, fineses, suecos, noruegos, daneses, suizos, checos, franceses, italianos, canadienses y estadounidenses. Un grupo más pequeño que el de los seguidores de la Copa África.

Pero una élite económica y cultural, no es lo mismo un anuncio para el público de Gabón que para los suecos. Las olimpiadas de invierno son el Apple de los deportes. Selectos hasta decir basta. O pijos como decimos en España de los que son estirados, ricos y educados en exceso.

Esto crea una nueva barrera que nos aleja de estos deportes: no los entendemos. Y encima los practican personas que lo hacen por gusto, no por necesidad, como tantos deportistas africanos que parecen correr por evadir el hambre de sus países de origen.

Desde luego que algunas competiciones resultarán apasionantes. El hockey sobre hielo, que es un deporte que hay que respetar, aún cuando uno no lo conozca, las carreras de esquí parecen sencillas, pues van deslizándose. Pero en el esquí de fondo el consumo de calorías y de oxígeno por parte de los deportista no tiene equivalente en otros deportes. La remontada del esquiador noruego es impresionante (hacia la mitad de este video) tenéis que pensar que esa persona está en ese momento consumiendo mucha más energía que un sprinter de ciclismo.

Los primeros juegos mostraban la candidez de algunas sedes que aspiran a la organización cuando no pueden garantizar la presencia de nieve. En los juegos de St. Moritz de 1928 la ceremonia de inauguración tuvo lugar bajo una ventisca. Los 10.000 metros tuvieron que suspenderse por el mal tiempo. Pero poco después la carrera de 50 kilómetros de esquí de fondo terminó a 25ºC y casi sin nieve sobre la que deslizarse.

De los juegos olímpicos de invierno de 1984 es la memorable y emotiva coreografía de Jayne Torvill y Christopher Dean con la coreografía del Bolero de Ravel y con una argucia legal de por medio (la historia nº8 de esta lista). O el milagro sobre hielo de 1980, del que alguna vez habrá que escribir.

A mi sin embargo hay una historia que me ha emocionado y es algo realmente difícil en los tiempos que corren. Normalmente se piensan en proezas y hazañas de olimpismo y se piensa en grandes perdedores, como el nadador africano que luchó por hacerse un largo en los Juegos de Sydney en el 2000.

La historia de la que os hablo sucedió en los juegos anteriores, los del 2006 de Turín. En uno de los nuevos deportes presentados ese año: la carrera femenina de esquí de fondo de relevos.

En esta carrera dos corredoras se relevan para recorrer una distancia de unos tres kilómetros. En las pruebas clasificatorias los mejores tiempos los consiguió el equipo de Noruega. Pero en la final la corredora canadiense Sara Renner se destacó ya en la salida, liderando la prueba desde el principio.

Sin embargo un infortunio provocó que se le rompiera uno de los bastones en que se apoya al esquiar. Con un único bastón estaba acabada, y tres corredoras la adelantaron. Fue entonces cuando apareció el entrenador femenino de Noruega, Bjørnar Håkensmoen. Que justo estaba a su altura cuando esto ocurrió. Sin pensarlo se acercó a ellla y le dio uno de sus bastones a la corredora que, desconcertada, empezó a esquiar como una enferma.

Los bastones de hombre son 12 centímetros más largos que los de mujer, por lo que Sara Renner tuvo que seguir en la carrera con ese handicap. Aún así pudo completar la prueba y entregar el relevo a su compañera con una desventaja no demasiado grande sobre las competidoras. Beckie Scott tomó el relevo y consiguió la proeza de obtener la medalla de plata para Canadá.

Lo impresionante del asunto es que el equipo de Noruega quedó cuarto por culpa de la ayuda de su entrenador a una rival.

Bjørnar Håkensmoen
Bjørnar Håkensmoen

Y esto es deporte en estado puro. No es sólo ganar ni tener que conseguir una medalla para que te den una beca deportiva y luego vivir como entrenador el resto de tu vida. Es lo bello de la gente forrada que se comporta como cree que es justo, no por el interés.

Sorprende que algo así no haya trascendido apenas en países como España. Es un acto que pasó desapercibido por completo porque es paradójico. Aquí a uno le dan un golpe en la cabeza y se convierte en un héroe. Pero ayudar a un extranjero y perjudicar a tus alumnas es algo raro, no es limpio, no es claro, no nos sirve.

La historia sin embargo tuvo otra lectura en Canadá. Una verdadera histeria hacia un gesto tan noble. Un periódico de Quebec, Le Journal de Montréal, abrió la edición con un enorme TAKK en portada. Takk es gracias en noruego.

La gente se volvió loca con la gratitud hacia el país entero. Se decía que todo canadiense estaba obligado a invitar a bebida a los noruegos que se encontrara en un bar. La embajada noruega se encontró inundada de cartas y correos de felicitación. El descerebrado empresario Michael Page envió 7.400 latas de jarabe de arce como extraña forma de agradecimiento.

Håkensmoen pasaría a ser el invitado de honor que dirigiera el desfile de la Calgary Stampede, en Canadá. Un noruego homenajeado en la remota Calgary y ovacionado con gritos de “Thanks for the Pole” (gracias por el bastón).

Realmente el suyo fue un gesto noble de los que engrandecen el mundo del deporte y los que realmente dignifican la verdadera competición: sin dopajes, sin tecnología, sin ventajas arbitrales. Aquel rollo manido del Altius, Citius, Fortius.

Fuentes:
Casi toda la información viene del artículo de la Wikipedia sobre los Juegos Olímpicos de Invierno.
Para saber un poco más de Bjørnar Håkensmoen y Sara Renner están los enlaces que he ido señalando por el artículo.
Para los que lleguen desde Google sí, Sara Renner ha posado desnuda para una revista pero no, aquí no están las fotografías. Si es difícil encontrar el video de su carrera, imaginad las fotografías.
Si alguno de vosotros encuentra el video, le agradecería que lo indicara en los comentarios para completar el artículo. TAKK.

Imagen freeware (cerrado)

Muchas gracias a todos los que me habéis enviado fotografías para incluir en la cabecera de la página. Realmente he tenido mucho bueno donde elegir.

No obstante he optado por rechazarlas todas por los siguientes motivos:

a) Algunas imágenes son shareware, es decir, que nos gratis 100% como lo del Emule. A veces es mejor pagar 5 euros por hacer lo que te da la gana con algo, antes que obtenerlo gratis y tener que indicar con total claridad que esa foto es de otro.

Si hubiera puesto una foto shareware teóricamente estaría infligiendo la licencia, salvo que ponga un link justo debajo de la imagen o en la misma imagen, etc. Cosas raras que al final hacen que se te quiten las ganas.

b) Realmente me he dado cuenta de que si la foto es de otro el sitio pierde autenticidad. Hasta hace poco nunca hubo una imagen ahí arriba y no pasaba nada. Tener una imagen de un perro robada de un theme de blog estaba bien, pero ya la de una persona que se lo ha currado no me gusta tanto.

c) Combinando el material recibido he llegado a la idea de que con ir a la Wikipedia y tomar una fotografía del año de la tana que sea grande ya me vale para mi propósito.

Al final me he tropezado con una foto de Séneca que me ha gustado, aún siendo Shareware, a la que he troceado y Santas Pascuas, proceso completado.

Así que declaro firmemente que el trozo de esa fotografía no es mío ni jamás lo ha sido y que la foto la ha tomado un tal Calidius y que tiene licencia GNU Free Documentation License, lo cual es incomprensible para el común de los mortales, pero la respeto y comparto y mi obra de arte derivada de ella mantiene esa licencia, sea cual sea lo que significa. Y le pongo un link de 4×4 que obviamente no voy a dejar sobre la propia imagen porque contravendría los principios más básicos de la usabilidad en Internet.

Imagen freeware

Ya sabéis que soy un defensor convencido de todo lo que tiene licencias de distribución gratuitas, sobre todo cuando me puedo ahorrar dinero con el invento. He recibido algunas críticas (no muchas porque no tengo muchos lectores) de la imagen de piedras que artísticamente se muestra en la cabecera de la página. Unos dicen que no se ve bien, para otros es estéticamente insultante. Es por eso que os conmino a que si alguno siente que puede proporcionar una fotografía que sea algo mejor y lo desea, envíe dicha imagen.

Qué duda cabe que el que me envíe esa foto no me estará haciendo un favor, se lo estará haciendo a sí mismo porque la imagen tendrá una enorme difusión y puede que repercusión. He considerado la opción de cobrar por esa opción: al fin y al cabo es como un enorme banner que se coloca totalmente gratis.

Los requisitos de la imagen son los siguientes:
a) Tiene que tener las dimensiones de la que hay actualmente.
b) Tiene que ser de licencia libre (el tipo de libre que es sinónimo de gratis).
c) Tiene que ser estéticamente superior a la actual, si es que eso es posible.

Muchas gracias por vuestra colaboración y ayuda.

Phishing

Siempre me han gustado los emails de phishing, las suplantaciones de identidad bancaria con idea de estafar a las personas. Estos correos electrónicos tienen algo que los hace encantadores, pues el timo no deja de ser burdo y los métodos suelen ser de brocha gorda.

Revisando entre el spam encontré este del banco BBVA:

Nuestro equipo de seguridad ha detectado varios intentos de acceso no autorizado a su cuenta de BBVA…

Las pantallas que presenta dan el pego de que son del banco (salvo por la alerta que muestra Firefox y que no te permite visitar la página salvo que insistas).

Te piden varias contraseñas y luego tratan de obtener las siempre difíciles de la tarjeta de coordenadas (un gran invento que no sé para cuando veremos en sistemas de correo electrónico). Es hilarante ver cómo te piden que introduzcas 47 de esas coordenadas.

La pantalla no tiene desperdicio. Por un lado alerta sobre un premio que voy a ganar (¿Pero no era que había un acceso no autorizado a mi cuenta y que me la habían bloqueado por eso?) y enternecedor el mensaje:

Debito a que esta no es una operacion usual, se le pedira mas de una coordenada:

¿Más de una? ¡Y tanto, que me estáis pidiendo 47 coordenadas!

phising

Lo que tiene que ser ya terrorífico para los estafadores es que encuentren a alguien tan pardillo y dócil que introduzca sus dos contraseñas y luego 47 coordenadas de su tarjeta y tengan la desgracia de que el sistema les solicite una de esas pocas coordenadas que no han solicitado. No tienen forma de pedirle a esa persona los datos adicionales y me imagino que oportunidades como esa hay pocas en la vida.

Disclaimer: Una vez tuve una pequeña participación en el BBVA.