Compositores contemporaneos

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Un gráfico muy interesante, que me ha costado un poco conseguir. De él hablan en este interesante artículo del New Yorker, escrito por Alex Ross, autor de uno de los mejores blogs sobre música clásica. El artículo es una especie de opinión conjuntada de dos libros de reciente publicación:

En estos dos libros se trata sobre la formación del concierto de música clásica. Cómo lo que era un lugar festivo en el que charlar, comer y ligar con buena música de fondo se convirtió en un sitio donde hasta toser está mal visto.
El culpable de todo no es otro sino la burguesía, que con estos códigos de conducta se apoderó del espectáculo musical, dejando de lado a aquellos que no fueran capaces de seguirlos.
Como dato curioso, quizás lo que más, es la gráfica de más arriba, que he obtenido del primero de los libros antes citados. Es el porcentaje de piezas de compositores ya fallecidos que se programaban en tres de las principales ciudades del mundo musical europeo: Paris, Leipzig y Londres.
Como puede verse, conforme el concierto se iba encorsetando en la forma que ahora conocemos, se iban descartando más y más a los autores de la época, en beneficio de los compositores del pasado. En la época de Tchaikovski, Verdi y Brahms se reponía más a autores como Beethoven y Mozart.
La situación ahora es aún más exagerada. Si no fuera por los compromisos de premios y los amiguismos con compositores, apenas si se programarían piezas contemporáneas. Es más, si se le dejara votar al público no se estrenaría ni una sola.

Noshare

A partir de ahora no se podrán enviar los artículos que escriba a Meneame.
Esto quiere decir que si alguien quiere ver en Meneame lo que he escrito y decide copiar un artículo (o parte de él) para poder enviar dicha información, no me estará haciendo ningún favor, porque he sido yo el que ha puesto un mecanismo para tratar de evitar ese envío. Mecanismo que es tan fácil de saltar como copiar un cederrón.
No creo que haya que dar muchas explicaciones, igual que a uno puede apetecerle a veces salir por allí otras a lo mejor no. Cualquier día lo cambio y ya está.
Aquí ya hay suficientes lectores y a diferencia de las compañías de telefonía, el principal interés es conservar buenos lectores, antes que captar nuevos al precio que sea.
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Test del pobre

Hay un dicho que dice “No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita”. Aceptándolo como cierto no será más pobre el que tenga un sueldo más bajo, sino el que más dependa de él. Y eso suele verse no tanto en los ceros a la derecha de la nómina, sino en hasta qué punto el empleado es consciente de cuando llega esa nómina y cuánto trae.
1. ¿Sabes cuando suele pagar tu empresa la nómina del mes?

  • a. Lo sé más o menos. “Suele pagar el 30 o 31 de cada mes.” + 1 punto
  • b. Lo sé con bastante precisión. “Pagan el 29 de cada mes, salvo que sea sábado o festivo, en que se traslada al siguiente día.” + 2 puntos
  • c. No lo sé. + 0 puntos.

2. ¿Podrías precisar tu sueldo exacto.

  • a. Mi sueldo tiene menos de cuatro cifras. + 1 punto.
  • b. Me sé hasta la cifra de las decenas. + 2 puntos.
  • c. Me sé hasta la cifra de las unidades. + 3 puntos.
  • d. Me sé hasta los decimales. + 3,5 puntos.

3. ¿Consultas el saldo del banco para saber si ha llegado la nómina?

  • a. La miro el día previsto de pago. + 1 punto.
  • b. La miro el día previo, por si acaso. + 2 puntos.
  • c. Me di de alta en banca online sólo para poder consultarla. + 3 puntos.

4. Si no te pagaran este mes.

  • a. Entraría en números rojos a lo largo del mes. + 2 puntos.
  • b. Entraría en números rojos en la semana siguiente a la ausencia de pago. + 3 puntos.

No necesitas que un idiota te explique los resultados. El mínimo posible es 0 puntos y no hay que ser Botín para llegar a ellos. El máximo posible es 12,5 puntos.

Contracultura

Hay motivos de sobra como para no disfrutar con el modo de vida que tenemos hoy en día. Para muchas personas el tener que pasar largas jornadas laborales en trabajos no demasiado bien remunerados, el consumismo, la televisión, la contaminación son piezas que no encajan con su forma de pensar. Aunque la mayoría se resigna a aceptarlas, si no todas gran parte de ellas, hay unos pocos que deciden automarginarse y separarse de ese mundo.
Ese es un grupo tan heterogéneo que no soportaría ningún intento de generalización – como tampoco trata de serlo este. Algunos son ecologistas, otros defensores de un mundo más natural, otros detestan las grandes corporaciones y multinacionales, hay quienes simplemente no soportan a los bancos. Enemigos de los políticos, en contra de las manipuladas televisiones y medios de comunicación.
Una parte de todos estos colectivos rechaza el trabajo para un empresario, que siempre será explotador y se apropiará de los beneficios obtenidos por el trabajador. Es una postura demasiado escéptica pero válida. Lo que más curioso me resulta es ver cómo esa lucha y oposición se convierte en derrota.
Los que deciden oponerse a esa forma de trabajo a veces optan por medios independientes de obtener dinero. Hay artistas – artista siempre es un término autoimpuesto – que venden su obra en las calles. Otros se dedican a la artesanía. Hay quienes viven de números circenses. En Madrid hay toda una plaga de mimos en la zona centro. Existen los músicos del metro que tocan por unas monedas.
Se supone que con esta forma de vida uno escapa al capitalismo: sus ingresos dependen de sí mismos. Trabajan sin horarios, cuando quieren. La realidad desde luego no es esa.
Los mimos que se sitúan en las calles más concurridas saben que si quieren ganar dinero tienen que trabajar los sábados y domingos. Por supuesto son libres de no hacerlo, pero la verdad es que acaban cediendo. Y cada domingo. Y sobre todo en Navidad. También saben cuáles son los horarios más eficaces, y estudian formas nuevas de llamar la atención de la gente. Sienten la competencia de sus compañeros de profesión, a los cuales raramente ven como amigos, a pesar de tener en común el estar alejados del grueso de la sociedad.
Los músicos del metro madrugan para ocupar los mejores lugares. Trabajan durante largas jornadas y como cualquier otro están a merced de los vaivenes de la economía. En tiempos de crisis las monedas de propina también disminuyen. Estos músicos se ven obligados a tocar una y otra vez las mismas piezas, al tener un público continuamente cambiante.
Se supone que estar ante un jefe despótico que dice “este informe tiene que estar para ayer”, o que te hace trabajar dos horas más por la tarde es la mayor forma de explotación posible. Pero no me puedo creer que el músico que vive gracias a su música, pero que tiene que tocar el verano de Las Cuatro Estaciones quince veces al día disfrute realmente con lo que hace. Al final ese músico está en la misma trinchera del capitalismo, aunque en primera línea de fuego, donde se consiguen los euros.
Ni siquiera esta música les sirve de práctica. Suelen tocar piezas manidas, que les aburren. Cuando tocas mecánicamente – me imagino – pierdes la frescura y capacidad de concentración necesarias para aprender nuevas piezas. Los cantantes callejeros se destrozan la voz, teniendo que vocear más alto de lo necesario y debiendo cantar sin interrupción en jornadas demasiado prolongadas.
No son los únicos que sucumben al capitalismo que trataban de combatir. Los artesanos se enfrentan a los mismos problemas. La venta de pulseras, fulares y similares, el comercio justo y similares son conceptos muy bonitos. Pero luego ves que venden con grandes sobreprecios – no todo es pagar a la mano de obra y los materiales. Tienen horarios diabólicos, con jornadas que acaban a veces en la medianoche. Su relación con el cliente no es siempre la más amable. Aunque el comercio es justo las probabilidades de admitir una devolución son cercanas a cero, e intentar regatear es entendido como un insulto. Uno se puede sentir más cómodo comprando en H&M.
Otro aspecto curioso de estas corrientes que se oponen sin éxito (no son todas) al capitalismo, está en el consumo. Hay quienes tratan de evitar las grandes marcas, los que rechazan el abuso de las multinacionales (un enemigo lo suficientemente tenue) y defienden el comercio justo. Sin embargo el comercio justo es caro para el consumidor, con lo que ni siquiera todos sus defensores lo adoptan plenamente. Compran tres o cuatro curiosidades “de comercio justo” pero el resto bien que lo hacen de marcas conocidas y explotadoras.
Mención especial merece el tabaco. Los que fuman hachís, una parte de estos, acaban enganchados como todo hijo de vecino a tan adictivo producto. Entonces los ves criticando a los americanos, a las multinacionales, a las corporaciones, al consumismo, pero comprando el tabaco que producen esas mismas multinacionales, normalmente americanas, grandes corporaciones que fomentan el consumismo.
No trata de ser esta una crítica a su forma de vida, que me parece muy respetable. Es una crítica a su crítica a nuestro sistema de vida. A los que nos critican a los perdedores que somos parte del sistema, que hacemos esos informes, que compramos yogures Danone. Porque por mucho que defiendan su desafío al sistema ellos también forman parte de él. Y a veces, hasta más.

Podcast de Radio Nacional

Por fin Radio Nacional está sacando podcast de algunos de sus programas. En particular hay muchos de música clásica, y uno de ellos es ¡El mundo de la fonografía! Desde aquí intenté crear un podcast de El mundo de la fonografía, pero sin éxito.
Eso sí, en versión reducida pero bastante completa (70 minutos el episodio). También merece la pena oír al menos una vez en la vida el programa Ars Sonora, para ver lo desmadrada que está la “Música Clásica experimental”, o lo que es lo mismo, las matracas más extrañas que hayas podido oír en toda tu vida. Por ahora el podcast no tiene entradas, pero está puesto en la lista así que será cuestión de tiempo.
Delicatessen es otro buen programa, con piezas cortas y sencillas, además de amplias explicaciones.
En general merece la pena perder un rato y probar algunos de estos podcast. Es fácil. Y es gratuito.

Hollywood

No tiene desperdicio el artículo de la Wikipedia (en inglés) sobre las famosas letras que dicen Hollywood situadas sobre una colina del distrito de Hollywood en Los Ángeles (Estados Unidos).
Como el toro de Osborne español, originalmente fueron un anuncio (de una inmobiliaria) pero luego pasaron a convertirse en un símbolo de la ciudad.
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En un país tan dado a las protestas en formas siempre imaginativas, a lo largo de la historia se han sucedido diversas manipulaciones no autorizadas a dichas letras (que tienen 14 metros de alto, lo que convierte cualquiera de estos vandalismos en tareas bien organizadas). En lugar de romperlas, o taparlas, se ha tratado de realizar cambios originales, minimalistas, que sirvieran como forma de protesta. Estos son algunos de los que recoge dicho artículo (ignorando las modificaciones autorizadas realizadas como forma de publicidad):

  • Enero de 1976. Se promulga una ley que descriminaliza el consumo de marihuana. El cartel aparece con el texto HOLLYWeeD (Weed es marihuana en inglés).
  • Diciembre de 1983. Se estrena la película Hollywood Hot Tubs, que trata sobre unos adolescentes que vandalizan la señal de Hollywood. Y el cartel es alterado con el mismo texto: HOLLYWEED (con E mayúscula).
  • Abril de 1977: Por Semana Santa, es cambiado por el texto HOLYWOOD . (Holy significa sagrado en inglés).
  • Septiembre de 1987: La visita del Papa Juan Pablo II, propicia otro cambio a HOLYWOOD.
  • Como apoyo al candidato presidencial Ross Perot, en 1992 y 1996 el cartel fue modificado por el de PEROTWOOD.
  • En enero de 1985 RAFFEYSOD sustituyó al famoso letrero. Era una banda de rock poco conocida que no encontró mejor forma de darse a conocer. Incluso lamentaron que no los arrestaran, pues hubiera resultado una forma más de publicidad, pero no pudo ser al no descubrirlos “con las manos en la masa”.
  • En 1991, año de la Guerra del Golfo, apareció el texto OIL WAR (guerra del petróleo).
  • En 1993, un bromazo lengendary por parte de universitarios americanos permitió sustituir el texto por un grito de ánimo a su universidad (la UCLA, Universidad de California, Los Ángeles), GO UCLA (A por ellos UCLA), antes del derby anual de rugby contra los chicos de la Universidad del Sur de California (USC)).

Este fue el último logro antes de que un costoso sistema de seguridad impidiera más alteraciones. Los alumnos de la UCLA se vengaron de la anterior manipulación, realizada en 1987, en que se podía leer USCWOOD, por parte de sus eternos rivales.
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Como puede imaginarse, estos cambios requieren enormes esfuerzos y coordinación, siempre y cuando no se quiera un resultado chapucero. La banda de Raffeysod estuvo trabajando toda la noche (los cuatro miembros junto a dos cómplices) para conseguirlo.
Alumnos de la Academia Naval consiguieron en 1983 escribir un grito de ánimo también para un partido de rugby importante: GO NAVY. Disciplina militar aplicada al vandalismo blando.
Los alumnos de la Caltech (la Universidad tecnológica de California) también fueron capaz de escribir el nombre de su universidad, CALTECH, esta vez en 1987. 40 alumnos se coordinaron en la operación, obteniendo un resultado realmente bueno, especialmente si tenemos en cuenta que las letras no coincidían de ninguna de las maneras.
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Detrás de muchos de estos cambios se encontraba la figura desconocida de Danny Finegood, que murió con 52 años y cuyo obituario reza “Danny Finegood, bromista”. Él fue la persona que convirtió al barrio del cine en el primer Hollyweed, el autor de la primera Holywood y la antimilitarista Oil War.
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Algunas de sus ideas nunca pudieron llevarse a la práctica. Una de ellas era “hacer desaparecer” la señal (pintando las letras de negro) en el día de los inocentes (April Fool’s Day). También se quedó en el tintero su proyecto de convertirla en Hollyween en la noche mágica de Halloween.
En algún momento de su carrera, Finegood acabó quemado ante la constante mención de la palabra vandalismo ante sus obras, que él consideraba artísticas. Nunca rompió nada, ni causó daño alguno con sus inocentes manipulaciones. Quizás no esperaba un reconocimiento, pero sí al menos que no se le tachara de criminal.
Más información:
El arte del bromazo. Cambiando las letras de Hollywood.
Artículo de la Wikipedia sobre la señal de Hollywood.
Sobre Danny Finegood.

El desafío del caballo

De entre todos los movimientos de las piezas del juego de ajedrez, el del caballo es el que al principio resulta más difícil comprender. Sus recorridos parecen caóticos, sus latentes amenazas impredecibles. Este carácter azaroso es el que hace que para muchos principiantes sea la pieza favorita.
El movimiento del caballo es anti intuitivo. No es una línea recta, como el resto de las piezas, sino un patrón diferente, que suele resumirse como en forma de L.
Los niños que aprenden suelen hacer eles demasiado largas, o desplazamientos rectos en sus primeros escarceos con esta pieza. Aunque para cualquiera que sepa mover las piezas la trayectoria del caballo es bien sencilla, explicar y entender su movimiento no lo son tanto.
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Un verdadero ejercicio lingüístico, muy próximo a la redacción de textos legales o a la definición matemática es acertar con una definición precisa del movimiento del caballo. Las definiciones intuitivas son a veces inexactas, los enunciados certeros poco inteligibles. Al final, como en el caso del azul (que ha oscilado en sus definiciones hasta acabar como Del color del cielo sin nubes, que corresponde a la sensación producida por el estímulo de longitudes de onda de alrededor de 475 nm.), parece que la tendencia en las definiciones se orienta más hacia la precisión que hacia la facilidad de comprensión.
En la erudita y curiosa página de Eduard Winter sobre historia del ajedrez, hay abierta desde hace años una sección que recoge, con ayuda de los lectores, distintas definiciones, tomadas de libros antiguos, de la definición del movimiento del caballo. Estas definiciones son una sorprendente colección donde se dan cita enunciados de todo tipo: sutiles, burdos, sencillamente erróneos, superficiales, aunque siempre muy diferentes. La sección tiene el nombre de “El Desafío del Caballo”.
El Diccionario de la Real Academia por ejemplo, dice del caballo lo siguiente:

Pieza grande del juego de ajedrez, única que salta sobre las demás y que pasa oblicuamente de escaque negro a blanco, dejando en medio uno negro, o de blanco a negro, dejando en medio uno blanco.

Indudablemente es una definición bastante exacta, aunque compleja. Aún así, se me ocurren las siguientes críticas:
El caballo “no pasa” por casillas ni blancas ni negras. Al ser una pieza que salta, no atraviesa un camino oblicuo, directamente se traslada de una casilla de origen a otra de destino. La idea de pasar por otra casilla es especialmente equivocada cuando hay piezas rivales o propias atravesando ese “camino virtual”.
El concepto de “dejar en medio un cuadro negro, o blanco, tampoco es preciso.
En medio significa “En lugar o tiempo igualmente distante de los extremos”, pero la distancia de la casilla de origen al cuadro “que queda en medio” es sensiblemente menor que la de la casilla de destino (que está en diagonal). Aquí hablo en términos geométricos.
Desde el punto de vista del tablero no tiene sentido el concepto habitual de distancia (geométrico) ya que una casilla puede estar físicamente próxima a otra pero esa distancia sólo puede entenderse en número de movimientos a realizar por una pieza para llegar a ese punto y obviamente esas distancias serán diferentes dependiendo de la pieza. Un alfil de casillas blancas puede estar al lado de una casilla negra pero la distancia que le separa de ella es infinita, por su incapacidad para ocuparla jamás. Un caballo requiere de tres movimientos para desplazarse a la casilla que tiene delante y sin embargo puede cruzar hasta siete filas del tablero en el mismo número de movimientos.
La definición de la Wikipedia española es menos concisa pero del todo acertada:

El movimiento del caballo es más bien enrevesado, ya que es la única pieza que puede saltar por encima de las demás, describiendo una trayectoria en forma de L. Es decir, se desplaza dos casillas en dirección horizontal o vertical y una en dirección perpendicular a la anterior.

Esta definición resultará inapropiada para un niño, al no sentirse cómodo con conceptos avanzados como son las rectas perpendiculares.
De todas las definiciones de la recomendable página de Winter, la en mi opinión más acertada de todas, con una precisión matemática y una sencillez absoluta en el lenguaje es la siguiente:
The knight jumps in making the shortest move that is not a straight one.
El caballo salta haciendo el movimiento más corto posible que no es una línea recta.
Sin ser una definición propiamente dicha (en el contexto del libro del que se extrae la cita) es quizás la más exacta posible. Pertenece al libro de Emanuel Lasker Manual of Chess (New York, 1927).
Y es curioso que finalmente la definición oficial de la Federación Internacional sea prácticamente esa:
Article 3.6: The knight may move to one of the squares nearest to that on which it stands but not on the same rank, file or diagonal.
Artículo 3.6:El caballo puede desplazarse a una de las casillas más próximas a la de origen excluyendo aquellas que se sitúan en la misma columna, fila o diagonal.
En lugar de hablar de su capacidad para saltar, se menciona que las otras piezas no pueden hacerlo:
3.5 Cuando realicen sus movimientos, el alfil, la torre o la dama no pueden mover por encima de otras piezas.
Esta definición oficial no ha sido siempre asín. Podemos compararla con esta otra, de 1978, también oficial:
6.5. The Knight. The knight’s move is composed of two different steps; first, it makes one step of one single square along the rank or file and then, still moving away from the square of departure, one step of one single square on a diagonal.
6.5 El caballo. El movimiento del caballo está compuesto de dos pasos; da un paso de una sola casilla a lo largo de la fila o la columna y luego, todavía alejándose de la casilla de origen, da otro paso de una sola casilla en sentido diagonal.
Está claro que aunque el movimiento del caballo es sencillo, a lo largo de la historia su definición se ha tratado – y aún sigue tratándose – con cierta frivolidad, lo que ha llevado a continuos errores de precisión y concreción.

Eddie Murphy

Con papeles múltiples en muchas de sus últimas películas, Eddie Murphy debería ser considerado persona non grata por el gremio de actores de Hollywood:

  • Norbit (2007) …. Norbit / Rasputia / Mr. Wong
  • Nutty Professor II: The Klumps (2000) …. Sherman Klump / Buddy Love / Granny Klump / Mama Klump / Papa Klump / Young Papa Klump / Ernie Klump / Lance Perkins
  • Bowfinger (1999) …. Kit Ramsey / Jeffernson ‘Jiff’ Ramsey
  • The Nutty Professor (1996) …. Sherman Klump / Buddy Love / Lance Perkins / Papa Klump / Mama Klump / Grandma Klump / Ernie Klump
  • Vampire in Brooklyn (1995) …. Maximillian / Preacher Pauly / Guido
  • Coming to America (1988) …. Prince Akeem / Clarence / Randy Watson / Saul

En cierto modo lo que él hace es cambiar el trabajo de varios actores por el de maquilladores y el equipo de efectos especiales, lo cual resulta mucho más barato.
Cuestión aparte es el delirante hecho de que estas películas, todas con un patrón similar, suelen estar escritas por guionistas siempre diferentes. No sé si un guionista se plantea “voy a hacer un guión como para las películas de Eddie Murphy” o es que Eddie Murphy es capaz de manipular la dirección hasta tal punto de que todas sus películas parecen iguales.

Oferta permanente

¿Os habéis fijado que desde los tiempos de los romanos en España SIEMPRE ha estado de oferta la espuma de afeitar? Siempre regalan un 20%, hay cuatro o cinco marcas y al menos un par de ellas siempre lucen esa oferta. Quizás no os parezca llamativo pero es un hecho singular, no compartido por ningún otro producto. No es una oferta común, es algo que lleva por lo menos 15 años siendo así. Y lo más increíble de todo es que no ocurre en el extranjero, al menos en ninguno de los países en los que he estado.
Es un caso de “beta permanente” pero del mundo real. Otra son las cuchillas de afeitar de Gillete, que siempre son una oferta de 5+1 o las cremas hidratantes faciales que tienen 2X1 por lo menos las tres cuartas partes del año. ¿Sabes algún otro caso tan flagrante de oferta perpetua?

David Foster Wallace

El 12 de septiembre, o sea, hace dos días, se suicidó David Foster Wallace, uno de los escritores más prometedores de la literatura americana. Wallace se ahorcó en su casa de California. Tenía 46 años.
No conocía a este escritor, pero viendo con quiénes lo comparaban, se nota que era una figura de primera línea. Sus libros parecen muy difíciles, con tramas complicadas pero sobre todo con demasiados juegos en el lenguaje. La pesadilla de cualquier traductor.
Casi tan triste como su muerte, es ver el artículo de la Wikipedia en español sobre este escritor. Tiene cinco líneas, la dos últimas para referirse a su suicidio:

Fue hallado sin vida en su casa el sábado 13 de septiembre de 2008 por su esposa, el día siguiente de su muerte, a los 46 años. Encontró el cadáver colgado, al volver a casa, aproximadamente a las 21:30 horas.

Puede que el español sea “un idioma en auge”, pero cada vez se parece más a un idioma del segundo mundo: lo habla mucha gente, porque los pobres abundan. ¿Qué escritor en español de aproximadamente 46 años sería una gran pérdida para la literatura en caso de que decidiera suicidarse? Que yo sepa, ninguno, porque los únicos que comen de la literatura son autores comerciales o auténticos ancianos.