Notgeld

Una de las entradas más interesantes de esta página es, a mi juicio, la que trata sobre los billetes grandes, de tiempos inflacionistas.
Lo que no conocía es que en estos periodos inflacionistas también se imprimían monedas por importes gigantescos. De venta en Ebay, esta moneda de cinco millones de marcos alemanes (dos millones y medio de euros actuales. Por supuesto, sin contar la inflación).
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En la moneda dice Notgeld. Dinero de emergencia.
La entrada de la Wikipedia sobre este tipo de dinero, normalmente en forma de billetes, es interesante:

La primera gran tirada de Notgeld se inició con el estallido de la I Guerra Mundial. Debido a la inflación – causada por el coste de la guerra – el valor del material con el que se acuñaban las monedas era más alto que el que indicaban éstas. Muchas instituciones comenzaron a atesorar monedas. Además, el metal necesario para acuñar monedas era requerido para la producción de artículos militares. Esto provocó una enorme carestía de metal para monedas, que se solucionó emitiendo billetes de pequeñas cantidades.

Como estos billetes eran muy coloridos, pronto se hicieron el objetivo de los coleccionistas. Y en el momento en que las entidades emisoras se dieron cuenta de esta demanda, continuaron imprimiéndolos más allá de la necesidad económica hasta bien entrado 1922. ¡Con cierta frecuencia el periodo de validez del billete había expirado cuando este salía de las imprentas!

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El anterior billete es una muestra de esta tomadura de pelo. La cantidad es irrisoria: 75 pfennings, menos de un marco. Pero es que además es un número inexacto, no suele haber monedas y billetes de 75 lo que sea. Para colmo, la imagen es un recaudador de impuestos que solicita el pago a un pobre diablo que no tiene nada con qué pagarle. Este tipo de dinero virtual es el llamado Serienschein.
Los Serienschein son lo más parecido a dinero del Monopoly que jamás haya existido. Cierto es que en tiempos de gran inflación había billetes que no valían nada. Pero estos billetes van más allá: nacían sin la intención de que siquiera valieran algo. Y además, hasta los dibujos eran poco serios, como si no se quisiera que parecieran reales.
Como regalo, un billete de tren. Dos millones de marcos son un millón de euros actual.
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Las monedas y billetes antiguos, lejos de lo que pudiera pensarse, suelen tener precios de risa. Aunque ahora nos hablen de inflaciones terroríficas, podemos comprar en Ebay un billete de 25 millones de euros por 2,5 dólares, o 1,6 euros. ¡Menos de lo que cuesta una torrija!

Esta foto es un excelente complemento a la que circula por todas partes, donde se quema dinero porque es más barato que carbón. Qué tiernos los niños jugando con sus fajos de billetes.

jugando_dinero

Cómo enviar dinero físico por correo

¿Cuál es la forma más segura de enviarle a alguien 1.000 euros en efectivo (billetes de papel)?

Corta dos billetes de 500 euros en tres partes cada uno. Coloca los tres lados izquierdos de este billete en un sobre, los derechos en otro y la parte central en un tercer sobre. Envia los sobres por separado.

Un tercio de billete no tiene valor legal alguno, así cada envío por separado no vale nada. Sin embargo, los bancos te devolverán el importe íntegro de un billete siempre y cuando poseas al menos el 51% del papel de dicho billete. Así, aunque perdieras uno de los sobres, el destinatario recibiría sus 1.000 euros.

Puedes eliminar por completo el riesgo de pérdida (y ahorrar gastos de envío) a cambio de aumentar la latencia. Si esperas a que el destinatario te confirme que ha recibido un envío, antes de enviar el siguiente. Si un envío se pierde, divides los billetes en partes más pequeñas, con lo que te aseguras que entre tú y el destinatario siempre tenéis más del 51% de los billetes. En el momento en que el destinatario tenga el 51% de los billetes, puedes dejar de enviar trozos, ahorrando costes.

Brillante respuesta de Ben Maurer, uno de los fundadores de recaptcha, en Quora. Es una traducción literal, adaptada a euros y a la legislación europea (idéntica en ese aspecto a la estadounidense).

Previsiones sobre la carne

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Es triste que para una vez que menciono a Bill Gates, una persona a la que admiro, sea para criticarle. En su interesante página, muestra una de las típicas gráficas desoladoras sobre el futuro del mundo como sigamos consumiendo carne al ritmo actual.

Inmediatamente me he dado cuenta de que esa gráfica era pura basura. Basta trasladar los números a una hoja de Excel para darse cuenta que la proporción de carne de vaca pasa de 14 a 39, con un aumento en 2.75 veces. La de cordero pasa de 4 a 11, o un aumento de 2.75 veces. La de huevos, de 14 a 38, o 2.75 veces.

Se trataría de unos cálculos superficiales, si no fuera porque los relativos a ganado avícola pasan de 22 a 82 (o 3.75 veces) y los cerdo de 21 a 56 (o 2.66 veces).

A mí esos números me muestran que casi con toda seguridad las estimaciones se han realizado para aves, cerdos y quizás algún otro animal. Y para los otros se ha redondeado a un número totalmente a ojo. El más optimista defensor de esa gráfica apenas si podrá decir que unas estimaciones son mucho más precisas que otras.

Historia de un emprendedor

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Las historias de emprendedores de éxito son para algunos hombres como los cuentos de Paulo Coelho para algunas mujeres. Todo suena muy bien, normalmente es una enorme abstracción de realidad, una bella pero enorme farsa.

Cierto es que hay mujeres emprendedoras a las que se les pone dura leyendo la biografía de Steve Jobs, y muchos hombres que disfrutan de los libros de Coelho. Pero no nos distraigamos.

A mi también me gustan las historias que se esfuerzan en ocultar una mentira, y las de creadores de nuevos mercados. Así que os traigo un caso muy interesante pero no tan conocido.

Sam Ovens es el creador de SnapInspect. Nunca habrás oído hablar de esa empresa porque no es como AngryBirds, es modesta y ha permitido al creador ganar unos cuantos miles de euros.

La historia de Sam Ovens es la típica de un emprendedor que asiste a una charla de un vendedor de promesas y acaba convencido de que tiene que crear su propio negocio. Y decide crear una aplicación que será el no va más. Y vuelca el poco dinero que tiene ahorrado, y se rodea de gente que está en su misma situación, es decir, cometiendo un grave error, viviendo sus ensoñaciones de éxito hasta que el dinero se acaba y su producto fracasa.

Tras el desánimo que causa intuir que eres un perdedor, y tras tomar las necesarias botellas de tequila, Sam volvió a las andadas, pero esta vez con una actitud de emprendedor lowcost. Está claro que Sam no había visto ni uno solo de los episodios de Palabra de Gitano, puesto que la señal de Cuatro no llega hasta Nueva Zelanda, de donde es Sam, y porque los episodios no se habían siquiera grabado.

Sam decide crear un nuevo negocio pero no iba a cometer ninguno de los errores del pasado. Su mayor error fue construir una enorme y costosa aplicación, con excelente aspecto, y luego ir a los clientes, con su impecable traje, tarjetas de visita y página web con enlaces a todas las redes sociales del momento. Cuando se enfrentó a los potenciales compradores de su producto llegó el jarro de agua fría: les gustaba, pero no querían comprarla.

Así, acabó gastando todos sus ahorros en una aplicación que no tuvo ventas. En un giro psicológico muy interesante, Sam Ovens decide intentar justo lo contrario: conseguir ventas sin gastar un céntimo y sin siquiera tener una aplicación.

Lo primero era elegir el sector en el que trabajar. En lugar de elegir algo molón que le pueda enseñar a los colegas, como una aplicación de listas, decidió crear un servicio para empresas. Los usuarios domésticos son un mercado enorme, pero al mismo tiempo con un bolsillo minúsculo. Mientras tanto, las empresas están acostumbradas a pagar un precio justo por algo que les hace la vida más fácil.

Sam Ovens eligió a las empresas inmobiliarias por el simple hecho de que era mucho más fácil conseguir teléfonos, correos y direcciones de personas que se dedican a este negocio que en otras áreas económicas. Se creó una lista con los emails que había conseguido acumular, unos 100, y les mandó un correo electrónico a todas esas personas, con la mínima personalización de cambiar el nombre en “Estimado XXX”.

En el correo les contaba que era un estudiante de determinada universidad – lo cual era cierto ya que aún seguía inscrito en ella – y que estaba interesado en realizar un estudio sobre los problemas a los que se enfrentan a diario las personas que trabajan en el negocio inmobiliario. Si estaban dispuestos a colaborar, él al final les enviaría las conclusiones del estudio. En su correo electrónico, enviado desde su dirección personal, incluía enlaces a su Linkedin, para que se viera claramente que era una persona real y no se trataba de spam.

De esos 100 correos enviados, contestaron unas 25 personas (caso claro de la regla 80-20 o Principio de Pareto). Esas 25 personas contaban todo tipo de problemáticas variopintas, algunas muy poco generalizables, otras con aspecto interesante.

Sam no se paró a intentar solucionar alguno de los problemas que encontró en dichos correos. Volvió a escribir a los que le contestaron, dándoles las gracias, y solicitándoles ampliar sus opiniones en una conversación telefónica, pidiendo un horario en que pudieran hablar tranquilamente. De estas 25 personas aceptaron unas 12.

Así, en lugar de emprender basándose en unos powerpoints que había encontrado en Internet, Sam Ovens estaba preparado para charlar con 12 personas reales que trabajaban en agencias inmobiliarias para tratar de entender su problemática diaria. Las conversaciones fueron sin ningún tipo de guión, sobre todo dejando hablar a estas personas libremente, dándoles libertad para que expresaran sus inquietudes, sus frustraciones diarias. Alguna llamada, realizada en horario laboral, duraría más de una hora. Los encuestados se sentían encantados de hablar con alguien que estaba interesado en escuchar sus problemas.

Hasta entonces Sam había gastado 0 euros, pero ya estaba cerca de entender que uno de los trabajos más pesados y manuales a los que se enfrenta un agente inmobiliario neozenlandés es la realización de un informe de una propiedad. Una especie de documento técnico donde se especifica el estado de una propiedad que se pretende alquilar o vender. Implica realizar fotos, rellenar textos sobre aspectos de cada habitación, la vivienda en general, etc.

Con eso, se lanzó a realizar el diseño de cómo podría ser una aplicación adecuada para agilizar el trabajo de los agentes. Los típicos diseños sobre papel, con pantallas dibujadas a rotulador. Tras unos cuantos días, se fue reuniendo con algunos de estos agentes, que ya tenían cierta camaradería con él. Reuniones informales en cafeterías en las que Sam se limitó a enseñarles los diseños y esperar sus opiniones. Estas opiniones normalmente sugieren tontadas como “me gustan los textos más alineados a la derecha” pero también sugerencias interesantes sobre aspectos del negocio en las que él no había pensado. Gracias a las propias opiniones de los agentes, refinó el diseño hasta tener algo parecido a lo que todos necesitaban.

Luego llegó el momento de hacer la pregunta mágica. ¿Estarías dispuesto a pagar por algo así? Los agentes solían responder que sí. Pero Sam fue aún más lejos: les hizo una oferta propia de un mercadillo: si me pagas por adelantado tres meses de la aplicación (150 euros mensuales), te hago un descuento del precio del 10% y nunca te subiré la cuota del producto.

Para su sorpresa y satisfacción, la mayoría de los agentes estuvieron de acuerdo con el trato. Cuando les dijeron aquello del “mándame los datos de tu empresa y arreglamos el papeleo” Sam respondió con un cutre envío de un cuenta personal, esperando una transferencia bancaria que acababa llegando.

Aún así, Sam Ovens mostraba una actitud desconfiada que nada tiene de enfermiza. Al final, no dejaban de ser agentes que ya eran casi amigos. ¿Que ocurriría con un agente que no lo conociera? Sam se las ingenió para quedar con algunos de los agentes que le habían rechazado a su primigenio correo electrónico y venderles la moto de su aplicación para gestionar inspecciones de propiedades.

En general la respuesta era positiva, sólo que algunos se mostraban al final sorprendidos, cuando llegaba la hora de hablar de dinero, de que les estuviera convenciendo de que compraran un producto que no estaba realmente terminado. “Está en la fase de desarrollo” era su respuesta.

Aún así, consiguió algunas ventas y la confianza suficiente para tirar hacia adelante. Tenía el dinero en el banco de los futuros clientes, sin tener ninguna aplicación. Sin tener tarjetas de visita. Sin página web. Sin community manager. Sin ir a eventos de emprendedores ni salir en techcrunch. Pero lo mejor de todo, sin gastar ni un céntimo.

En realidad había hecho lo más difícil, lo que a nadie le apetece hacer: tratar con los clientes sus verdaderas necesidades. No aislarse en una burbuja y acabar desarrollando una enorme chorrada 2.0. Crear un producto poco glamuroso pero capaz de pagar recibos de la luz.

Cierto es que una persona como Sam Ovens no despierta una especial sensación de confianza y camaradería, pero llegados a este punto, a uno le cae simpático. El último paso no es demasiado sorprendente, y es que Sam Ovens no es un programador de esos que resuelve un problema. En realidad, no sabe programar siquiera. Ahora tocaba subcontratar a una empresa que desarrollara el producto. Se fue directo a una de las principales compañías de desarrollo de Nueva Zelanda y les mostró el diseño del producto. Quiero un presupuesto y un análisis detallado de cómo me haríais la aplicación.

Cuando recibió el presupuesto, de unos 100.000 dólares, mostró la mejor de sus sonrisas y guardó cuidadosamente el análisis del desarrollo, para poco más tarde subirlo a una página donde empresas de desarrollo en la India pugnan con sus ofertas por realizar los trabajos de los clientes. Acabó aceptando la oferta de la empresa que cobraba menos.

Una historia de emprendimiento que zigzaguea continuamente entre el Código Civil, el moral y el ético. Con final feliz.

Como los emprendedores suelen ser personas con mucha prisa, voy a resumir los errores y aciertos de Sam Ovens en un decálogo que será trending topic en Facebook.

1) Crear un producto sin verificar antes que hay una demanda real.
2) Gastar mucho dinero pensando que el éxito es la única opción posible.
3) Preocuparse en demasía por aparentar profesionalidad: tarjetas de visita, página web impecable.
4) Despreciar la tarea de conseguir ventas, como un trabajo menor que realizar al final del todo.
5) No centrarse en solucionar un problema del cliente. No el problema que nos guste más hacer, sino el que le causa dolor, le hace la vida difícil, le hace perder horas de trabajo.
6) Elegir aquello a desarrollar sin contrastarlo con clientes reales primero, basándose exclusivamente en intuiciones o cómodos powerpoints.
7) Perder el miedo a tratar con personas totalmente desconocidas a las que, al final del todo, se espera pedir dinero.
8) No crear un producto útil, sino algo que la gente necesita. Que un producto tenga una cierta faceta concreta no va a cambiar el éxito o fracaso. Lo importante es que resuelva un problema.
9) Gastar 300 dólares en chorradas que no aportan nada, como un buen logotipo para la empresa.

Fuente: http://mixergy.com/sam-ovens-snapinspect-interview/, vía una respuesta en Quora.

Carne de caballo

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La recomendación de no consumir carne de caballo no viene de la Biblia. No es uno de esos animales impuros, como el conejo, el camello o el murciélago. Sin embargo es un tabú cultural que sigue fuertemente arraigado. El tabú se entiende para casi todo Europa – salvo Francia, donde ese animal se adora.

En España, donde tenemos eso del “todo lo que vuela, a la cazuela”, país donde se come todo tipo de alimañas, no comer caballo es inexplicable. Y me imagino que, más que tabú, es que se trata de un animal que no siempre ha proliferado en la medida suficiente para satisfacer una potencial demanda.

Ahora que se está encontrando partidas de carne de caballo en todas partes, la alerta sanitaria comienza a precupar. Nos confiamos pensando que donde dice E102 y E123 efectivamente nos están aportando las dosis de colorante y conservante que necesitamos. Pero la realidad es que los estudios son más fáciles de manipular que la orina de Lance Armstrong y llevaremos décadas comiendo dios sabe qué.

El menor de nuestros problemas, obviamente, es que la carne sea de caballo. Y es que se sabe que esa carne es tan buena como la carne de ternera. Los estudios no analizan la carne para saber de qué animales son. Lo que hacen es mirar si hay carne de caballo. Igual un estudio similar, con carne de murciélago, obtiene resultados menos tranquilizadores aún.

Hace más de 150 años se realizó un estudio, comparando la carne de caballo con la de ternera. En 1855, el veterinario francés M. Renault, sacrificó un caballo enfermo de 23 años y con él, realizó platos típicos que se consumen con carne de ternera.
Un panel de críticos culinarios de la época degustó la versión de ternera y la de caballo de una serie de platos. Éstos juzgaron que el caldo (bouillon) de caballo era superior al de ternera, así como el filete asado del equino vencía con creces al del bovino. La carne de caballo cocida era, sin embargo, inferior a la de una buena ternera. Eso sí, superior, a la de una ternera mediocre.

Referencias: Estudio comparativo de M. Renault.
Intentos fallidos, a lo largo de la historia, de introducir la carne de caballo en Inglaterra.
El problema es la ocultación, no el tipo de carne. Artículo explicando todas las ventajas nutricionales de la carne de caballo.
Animales inmundos, en la Biblia.

Deporte para leer

Algunos artículos que me han gustado y que he leído en los últimos meses:

Michael Jordan has not left the building. Sobre el 50 cumpleaños de la mayor figura de la historia del baloncesto.
El artículo no tiene gran valor, salvo para los aficionados al baloncesto – o lo que como yo, alguna vez lo fueron.

Resulta curioso aprender que Jordan todavía mantiene un enorme fantasma mental: pensar si podría seguir jugando al baloncesto con su actual edad. Físicamente no está capacitado, pero puntualmente es capaz de desbordar a un jugador profesional. Comenta el hermano de Jordan que está enchufado en los Charlotte Bobcats, equipo de la NBA que gobierna Michael Jordan.

Escucho jaleo en la pista. Miro por la ventana de la oficina y veo a mi hermano Michael ganando a uno de los mejores jugadores de los Bobcats en un mano a mano. Al día siguiente, Michael no pudo ir a la oficina. Se quedó en los vestuarios, recibiendo tratamiento de rehabilitación.

A Michael Jordan le molesta que se pueda llegar a pensar que jugadores actuales son casi tan buenos como él lo fuera en su tiempo. Es la misma comparativa que sufre Pelé respecto de Messi, pero aún más exagerada.

Para Jordan, sólo hay cuatro jugadores que serían casi tan buenos como él:
LeBron James, Kobe Bryant, Tim Duncan y Dirk Nowitzki.

My Life With Lance Armstrong. Cómo era vivir con Lance, por uno de sus más estrechos colaboradores durante muchos años.

Aparte de echar más leña a la hoguera, este relato narra alguna perla de la que casi nadie se preocupa ya. Por lo visto para Armstrong era bastante habitual – y se presume que para el resto de ciclistas – el cobrar dinero negro por participar en vueltas de un día, a lo largo y ancho de todo Europa, sobre todo en España. Eran tantos billetes, que esconderlos para llevarlos de vuelta a Estados Unidos suponía todo un problema logístico.

Marathon Man. Sobre la caída en desgracia de un deportista semi aficionado, ganador de la categoría de maratones para mayores de cuarenta años. El típico héroe de segunda fila, también descubierto en una espiral de trampas y engaños que tiene muchos paralelismos con la de Lance Armstrong. Por lo visto encontró un agujero tecnológico en el sistema empleado para detectar la evolución de los corredores de maraton – y evitar trampas. Gracias a él consiguió muchos premios menores antes los que nadie se preocupa tanto. Hasta que empiezan a sospechar.

Paddled. Curiosa historia de un buen jugador de ping-pong que, al irse a vivir a China, pasa a convertirse en un jugador mediocre dada la diferencia de nivel en el país chino. Su interés por mejorar en una de las mejores escuelas de ping-pong del mundo, rodeado de niños pequeños.

Clear Eyes, Full Plates, Can’t Puke. Sobre las bizarras competiciones de comer lo máximo posible en un tiempo limitado.

Desenfadado artículo que detalla el gran secreto de estas locuras competitivas. El peor momento es cuando toca ir al baño después de uno de esos atracones. Cuando llega la llamada de la naturaleza uno tiene que correr, y el destrozo está garantizado. Es por eso que para estos competidores el vuelo de vuelta a casa es un momento muy delicado. Los que se lo pueden permitir, gestionan bien los tiempos de vuelta para evitar situaciones dramáticas en un avión.

Entrevista a Tim Cook

El nuevo presidente de Apple, Tim Cook, es un excelente profesional nada mediático. Hace bien su trabajo, y por lo tanto tiene una vida bastante aburrida. No es tan excéntrico como su predecesor, motivo por el cual algunos lo tachan de falto de talento.

Una larga entrevista bastante interesante, estos son los párrafos que he resaltado:

Podrías poner todos los productos que fabricamos sobre esta mesa. Si lo piensas, es que hay cuatro tipos de iPods, dos iPhones diferentes. Tenemos luego dos iPads y unos pocos Macs. Eso es todo.

El ochenta por ciento de nuestros ingresos proviene de productos que no existían hace dos meses. ¿Hay alguna otra compañía que pueda hacer eso?

Queremos escuchar las ideas que vengan de nuestros 80.000 empleados, no de cuatro o cinco. Un grupo mucho más pequeño tiene que decidir, puntualizar y llevar a cabo los progresos, pero las ideas las tomas de cualquiera. Quieres que la gente explore.

¿Has usado el Surface o el Galaxy? [Las tabletas de Microsoft y Samsumg respectivamente] Sí, claro. Con ambas, y alguna que otra más. Lo que veo, desde mi punto de vista, es que algunas de estas son confusas, tienes diferentes sistemas operativos con interfaces también diferentes. Ellos se alejan de la simplicidad. Pero nosotros pensamos que todo ese desorden tiene que ser eliminado.

Si entras en nuestra página, estamos publicando las horas que trabaja casi un millón de empleados a lo largo de nuestra cadena de suministros. Nadie hace nada parecido.

Puede que el aspecto más infravalorado de Steve Jobs era que tenía el coraje de cambiar de ideas. Y eso, es un talento.

Apología de la telebasura

Vaya si existe la depresión post-boda!!!!!!!!!!
Me casé hace 3 meses y pico y todo salió muy bien.

Sin embargo, ahora siento como si llevara casada mil años, añorando el ajetreo de los preparativos del que antes me quejaba!!

Dediqué tanto esfuerzo trabajo a la boda que me siento vacía e inútil.

Ya no soy esa persona radiante que sale en las preciosas fotos del álbum … porque la verdad, no me reconozco. No tengo ese brillo en los ojos. Mi marido tampoco lo tiene.

Creo que en la boda, estás en el piso mil y de repente, te pegas una leche bestial. Ya no eres la princesa por un día de la que todo el mundo está pendiente. Ya no tienes nada que organizar. No tienes metas!!

Un tema recurrente sobre el que escribir es el futuro de la televisión, y su competición con Internet. Gente que vive de Internet, que no de la televisión, suele argumentar que es un medio poco menos que acabado y que necesita reinventarse. Como suele ocurrir en estos casos, igual que con la música, nadie da recetas de éxito, en todo caso se apuntan algunos ejemplos de excepciones que se sugieren como posibles guías, ni tan siquiera como abiertas sugerencias.

Se suele decir que la gente está dejando de ver televisión, usando el ejemplo propio de las costumbres de ver series subtituladas descargadas de Internet. Al mismo tiempo se intenta sugerir que la solución está en que ofrezcan más de estos contenidos que vemos por Internet. Y de paso que dejen de ofrecer telebasura, que pongan más documentales, más Punset, más cultura, más cine coreano.

A mi la verdad es que siempre me ha interesado saber cuál es la realidad, no convencer de que es la mía. Pero reflexionando sobre mis costumbres con la televisión, la verdad es que ni me planteo esperar a que sean las 23:00 horas de un martes para empezar a ver el programa de Punset. Tenga o no publicidad. Pero es más, si veo un documental no lo sigo ni un segundo, hago zapping de inmediato. Y si veo una serie americana, con o sin subtítulos, normalmente no le presto atención (salvo a las comedias) porque sé que forma parte de una trama de la que no vas a entender nada si no has visto los episodios anteriores. Imaginad empezar a ver Lost a mitad de la tercera temporada. Puedes tener un ataque epiléptico esa misma tarde.

Creo que lo que ocurre es que hay una serie de contenidos que ya son carne de Internet, y otros, carne de televisión. Antes no había esa primera mitad del pastel, pero eso no quiere decir que ya todo sean contenidos interneteros. En España al menos, no hay nada que hacer para atrapar ese trozo de mercado de vuelta a la televisión. Si una serie norteamericana adictiva está traducida en 72 horas por un equipo de esmerados dobladores, o en 48 horas subtitulada profesionalmente, mucha gente va a preferir siempre el contenido que está en apenas 4 horas desde la emisión americana. Y además lo van a preferir porque lo pueden ver cuando quieran, y siempre gratis.

Las audiencias, que se antojan millonarias, para series descargadas de Internet, luego no tienen el mismo éxito si se emiten por televisión.

Con los documentales a mi lo que me sucede es que me parece ridículo ponerse a ver las costumbres sexuales de la marsopa, o una teoría que reconstruye la vida en Atapuerca, justo después de apretarme un platazo de cocido. Pero no es sólo por el cocido, o por la hora. Es que gracias a Internet me he convertido en un consumidor exigente que selecciona lo que ve. No me interesa Atapuerca, aunque sea más interesante – a priori – que lo que diga Belén Esteban. Si tengo ganas de ver un documental, veré uno de un tema que me interese en este momento, como por ejemplo la historia de Rusia. O sobre permacultura. O sobre deportistas que hicieron trampas para ganar la Maratón olímpica. Porque sé que existen, es sólo cuestión de buscar un poco en Internet. O me dejaré seducir por los brutales y costosísimos documentales premiados de la BBC. Pero la verdad, ponerme a ver a Félix Rodríguez de la Fuente o Jacques Cousteau no me apetece nada de nada.

Hay un público que se escapa, que normalmente veía poca televisión y que ahora ve cosas que antes no veía. Pero que nunca usará la televisión. Como todos esos muertos de hambre que nunca irán a un concierto pero que tienen los 40 principales siempre puestos en el coche. No hay que pelear por ese público, no interesa.

Pero entonces, ¿Qué debería hacer la televisión? ¿Emitir las 24 horas del día los documentales premiados de la BBC? Pues no, seguramente debería hacer lo que está haciendo, lo que les atrae anunciantes, lo que les hace pagar nóminas, a veces muy abultadas. Emitir lo que la gente real, la mayoría de los que ven la televisión, ve.

Pero si en televisión sólo echan basura…Bueno, la televisión entretiene, da compañía. Un aspecto llamativo de la llamada telebasura es esa sensación de proximidad, que no la dan contenidos más elevados. Opinar de la vida, bastante mejorable, de otras personas, te hace sentir bien. Estás de acuerdo con hacer leña de ese árbol caído. Hay una sintonía que sin embargo no consigue Punset cuando lo oyes hablar simultáneamente en español e inglés. Que tu opinión sobre lo que estás viendo tenga algún valor, te hace sentir bien. Oír la reseña del nuevo libro de un escritor premiado significa oír y callar. Opinar sobre el posado veraniego de Ana Obregón tiene mucho sentido. Es más, a veces lo que tú piensas es más interesante, no importa si eres ama de casa, parado o pensionista, que lo que piense la misma protagonista de la noticia.

La telebasura tiene una conexión y alguna forma de interacción superior a poder comentar en Twitter lo que estás viendo. Así, telebasura son los programas de cotilleo, las crónicas exageradas de sucesos, España directo y similares, la telerealidad y hasta los vacíos de contenido programas de cocina. La gente los ve, la gente los vive. Son perfectos para un público más instantáneo, conformista, menos preparado. Pero también exigente con lo suyo.

Pero si no eres una de esas personas necesitadas de comprensión, que con lo que echan se conforma, también la televisión tiene una función muy saludable. Uno tiene tendencia natural a alejarse de la realidad, es decir, de lo que le pasa al común de los mortales: un Presidente de Gobierno que nos sabe lo que cuesta un café.

La televisión en general, y la telebasura en particular, nos muestran la realidad descarnada. La que muchos prefieren obviar encerrándose en series americanas subtituladas. Belén Esteban, lejos de ser un monstruo televisivo, es famosa por ser muy cotidiana, muy similar a otras muchas mujeres que existen en nuestro país. Algunas las imitan, muchas la sobrepasan.

Si tu objetivo es vender productos, fabricar cosas para que las use la gente, tienes que saber qué gente hay en el mundo. Quiénes son ellos. La mayoría de la población no tiene smartphone – aunque lo quiera. Muchísimos iphones que ves por la calle son robados. Nadie tiene Twitter aunque casi todo el mundo sabe lo que es. Esa es la realidad, no la que ves en tu micromundo.

De entre toda esa maraña emerge una juventud, la generación más preparada de la historia, que sin embargo se ve reflejada – no todos, pero sí la media – en el mítico programa Hombres, mujeres y viceversa. Ahí puedes ver cómo son los jóvenes españoles promedio. Sí, la mayoría no son tan guapas ni están tan fuertes. Pero esas son las preocupaciones de los que no llegan a ese nivel: parecerse a eso.

Relacionadas:

Hombres, Mujeres y Viceversa.
La evolución del concursante.
Operación vacaciones (Hay gente que llegó a conocer este blog por esta entrada).

Condiciones legales aleatorias

En la página de ING de España aparece ahora mismo un contador creciente, parecido al que muestra el almacenamiento ofrecido por Gmail.

intereses

El dato se supone que muestra “Intereses abonados a nuestros clientes”. Las condiciones legales detallan este valor calculado:

Fuente: Elaboración propia. La presente información está basada en los intereses efectivamente abonados y comisiones efectivamente cobradas a los clientes de ING DIRECT N.V. Sucursal en España durante el periodo comprendido entre el 12/05/1999 y el 31/12/2011 en los distintos productos de ahorro ofrecidos por ING DIRECT y en una estimación sobre los intereses que la Entidad prevé abonar en los mismo productos durante los años 2012 y 2013, basando dicha previsión en datos históricos y en las estimaciones de evolución del negocio durante dicho periodo, todo lo cual se presenta prorrateado por segundo. El presente contador no constituye una oferta ni garantiza el mantenimiento de las condiciones aplicadas en el pasado.

Detrás de este formulismo, que aparenta fiabilidad y seriedad, se encuentra un algoritmo de barrio:

(function () {
    $(document).ready(function () {
        function f(a) {
            a = ("" + a).replace(".", "");
            a = a.replace(",", ".");
            return a = parseFloat(a)
        }
        function h(a, e) {
            for (var a = Math.round(100 * a) / 100, 
d = Math.round(100 * (a % 1)), 
c = parseInt(a), c = "" + c, b = ""; 0 < c.length;) b += c.charAt(0), 
c = c.substr(1), 0 == c.length % 3 && 0 < c.length && (b += ".");
            void 0 === e && (b = b + "," + parseInt(d / 10), b += d % 10);
            return b
        }
        function g(a) {
            var a = "" + a,
                e = parseInt(a.slice(0, 4)),
                d = parseInt(a.slice(4, 6)),
                a = parseInt(a.slice(6, 8));
            return (new Date(e, d, a)).getTime()
        }
        function i(a) {
            var e = a.data("initDate");
            a.data("amount");
            var d = a.data("amountASec"),
                c = a.data("initAmount"),
                b = (new Date).getTime() - e,
                f = c + d * b;
            setInterval(function () {
                b = (new Date).getTime() - e;
                f = c + d * b;
                a.text(h(f))
            }, 127);
            Math.random()
        }
        $(".estresarte-ing-contador-intereses").each(function () {
            var a = $(this),
                e = f(a.attr("initAmount")),
                d = g(a.attr("initDate")),
                c = f(a.attr("finalAmount")),
                b = g(a.attr("finalDate")),
                c = (c - e) / (b - d),
                b = (new Date).getTime() - d,
                b = e + c * b;
            a.data("amountASec", c);
            a.data("initAmount", e);
            a.data("initDate", d);
            a.data("amount",
            b);
            setTimeout(function () {
                i(a)
            }, 1)
        })
    })
})();

Sin entrar en muchos detalles, la función que calcula el número que se ve, se basa en elegir números aleatorios que, sumados a la cantidad de intereses pagadas anteriormente, muestra una evolución en el tiempo muy bonita pero básicamente aleatoria.

Sin embargo hay que tener mucha cara para equiparar al algoritmo con la descripción legal.

una estimación sobre los intereses que la Entidad prevé abonar en los mismo productos durante los años 2012 y 2013, basando dicha previsión en datos históricos y en las estimaciones de evolución del negocio durante dicho periodo

Desde luego que ING es un buen banco, pero esos detalles son patéticos. Y llamar al elemento que contiene al contador "estresarte-ing-contador-intereses", pues un detalle muy elegante, que muestra a programadores motivados al 200%.

Marmolillo Awards 2012

Lo mejor del año, al menos para mi.

Música.
Ganador 2012: Desierto. He escuchado de todo un poco, muchas cosas nuevas, pero nada especial.

Literatura.
Ganador 2012: Desierto. Dejar de ir al trabajo en metro tiene la enorme desventaja de que dejas de leer, hasta el punto de que no he leído prácticamente nada. Menos de cinco libros. Preocupante.

Internet & Blogs.
Ganador 2012: Lawrence Williams: No Romeo. Larga historia de cómo un preso, desde la cárcel, fue capaz de arruinarle la vida a varias mujeres que se embarcaron en relaciones sentimentales con semejante personaje.

Internet & Blogs.
Ganador 2012: Desierto. Ya está todo inventado.

Persona del año.
Ganador 2012: Lance Armstrong.

Insomnia Prize.
Ganador 2012: Caroline Lovell, en pocos casos tu muerte puede injustificar el trabajo de toda tu vida.

Cine
Ganador 2012: Crash (1996). Una película que te hace sentir extraño, diferente, que trasmite el desasosiego de sus protagonistas. Una buena narración en que los protagonistas viven como en caída libre, dejándose llevar por el momento, tras una experiencia traumática. La música de la banda sonora es muy buena también.

Series y televisión.
Ganador 2012: Gandia Shore. Reescritura actualizada del clásico “Verano Azul”, esta imprescindible tragicomedia retrata la realidad de la gente de la calle, de la actualidad, de tu ciudad. Nada de dramas clásicos, de otro país, otro tiempo y otra cultura. Tus vecinos, tus compañeros de trabajo, tú, retratados descarnadamente.

Best comment in blog.
Ganador 2012:

Para el que le interese, el tomate según expones es muy interesante como alimento a tener en cuenta, pero debemos tener cuidado es de la familia de las solanaceas y contiene glucoalcaloides, perjudiciales para el organismo y que no se destruyen en su cocción o preparación el organismo los va acumulando, y acarrean problemas de muy diversa índole a lo largo del tiempo, como en las articulaciones, circulación sanguínea y un largo etcétera. También son solanáceas entre otros: la patata, pimientos, berenjenas, etc. Si se le extrae la solanina que contienen 40 kg. de patata, y se lo dieras a un gran animal como a un caballo, lo matarías, vamos que las solanáceas son canela en rama, cuantas enfermedades causadas por la continua ingesta de estos vegetales a lo largo de años de tomarlos, investigar sobre el tema a quien le interese, encontrará muchas respuestas a problemas de salud importantes y crónicos, puede parecer mentira pero es la realidad.

Sorprendente un comentario que tiene que ver con el tema, que se había publicado hace varios años, da una información reveladora que no sabía y que encima es verdad.