Arquitecto paisajista

Frederick Law Olmsted fue el principal arquitecto paisajista de la historia de Estados Unidos. Su obra magna es Central Park, en Nueva York.

Su amarga queja, en una carta al arquitecto Henry Van Brunt, sobre las exigencias a su denostada profesión bien recuerdan a los sufridos programadores informáticos que tienen que contar una flexibilidad a veces imposible:

Supón que has recibido un encargo de construir un teatro de ópera muy grande; y que poco antes de que la obra esté terminada y tu esquema para decorarlo completamente diseñado te indican que el edificio será usado los domingos como Templo Bautista y que ese espacio hay que acondicionarlo para incluir un gran órgano, un púlpito y una pila bautismal. Luego, a intervalos regulares, te van indicando que hay que readaptarlo y decorarlo convenientemente para que partes del edificio sean usadas como juzgados, cárcel, sala de conciertos, hotel, pista de patinaje, clínicas médicas, lugar de un circo, espectáculos caninos, taller, salón de baile, estación de tren y campo de tiro. Eso, es lo que casi siempre ocurre con los parques públicos. Disculpa si me pongo muy pesado; es algo que me produce ira crónica.

Fuente: The Devil and the White City, de Erik Larson.

Garrofer

Realmente el periódico el Garrofer es una de las mejores páginas de información de Internet. Si al principio no te acaba de encajar es bueno que le de más de una oportunidad. Su tratamiento de los temas de actualidad es a veces uno de los pocos puntos de vista que aportan algo. Es una página conocida pero no lo suficiente para la calidad de lo que ofrece. Al no ser pro-compartición de multimedia pierde muchos seguidores.

La entrada sobre los Internautas es firme candidata a premios del Internet 2011:

Entre los requisitos que se piden para demostrar esta conciencia superior se cuentan por ejemplo tener una cuenta de Twitter, ponerse una careta de la película “V de Vendetta”, o saberse de memoria y poder aportar de golpe en cualquier momento un chorrazo de links a artículos aparentemente bien redactados por abogados y expertos que decretan el fin del copyright.

También es usted Internauta (es decir, moralmente superior), si utiliza o le parece bien que haya enlaces a páginas web donde se difunden de forma masiva y gratuita contenidos creados por otras personas que hasta ahora creían que vivir de su trabajo era una pretensión legítima.

Sobre el 23-F:

Yo en aquel momento aún no era internauta pero tenía la premonición de que algún día lo sería. De hecho más de una vez he pensado si aquel 23-F yo no sería un internauta del futuro que había vuelto al año 1981 a través de Twitter. El caso es que en aquel entonces, si hubiera habido internet, blogs y redes sociales, todo habría sido distinto porque habríamos compartido la información entre todos nosotros igual que ahora compartimos películas. Aquella noche cenamos macarrones con tomate. VÍCTOR DOMINGO PRIETO, Madrid.

La temática es muy variada, los internaturas son uno de los temas menos habituales pero destaco estos dos párrafos de entre las entradas recientes más destacables. Aunque la página tiene un formato que no parece de blog, tiene un RSS para suscribirse como Dios manda.

Marmolillo Awards 2010

La edición de este año de los Marmolillo Awards se ha retrasado deliberadamente para atraer algo más de público que las ediciones anteriores. Que en navidades nadie consulte Internet es algo que, no por conocido no deja de ser sorprendente. Se supone que Internet es una forma de ocio pero la realidad es que casi todo el mundo se conecta desde el trabajo.

Como ya se anunció en una entrada anterior la cuantía de los premios se ha duplicado como acicate para luchar contra la crisis. Sin más, paso a enumerar a los ganadores.

Música.

Ganador 2010: The Dark Knight (Banda Sonora). Por Hans Zimmer y James Newton Howard.

Una banda sonora que ha recibido numerosas críticas, porque los compositores reutilizaron temas propios de bandas sonoras anteriores. Pero cuyo resultado es una gran banda sonora y que ha sido el disco que más veces he oído de todo el año.

Tras descargármelo de Internet por la cara – y más de una vez – y comprobar su calidad, pensé en comprar el disco original, incluso comprar varias copias de él. O donar una cantidad de dinero por Paypal a los compositores para evitar los intermediarios. Pero no, no hice nada de eso, aunque me siento orgulloso y me considero mejor persona por haber tenido semejantes ideas no llevadas a la práctica.

Literatura.

Ganador 2010: Álvaro Mutis: Empresas Y Tribulaciones De Maqroll El Gaviero.

Extraordinaria serie de novelas de la que ya he escrito con anterioridad en el enlace al libro.

Internet & Blogs.

Ganador 2010: Art of the Steal: On the Trail of World’s Most Ingenious Thief. Artículo de Joshuah Bearman publicado en Wired.

Curiosamente este escritor es uno de los productores del muy recomendable documental “The King of Kong” del que me extraña no haya escrito nada en su momento.

El artículo trata sobre la personalidad e historia del ladrón Gerald Blanchard, de una capacidad para el crimen extraordinaria, al estar muy por delante de los sistemas de seguridad de los bancos. Un hacker de verdad, de los malotes, no de los que crackean las consolas para el bien de la humanidad. Un ladrón que dejaba cámaras de seguridad en las escenas del crimen para saber qué hacía la policía una vez llegaba al lugar del crimen y poder perfeccionar aún más sus métodos – aparte de jactarse de su ineficacia. Es una narración bastante larga pero verdaderamente apasionante.

Software y pamplinas 2.0

Ganador 2010: Tomtom one.

Realmente el GPS es un invento extraordinario que se asocia con conductores tuercebotas capaces de dejarse caer a un lago mientras siguen sus indicaciones a pie juntillas. Pero para mi, que desde los asientos traseros he vivido decenas de trayectos de pesadilla para llegar al quinto pino y luego allí sufrir la incapacidad de la gente para orientarse y para expresar direcciones de forma inteligible hasta llegar a la calle correcta, el invento del navegador me parece que es verdaderamente útil y un avance de la humanidad, cosa que no puede decirse de Facebook o Twitter.

Sorprende ver la historia de la empresa holandesa Tomtom que fabricaba aplicaciones de gestión con un éxito bastante limitado y que con el navegador consiguieron dar un salto de gigante, pasando de ser una compañía local a una de las grandes del mundo. Uno de los mayores éxitos tecnológicos en los que nadie suele reparar. Para mi un éxito es que una empresa pase de facturar 300.000 euros a facturar 3.000 millones de euros, no que pase a tener 1.000 millones de visitantes de Internet pero luego no gane ni un céntimo o navegue al borde de las pérdidas.

A la hora de comprar un navegador buscando por Internet llegué a la conclusión de que debía comprar cualquiera de la marca Tomtom y el más barato posible porque casi todos son iguales. Suscribo esta opinión al 100%. El tomtom one vale 100€ pero si Tomtom saca un modelo aún más básico, pues ese es el que habrá que comprar.

Persona del año

Ganador 2010: Julian Assange

Por sus artes amatorias y su capacidad para evocar con ello ideas revolucionarias en sus fervientes seguidores, este Don Juan con Creative Commons es el personaje del año y justo ganador del premio.

Insomina Prize

Ganador 2010: William Rothstein

Turbadora historia.

Cine

Ganador 2010: Inception. De Christopher Nolan.

Este año me he tomado la molestia de anotar todas las películas que he visto. He visto sólo once películas en todo el año, contando películas vistas en avión y bodrios del calado de Sex and the City 2. Para gloria del cine español, dos de las películas las he visto pagando religiosamente la entrada. Una de ellas fue Inception que es una obra muy meritoria. Se nota que la historia está muy trabajada, pero el formato del cine, con la necesidad de no excederse de las dos horas y media, la convierte en una película un tanto fallida. Una serie de tres o cuatro episodios de hora y media podría haberla convertido en obra maestra. Pero no hay que olvidar que además de contar historias, la gente del cine tiene que pagar facturas: de yates y relojes Rolex, pero también nóminas de empleados.

Series y televisión

Ganador 2010: The Office.

La desquiciada oficina de una empresa papelera en Estados Unidos muestra fidedignamente el absurdo de las horas que se pasan trabajando en una oficina. La comedia es exagerada pero en muchos momentos refleja situaciones que tristemente son habituales en uno de los lugares donde pasamos la mayoría de nuestras vidas.

La serie no es brillante pero sí muy entretenida. Tras la decepción del final de Lost, que con el paso del tiempo cada vez se me antoja más ridícula, y con el desinfle de la serie Dexter, cada vez me siento más alejado de las pantallas de televisión y cine.

Best comment in blog

Ganador 2010: Jessica. Un premio que ha dejado el listón demasiado alto.

Pérdidas

Por la reciente implementación de la llamada “Ley Antitabaco” el 2 de enero en España, que prohíbe el fumar en cualquier bar o restaurante, está todo internet lleno de estadísticas que hablan de las gravísimas pérdidas para el sector.

El dato que se baraja casi siempre es el de un 20% menos de clientes o de ingresos. Cierto es que este dato está calculado a ojo y tiene un margen de error amplio, pero mucho más grave es el olvidar que el cálculo se está realizando mal.

No se está comparando enero del 2011 con enero del 2010, sino con diciembre del 2010. Es decir, comparando el peor mes para la hostelería con uno de los mejores (y en muchas regiones como Madrid, el mejor con diferencia). Independientemente de las consecuencias de la nueva ley.

Jeopardy

Jonathan Schaeffer (nacido en 1957) es el investigador detrás de Chinook, un desconocido programa informático responsable de uno de los hitos de la programación: el primer programa informático capaz de “ganar” al campeón del mundo de damas, Marion Tinsley, en 1994.

Era la primera victoria de un ordenador en un juego lo suficientemente complejo para no ser “cálculo puro”. Los juegos en que el número de posibilidades son finitas – casi todos los conocidos – son juegos deterministas, en que a priori una máquina de potencia lo suficientemente poderosa podría determinar las posibilidades de victoria y elegir siempre la mejor opción posible.

El número de jugadas posibles en las damas es mucho menor que en el ajedrez, pero aún así en los años 90 la capacidad de cálculo de los ordenadores era lo suficientemente limitada como para que el programa Chinook marcase un hito importante en la inteligencia de las máquinas.

Aunque la repercusión de este logro fue mucho menor que la victoria de Deep Blue sobre Kasparov, reflexionando un poco creo que hay quizás mucho más mérito en el trabajo de Jonathan Schaeffer tratando de resolver el juego de damas. Por un lado es un trabajo mucho más ingrato, al no aspirar al aplauso de la Humanidad. Todo lo más esperar aparecer en algunos noticieros pequeños y alguna que otra referencia científica. Por otro lado, el equipo de Schaeffer se encontró con la dificultad del juego de damas donde las diferencias entre los jugadores son abismales.

Si escribiera un programa de ajedrez, podría contar con por lo menos 200 jugadores en todo el planeta que me podrían asesorar, con un margen de error mínimo, indicándome si ese programa sería capaz de ganar o no al mejor jugador de ajedrez del mundo.

Pero con las damas no sucedía lo mismo. El mejor jugador del mundo, Marion Tinsley, era tan superior a todos los demás, que dejó de participar en el campeonato del mundo durante diecisiete años porque no tenía rivales. Ganó el campeonato del mundo de damas durante los periodos 1955–1958 y 1975–1991. Y en el hiato de enmedio ¡No participó! Tinsley fue el mejor jugador del mundo durante 36 años. Solo perdió cinco partidas en sus 45 años de carrera. Un récord insuperable en cualquier otra disciplina competitiva.

La única forma de demostrar que el juego de damas era lo suficientemente bueno era ganando a Tinsley. Por mucho que programaran sus autores, no tenían otro jugador tan bueno como para valorar la calidad del programa. Aunque ganase al segundo jugador del mundo por un resultado abultado, eso no quería decir nada, pues también Tinsley lo hacía.

Pero a diferencia del campeón del mundo de ajedrez, que sólo se mostró dispuesto a competir contra Deep Blue por muchísimo dinero, Tinsley había pasado toda su vida frustrado al ser el mejor jugador de un juego en que no tenía rivales. Este campeón del mundo de damas estuvo dispuesto a jugar un match contra la máquina, que había vencido en el campeonato de los Estados Unidos, lo que teóricamente le daba el derecho a jugar por el campeonato del mundo – cosa que la Federación no permitió.

Justo en el ocaso de la carrera de Tinsley el equipo de Jonathan Schaeffer tenía un programa lo suficientemente competitivo. En 1992 consiguieron organizar un match – Campeonato del Mundo extraoficial – contra Marion Tinsley en el que la máquina perdió 4-2 – los encuentros de damas están abarrotados de partidas que acaban en tablas y no se cuentan. Las dos victorias contra Tinsley son todo un récord, recordar el récord del campeón que sólo había perdido cinco partidas en toda su carrera anterior.

Dos años después, en 1994, el ordenador estaba preparado para la revancha. Cuando Tinsley y Chinook iniciaron este match del hombre contra la máquina sucedió la tragedia: el campeón humano, que se había retirado del juego y sólo competía por mostrar si la máquina era lo suficientemente buena, tuvo que abandonar el encuentro cuando sólo se llevaban seis empates disputados. Le habían diagnosticado un cáncer de páncreas del que moriría pocos meses después.

El encuentro quedó empatado pero para la gente de Schaeffer eso no podía ser un empate. Porque a partir de ahí podrían ganar a todos los jugadores del mundo, siempre, pero no por ello tendrían la seguridad de que la máquina era lo suficientemente buena. Había que ganar al mejor jugador de todos los tiempos.

Ese encuentro, suspendido por motivos de salud, cuenta como victoria de la máquina, una agria victoria por abandono del rival. El match fue retomado al año siguiente, 1995, por el campeón del mundo de damas oficial, que perdió contra Chinook por un resultado de 1-0 y 31 empates.

A partir de ese momento el equipo de Schaeffer anunció que dejaría de competir, algo que ya no tenía sentido, y se limitaría a resolver el juego de damas. Resolver el juego de damas es algo tan ambicioso como garantizar el resultado de la partida antes del comienzo. Como era de esperar, el resultado de una partida de damas perfecta es el de empate. Pero ningún jugador humano puede garantizar ese empate. Muchos años después, doce años para ser exactos, en 2007, pudieron terminar el desarrollo de un programa que nunca pudiera perder a las damas.

En el camino, Deep Blue había vencido en 1997 a Kasparov, con enorme revuelo de medios de comunicación. Los investigadores canadienses dirigidos por Schaeffer seguían en su tarea ingrata y casi infinita de resolver el aparentemente sencillo juego de damas. Dieciocho años volcados en resolver un juego al que nadie juega, al que nadie aprecia y sin poder jamás demostrar que es el mejor jugador de todos los tiempos.

La resolución de juegos ha llegado al límite con el anuncio – de menor repercusión aún que las victorias de Chinook – de que IBM tenía un programa capaz de vencer a los mejores jugadores de Jeopardy, un popular programa de preguntas y respuestas en Estados Unidos. Estamos hablando de un programa que puede responder a la pregunta “¿Cual es la obra más popular del poeta más popular de Inglaterra que tiene lugar en Italia?” o a la de “¿Cuál es el nombre de la menor de edad que testificó en el juicio contra un primer ministro europeo?”.

Para llegar a responder a esas preguntas un ordenador tiene que tener una capacidad de comprensión del lenguaje extraordinaria y eso es un hallazgo que supera de largo a la televisiva derrota de Kasparov contra Deep Blue o la presentación del penoso traductor de Android. Es un paso de gigante en la hipotética posibilidad de que escribas en un cuadro de texto “¿Cuál es la hipoteca que más me conviene, siendo como soy un gañán?” y que el programa te responda con una sugerencia concreta y acertada “La de Caja Caminos” – todo lleno de publicidad a los lados, se sobreentiende.

Fuentes: Gonzalo S. me envió por correo la apasionante figura de Tinsley. Muchas gracias.
Seth Roberts, por el enlace al vídeo sobre la máquina que responde al Jeopardy.

Legionario

Un legionario pierde el pasaporte en Marruecos e intenta cruzar a nado a Ceuta.
Un legionario con destino en Ceuta ha protagonizado la historia más curiosa acontecida en los últimos meses en la ciudad autónoma: ser detenido por la Guardia Civil cuando pretendía entrar a nado desde Marruecos al haber perdido su pasaporte.

Hace un par de meses la anterior noticia invadía los periódicos y telediarios de España y todo el mundo hablaba de ese superhéroe español. Desde luego que la historia tiene miga y si no la conocías, te recomiendo que la leas en el enlace.

Sin embargo ya han pasado dos meses de aquello y nadie sabe quién es ese legionario. Ninguna televisión le ha entrevistado. No hay un reportaje televisivo a los guardas civiles que patrullaban y que le encontraron vestido con el traje de neopreno.

El legionario de casi 30 años y sin graduación, cuya identidad responde a las iniciales D.S. fue durante dos días la persona más famosa de España. Y después, se esfumó. Nadie ha escrito a quien responden esas iniciales.

Todas las noticias aportan prácticamente la misma mínima información: una nota de la agencia Europa Press.

Puede que me equivoque, pero creo que puede afirmarse con rotundidad que aquello fue un bulo, una noticia inventada. Y que todos los medios la propagaron y nadie se preocupó de refutarla. Y que Internet y sus páginas sociales y colaborativas que todo lo filtran se tragó la patraña como en los años ochenta corrían todo tipo de rumores basados en la desinformación general.

Si en pleno 2011 nos hemos creído la historia del tipo que se compra un traje de neopreno para cruzar a nado hasta Ceuta porque no le dejan pasar por el puesto fronterizo, es porque Internet aporta muchas cosas, pero no es un ojo que todo lo ve y que vela por la gran verdad.

Demonio de Tasmania

El demonio de Tasmania es, evitando las innecesarias e imposibles definiciones técnicas (Sarcophilus harrisii) una especie de perro pequeño que vive en la isla australiana de Tasmania. El género del animal, Sarcophilus, es todo un despropósito pues la Wikipedia dice de él:

Sarcophilus es un género de marsupiales dasiuromorfos de la familia Dasyuridae. Se conocen tres especies, de las cuales sólo una, el diablo de Tasmania, sobrevive en nuestros días.

Es decir, que el animal pertenece a un género del que es el único representante (vivo). Sus compañeros de género sólo se conocen por fósiles del Pleistoceno. En eso se parece al hombre, que carece de otras especies vivas dentro del género Homo.

El demonio de Tasmania es un animal muy especial por varias razones. De un lado es el mayor marsupial (animal con cesto en la tripa) carnívoro que existe. Hasta hace menos de 100 años ocupaba el segundo lugar, tras el tilacino o lobo marsupial, extinto desde 1930. El tilacino tenía la bizarra característica de que también el macho tenía la cesta marsupial. Y digo bizarra porque la empleaba para guardar su aparato reproductor dentro de ella cuando tenía que correr por zonas de vegetación espesa, en una especie de ropa interior natural de máxima calidad.

Aún no hemos terminado con el tilacino pero volvamos al demonio de Tasmania. Es el mayor marsupial carnívoro y un animal que sólo existe en la enorme isla de Tasmania. En los mapas de Australia, Tasmania se percibe insignificante pero es una isla enorme, unas 20 veces más grande que Mallorca. Es decir, se podrían colocar veinte islas como Mallorca dentro de Tasmania. Tasmania está a mitad de camino entre la superficie de Andalucía y la de Aragón. Las cifras están en la Wikipedia (me encanta enlazar a esta página tan absurda como es la de la portada de la Wikipedia).

El demonio de Tasmania también vivió en el territorio continental de Australia y en la isla de Nueva Guinea. Geológicamente estos tres territorios tienen un origen común, aunque esta tercera isla, al escapar al influjo australiano aparece en tierra de nadie, ausente del pensamiento de todos. Nueva Guinea es una isla gigantesca (la segunda más grande del mundo, un 50% más grande que España). La isla de Nueva Guinea está dividida entre Indonesia, la parte que aparece a la izquierda en los mapas, y la independiente Papúa Nueva Guinea a la derecha. La linea de división fronteriza entre estos dos territorios es altamente inquietante pues traza una línea recta salvo por una insignificante e inexplicable protuberancia en el centro de la divisoria. La observación de un mapa de Indonesia puede llevar a la pérdida del juicio a más de uno. Es un país cuya geografía es incapaz de ser abarcada por la mente humana, tiene la superficie de México repartida en más de 17.000 islas, tres de las cuales son enormes pero cuyo territorio no le pertenece por completo a Indonesia (Timor, Nueva Guinea, Borneo).

Sin embargo el demonio de Tasmania se extinguió tanto de la Australia continental como de Nueva Guinea mientras que fue capaz de sobrevivir en Tasmania. La principal teoría al respecto – teoría que no se considera tal sino verdad incuestionable – es que el dingo, el perro salvaje australiano, un animal trasplantado hace unos pocos miles de años desde Asia, acabó con el demonio de Tasmania. Por un lado los dos animales competían por la misma comida. Por otro el dingo podía comerse a los demonios de Tasmania. Ante un enemigo así, no hay quien no sucumba. La suerte del demonio de Tasmania estuvo en que el dingo no llegó hasta la isla donde encontraría su refugio.

La característica más sorprendente del demonio de Tasmania es la fuerza de sus mandíbulas. En proporción a su tamaño, es el mamífero con mandíbulas más fuerte que existe, la fuerza de las suyas es cuatro veces más poderosa que la de un perro. Esto lleva a que sea capaz de comerse a sus víctimas casi por completo, salvo por los huesos más grandes. Qué duda cabe que es un animal idóneo para quien necesite hacer desaparecer un cadáver.

El demonio de Tasmania es un depredador cómodo que también se acostumbra a la vida del carroñero. Aparte de por la despreocupada vida de los animales protegidos – el demonio de Tasmania es una especie protegida – que siempre encuentran alimento ofrecido por los cuidadores, la principal fuente de comida para el demonio de Tasmania son las carreteras: animales atropellados por automóviles son su principal fuente de sustento.

¿Por qué se le llama demonio? Principalmente por su forma de comer. De un lado sus poderosas mandíbulas destructoras, de otro la agresividad que muestra hacia sus congéneres que le molesten mientras está comiendo, emitiendo un gruñido molestísimo y bastante desapacible. Además es un comedor incansable que puede ingerir un tercio de su peso en menos de media hora. Uniendo todo esto a sus costumbres nocturnas, tenemos un ruido que tuvo que causar no pocos miedos a los primeros pobladores occidentales de la isla de Tasmania.

Pocas veces, sin embargo, un sobrenombre a un animal ha causado tanto daño como el del demonio de Tasmania. Los primeros científicos que se tropezaron con él en 1807 le dieron una denominación más amable, Didelphis ursina que quiere decir oso amante de la carne, por su hábito de no estar comiendo otra cosa que carne y de hacerlo constantemente.

Pero con el paso del tiempo el nombre que cuajó fue el de Diabolus ursinus, el oso diabólico. A nivel coloquial estaba bastante extendida la denominación de “la mascota de Belcebú”, que tampoco trasmite las mejores vibraciones.

Lo que parecía un juego de palabras trivial hacia un animal condenado a la extinción tendría consecuencias para los propios colonos de la isla. Para entenderlas hay que remontarse al propio descubrimiento de la isla de Tasmania.

Como ya hemos indicado más arriba, la isla tiene un tamaño gigantesco en términos europeos de superficie. Pero a nivel austral es una isla insignificante comparada con Australia.

Tras el descubrimiento de América el dibujo más o menos acertado de un mapamundi mostraba numerosos territorios prácticamente desconocidos, como la Alaska que pertenecía a España sobre el papel pero que nadie nunca se preocupó de visitar. En gran parte ese desconocimiento lo provocaron España y Portugal con sus sucesivos repartos del mundo por conquistar mediante diversos tratados (de los cuales siempre se recalca el de Tordesillas pero fueron varios de términos más o menos precisos y acatados con rigores variables).

Conquistar territorios siempre ha sido más romántico que económicamente rentable y si además la conquista puede desembocar una guerra con otras potencias de la época, desde luego que se pierden las ganas de ver mundo. El reparto de Tordesillas desincentivaba las conquistas de España y Portugal, que ya sobre el papel eran dueñas de todo. Pero al mismo tiempo del resto de países europeos, dificultando que se potenciara la colonización de los nuevos territorios.

Una de las teorías más difíciles de imaginar, descabelladas y próximas a la verdad de toda la historia de la humanidad es la que sitúa a Portugal descubriendo Australia entre 1521 y 1524. Siempre me han gustado las teorías de la conspiración relativas a la manipulación consciente de la historia en la antigüedad. Pero esta teoría, a la que cada vez se le da más credibilidad, sostiene nada más y nada menos que los portugueses descubrieron Australia, todo un continente. Y que, como estaba en el área de influencia española, por lo que por derecho le debía pertenecer aunque aún no estuviera descubierto, decidieron callarse el descubrimiento para no darles ningún tipo de ventaja.

En favor de esta teoría hay numerosos puntos. El más flagrante de todos es el hecho de que circulaban mapas dibujados en Portugal que incluían gran parte de la costa de Australia. Estos mapas acabaron siendo robados por los ingleses (espionaje industrial a gran escala) y sirvieron de guía al Capitán James Cook para “redescubrir” el continente dos siglos más tarde.

Desde luego que lo más difícil de creer de todo el asunto es que se pudiera mantener un secreto tan grande durante tanto tiempo. Lo que sí que es cierto es que todo el mundo sabía, o se imaginaba viendo los mapas, que en el enorme vacío donde se ubica Australia debía de existir alguna masa terrestre bastante grande, incluso un continente. El nombre de Australia es casi el de ese continente que, en una intuición estadística plenamente acertada, se imaginaba debía andar por ahí.

España buscó durante infructuosas décadas ese continente, en una triste sucesión de fracasos. Hoy en día parece difícil de creer que se pudiera viajar de África a América, pasando por debajo o por encima de Australia y siempre sin tropezársela. Hasta qué punto esto es posible lo demuestra el descubrimiento de la isla de Tasmania en 1642 por Abel Tasman. En este mapa se observa la ruta de este explorador (señalada en rojo) que pasó sin darse cuenta rodeando todo el continente.

Peor fue la suerte de Luis Váez de Torres quien en 1606 a las órdenes de la Casa de Austria pasó por todo el norte de Australia casi por casualidad sin darse cuenta de que estaba bordeando el gigantesco continente. En el mismo mapa he señalado esa parte de su recorrido en negro. Sorprende que ambos navegantes pasaran tan cerca de Australia sin darse cuenta de dónde estaba.

Abel Tasman descubrió la isla de Tasmania y le propuso un nombre en honor a su patrocinador, Anthoonij van Diemen: Anthoonij van Diemenslandt, La Tierra de Anthoonij van Diemen. Para cuando la isla pasó a ser territorio británico y ser colonizada, en 1803, su nombre se había acortado hasta Van Diemen’s Land: La Tierra de Van Diemen.

Ahora bien, la colonización de Australia fue una de las más inusuales de la historia. Cook redescubre el continente y en lugar de tantear con posibles opciones – viajes en busca de algo de valor, intentos de establecer colonias – los ingleses mandaron en el siguiente barco un cargamento de presos. Australia sería una prisión, o expresado más precisamente, una serie de prisiones.

Van Diemen’s Land sería una de dichas cárceles. Aislada de Australia que a su vez estaba totalmente aislada del resto del mundo. No había ninguna posibilidad de escapar, aunque hubo quien lo consiguió.

Con el paso de los años Australia fue adquiriendo una extraña forma híbrida: llegaban colonos (emigrantes) que aprovechaban la mano de obra de los presos para crear una colonia verdadera, como en su momento lo fueran Estados Unidos o Canadá.

Pero las situación de Van Diemen’s Land nunca llegó a ser tan próspera como en el continente. La vida era mucho más dura en la isla y las condiciones de vida de los presos eran de las peores de entre todas las cárceles y circulaban todo tipo de leyendas sobre las atrocidades a las que se les exponía. A pesar de los maltratos, torturas y asesinatos de presos lo que peor fama daría a esta isla sería el hecho constatado de que en una prisión de máxima seguridad donde miles de presos peligrosos se hacinaban sin esperanza alguna de ver una mujer, la práctica de la homosexualidad forzada estaba a la orden del día. Delito abominable, innombrable y asociado siempre con el mismo diablo.

Poco a poco la mala fama de Van Diemen’s Land fue apropiándose hasta del nombre. Si bien la isla se llamaba como el patrocinador de la expedición, muchos lugares de la misma tenían el nombre de su descubridor, Tasman. Poco a poco se acuñó la palabra demonio de Tasmania, pero no solo para aplicarse a los hambrientos animales. De Diemen a Demon (demonio) había una distancia demasiado corta y la isla empezó a llamarse demasiado la isla del Demonio. El gentilicio de Vandemonian dejaba las cosas aún peor.

Esto explica por qué en 1856, cuando se organizó políticamente la isla, se decidió cambiarle el nombre hacia el de Tasmania. Un nombre sin publicidad y que de paso les permitió eliminar muchas bromas fáciles sobre su demonismo. Funcionó.

Muchos os preguntaréis si el demonio de Tasmania es un animal domesticable. Su apariencia dulce puede cautivar el corazón de los amantes de los animales. A pesar de la fiereza ante sus pares, cuando está rodeado de personas no se muestra tan fiero y es uno de los pocos animales que se deja arrancar de la comida sin protestar, cosa que ni siquiera los perros hacen. Las opiniones están muy divididas al respecto, hay quien dice que, criados desde pequeños, se comportan casi como perros. Alguien contaba que tuvo un demonio de Tasmania como mascota durante casi un año, sin que tuviera ningún comportamiento salvaje o extraño. Pero un día, de la noche a la mañana, destrozó el cuero del recibidor de la casa y se marchó de la vivienda, para volver varias semanas después en un estado que desaconsejaba cualquier intento de domesticación. El adjetivo del demonio de Tasmania como mascota es “impredecible”. Y ese es quizás el menos recomendable en una mascota, que puede ser muy peligrosa.

El demonio de Tasmania es especialmente famoso por el personaje de dibujos animados de Looney Tunes de Warner Bross. Con el mote de Taz se representa como un animal impaciente, siempre gruñendo, tosco, torpe y capaz de morder cualquier cosa. Es un personaje complejo dentro del mundo de los dibujos animados porque se le ha presentado tanto en los papeles de héroe como el de villano.

Las cosas se vuelven extrañas cuando pensamos en el personaje de Taz trasladado a una serie que trata sobre los personajes de dibujos animados cuando eran pequeños: Baby Looney Tunes. Las características de Taz se han identificado con un niño que tenga síndrome de Down. Estas asignaciones nunca traen nada bueno y es normal si se quiere cambiar un poco al personaje o se le hace pasar por desventuras poco envidiables surjan voces que protesten al olvidar que no es más que un dibujo animado.

La situación del demonio de Tasmania animado es altamente conflictiva para el gobierno de Australia. El demonio de Tasmania es el símbolo de la isla pero al mismo tiempo la representación del demonio que figura en el imaginario popular es la del dibujo animado. Esto lleva a que el souvenir más típico de Tasmania sea un peluche de Taz, un personaje de la Warner Bross sobre el que el gobierno de Tasmania no tiene ningunos derechos. Es más, tiene que tener mucho cuidado a la hora de emplear el término demonio de Tasmania porque en muchos casos es una marca protegida de la empresa americana. La relación entre la multinacional y la región australiana es del todo viciosa. Los americanos sólo ganan dinero con el personaje en la isla de Australia y no le dan ni un milímetro de facilidades o exenciones a los tasmanos. Estamos encantados de que usen nuestro personaje. Pero que no se olviden de que tienen que pagar por él.

Pero esto no es nada comparado con todo lo que tiene que ver con la extinción del demonio de Tasmania.

Como ya mencioné más arriba, se trata de un animal que ya se ha extinguido en otras regiones (a causa del dingo) y que ha superado riesgos de desaparición enormes. El primer riesgo, el más grave, fue la aparición de occidentales en la isla. Desde principios del siglo XIX la colonización de Tasmania se convirtió en una caza despiadada y sin cuartel a cualquier potencial depredador de la oveja – animal que se crió masivamente en la isla, especialmente a causa de que durante las guerras napoleónicas los ingleses perdieron toda posibilidad de importar lana de ovejas merinas españolas.

Por aquel entonces se trató de eliminar la especie pagando un precio por cada cabeza de demonio de Tasmania. Con este sistema se consiguió hacer disminuir la colonia a cantidades insignificantes, mientras se conseguía extinguir al más grande tilacino, el lobo marsupial. Una mezcla de su facilidad reproductora, lo pequeño de su tamaño, lo austero de su régimen de comidas y sus costumbres nocturnas permitieron que el demonio de Tasmania sobreviviera a la extinción, mientras que muchas otras especies más poderosas desaparecían para siempre, entre ellas la más resistente de todas: el hombre. Antes del siglo XX ya se habían extinguido los aborígenes de Tasmania. Estremecedor pensar que el hombre fue capaz de extinguir toda la población humana autóctona de una isla en apenas cien años, sin que fuera totalmente premeditado o por medio de una guerra. Un perro extinguió al demonio de Tasmania en el continente y el hombre no pudo terminar con el demonio de Tasmania australiano pero sí con su congénere.

Había dicho antes que el demonio de Tasmania encuentra la mayoría de su comida en las carreteras de Tasmania. Esto sin embargo no está exento de riesgos. El animal atropellado que el demonio de Tasmania empieza a comer traslada su destino al depredador, que a menudo acaba también aplastado sobre el pavimento. Por su pequeño tamaño no llega a ser un problema de seguridad para los conductores pero qué duda cabe que la misma industria que da de comer al demonio de Tasmania está acabando con él.

Sin embargo el demonio de Tasmania es un superviviente y ante todo es capaz de salir adelante. Hay un peligro ante el que no consigue sobreponerse: una enfermedad natural, la enfermedad del tumor facial del demonio de Tasmania.

Se trata de un tumor contagioso, algo tan infrecuente que sólo se conocen casos en enfermedades de perros, hamsters sirios y demonios de Tasmania. Como además el cáncer se produce en la cara y los demonios de Tasmania son muy dados al flirtear con el mordisco en las muestras de estatus – peleas por la comida y por conseguir reproducirse – la enfermedad se está trasmitiendo a la velocidad del rayo. Con una diversidad genética insignificante, más de la mitad de los demonios de Tasmania han muerto no a manos de cazadores, ni de conductores, ni de dingos: de una enfermedad natural.

La enfermedad es suficientemente atroz: un tumor que se extiende por toda la cabeza hasta que interfiere con las posibilidades de alimentarse del animal, que muere de inanición.

La lucha contra reloj por salvar al demonio de Tasmania encuentra algunas esperanzas en ejemplares del animal que se han mostrado inmunes a la misma. Si se consigue detectar qué es lo que les protege, o si su descendencia también mantiene esta inmunidad hay una vía para salvar a la especie. Otro camino, más seguro, es el de salvar a la especie – que sólo supo salvarse en la isla de Tasmania – sacándola de la isla. Se ha trasladado una colonia de demonios de Tasmania totalmente libre de la enfermedad a la isla de María, isla deshabitada de 19 kilómetros cuadrados al sureste de Tasmania, en una suerte de destierro forzoso.

El destino del demonio de Tasmania va de la mano del del zorro en Tasmania en una simetría difícil de igualar.

El zorro es uno más de tantos animales que los europeos llevamos a territorios “salvajes” con el simple objetivo de ponerle las cosas más difíciles a la naturaleza. El pobre animal lo ha tenido enormemente difícil para adaptarse a la región. De un lado parte de unas pocas parejas introducidas subrepticiamente en la isla. En pocas generaciones la actitud del hombre hacia el zorro de Tasmania ha cambiado por completo, pasando a entenderlo como un animal intruso al que hay que aniquilar.

El zorro y el demonio de Tasmania son depredadores que luchan por las mismas presas, pero la mayor distribución del segundo pone las cosas al límite de la supervivencia al primero. Al mismo tiempo los zorros tienen puesto precio a sus cabezas, son tantos los esfuerzos del hombre por salvar al demonio de Tasmania como por extinguir al zorro.

La situación del zorro en Tasmania es similar a la del tilacino o lobo marsupial. Ambos están teóricamente extinguidos en la isla de Tasmania pero cada cierto tiempo se produce algún tipo de avistamiento que siembra la duda. En el primer caso sería una noticia sensacional y es por eso que, como los ovnis en otras regiones, el deseo de verlos fomenta todo tipo de especulaciones, fotografías desenfocadas y testimonios dudosos de testigos.

Con el zorro hay una picaresca muy humana. Aunque se le supone extinto en la isla, interesa que no lo esté para que el gobierno de Australia siga enviando fondos para su erradicación, de ahí que aparezcan cadáveres de zorros cada cierto tiempo, en formas muy sospechosas, con la idea de alimentar la idea de que siguen estando ahí fuera.

El ser humano es así de raro. Extingue animales autóctonos. Luego los salva. Luego quiere extinguir animales exportados. Pero finalmente encuentra tantos incentivos para no aniquilarlos del todo que deja al zorro como animal que no existe pero no está extinto. Y al tilacino como animal oficialmente extinto pero que muchos quieren creen que existe. Y en todo esto, el demonio de Tasmania, que se siempre sobrevivirá.