No soy una ONG

La gestión de los burdeles se realiza a través de sociedades como Camagran Proyectos e Inversiones S. L. (cuyo fin social es el “servicio de cafés y bares”), o Dance & Music of the World S. L. (dedicada a las “empresas de espectáculos”). Miguel Arufe es administrador de ambas, que acumulan numerosas sanciones administrativas impagadas y expedientes municipales sin resolver. Arufe, aparentemente, quiso darle a su labor un barniz filantrópico. La fachada del burdel de la calle del Gasómetro lució hasta el pasado verano la placa de una ONG: Andando sin Fronteras. Nunca llegó a registrarse como asociación por defectos de forma, pero una portavoz de la Generalitat confirma que se intentó inscribir como tal. La ONG pretendía dedicarse, entre otras cosas, a “impulsar las relaciones internacionales entre miembros y asociaciones afines“. Una nómina falsa de Andando sin Fronteras sirvió de aval a Arufe para alquilar el piso que funciona como prostíbulo en la calle Gobernador González.

Impagable lo de “impulsar las relaciones internacionales”.

Problemas en la Wikipedia

Un buen comentario de Slashdot sobre las dificultades con que se encuentran los verdaderos expertos para incorporar ediciones en la Wikipedia, que está controlada por “los de toda la vida”:

Agravada aún más por el hecho de que el “otro editor” es, en la vida real, un egocéntrico barista de Starbucks cuya única razón para tener precedencia en el artículo proviene del hecho de que se involucró en la Wikipedia cuando era algo cool para los geeks sociópatas de instituto que no tienen la coordinación motriz suficiente para los juegos online de pegar tiros. Él estaba abriéndose paso entre la burocracia de la Wikipedia cuando tú estabas haciéndolo en la selva, dirigiendo una expedición arqueológica; ahora tú quieres corregir algo del artículo sobre el tesoro que desenterraste, pero “¿Querría un extra de espuma en su café?” El chico va echando balones fuera, mareando con la burocracia, sobre todo porque carece del más elemental entendimiento del campo en que tú eres experto, pero también porque acaba de tener una discusión con su madre y ahora tiene un humor de perros.

Y dos listas para leer con cuidado (no son los infames top habituales):
Los 50 artículos más interesantes de la Wikipedia inglesa.
Los 50 siguientes artículos más interesantes.

Corvo Branco

El cuatro de diciembre de 1998 a las 19:30 horas me encontraba en mi habitación preparando el equipo de música. Me sentía intranquilo porque un acontecimiento importante estaba a punto de ocurrir. No era una una conjunción planetaria ni mi primera vez pero dentro de lo que cabe tenía su trascendencia.

Aquel día iban a retrasmitir una ópera de Philip Glass que se estrenaba en España y no sólo la emitirían por la radio sino que incluso lo harían por televisión (por la 2). Philip Glass es lo más que un músico de clásica puede parecerse a un grupo de pop o rock. No tiene a gente que le guste su música, sino a fans y seguidores.

En aquella época había pocos discos suyos en España, muchas de sus composiciones no llegaban a España y era el empuje de cuatro gatos, entre ellos Ramón Trecet, el que permitía que esta escasa música llegara a nuestro país. El hecho de que saliera una ópera nueva (una ópera son siempre palabras mayores) y además con presentación en directo, era una oportunidad única.

Además en aquella época la única forma razonable de conseguir música era grabándola de la radio. No es que los CDs de música fueran caros, es que uno no tenía mucho dinero. Igual costaba salir de copas, hacer un remedo de viaje. Cuando no se tiene trabajo todo es caro.

Por eso ese día, que no es que recuerde como Funes sino que lo he localizado con Internet, me encontraba preparado para grabar la ópera en cintas de casete.

Ya he indicado que la música clásica no es la idónea para el mp3, pero es que tampoco las cintas resultan las más apropiadas. Algunas piezas tienen longitudes obscenas, sobre todo las escénicas, y no hay forma de trocear una de estas composiciones en dos caras que queden más o menos equilibradas. Me viene a la mente la sinfonía nº6 de Chaikovski, de la que tenía una versión enormemente desproporcionada. Una cara estaba rellena sólo por la mitad. Pero seguro que hay ejemplos de composiciones aún más desiguales.

Tener que grabar una ópera en cinta de casete implicaba que en un momento dado habría que interrumpir la grabación, voltear la cinta lo más rápido posible y volverla a dejar grabando. Esto exigía cierta maestría – que nunca tuve. Además de un estado de tensión complejo. Lo ideal es que el giro se produjera en una transición entre dos movimientos. Pero también tenía que ser hacia el final de la cinta, para no desaprovecharla.

Era muy difícil llegar a un compromiso en que el resultado fuera aceptable. Los giros de cinta eran algo un tanto triste, pues destrozaban por completo la continuidad musical.

Volviendo al caso de marras, la ópera que se estrenaba en España era ni más ni menos que Corvo Branco (Cuervo Blanco). Esta ópera se compuso con motivo de la Exposición Universal de 1998 en Lisboa. Se trataba de un acontecimiento importante y para ello no escatimaron en gastos: Philip Glass y Robert Wilson, dos de los más reconocidos creadores de óperas – cada uno en su área. Y Luisa Costa Gomes como libretista, que me imagino sería una de las más adecuadas y costosas dentro de su país.

Este tipo de proyectos son los que hacen que un músico tenga un año bueno. No tienes que pelear por estrenar, ni buscar patrocinadores. Es pronto pago y sin preguntas ni limitaciones económicas. En aquella época, y hoy aún más, una ópera de esa envergadura era económicamente inviable.

Pues bien, para mi era una pena que para un día en que podría ver una ópera en directo no tendría más remedio que estar atento a la grabación de casete. Se me olvidaba indicar que, al ser una retransmisión en directo, si había una interrupción de algún tipo (entreacto, escena con muchos aplausos) uno tenía que parar la grabación, so pena de encontrase luego con un discurso del locutor que, aunque molesto al principio, con el paso del tiempo se transforma en una pesadilla, pues memorizas las frases contra tu voluntad.

Mejor o peor, al final del día tenía una grabación de la ópera, de la que sólo pude ver unos fragmentos que me parecieron bien bizarros. Luego al oír las cintas una parte estaba con muy mal sonido, uno de esos momentos en que se había ido la sintonización y se oía ruido de fondo. Por supuesto para el final de la ópera no alcanzó la cinta. No tenía sentido tener media cara con el final de una ópera.

Durante mucho tiempo esa fue una de mis músicas preferidas. Obviamente el proceso manual, la preparación y la vigilia antes del señalado día aportaron mucho. Cierto es que la música era de Philip Glass, pero una parte de mi estaba en esa cinta. Me había costado trabajo conseguirla y por eso la apreciaba.

Pasaron muchos años y en una de mis primeras consultas en el Emule se me ocurrió introducir Philip Glass. Ahí estaba, una selección de 17 cds en un único fichero, con muchas fuentes. A un click de distancia y sin pagar nada.

Entre esos discos había algunas joyas, como Einstein on the Beach, que llevaba años queriendo tener. Y otros que ni siquiera conocía. Pero también notables ausencias, como su ópera Akhnaten. Al margen de dar opiniones, me gusta rascar en la verdad. Casi desde que tengo el blog he estado pensando “¿Si tuvieras que recomendar una única pieza de Philip Glass, cuál sería?”. He dedicado muchas horas a decidirlo y finalmente creo que la respuesta correcta es Akhnaten.

Pero siempre tuve un cariño especial por la extraña ópera Corvo Branco, que tiene que ser más rara que un perro verde. Como los textos están en portugués, se entienden frases enteras, lo que la hace aún más enigmática. Ya no sé dónde andarán esas cintas, hace años que les perdí el rastro. Pero desde siempre quise conseguir la grabación de Corvo Branco.

Que sea música clásica – y contemporánea – no ayuda a la hora de usar los métodos convencionales. Pero después de investigar un poco llegué a la conclusión de que es que nunca se había editado en CD.

El típico problema de las óperas es que son deficitarias. No hay forma de producir una ópera rentable, salvo las representaciones para el pueblo llano con grandes aforos. Cuando le encargaron la ópera a Glass para la Exposición de Lisboa, fueron los sufridos portugueses los que pagaron de sus impuestos el experimento musical. Y aunque fue un acontecimiento importante, ninguna discográfica iba a llegar y tratar de realizar una edición en disco.

La representación en el Teatro Real en 1998 fue una verdadera excepción. Lo habitual de estos estrenos es que se representen una vez y caigan en el olvido. O que tengan un insospechado éxito. Pero dos representaciones, es algo inusual.

A pesar de todo siempre he seguido la pista a Corvo Branco. Cualquier día hacen una grabación que te sorprende. Pero no, no se da el caso.

Hoy sin embargo probé suerte en el Emule y para mi sorpresa me encontré que había varias canciones sueltas disponibles. En realidad estaban todas. Con una única fuente pero era una muy buena noticia, porque confirmaba que ya existía una grabación de Corvo Branco.

Me dispuse a buscar por Internet y la verdad es que para mis sorpresa había páginas de descargas que ofrecían el disco entero. Había que pagar una pequeña cantidad, menos de 2€. Mucho mejor que esperar a que una única persona en el mundo se conecte al Emule.

Antes de dar mis datos a nadie indagué un poco sobre esa página y resultó ser de una empresa rusa que causa muchas sospechas por los precios tan bajos que ofrece. Mejor no correr riesgos innecesarios. Así que tras buscar y buscar me encontré numerosas páginas que con otro nombre y diseño eran en realidad copias de la primera (legalsounds.com es una de tantas). Han hecho un gran trabajo de distribución por Internet, todas las búsquedas son para ellos.

Tras recorrer un montón de páginas finalmente di con un enlace que me llevaba a un sitio de descarga directa (rapidshare). Y tras esquivar las molestias de usar rapidshare sin pagar un céntimo, acabé consiguiendo un disco que no había podido tener desde hacía más de diez años.

La calidad de esta versión es bastante baja. Se nota que no es de un disco original, sino que la deben haber obtenido de alguno de los archivos de estas representaciones en directo. Así se explica que puedan vender una música desde Rusia sin tener que pagar a la discográfica. Es que no la hay.

Es curioso que tras tantos años uno vuelva a la misma música, de nuevo con una versión que tiene que ser casi artesanal. Como recuerdo perfectamente la anterior, juraría que esta no es la que se representó en Madrid, o no la de la noche del estreno.

Han pasado diez años largos y prefiero una ópera menor con poca calidad de sonido a otras muy superiores en todos los sentidos. La música gratis por Internet habrá matado a las discográficas, pero también a algo más. Esa especie de comunión entre una música y el que la oye creo que se ha perdido, o al menos yo la he perdido para siempre. La abundancia de productos de altísima calidad ha llevado a que ya nada resulte verdaderamente especial. Ahí tengo las sinfonías de Mahler, en versiones selectas, que había recomendado, almacenadas y sin oír.

El consumismo se suele asociar a productos de baja calidad, pero en la música estamos ante una sobreabundancia de exquisiteces. Por eso el mito de que ya no se hace buena música. Si Gustav Mahler hubiera poseído la discografía completa de Beethoven, Mozart y Bach, en versiones de máxima calidad, nunca se habría atrevido a componer ni una nota.

Cuando se habla de valores que hay que inculcar en la juventud, me hago una idea de que son como esto de la música. El valor es una cinta que has grabado en pésimas condiciones y con un resultado aún peor. Es parte de la enseñanza del esfuerzo, de que muchas de las cosas importantes en la vida cuestan o es bueno incluso que cuesten. ¿Que cuestan porque hay un montón de aprovechados que encarecen los precios naturales de los discos? Me da igual, tiene su parte buena, la que pocos quieren ver.

Disclaimer: Cobro a menudo altas cantidades por escribir estos artículos en el blog. Hasta el momento me han pagado de las discográficas (en general), de McDonald’s y empresas de distribución cárnica, de Altadis y Philip Morris, de Danone, de Amazon, de Yahoo, de Microsoft, de Pets.com, de Nintendo, de Coca-cola, de la agencia de Turismo de Armenia y de Laboratorios Roche.

Servicio secreto eficaz

Una de las muestras más llamativas de la efectividad del servicio secreto británico durante la Primera Guerra Mundial fue la detección del mensaje enviado desde Berlín al embajador alemán en México, el 16 de enero de 1917. El descubrimiento de este mensaje sirvió para demostrar a los americanos las malas artes de los alemanes y fue un empujón muy importante para que Estados Unidos se unieran al bando aliado.

Arthur Zimmermann (el nuevo Ministro de Asuntos Exteriores alemán) envió un telegrama el 16 de enero a su embajador en Washington, Count Bernstorff, para que este lo reenviara al embajador en México D.F., Heinrich von Eckardt. En este telegrama se le indicaba que si los Estados Unidos entraban en guerra contra Alemania, estaba autorizado para negociar con el gobierno de México el que se uniera al bando alemán. Como compensación, Alemania le ayudaría a reconquistar los terrenos del sur de Estados Unidos, perdidos tras la nefasta guerra contra Texas.

Además podría sugerir al presidente mexicano Venustiano Carranza el que este tratase de convencer a Japón de que se uniera en su bando. Por aquel entonces Japón era un bando aliado y México y Estados Unidos países neutrales (aunque Estados Unidos se estaba haciendo de oro apoyando económicamente al bando aliado).

Este mensaje de alianza condicionada era realmente comprometedor, porque los alemanes tenían muy buenas palabras delante del presidente Wilson y siempre defendían que si sus barcos sufrían daños era casi sin querer. Descubrir esta preparación para la guerra les dejaba en evidencia absoluta.

Pues bien, el mensaje salió de Berlín por tres vías – para garantizar que llegara a Washington. Estaban codificados mediante un código que empleaba el servicio diplomático alemán.

  • La primera vía fue un mensaje por radio enviado a una estación receptora en Long Island. Los americanos habían permitido la existencia de esta emisora, como muestra de su aparente buena relación con Alemania.
  • La segunda vía fue a través de Suecia, otro país neutral entre comillas. Los alemanes les pasaban los mensajes y ellos los telegrafiaban a Estados Unidos, mediante el cable submarino que une ambos continentes.
  • La tercera vía fue una línea, también a través del cable submarino, mediante la que se comunicaban los gobiernos alemán (desde la embajada americana en Berlín) y americano (hasta el Ministerio de Asuntos Exteriores). Esta línea se había creado especialmente para permitir las comunicaciones en la negociación fallida de una paz en Europa.

Los ingleses conocían el código secreto con el que se comunicaban los alemanes porque habían obtenido un libro de códigos de un agente alemán detenido en Irán. Pero es que además interceptaron el mensaje por las tres vías de comunicación alemanas.

En gran parte este éxito se debía a que tenían “pinchado” el cable submarino que conectaba Europa con Estados Unidos. Y esto era algo que el resto de países no conocían, ni siquiera los aliados – de circunstancias – como Italia y Francia.

Rizando el rizo, un agente secreto fue capaz de robar una copia del mensaje ya recibido en México. Es decir: se enviaron tres mensajes y los ingleses fueron capaces de capturarlos hasta cuatro veces. Este último fue el que se empleó para informar a los americanos de las intrigas que Alemania estaba preparando a sus espaldas.

Ni siquiera tuvieron que explicar que tenían los códigos alemanes, o el cable intercontinental en continuo seguimiento, ni las emisiones de radio bajo férreo control. Tenían un sistema secreto tan perfecto, que podían detectar una misma comunicación en varias etapas de la cadena de comunicaciones.

Fuente: 1914-1918 de David Stevenson (es un libro).

Sistema monetario optimo

Los norteamericanos siempre se han quejado de su sistema monetario, en gran parte debido a que se creó a salto de mata y siempre ha sido muy poco práctico. Es sabido que en Estados Unidos no se suelen usar las monedas: porque tienen un valor muy pequeño y a veces porque los precios no vienen con los impuestos incluidos, de ahí que no puedas estar seguro de un precio hasta que te toca pagar, momento en que el contar céntimos resulta embarazoso.

centimos-usa

En un interesante estudio particular, mostrado en Freakonomics, se trató de encontrar un sistema óptimo de monedas.

Los estadounidenses usan monedas de 1, 5, 10 y 25 céntimos (también hay monedas de un dólar y de 50 céntimos pero estas últimas son rarísimas). Este sistema parece muy “decimal”, usando fracciones de números muy redondos. Pero en el plano teórico, ¿Es óptimo?

El estudio plantea un escenario: partimos de una serie de productos y hay que pagarlos con monedas. ¿Cuántas monedas serían necesarias para poder pagarlos? En un sistema óptimo, el número de monedas tendería a ser el más bajo posible. De esa forma casi cualquier objeto se podría pagar con las monedas que tendríamos en el bolsillo y las vueltas siempre serían a su vez de pocas monedas.

El escenario es el siguiente: se escoge un número de céntimos al azar entre 2 y 100 y se trata de pagar con monedas. ¿Cuántas monedas de promedio se necesitan?

Con el sistema americano, para la combinación de monedas que poseen, en promedio se puede pagar un objeto con 4,70 monedas.

Para realizar este cálculo se realiza la media entre los siguientes números:
2 céntimos (1 + 1 ) = 2 monedas
3 céntimos (1 + 1 + 1) = 3 monedas

27 céntimos (25 + 1 + 1) = 3 monedas

99 céntimos (25 + 25 +25 + 10 + 10 + 1 + 1 + 1 + 1) = 9 monedas

El investigador aficionado exponía que esta combinación de monedas es especialmente ineficaz si se le compara con otros. Una de las combinaciones más eficaces resultó ser la de:

1, 5, 15, 35. Este curioso cuarteto de monedas resulta mucho más eficaz a la hora de realizar un pago cualquiera, en promedio se tendrían que emplear sólo 4,5 monedas.

De todas las combinaciones posibles, las monedas más eficaces resultaban ser las de cantidades bastante poco convencionales. En un sistema de cuatro monedas como el americano, la combinación perfecta resultó ser:

1, 3, 11, 37
1, 3, 11, 38

En ambos casos la media baja hasta las 4,10 monedas para realizar un pago.

Resulta curioso que haya un empate entre dos sistemas de pago casi idénticos y que sean mejores que todas las demás combinaciones.

La moneda de 37 céntimos quedaría a mitad de camino entre la de 25 y la de 50 y resulta especialmente buena. Las monedas de 3 y 11 céntimos muestran las miserias e ineficiencias de las comunes monedas de 5 y 10 céntimos.

Todo esto es muy interesante, pero quedaba hacer el trabajo para las monedas de la zona euro.

centimos-euro

Es mucho más complicado, porque el salto de 4 a 6 monedas (1,2,5,10,20 y 50 céntimos) hace todas las operaciones mucho más lentas, pues una variable más implica tardar 100 veces más en obtener los resultados.

Nuestro sistema del euro, ante la comparativa anterior, es mucho más eficiente que el más eficiente de los sistemas de cuatro monedas. En promedio se necesitan 3,43 monedas para realizar cualquier pago con las seis monedas de la zona euro.

Pero, ¿Cómo tendría que ser nuestro sistema para que este número resultara mínimo? pues tirando un poco de calculadora, las cifras óptimas son:

2 5 11 25 62
2 5 11 25 63
2 5 13 29 64
2 5 13 29 65

En los cuatro casos, con una media de apenas 3,16 monedas. Como vemos, la mejora es bastante baja. Pero creo que es bueno dormir sabiendo que un mundo en que hubiera monedas de 29 céntimos sería un mundo mejor.

Añadido

Ante el comentario de Erynus:

Seamos serios, el sistema Euro es, de facto, de 4 monedas. El uso de las de 1 y 2 céntimos es testimonial. Como la peseta en su día. El uso de céntimos sueltos solo se emplea para que , ante el engorro de buscar céntimos sueltos, se los quede el comercio de turno. Por eso los precios acabados en 8 y 9.

Veamos cómo sería el sistema monetario óptimo “a la finlandesa” (sin monedas de 1 y 2 céntimos).

En este caso los cálculos son muy sencillos, y las mejores combinaciones posiblse de monedas son las de:
5 céntimos, 10 céntimos, 25 céntimos y 60 céntimos
5 céntimos, 10 céntimos, 25 céntimos y 65 céntimos

La primera combinación es muy armónica y casi se sugiere. Con estos sistemas se puede pagar casi cualquier cosa en un promedio de 2,16 monedas.

Si quisiéramos usar el sistema que ya tenemos, el grupo:
5 céntimos, 10 céntimos, 20 céntimos, 45 céntimos,
es también uno de los que mejores resultados ofrece, sin llegar a ser óptimo. Llama la atención que para las monedas grandes, la tendencia es que el número redondo no llega a ser el mejor, y de nuevo la moneda de 65 céntimos se ofrece como la gran candidata para mejorar nuestras vidas.

Modelo de negocio

En la rueda de prensa en que Google ha presentado su nuevo sistema operativo, orientado hacia los notebooks (ultraportátiles o portátiles baratuzos), uno de los asistentes pregunta por el modelo de negocio de este novedoso sistema operativo:

Con que la gente use más la web es algo que puede ser muy positivo para Google. Cada aplicación será igual que la aplicación en la web (parece implicar que no habrá anuncios extra). El sistema operativo es libre y de código abierto, así que podrías modificarlo para eliminar automáticamente los anuncios.

Antes de que la gente fantasee con el futuro de esta tecnología, la gente de Google ha dicho oficialmente que NO hay modelo de negocio.

Así da gusto crear nuevos productos, cuando el generar ingresos con ellos es lo de menos.

Se me olvidó indicar que esto se llama en otros mercados dumping. Es como vender un producto en pérdidas, con la idea de echar de mercado a otros competidores. Como cuando una cadena de supermercados vende el aceite por debajo del precio de coste, para atraer clientes que jamás lo comprarán en los puestos de la competencia.

Personalmente creo que este tipo de acciones sacan del mercado a los productos de rango intermedio, como las distribuciones de Linux. Ocurrió con los buscadores, que de ser un mercado muy segmentado se ha quedado en tres o cuatro jugadores, el resto tiene cuotas de mercado que dan la risa. Parece como si fuera una lucha de gigantes, pero los grandes bocados en la cuota de mercado se los están dando a los peces pequeños.

Actrices sin futuro

¿Es lícita la queja de las actrices de que a partir de cierta edad no consiguen papeles? En mi opinión no, pues el caso es el mismo que para los futbolistas, que a partir de cierta edad, no los quieren en ningún buen equipo.

Suelen argumentar que sólo se quiere a las jóvenes, que no se aprecia la experiencia en la actuación. Esto tendría lógica ante algo nuevo, pero el negocio del cine y como prolongación del teatro, siempre ha sido así.

Imaginaros que un futbolista como Zidane se quejara de que sólo lo quieren contratar en equipos de segunda división. Que su experiencia y visión de juego no se valora. Pensaríais que está sonado. Cuando Zidane empezó en el fútbol profesional sabía que tenía unos diez o quince años por delante, y que luego sería cuestión de vivir de lo sembrado. Con un poco de suerte podría encontrar algún cargo político en un club deportivo o federación. Pero con sueldos alejados de los de sus mejores tiempos.

Lo mismo le ha de suceder a las actrices, saben que es una profesión con un tiempo de vida determinado, y que luego viene un declive y se acaban los papeles. Muchas no han querido verlo así, pero me parece ridículo, cuando es algo que siempre ha sido de esa manera. ¿Que una actriz de cuarenta años puede hacer grandes trabajos? No lo dudo, pero gracias a que no se los ofrecen, las desconocidas muchachitas consiguen entrar en el mundo del cine. Y la rueda sigue girando.

Boda tradicional

No sé como fue, pero oí la estadística de que España, Reino Unido y Rumanía son los países donde más se aborta de Europa y venírseme a la cabeza la idea de que las bodas en España son un esperpento.

España ha avanzado mucho en muchas cosas en las últimas décadas. Nos parecemos mucho más a Reino Unido que a Rumanía, aunque hubo un tiempo en que estaríamos más cerca del tipo de sociedad rumana que de la británica (ojo, no estoy en modo alguno diciendo que una sea mejor que la otra).

Poco a poco se han ido racionalizando muchos comportamientos aberrantes de nuestro modo de vida. Otros no había ni que tocarlos porque eran mucho mejores que lo del resto de países de nuestro entorno. Ahora ves una obra en Alemania y otra en España y los niveles de seguridad y profesionalidad son equivalentes. Vas a un taller y la probabilidad de encontrarte con un trabajo bien hecho (con factura, te dan las cajas de los repuestos, te dan la pieza rota, los precios son coherentes) es la misma en un sitio que en otro. Nos cuesta pensar que muchas de estas cosas antes no eran asín.

Pero en toda esta marea de cambios, una de las que se ha quedado absurdamente atrás son las bodas que organizamos en España. Lo primero, básico ante el resto de lo que voy a observar, es que las bodas españolas no son tradicionales.

Hace cien años, una boda no tendría casi nada en común con una de ahora. Se salvan detalles ínfimos, como que la novia vista de blanco, el novio de chaqueta y que se presenten dos testigos. Pero muchas de las cosas que ahora damos por supuesto son de hace casi nada, y tienen muy pero que muy poco de tradicional y muy pero que muy mucho de aberración. Siempre tenemos que estar alertas ante “lo tradicional”. Te puede gustar más o menos, como los toros. Pero en casos de “tradiciones” que son de hace casi nada (como la de tomarse las uvas) hay que andarse con pies de plomo.

¿Casarse en una iglesia es tradicional? No, es la única forma que antes existía de casarse, igual que matar a un cerdo en un matadero no es algo tradicional, sino un requisito para poder vender luego la carne. Ahora tratamos de salir con que es que hay que casarse por la iglesia por respeto a las tradiciones. No, se hace porque a uno le puede gustar más o menos, pero el verdadero motivo por el que la gente se casaba ahí es porque no había ningún otro lugar donde se pudiera uno casar.

El arroz, los anillos, las flores, son pequeñas piezas tradicionales, que no piden pan y que bien pueden perdurar por los siglos de los siglos. ¿Gastarse una obscena fortuna en un traje de novia, para un único uso? Es algo que siempre ha existido, pero entre las familias pudientes.

Ahora una familia puede gastarse ese dinero, porque dispone de él, pero no deja de ser algo a extinguir, en el momento en que se racionalice un poco el concepto de boda. Supongo que el origen, que a lo más tiene dos generaciones, se debe a que en su momento una mujer vestía un traje especialmente bonito el día de su boda. Hoy en día esto resulta complicado, ya que cualquiera puede vestir bien casi a diario. Y se ha optado por el extraño camino de conseguir algo especial entrando en precios extraordinarios.

Otra barbaridad es el invitar a cientos de personas. Esto no ocurre en otros países y con el tiempo también en España entraremos en razón. Pero nos está costando. El incomparable absurdo de invitar a cerca de doscientas personas, y en muchos casos a bastantes más, se sumerge en la repugnante tradición de la boda rentable.

El hecho de que los invitados tengan que hacer un regalo de coste mayor o igual al estimado precio de su menú en el banquete parte de otro error, similar al del vestido. Antaño a los novios, pareja joven y que no tenía donde caerse muerta, se les realizaba una colecta para darles al menos un poco de dinero con el que empezar una nueva vida. Aparte de la existencia de dotes. Hoy este concepto no tiene lógica, ya que para irse a vivir en pareja no hace falta demasiado. Además que las personas se casan después de encontrar un trabajo, con lo que no necesitan de ese empujón inicial. Sin embargo ha perdurado lo peor, la idea de que “de una boda se sale ganando”.

El viaje de novios, otra tradición inexistente, bien puede permanecer entre nuestras costumbres. Se ha de ir a un destino “de viaje de novios”, normalmente un sitio estereotipado como Nueva York o Las Vegas.

Pero los conceptos de:

  • Hay que casarse en la iglesia.
  • Vestido de boda de más de 1.000 euros (1.000 euros es lo que cuesta un vestido de novia “de lo peor”).
  • Invitar a cientos de personas.
  • La boda negocio.

Tendrán que erradicarse pues son un reducto de nuestro pasado autóctono y original, pero que a muchos europeos les resultan – en mi opinión con mucho motivo – absurdas.

La importancia de llamarse Kennedy

Es muy notoria la presencia de miembros de la familia Kennedy en importantes estamentos de la política americana.
Resulta curioso sin embargo que en los orígenes en que se forjara esta saga de políticos, amparados en costosas campañas electorales costeadas por Joseph P. Kennedy, ya el propio hecho de llamarse Kennedy se convirtió en una ventaja.

El caso más flagrante es el de John Francis Kennedy, un empleado de la fábrica de Gillette en Massachusetts que no tenía ninguna relación con los miembros de esta egregia familia. En 1954 ganó las primarias del partido demócrata y luego la elección ante los republicanos para el puesto de Tesorero del estado de Masachusetts. Hay consenso al señalar que el único motivo por el que ganó ese puesto fue por la coincidencia de su nombre (John F. Kennedy, como el futuro presidente y por entonces Senador del estado de Massachusetts).

John Francis Kennedy no dudó en colocar de inmediato a algunos de sus amigos en puestos políticos. Lograría la reelección en dos ocasiones, hasta que finalmente decidió presentarse al puesto de gobernador de Massachusetts (el equivalente a presidente autonómico en España). Esto ocurriría en 1960, con John Fitzgerald Kennedy ocupando la presidencia de los Estados Unidos.

En estas elecciones de 1960, alertados por la importancia de llamarse Kennedy, comparecieron seis John Kennedy que nada tenían que ver con la prestigiosa familia compitiendo por puestos de importancia en el gobierno de Massachusetts:

  • John Francis Kennedy, de Canton al que el puesto de Tesorero le sabía a poco y aspiraba al de Gobernador.
  • John B. Kennedy, de Saugus. Aspirando al vacante puesto de Tesorero.
  • John M. Kennedy, de Boston. También aspirando a la Tesorería.
  • John Kennedy de Braintree, aspirando al puesto de comisario del condado de Norfolk
  • Otros dos John Kennedy’s (de Everett y de Plymouth) aspirando a puestos en el Parlamento de Massachusetts

Esta irracionalidad, en la que basta con llamarse como un político famoso para tener opciones de hacer carrera política, se ha visto reflejada posteriormente en algunas películas. Pero el antecedente es bien real.

Fuente: Wikipedia, artículo sobre John Francis Kennedy.
Vía: People’s Almanac, The 20th Century (es un libro).

Disclaimer: No tengo familiares directos en la saga Kennedy.

50 euros

Uno

La cámara me costó un dinero en su tiempo. Está claro que está un poco anticuada, pero aún así iba muy bien. No sé que le pasó, si le entró arena o lo que sea, el caso es que la imagen de previsualizar no se ve y así grabar es un coñazo.
Lo malo del servicio técnico es que la dejas y a lo mejor te dicen “no tiene arreglo”, pero ellos te cobran igual cincuenta euros por la mano de obra. Que ya es echarle cara, cincuenta euros por decir “no sé arreglarlo”. No veas lo que abusan en los servicios técnicos, lo miran diez minutos y te cobran la hora entera, y a precio de oro.

Dos

Eso de Ebay no me inspira confianza. ¿Quién va a querer comprar una cámara que está rota? Sí, puede que le interesen aunque sea las piezas de repuesto. Aunque avisara muy bien de lo que le pasa, siempre hay gente que está un poco empanada y no se entera. Además, que es un rollazo. Poner el anuncio, ver quien responde, luego tienes que ir a correos, preparar el paquete. Los gastos de envío que los pague el que la compre, ¡Faltaría más! Total, por cincuenta euros que podría sacar, es que la trabajera no me compensa.